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SINOPSIS
Thomas llega a la ciudad para emprender algún nuevo negocio cuando conoce a Edith, de la que se enamora. Cuando el padre de ésta muere en una circunstancia no aclarada, él primero le pide a su enamorada que le acompañe a su mansión familiar, la cual encierra un gran secreto...
INTÉRPRETES
CHARLIE HUNNAM, TOM HIDDLESTON, JESSICA CHASTAIN, MIA MASIKOWSKA, DOUG JONES, BURN GORMAN, LESLIE HOPE, JAVIER BOTTET, JIM BEAVER, KIMBERLY-ZUE MURRAY, BRUCE GRAY
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Guillermo del Toro, guionista y director de películas como 'El espinazo del diablo' y 'El laberinto del fauno', y productor de thrillers como' El orfanato' y 'Mamá', ha diseñado y dirigido esta cinta que mezcla el miedo psicológico y la belleza gótica y que sitúa el terror a la altura del más oscuro cuento de hadas.
Con una película tan imaginativa y estética, el cineasta regresa al género que él mismo ayudó a definir creando un romance que recuerda a los mayores triunfos de este tipo de cine, apoyándose en imágenes espectaculares, personajes fuertes y diversos, interpretaciones llenas de emoción, así como en una historia que mantiene la tensión hasta el final.
Guillermo del Toro quiso dar a la película un estilo gótico contemporáneo acorde con la época (año 1901) en que transcurre 'La cumbre escarlata'. El espectador se verá envuelto en un lugar único donde la nieve llora sangre y en cada esquina se esconde un fantasma. Una historia que permanecerá en las mentes mucho después de que se enciendan las luces de la sala.
El cineasta explica la premisa de esta última película con siete sencillas palabras: "Los seres humanos son el auténtico terror".
Este nuevo título, más cercano a 'El espinazo del diablo' (2001), una escalofriante historia de amor de época, y a la tres veces oscarizada 'El laberinto del fauno' (2006), explora el tema del amor y de la trampa que representa. Es posible pensar que los acontecimientos en El laberinto del fauno sean el mero producto de la ilimitada fantasía de una niña; del mismo modo, 'La cumbre escarlata' juega con la percepción del espectador, ¿dónde acaba la verdad y empieza la ficción? Edith es una autora en ciernes con una desbordante imaginación, ¿hasta qué punto todo lo que ocurre no es producto de su imaginación?
'La cumbre escarlata' encaja a la perfección con el estilo de las películas rodadas en español por el cineasta mexicano con las que consiguió el reconocimiento internacional. Por eso, el productor Callum Greene, que se unió a Guillermo del Toro para producir Pacific Rim, describe esta nueva obra como "la primera película española en inglés" del director.
Hablando de la película y de sus influencias, el realizador dice: "La cumbre escarlata' es el equivalente de 'El laberinto del fauno' con fantasmas. Es una mezcla de varios géneros, una historia de fantasmas tradicional con la elegancia y belleza de un clásico".
Durante el proceso de escritura, Guillermo del Toro y su colaborador habitual Matthew Robbins se inspiraron en novelas como 'Cumbres borrascosas', de Anne Brontë; 'Grandes esperanzas', de Charles Dickens; 'Rebecca', de Daphne du Maurier, y 'El castillo de Dragonwick', de Anya Seton, a cual más escalofriante. El director dice: "En un romance gótico siempre hay una espléndida historia de amor, elementos sobrenaturales, escenas que ponen los pelos de punta... y si lo combinamos todo, obtenemos una película realmente preciosa".
Para Guillermo del Toro, una historia de este tipo puede contener fantasmas y castillos medio en ruinas, así como "los adornos de una película de terror", pero el corazón será una historia de amor clásica con un "personaje central de aspecto virginal que descubre un secreto, un tesoro, un pasado oscuro, y que emerge transformado por la experiencia". A pesar de las tenebrosas connotaciones de la historia, la naciente relación amorosa entre Thomas y Edith posee una cualidad lírica. Y si el amor es un tipo de locura, entonces todos los personajes de la historia son presa de dicha locura.
Según Guillermo del Toro, 'La cumbre escarlata' es "el cuento de hadas más oscuro", y ya se sabe que en la receta clásica siempre hay un personaje que llega a la madurez. "Está en Alicia en el país de las maravillas, en La reina de las nieves, en los cuentos de Oscar Wilde o de Hans Christian Andersen", explica el director. La historia es el recorrido hacia la independencia. A través del rito de iniciación, el personaje realiza "un viaje por la oscuridad... a través de un espacio geográfico, a través del mar, hacia el mundo subterráneo".
