|
SINOPSIS
Un delfín joven está atrapado en una trampa para cangrejos habiendose dañado la cola. Es rescatado y transportado al Hospital de Clearwater Marina, comenzando así su lucha por la supervivencia. La experiencia de un biólogo, el ingenio de un médico y la devoción inquebrantable de un niño intentarán logran un milagro...
INTÉRPRETES
MORGAN FREEMAN, ASHLEY JUDD, HARRY CONNICK JR., NATHAN GAMBLE, KRIS KRISTOFFERSON, COZI ZUEHLSDORFF, AUSTIN STOWELL, FRANCES STERNHAGEN, AUSTIN HIGHSMITH, BETSY LANDIN, JULIANA HARKAVY, MEGAN LOZICKI, JIM FITZPATRICK, KIM OSTRENKO, MICHAEL ROARK
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
VIDEO ENTREVISTAS
PREMIERE
SECUELAS
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
El delfín y el ser humano siempre han compartido una fascinante simbiosis a pesar de la barrera natural de tierra y agua. Su ternura, gesto sonriente e innegable inteligencia nos cautiva y los delfines, a su vez, parecen atraídos por las personas que se aventuran a los océanos que constituyen su hogar… a veces en su propia contra. A lo largo de los años, ha habido muchas historias de delfines que han salvado vidas de personas. En el filme “La gran aventura de Winter el delfín”, unos cuantos entregados seres humanos se unen para devolver el favor.
El director, Charles Martin Smith, comenta: “Uno de los grandes temas de la película es que todos —personas, animales, naturaleza— estamos juntos en esto.”
El protagonista de la película, Harry Connick Jr., que trabajó en contacto con los delfines para desempeñar su papel, nos cuenta: “Cuando miras a un delfín, sabes que hay conexión. Puedes ver la inteligencia en sus ojos; es casi como si pudieran mirar a través de nosotros. Lo pude sentir todo el tiempo que estaba haciendo esta película.”
“La gran aventura de Winter el delfín” está basada en unos hechos que serían casi imposibles de creer si no fueran reales. En diciembre de 2005, un pescador de Florida se encontró con una cría de delfín que había quedado atrapada en las cuerdas de una trampa para cangrejos, cortándole la circulación en la cola. Gravemente herido, el joven animal fue transportado al Acuario Marino Clearwater (CMA), donde acabó perdiendo la cola, lo cual redujo sus posibilidades de sobrevivir. Sin embargo, las personas que trabajaban incesantemente para ayudar a Winter. que así llamaron al delfín, estaban decididas a luchar por estas posibilidades, y las propias ganas de vivir de Winter jugaron las mejores cartas que le habían tocado. Su milagrosa recuperación fue debida, en gran parte, a una ingeniosa prótesis para su cola. Está sujeta con una revolucionaria funda hecha con un material duradero, flexible y supersuave, al que han llamado “gel de Winter” que no solo salvó su vida, sino que desde entonces ha cambiado las vidas de personas con discapacidades físicas de todo el mundo.
No tardaron mucho tiempo los medios en enterarse de los hechos acontecidos en Florida, y así fue como la historia llamó la atención del productor Richard Ingber, quien recuerda: “Estaba viendo la televisión por la mañana cuando dieron la noticia de Winter y me dejó hipnotizado. Me quedé totalmente atrapado en ella e inmediatamente me di cuenta del potencial que tenía para una gran película familiar que resultaría atractiva para todos los públicos.”
Llevar la historia de Winter a la pantalla implicó una amalgama de realidad y ficción. El guionista Noam Dromi clarifica: “Mientras investigábamos la historia real, Richard Ingber y yo vimos que muchos elementos podían traducirse a la gran pantalla, pero sentimos la necesidad de enfocarla en el contexto emocional de las relaciones de los delfines con las personas.”
Los cineastas también reclutaron a la guionista Karen Janszen, acostumbrada a los filmes con protagonistas animales, ya que previamente había trabajado en los guiones de “Duma” y “Liberad a Willy 2”. Janszen revela que también contaba con una ventana muy personal de perspectiva infantil de la historia de Winter. “Pensé en mi hija, que adora a los delfines del mismo modo que otras niñas adoran a los perritos o los caballos?”.
Para encabezar “La gran aventura de Winter el delfín” los productores escogieron a Charles Martin Smith, quien cuenta con un aprecio especial para la naturaleza que se remonta a su papel en la aclamada “Los lobos no lloran”. Más adelante, demostró su afinidad para trabajar tanto con niños como con animales dirigiendo la exitosa comedia para todos los públicos “Air Bud”.
