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MEMORIA DE LA PELÍCULA...
Llego al cine más a través de un proceso creativo a partir de mis trabajos en los campos de la plástica y la música que desde una formación puramente académica. Cuando empiezo a proyectar un trabajo cinematográfico me lo planteo de la misma forma que cuando creo una nueva composición musical. Primero elijo una serie de sonidos o timbres que crean una paleta sonora y es esta la que me lleva a la composición final de la pieza y a su tempo, nunca al revés.
El proceso creativo en la elaboración de “La Distancia“, como en mi primera película “Finisterrae”, empieza a partir de una serie de imágenes que vienen a mi mente en el día a día y que voy anotando en un bloc. Al final son estas imágenes o ideas las que crean el imaginario personal que determinará la dirección que debe tomar la película. Con “La Distancia”, este proceso ha sido de dos años.
A continuación viene la búsqueda de la localización. En este caso, la fuerza que encontré en la abandonada Central Térmica de Aliaga, rodeada de montañas y en medio de la nada, funcionó increíblemente bien como pieza vehicular de las todas imágenes que tenia en la cabeza.
Me apetecía hacer una película que tratará sobre un robo y que mezclara géneros: experimental (buscando la plástica y dejando la narrativa en segundo plano), ciencia ficción (un extraño lugar donde se desarrolla la historia, viajes a universos paralelos…) y suspense (generando intriga, pero también con toques de humor).
Los actores de la película no son actores profesionales (aunque los pequeños hombres sí que se dedican al mundo del espectáculo). Ellos no actúan, simplemente hacen las acciones que les indica el guión, manteniendo siempre la misma expresión de cara y nunca mostrando sentimientos en sus papeles.
Todos los personajes de la película hablan entre ellos por telepatía, no mueven los labios, sólo se oye su voz. El idioma que se utiliza es el ruso. El ruso es un idioma con una sonoridad muy especial y que rápidamente me transporta a otro lugar.
A nivel de fotografía es muy importante el entorno, la naturaleza y el tiempo. La cámara no se ha de notar, hemos trabajado siempre con trípode buscando la plasticidad del encuadre, como si se tratara de piezas pictóricas, y con un tempo pausado.
El rodaje se desarrolló siempre en invierno para poder tener nieve y días cubiertos, que ayudaron a crear esta atmosfera fría y siberiana que queríamos que tuviese la película.
Quise crear una serie de paisajes sonoros para cada lugar donde se desarrolla la película. Cada espacio tiene su entorno sonoro concreto y trabajo con él para potenciar su personalidad: la central, el lago, la mina, la casa del guarda… cada uno de ellos tiene su propio sonido”.