Una de las novelas góticas preferidas del director es Tío Silas, del escritor irlandés Joseph Thomas Sheridan LeFanu, que abarca toda la maldad, el terror y las emociones del género. "Siento que esta película está muy cerca de El tío Silas", añade.
En un intento muy logrado de personalizar la historia, el realizador ha dejado toques particulares a lo largo de la narración. Algunos, como las mariposas y las polillas, responden a la fascinación que le producían cuando era pequeño y porque representan a Edith y a Lucille. Otros son más que simples matices, como la obligación de escoger, la naturaleza del amor, juguetes mecánicos llenos de engranajes y mecanismos, el afecto de la protagonista hacia su padre, y un escondite o gruta subterránea que esconde secretos y profundas emociones.
Guillermo del Toro usa el terror en sus películas porque le gusta "utilizar fantasmas para eliminar los antídotos humanos, para iluminar la historia de una forma más humana". Ha infundido en el clásico romance gótico una visión extremadamente imaginativa, inventando una mansión encantada como habitáculo del misterio. El miedo está dentro de las paredes.
La mezcla de terror psicológico y físico gustó a Legendary Pictures, que ya había colaborado con el director en Pacific Rim. La productora estaba segura de que la película encajaba a la perfección con los anteriores universos míticos que había creado Guillermo del Toro. Thomas Tull y Jon Jashni unieron sus fuerzas con las de Guillermo del Toro y Callum Greene para producir 'La cumbre escarlata'. El director ejecutivo de Legendary Pictures, Thomas Tull, reconoce que le apetecía volver a trabajar con el cineasta: "Sea cual sea el género, las películas de Guillermo siempre son inteligentes y sofisticadas. Cuando nos habló de su visión para 'La cumbre escarlata', no nos fue difícil imaginar que podíamos acompañarle en su viaje. Ahora bien, debo añadir que el resultado ha superado con creces lo que imaginamos".
Hace tiempo que Jon Jashni se siente atraído por la facilidad con que Guillermo del Toro se comunica con un público global a través de temas tan especiales. "Da igual que se dirija a un público hispanohablante con un clásico como El laberinto del fauno o a espectadores chinos con Pacific Rim, Guillermo entiende el idioma cinematográfico", dice. "Los espectadores sienten la pasión que infunde a los personajes y a las historias, y responden a un nivel profundamente personal".
En opinión de la productora ejecutiva Jillian Share, el hecho de que la historia transcurriera al final de la era victoriana y en el alba de un nuevo siglo ofrecía enormes posibilidades narrativas. "Guillermo escogió dos momentos maravillosos de la historia, lo que le permitió explorar un tema contemporáneo como es el lugar de la mujer en el mundo moderno", explica. "A pesar de que sus motivaciones son muy diferentes, Lucille es tan brillante y decidida como Edith. Las dos son mujeres muy adelantadas y muy capaces".
Allerdale Hall es una enorme mansión neogótica construida en la cima de una colina inglesa alejada de todo y en la que se han enterrado generaciones de secretos. En medio de la nada más absoluta, rodeado por un desolado paisaje envuelto en nieve, el edificio está erigido encima de un rentable depósito de arcilla roja, la cumbre escarlata.
Cada sala, cada habitación tiene un misterio, desde los túneles de las minas hasta el desván, desde la biblioteca hasta la caja del ascensor con voluntad propia. La casa parece una jarra-trampa para mariposas, diseñada para atraer y engañar a las personas bellas e inocentes. También esconde los secretos más oscuros de la familia Sharpe y algunas verdades innombrables. ¿Quién saldrá vivo de entre sus paredes?
Allerdale Hall, la casa encantada, tal vez sea el elemento físico más importante de la película, ya que sirve de contenedor de la trama. Es el personaje más aterrador de la historia, del que rezuma la arcilla roja. Guillermo del Toro visualiza los decorados de sus películas con mucha antelación, y explicó con gran lujo de detalles exactamente lo que quería al equipo de diseño. La casa era otro personaje con historia propia.
