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LOS DESCENDIENTES
INFORMACIÓN
Titulo original: The Descendants
Año Producción: 2011
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 110 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 7 años
Género: Drama, Comedia
Director: Alexander Payne
Guión: Alexander Payne, Nat Faxon, Jim Rash. Basados en la novela escrita por Kaui Hart Hemmings
Fotografía: Phedon Papamichael
Música: Jeff Peterson
FECHA DE ESTRENO
España: 20 Enero 2012
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
20Th Century Fox


SINOPSIS

Matt King, abogado, casado y con dos hijas. Su esposa, debido a un accidente en el mar, está en coma, entre la vida y la muerte, por lo que se hace cargo de sus hijas y además ha de vender unos terrenos vírgenes pertenecientes a la familia. Este es el estado de partida en el que se encuentra este hombre que intenta portarse como el padre que no ha sido para con sus hijas, a las que apenas conoce, metido en su trabajo, como tampoco a su esposa, con la que últimamente no se ha llevado todo lo bien que debiera...

INTÉRPRETES

GEORGE CLOONEY, SHAILENE WOODLEY, BEAU BRIDGES, ROBERT FORSTER, MICHAEL ONTKEAN, AMARA MILLER, NICK KRAUSE, PATRICIA HASTIE, GRACE A. CRUZ, KIM GENNAULA, KAREN KUIOKA HIRNAGA, CARMEN KAICHI, MATTHEW LILLARD

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PROBLEMAS EN EL TRÓPICO...
    Matt King, interpretado por George Clooney, responde al tipo de personaje característico de anteriores películas de Alexander Payne, un individuo imperfecto que busca su lugar en un mundo enloquecido, con sus agridulces emociones y sorpresas; no es ni un héroe ni tampoco un antihéroe.
  A Alexander Payne siempre le han atraído estas peculiares situaciones de la vida cotidiana que pueden resultar cómicas, devastadoras y reveladoras, todo al mismo tiempo. Cuando Payne leyó la primera y alabada novela escrita por Kaui Hart Hemming, “The Descendants”, se sintió inmediatamente fascinado por sus fuertes contrastes. Se trataba del retrato de un hombre que se enfrenta a una de las peores noticias posibles, a las personas más complicadas y a las decisiones más difíciles de su vida.
   “La novela me atrajo porque es una historia muy emotiva que se desarrolla en un escenario exótico”, dice Payne. “Es un relato que podría ocurrir probablemente en cualquier otro sitio, pero lo que me impresionó del libro fue el ambiente, absolutamente excepcional, de los terratenientes y la alta sociedad de Hawái. Es algo muy específico de este lugar, aunque también es universal”.
   “A nivel de realización, me resultaba muy interesante porque nunca he visto Honolulú en una película. Solemos ver Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Miami y Seattle, pero esta es una zona que nunca vemos en el cine. Hay toda una estructura social característica de la vida en Hawái, y eso me producía mucha curiosidad. Me gustan las películas con un sentido de pertenencia al lugar donde se desarrollan. Mi primera película la hice en Omaha, después realicé otra en Santa Bárbara y ahora he terminado haciendo esta en Hawái.”

   El libro, publicado en 2009, fue un inmediato éxito de crítica, con elogios del New Yorker.
Cuando Hemmings supo que Alexander Payne estaba interesado en adaptar su libro, casi no podía creérselo.
  Tras hablar sobre la adaptación del libro de Kaui Hemmings con numerosos guionistas, los productores de Ad Hominem eligieron al equipo creativo compuesto por Nat Faxon y Jim Rash.
   Todo el que leyó su exquisita adaptación quedó absolutamente fascinado. Pero cuando Payne decidió dirigir la película él mismo, concluyó que la mejor manera de establecer una conexión personal con el material era hacer su propia adaptación del libro.
   A Hemmings le impresionó muy gratamente la adaptación. “No me inquietaba que Alexander cambiara esto o aquello, porque realmente había conseguido entender el tono del libro y eso era todo lo que me preocupaba. Entendió que es divertido y triste al mismo tiempo. También me gustó que se tomara su tiempo para conocer Hawái de verdad”.
   Desde el principio, Payne y el equipo de producción creyeron que era esencial aventurarse más allá de las trilladas rutas turísticas y llegar a conocer a fondo el auténtico Hawái que sólo suele conocer la población local. Al hacerlo así, desarrollaron una mayor comprensión, más matizada, de lo que el término “descendientes” significa en una isla donde los antepasados siempre han constituido un importante eslabón en la cadena de su historia vital.
   Payne confió también en que Hemmings, intuitivamente, le sirviera de guía por la fascinante mezcla de culturas americana y hawaiana que impregnan la vida de la isla, desde su política hasta sus tradiciones y formas de relacionarse.

