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La película está basada en una novela, originalmente publicada en 1938, escrita por el equipo de marido y mujer compuesto por Richard y Florence Atwater. El libro cuenta la historia de un humilde pintor de brocha gorda de un pequeño pueblo y su familia que heredan doce pingüinos. Premiada con la Medalla Newbery de 1939, “Los pingüinos de Mr. Poper” se convirtió en un clásico durante generaciones, y sigue en las estanterías de las escuelas primarias hasta hoy.
Al productor John Davis le encantó la novela, que era bien conocida en su casa. “Mis chicos habían leído la novela en tercer grado, y mi mujer también la había leído en tercer curso”, afirma Davis. “¡Todo el mundo, desde 1938, ha leído el libro en tercer curso!”. Davis, el productor de películas tales como “Garfield,” “Dr. Dolittle,” y “Papá canguro” vio que la novela de los Arwater era atractiva en numerosos aspectos.
El guión, escrito por by Sean Anders, John Morris y Jared Stern, actualiza la novela de Atwaters trasladándola a nuestros días. “Aunque el Sr. Poper de la película ya no es un pintor de casas que sueña con recorrer el mundo, el guión mantiene el sentido de diversión y los valores familiares del libro. Creo que ese tema sigue presente en nuestra película, que trata de una persona que aprende algo de sí mismo gracias a la aparición inesperada de estos pingüinos”
Davis afirma que muchos realizadores estaban entusiasmados por contar la historia del Sr. Poper y su pandilla de pingüinos. Pero fue Mark Waters, conocido por las películas “Chicas malas” o “Las crónicas de Spiderwick”, el que Davis pensó que sería el encargado ideal para llevarla a la pantalla.
Mientras hacían el casting para el Sr. Poper, Waters y Davis descubrieron algo más bien sorprendente sobre los talentos de primera línea. “Descubrí que a los actores y a los comediantes les encantan los pingüinos”, cuenta Davis. “Por primera vez en mi vida tenía a seis comediantes de primera fila para elegir, algunos de los cuales se presentaron en mi oficina con estatuas de pingüinos y dijeron: ‘Tengo que hacer esta película porque adoro los pingüinos’. Pero no les llevó mucho tiempo seleccionar el papel del título, el Sr. Poper. Los productores encontraron la perfecta combinación de aptitudes de “ Poper” en Jim Carrey. “Jim es un actor de comedia física con verdadero talento, pero además, es un actor capaz de aportar una gran sensibilidad”, destaca Davis.
LOS PINGÜINOS...
Mucho antes de que comenzara la fotografía principal de LOS PINGÜINOS DEL SR. POPER en octubre de 2010, los realizadores se pusieron a la búsqueda de los seis pingüinos, que protagonizarían la película junto a Jim Carrey. “Recorrimos todo el mundo buscando los pingüinos adecuados”, recuerda Davis. Si bien ya habían aparecido pingüinos en el cine en el pasado, nunca antes las aves habían tenido un papel tan destacado en una película narrativa. “Los espectadores van a ver algo que no han visto nunca antes”, afirma Davis.
La película contó con la ayuda de entrenadores de animales de primera línea de la firma Birds & Animal Unlimited, de Hollywood, para encontrar los animales.
“Existen diecisiete especies de pingüinos”, según los entrenadores, que al final se decidió por los pingüinos Gentoo para la película. “Los Gentoos son los terceros pingüinos más grandes y se encuentran en la región sub-antártica y las Islas Malvinas, Georgia del Sur y Chapman del Sur”. Su tamaño varía desde unos cuarenta y ocho centímetros hasta los cincuenta y cinco de alto.
Antes de transportar a los Gentoos a los Estados Unidos, y al estrellato cinematográfico, se construyeron unas instalaciones para ellos junto a los Steiner Studios, de Brooklyn, Nueva York, donde se rodó parte de la película.
Dentro de los Steiner Studios se instaló un enorme sistema de aire acondicionado en el plató de forma que la temperatura se mantuviera entre 2 y 4,5 grados centígrados cada vez que los pingüinos aparecían en cámara. El propio Drieschaman se mudó a una caravana junto al hábitat de los pingüinos, para que las aves estuvieran atendidas venticuatro horas al día, siete días a la semana.
Cuando los pingüinos llegaron a Brooklyn, a finales de agosto de 2010, los preparadores de Birds & Animals tenían el trabajo ya listo para ellos. “Los pingüinos eran bastante salvajes cuando los recibimos”, cuenta el jefe de preparadores Larry Madrid, quien ha trabajado con animales durante treinta años. “La primera parte del entrenamiento consistía en conocerlos y conseguir que tomaran la comida que les dábamos, de un modo que les hiciera sentirse cómodos. A continuación, nos metimos en un proceso de insesibilización y una preparación de lugar de refugio, además del reforzamiento de sus posiciones”.
El truco consistía en conseguir que estuvieran calmados y darles un lugar al que pudieran ir y en el cual sentirse seguros”.
Después de varias semanas de entrenamiento, antes de que comenzara el rodaje, los miembros del reparto “humano” hicieron una visita a los Gentoos en su hábitat de pingüinos.
Mientras que el equipo trabajaba con grandes chaquetas, guantes y gorros a 4 grados en el plató, los pingüinos siempre aportaban un sentimiento de calidez a todos los que estaban en contacto con ellos.
Para las escenas en las que los pingüinos tenían que “actuar” interpretando alguna acción muy específica, o cuando la localización de rodaje no era muy hospitalaria con las aves antárticas, el equipo de efectos visuales de la producción cogia los mandos. “Tuvimos esta oportunidad de poner a prueba al departamento de efectos visuales al decir “vamos a rodar esta película con pingüinos vivos, y habrá que conseguir que los pingüinos de los efectos visuales resulten tan buenos como los de verdad”, afirman.
“En realidad pusimos dieciocho cámaras en un círculo e hicimos tomas con todas al mismo tiempo”, añade Hollander, un supervisor de efectos visuales de Rhythm & Hues. “Todas las cámaras enfocando al centro, pusimos varios pingüinos dentro y tomamos un montón de cuadros. Pudimos observar cómo se mueven el tejido graso y el tejido de las plumas desde diferentes ángulos en un cierto momento. Hicimos ciclos de caminatas, corridas, giros, y graciosos movimientos de las alas. Mirábamos al animal real del modo más científico que podíamos y partiendo de ahí, creamos nuestras aves por ordenador”.
ACERCA DE LA PRODUCCIÓN...
La fotografía principal dio comienzo el 7 de octubre de 2010 y la película se rodó durante once semanas totalmente en la ciudad de Nueva York, un sitio esencial para la visión que tenían los realizadores de la película.
Las localizaciones claves incluyeron lugares de hitos arquitectónicos como el Edificio Flatiron de la Calle 23, construido en 1923, cuya forma lo es en función del terreno triangular formado por la intersección que forman de la línea diagonal de Broadway y la Quinta Avenida. La producción rodó exteriores en el Edificio Flatiron, así como en una oficina en la misma punta del “hierro”.
Al término de la fotografía principal, los actores, y los pingüinos, volvieron a casa o a comenzar sus siguientes proyectos. Pero para Waters, Davis, y los equipos de post producción aún quedaban meses de montaje, música, efectos visuales y la mezcla final. En un paréntesis antes de los toques finales de la película, Waters afirma que la película es para públicos de todas las edades.