Pero ninguna estructura existente satisfacía plenamente la imaginación del cineasta. Normalmente, en un caso semejante se recurre a la tecnología digital, creando un edificio lleno de horrores y escalofríos, pero el director prefirió construir un estupendo decorado que emulara a los de antaño. Varios equipos de decoradores y carpinteros trabajaron en perfecta coordinación para que la casa encantada estuviera terminada a tiempo para el rodaje. En el diseño del edificio se intentó facilitar la tarea del director de fotografía Dan Laustsen.
Cualquier producción debe atenerse a ciertas restricciones, horarios, presupuestos y aprobaciones. El director artístico Brandt Gordon tuvo que lidiar con todo esto a diario para conseguir que los elementos visuales de la película se convirtieran en realidad. La colaboración empezó desde el momento en que los jefes de equipo leyeron el guión. Brandt Gordon trabajó con el diseñador de producción Thomas E. Sanders, el decorador Shane Vieau y la diseñadora de vestuario Kate Hawley. Se documentaron, seleccionaron elementos de diseño, colores, texturas y formas para presentarlas a Guillermo del Toro. Este decidía rápidamente qué encajaba o no. Una de las directrices del cineasta fue la siguiente: "Queremos formas rectas para Estados Unidos y formas redondeadas para el Reino Unido". A partir de las decisiones del director, el equipo artístico creó los dos mundos que había imaginado.
Doce semanas antes del comienzo de la preproducción, el diseñador de producción Thomas E. Sanders llegó a Toronto con un tráiler de seis metros de largo, dispuesto a abrir el taller y a construir maquetas. Su método, que el director artístico Brandt Gordon describe como "bocetos en 3D", fue determinante en la elección de los aspectos finales del decorado, tales como proporciones, paredes movibles, divisiones, colores y acabados. Para apoyar a Thomas E. Sanders, el director artístico contrató a dos constructores de escenografías, Cameron Brooke y Robert Brooke.
Cameron Brooke estaba exultante con la idea de trabajar con Thomas E. Sanders porque planea meticulosamente la maqueta teniendo en cuenta todas las tomas de la cámara, la escala de las paredes y de los pasillos, e incluso los detalles del acabado. "Para crear la ilusión de que se trata de una mansión enorme, Tom creó campos de visión que engañan al espectador haciéndole creer que es un lugar enorme", explica.
Las maquetas permiten resolver problemas de diseño y desarrollar conceptos con mayor eficiencia. El ilustrador Guy Davis se encargó de realizar los dibujos base para construir las maquetas. Guillermo del Toro tenía a su disposición numerosas posibilidades que acabaron convirtiéndose en una mansión de arquitectura neogótica con alguna influencia Tudor y neorrenacentista. A medida que progresaba la construcción de la maqueta, el director también podía planear y diseñar las tomas mucho antes de que existiera el decorado. Los Brooke añadieron imanes en diversos lugares de la maqueta para que pudiera desmontarse y montarse con más facilidad. Al principio, Guillermo del Toro no estaba del todo convencido con la maqueta, pero no tardó en comprender que se adaptaba a sus ideas y requerimientos.
El cineasta se encargó de suministrar al equipo una serie de referencias de sus anteriores películas, así como libros y otros materiales, para que el diseño de la casa encajara con lo que había imaginado. Brandt Gordon recuerda que "para la mina de arcilla roja, el cineasta trajo un libro japonés con imágenes de estanques llenos de agua rojiza, oxidada. Las paredes de las casas eran de un verde azulado". Guillermo del Toro tenía ideas muy específicas acerca de los cuadros colgados en las paredes, del aspecto de las columnas, lo avejentado de los objetos y de las telas, y de la impresión de lujo decadente.
Un equipo de escultores crearon modelos en arcilla de piezas arquitectónicas del periodo que no podían adquirirse. Se hicieron moldes a partir de estos modelos y las piezas se reprodujeron en la cantidad deseada. El equipo contaba con unos ciento veinte miembros, sesenta de ellos dedicados a los moldes, contando los escultores, los creadores de moldes de yeso, los expertos en silicona y los artistas que decoraban las piezas.
Allerdale Hall no era un decorado habitual, sino una auténtica casa con techos y pasillos conectando las habitaciones. Puede decirse que era el equivalente de diez decorados en uno. La idea detrás de todo esto era facilitar el movimiento de la cámara de un lugar a otro sin la necesidad de "hilar" las tomas digitalmente durante la posproducción.