REALIDAD EN EL PARAÍSO: EL DISEÑO...
   Su fuerte identificación con el lugar donde se desarrolla la historia ha constituido siempre un sello en la filmografía de Alexander Payne, pero con “Los descendientes” eso iba a manifestarse de una manera aún más evidente. Desde el principio, Payne y su equipo de colaboradores habitual eran plenamente conscientes de que iban a ir a un sitio donde pocos realizadores habían ido anteriormente, siguiendo el íntimo drama de una familia a través del profuso entramado social de Hawái. Todos los conflictivos elementos que se yuxtaponen en la cultura hawaiana contemporánea –modernidad y antigüedad, ciudad y naturaleza, progreso y conservación– se incluyeron en el diseño de la película, desde la fotografía hasta los sets.
   Siendo el más reciente de los Estados norteamericanos, la historia de Hawái se remonta a 1.500 años atrás, cuando los primeros exploradores polinesios llegaron con sus canoas, siguiendo la luz de las estrellas, hasta este conjunto de fértiles islas volcánicas. Más tarde, llegaron colonos de otras partes de la Polinesia –Tahití, Samoa y Tonga–, que fueron forjando una particular cultura matriarcal, con lenguaje, costumbres, expresiones artísticas y mitos propios.
   Para reflejar las islas como son actualmente, con abundancia tanto de negocios inmobiliarios y urbanizaciones como de relajados surfistas y tradiciones polinesias, aportando un nuevo enfoque, Payne volvió a contar con el director de fotografía Phedon Papamichael. Tan pronto como leyó el guion, Papamichael supo que esta película iba a ser algo diferente.
   En la película, Papamichael dividió Hawái en dos: el ambiente más ajetreado y urbanita de Honolulú y el asombroso entorno natural y Meca del turismo de Hanalei Bay, en la isla de Kauai, tapizado de frondosas selvas tropicales y rodeado de mares de color azul zafiro.
   Hawái, sin embargo, a menudo aportaba su propio drama. “La luz allí es muy complicada porque está cambiando constantemente”, señala Papamichael. “El tiempo puede variar de nublado a soleado en el transcurso de una toma. Afortunadamente, tanto Alexander como George, que también es realizador, son de reacción rápida, de manera que son capaces de dar la vuelta a las escenas por completo. Eso nos procuró mucha flexibilidad”.
   Parte del rodaje de “Los descendientes” también se desarrolló fuera de la tierra firme, en piscinas y en el océano. El legendario realizador de fotografía subacuática Don King acudió para ayudar en la escena donde Shailene Woodley suelta un orgánico y liberador grito en el fondo de la piscina familiar.
   Payne volvió a contar también con la diseñadora de producción Jane Ann Stewart. Stewart dice que los principios estéticos de Payne cuadran perfectamente con los de ella. “Su sentido del humor es muy parecido al mío: absurdo, un poco macabro, y en la absoluta creencia de que no hay nada mejor que la comedia para reflejar la condición humana”, afirma.
  Para crear la casa de Matt King, Stewart consultó tanto la novela como a su autora, Kaui Hart Hemmings. “El asesoramiento de Kaui fue inestimable”, dice Stewart. “Por ejemplo, ella me descubrió el ‘punee’ [el informal sofá cama hawaiano usado frecuentemente como especie de sofá gigantesco] y nos ayudó a reflejar hasta el más mínimo detalle de la historia de la familia”.
   Cuando Stewart encontró una casa local que parecía perfecta, faltaba un elemento clave: el desparramado baniano que adornaba el jardín delantero de acuerdo con el libro. Por lo tanto, Stewart tuvo que trasplantar uno. “En cierto modo, refleja la idea de familia por la forma en que cada rama alcanza el suelo y se planta a sí misma”, señala.
   En cuanto a la ambientación, el reto de Stewart consistía en crear ese descarnado mundo real propio de Payne, pero con un estilo tropical.
Esa plasmación del auténtico Hawái conmovió profundamente a Hemmings cuando visitó el set y pudo ver cómo cobraba vida su historia, retratando las divertidas y tensas relaciones que se establecen dentro de las familias, tanto en las islas como fuera de ellas.

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