Ingber constata: “Desde el primer contacto, supimos que Charles era la persona indicada para tomar las riendas. Compartía nuestra visión; en seguida captó que la historia de Winter era muy reconfortante y, al mismo tiempo, muy divertida.”
Antes de que Winter pudiera hacer su debut cinematográfico, la producción requería la cooperación de su “familia” en la vida real en el acuario, que vino con ciertas directrices. El director ejecutivo del acuario, David Yates, confirma: “Tuve muchas conversaciones con Charles y los productores porque, ante todo, tenía que proteger a Winter; queríamos que fuera una experiencia positiva para ella. También tenían que entender quiénes somos, qué hacemos, porque más o menos iban a aterrizar en medio de nuestras operaciones y teníamos que asegurarnos de no poner en riesgo, bajo ningún concepto, a ninguno de nuestros animales. Desde el primer día, todos dijeron: ‘Tenéis la palabra; tal y como vosotros digáis es como se va a hacer.’ Resultó una colaboración genial.”
Proteger a Winter, así como a los demás animales que viven en el acuario, también era fundamental para los cineastas. Johnson narra: “En algunas escenas, incorporamos CGI y animatrónica porque lo primero era la seguridad de Winter. Pero, dentro de lo posible, lo que se ve es a ella, porque la verdadera esencia de este increíble animal solo puede ser transmitida por la propia Winter.”
Los cineastas tomaron otra importante decisión para captar mejor el hábitat de Winter en la pantalla. Según dice Smith: “Hay dos ambientes en esta película: uno en tierra y otro subacuático. Buscaba un modo de atraer a los espectadores hacia este segundo ambiente, por lo que decidimos filmar la película en 3D.”
En las semanas previas al rodaje de “La gran aventura de Winter el delfín”, el personal del acuario practicó con Winter para prepararla para su primer plano. A pesar de haber tenido un montón de cámaras mediáticas enfocándola durante años, una producción cinematográfica duradera es otra cosa, por lo que trajeron cámaras de imitación, luces y jirafas para que se acostumbrara a los equipos.
Richard Ingber enfatiza: “Algo que ya sabíamos es que Winter no es un actor. No se trata de un animal en cautividad al que entrenan para interpretar. Ya ha sufrido lo bastante en su vida, por lo que teníamos que respetar eso y al delfín.”
Cuenta Yates: “Nos sentamos antes con el equipo de producción y dijimos: ‘Aquí tenéis los parámetros de lo que Winter puede y no puede hacer’, y ellos se adaptaron perfectamente. Si había algo que Winter no quería hacer, no lo hacían.”
Smith confirma, “Nos guiábamos por su horario y su nivel de confort. Winter era lo primero. Eso ni se cuestionó.”
Además, sigue Yates, “los delfines, pese a lo inteligentes que son, necesitan estimulación mental, a diferencia de las personas. Así pues, aprender cosas nuevas fue genial para ella y era algo que siempre estaría haciendo.”
Pero, como cualquier estrella, Winter tenía un “doble”. Para las acciones que iban más allá de sus limitaciones o que podrían, de algún modo, poner en peligro su seguridad, el equipo directivo contó con un delfín animatrónico totalmente articulado.
La creación del modelo animatrónico suponía retos tanto en la forma como en el funcionamiento. La apariencia externa de Winter, lacia y brillante, parece de un solo tono de gris, pero hay variaciones sutiles que se producen cada vez que cambia de piel —lo que los delfines hacen cada ciertas horas—, de modo que hacerlo coincidir en cada escena resultaba muy difícil.
Generar movimiento requería un sistema de controles electrónicos, que tendrían que aguantar sumergidos durante horas en agua de mar, corrosiva por naturaleza. El equipo de animatrónica utilizó accionadores que se habían fabricado para la marina estadounidense, especialmente para debajo del agua, y todo el sistema electrónico estaba sellado en cajas protectoras sumergibles. Utilizando tanto controles remotos como con cables, el equipo de aparejos podía manipular las réplicas de los ojos, lengua, orificio nasal y aletas.
El producto final impresionó a todo el mundo, pero a nadie más que al hombre más apropiado para juzgarlo. “Cuando vi la animatrónica, no podía creer lo que veían mis ojos”, declara David Yates. “Tuve un momento de pánico porque, por un segundo, pensé que Winter estaba fuera del agua. Su apariencia y el modo en que se movía era alucinante.”
Winter no fue el único animal que puso cierta nota de humor a la película. En el filme también aparece un pelícano gorrón llamado Rufus, que se ha instalado en el Hospital Marino Clearwater. Rufus fue interpretado por dos pelícanos, Ricky y Lucy. Para garantizar su seguridad, también había un pelícano de juguete para utilizarlo en ciertas escenas.
