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NOTAS DEL DIRECTOR...
Mi familia me inspiró directamente la idea de esta historia. Nosotros, refugiados políticos de Camboya, llegamos a Inglaterra en los años ochenta. Mi madre quería dar a sus hijos el mejor futuro posible. Al ser jóvenes, no nos costó nada adaptarnos a la nueva vida, la nueva cultura, la nueva lengua. Por desgracia, no fue tan fácil para mi madre, que, treinta años después, sigue sin dominar el inglés. Tomé esta situación como punto de partida. Me imaginé lo que habría sido su vida si su único vínculo con el exterior hubiera desaparecido. ¿Cómo se las habría arreglado?
Por este motivo, el idioma se convierte en el elemento constitutivo de la historia. Quise utilizarlo para abordar la comunicación y, sobre todo, el aspecto negativo de esta. Todos sabemos que la comunicación puede llevar a la comprensión y ayudar a superar las diferencias culturales, pero también puede resultar destructiva y generar conflictos.
Durante mucho tiempo, quise utilizar al «traductor» como elemento narrativo porque cuando era niño pasé mucho tiempo traduciendo los programas de televisión para mi madre. La cuestión era saber si esta idea sería viable a lo largo de toda la película debido a los problemas de ensayos. Durante el taller de escritura, me pareció que podía funcionar; si el guion era suficientemente fuerte, no tenía nada que temer. Lo más curioso ocurre cuando hay un público mixto en la sala, con gente que entiende el chino mandarín. Eso crea una dinámica con una parte del público que reacciona antes que el resto.
Me influyó en gran medida la película de John Sayles Lone Star. Me encanta su trabajo. Es un director increíble. Me gusta su manera de introducir la cronología en su película. La tonalidad me parece impecable y recuerdo haber intentado imitarla desesperadamente en 'Lilting'.