La única habitación independiente con un decorado aparte era el dormitorio. "Todos los elementos del gigantesco decorado debían estar listos a la vez", recuerda Brandt Gordon. "Debía verse parte del exterior al penetrar en la entrada principal, que a su vez comunicaba con la escalera, y acceder a la cocina, donde se guarda el carbón, a la antecocina, al ascensor, a la gran sala y al primer piso. No olvidemos que el pasillo del primer piso mide 23 metros y que comunica con el desván".
Los actores se quedaron atónitos al ver el decorado. "Cuando pisé el decorado por primera vez, me quedé boquiabierta", recuerda Jessica Chastain. "Nunca había visto nada igual".
Un decorado de estas proporciones no es habitual en los rodajes actuales. "Desde luego, es el mayor decorado que he visto", comenta Tom Hiddleston. El actor añade que Guillermo del Toro creó la perfecta "mansión ruinosa ideal para albergar algo sobrenatural. Hay demonios y secretos, como los que hay en los seres humanos".
Para permitir espacios mayores y tener más flexibilidad al decidir dónde colocar las paredes a medida que avanzaba la construcción, se usó acero en vez de madera en ciertas partes del decorado. Todas las chimeneas funcionaban, por lo que todo debía ser ignífugo. Los suelos parecen de madera, pero en realidad es un tipo de cemento que resiste las pisadas del equipo y el traslado de materiales.
Las polillas eran elementos del diseño que debían estar por toda la cosa. En palabras del guionista y director, "la casa debía estar viva". El diseñador de producción Thomas E. Sanders sugirió que el acabado de las paredes fuese la piel de la casa y que las grietas revelasen la carne desnuda. "Exacto, y la casa rezumará fluidos corporales", contestó Guillermo del Toro, riendo.
El equipo de Brandt Gordon participó en la confección de efectos especiales para que las paredes y del suelo supuraran arcilla roja. Pero no fue fácil conseguir la viscosidad, el color y el aspecto idóneos. El efecto contribuyó a la sensación de que la casa vive, respira y sangra.
La maqueta también sirvió para determinar qué partes de la casa estarían en peor estado. El acabado de grandes superficies es caro, lleva tiempo y, tal como explica Cameron Brooke, "hay que disponer de una capa muy espesa para conseguir ondulaciones realistas en una pared vieja que lleva rezumando arcilla desde hace décadas". Y añade: "Pero no hay nada más satisfactorio que ver la maqueta que has realizado transformada en un decorado a escala real. Es el sueño de cualquier constructor escénico".
Otro reto logístico fue encontrar decorados reales para la película. Además de los interiores de época, había que transformarlos para que encajaran en el concepto. Uno de estos decorados fue Victoria College, en Toronto. Brandt Gordon y su equipo trabajaron de noche en turnos de 14 horas para prepararlo y repintar los interiores. Pero cuando volvieron los alumnos, solo pudieron trabajar los fines de semana. En otros casos, la naturaleza hacía lo suyo.
Los carpinteros empezaron a levantar la fachada principal de Allerdale Hall a mitad de febrero, cuando el suelo estaba completamente helado. Pero cuando empezó el rodaje en abril, las temperaturas subieron y llegó el deshielo. "Pasamos por el ciclo completo de congelado-descongelado, el barro nos llegaba a las rodillas", dice el director artístico. Una vez rodadas las escenas, se tardó tres semanas en llevar la fachada al plató y otra semana en decorarla con nieve falsa teñida de rojo. El equipo lo consiguió usando cera de parafina.
Todas las personas que participaron en la producción se dieron cuenta de que los conocimientos de Guillermo del Toro sobre el periodo victoriano son enciclopédicos. El decorador Shane Vieau sometió cada objeto del decorado a la aprobación del realizador. Por ejemplo, el cineasta quería papel Bradbury & Bradbury para las paredes, y el decorador salía a la caza y captura del elemento requerido. Por suerte, encontró muebles y objetos de la época sin tener que desplazarse a Inglaterra, tal como estaba previsto en un principio. Adquirió un tapiz del siglo XVII en Los Ángeles que se usó para decorar una de las paredes de Allerdale Hall, recordando que la mansión había vivido épocas mejores. Sin embargo, las complicaciones surgieron con los colores y las texturas. "El color era lo más importante para mí", recuerda Shane Vieau.