El Acuario Marino Clearwater ya tenía el elemento más importante de la película ubicado en su sitio: Winter. Sin embargo, el equipo de producción tuvo que convertir las instalaciones de salvamento —que habían albergado anteriormente una planta de tratamiento de aguas residuales— en un entorno apto para el rodaje. “No era el lugar más fotogénico”, reconoce Smith. “Nuestro diseñador de producción, Michael Corenblith, hizo un magnífico trabajo al convertir el hospital en un plató viable para el filme, y tuvimos un gran apoyo del personal del acuario.”
Una de las principales modificaciones fue la construcción de dos piscinas exteriores circulares en el acuario: una piscina de 12,19 metros de diámetro por 2,74 de profundidad, hecha a nivel del suelo; y otra de dimensiones más reducidas, 6,10 metros de diámetro por 1,22 de profundidad, sobre el nivel del suelo, donde inicialmente vimos cómo cuidaban a Winter. A diferencia de la mayoría de platós cinematográficos temporales, las piscinas se construyeron como modificaciones permanentes para el acuario.
Corenblith destaca: “Con algunas excepciones, la escenografía de las películas existe solo para aquellos momentos en que las cámaras están rodando, pero tengo el placer de saber que creamos algo que no solo beneficiará a Winter sino también a los demás animales, durante muchos años.”
De hecho, pudimos comprobar la utilidad de las modificaciones en el acuario incluso antes de que el equipo de rodaje se fuera de la ciudad. La noche de la fiesta de fin de rodaje de “La gran aventura de Winter el delfín”, una cría de delfín huérfana fue hallada, no muy lejos de Clearwater, exactamente cinco años y un día después de que Winter fuera rescatada. Gracias a las nuevas piscinas construidas para la película, el Acuario Marino Clearwater tuvo el espacio necesario para dar al delfín —al que llamaron Hope— un hogar y una nueva amiga… Winter.
Dada la naturaleza de la película, hay momentos fundamentales que tienen lugar bajo el agua. Para rodar bajo la superficie de las piscinas, así como en el océano, se utilizó una caja protectora sumergible especial para proteger la cámara 3D. El operador de cámara para esas escenas era Peter Zuccarini, que ha rodado escenas subacuáticas en todo el mundo, tanto para cine como para documentales.
La ubicación exterior de las piscinas supuso ciertas modificaciones en el plató, para poder tener la protección adecuada para Winter del sol de Florida, y para permitir al director de fotografía Karl Walter Lindenlaub controlar mejor y filtrar la siempre cambiante luz del día. Lindenlaub y Corenblith colaboraron para idear un complejo sistema de estructuras de membrana tensada que, según explica Corenblith, “estaban diseñadas para parecer velas reutilizadas, dado que tanto Clay como Reed Haskett son expertos marineros.”
Las velas triangulares tenían distintos niveles de opacidad, lo que les permitía bloquear o simplemente difuminar la luz del sol. También se podían plegar o desplegar y colocarlas donde fuera necesario para cada escena.
Desde una perspectiva visual, Lindenlaub destaca: “Crearon otra dimensión en el cielo azul, que fue genial LA GRAN AVENTURA DE WINTERpara las cámaras 3D.”
El cielo no era lo único azul. “De hecho, todo el acuario era muy azul”, afirma Lindenlaub. “De modo que teníamos dos opciones: aceptar el azul o repintar. Decidimos dejar el exterior tal y como estaba y repintar solo el interior.”
Smith y Corenblith escogieron un tono empañado de verde que aportaría el cambio suficiente de los azules y mantendría los matices orgánicos adecuados para el lugar.
Tanto Corenblith como la diseñadora de vestuario Hope Hanafin utilizaron el color para subrayar el arco narrativo de Sawyer. Corenblith explica: “Lo enfocamos de modo que cambia de una gama terrestre de marrones, verdes y grises a un mundo más vibrante, dominado por tonos acuáticos más frescos.”
El interior del centro tenía algunas limitaciones de espacio que lo hacían inviable para las escenas en el gran vestíbulo principal y la sala de exposición. En su lugar, se construyó el plató de dos pisos desde el suelo en un almacén cercano que se convirtió en plató insonorizado. El vestíbulo está lleno de recuerdos de las maravillas del fondo del mar, incluyendo una imponente réplica de un esqueleto de ballena en tamaño real. El equipo de efectos visuales, encabezado por Robert Monroe, convirtió las grandes ventanas de observación del vestíbulo en una vista submarina de los delfines nadando.