Guillermo del Toro se inclina por verdes azulados inspirados en las hojas. Su selección de colores sirve para ambientar el mundo místico nacido en su imaginación. Por ejemplo, el vestuario de Lucille debía fundirse con la arquitectura. "Trabajamos los colores a partir de ideas como esa", explica el director artístico. El dormitorio principal está decorado con terciopelos de colores profundos y las cortinas son de brocado de seda. El salón principal luce lazos de algodón en la estantería que son como detalles dorados. El sofá está tapizado con seda verde.
Los elementos del diseño sirven para realzar la palabra "miedo", que está por toda la casa. El papel de la pared fue encargado especialmente para incluir el motivo de la polilla y la mariposa, repetido en los suelos y los pasillos, tal como quería Guillermo del Toro, simbolizando la fascinación de Lucille por atrapar cosas, animales, personas, y añadiendo gotas de terror en las mismísimas paredes de la mansión. Las sillas, la repisa de la chimenea, cualquier cosa debía ser inquietante, comunicar terror, como ocurre en una casa encantada digna de ser llamada así.
La diseñadora de vestuario Kate Hawley describe 'La cumbre escarlata' como una película victoriana teatral y onírica, para nada cercana a la realidad. Al principio, Guillermo del Toro le dijo: "Construiremos el vestuario y coseremos la arquitectura". La diseñadora y su equipo crearon trajes que reflejaban la visión arquitectónica del cineasta: "Guillermo trabaja a capas con elementos de un cuento de hadas, elementos históricos, elementos poéticos..."
Kate Hawley recuerda las reuniones donde se hablaba de la atmósfera y del color. El vestuario en Estados Unidos representa el verano, el oro y el tabaco, crecimiento y progreso. Inglaterra es el invierno, las hojas están secas, hay azules oscuros, verdes azulados. Para complicar las cosas un poco más, debía evitar el blanco, el negro y el rojo para los trajes en Búfalo, lo que le obligó a trabajar con tonos crema, marrones y naranja oscuro. Las escenas en Búfalo no son sombrías, mientras que en Allerdale Hall, las pesadas telas negras anclan a los personajes en lo más profundo del romance gótico.
El equipo de la diseñadora se involucró en la creación de los trajes hasta el punto de darles nombres: "Cada uno de los trajes representa un estado de ánimo". El traje "comelibros de Búfalo" es el equivalente para Edith de un traje "autora romántica estilo Mary Shelley" con un corte bastante masculino. El "vestido rompecorazones", basado en un cuadro de Gustav Klimt, es frágil y delicado, con una pequeña flor en el centro. "Descubrimos un lenguaje textil para apoyar la historia", añade Kate Hawley. Las flores en el vestuario de Edith expresan "riqueza y fertilidad, generosidad de espíritu". Su vestido de novia estaba realzado con una cuerda de violetas, las flores que simbolizaban los recuerdos y la mañana en la era victoriana.
Los vestidos de Lucille están bordados con hojas secas que hacen pensar en catástrofes, aridez e infertilidad. Sus trajes reflejan los detalles arquitectónicos de la casa. "En cierta forma, se viste con la casa", dice Guillermo del Toro. El corte también era muy diferente. Los diseños de Kate Hawley acentúan la delgadez de Lucille y "casi se pueden notar los huesos a través de la tela". Su frágil silueta recuerda las estrechas y largas formas de la casa.
El departamento de vestuario trabajó con Guillermo del Toro para ayudar a los actores a identificarse con su personaje. El director quería que el vestuario se fundiera en la casa. "Deseábamos imitar la arquitectura", explica la diseñadora, "por eso nos esforzamos en que fueran trajes muy esculturales". Cuando Edith empieza a desvanecerse en Allerdale, se hace "más transparente, como una crisálida", y su camisón refleja esa idea.
Con varias capas de seda, el camisón fue diseñado para realzar los movimientos de Mia Wasikowska. Lucille y Thomas eran como camaleones en su mundo. Lucille se fundía como una polilla entre los azules y las sombras de la casa. El equipo de vestuario pasó horas cosiendo a mano partes del vestuario ara imitar los pliegues de entonces y que parecieran fluir y aletear como las alas de los insectos que tanto gustan al cineasta.
Kate Hawley habla de la intensa sensación que produce la aparición del color rojo en los trajes de los espíritus: "Es muy teatral, una imagen muy poderosa". Al contrario de los fantasmas que solemos ver en el cine, estos dan la sensación de ser reales, como una inquietante versión de sí mismos sin ser etéreos. Las reuniones entre el director y la diseñadora acababan a menudo con estas palabras: "El terror debe ser espléndido".
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