PREMIOS Y FESTIVALES

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  La egiptología es un tema que al productor de ‘La pirámide’, Scott C. Silver, le ha parecido siempre fascinante. De hecho, tiene una alerta de Google que le avisa de las noticias que se producen en el asombrosamente cambiante mundo de la arqueología. A finales de mayo de 2011, se enteró por primera vez del uso de la tecnología de los satélites para explorar Egipto y el consiguiente descubrimiento de 17 pirámides perdidas. “Desde entonces, mi mente empezó a funcionar a toda velocidad para concebir la idea de este film”, recuerda Silver.   Tenía la impresión de que el uso de esta tecnología podía llevar a campos a los que la arqueología no había llegado todavía. Silver se imaginaba un equipo de arqueólogos aventurándose en la oscuridad y descubriendo los horrores que se encierran dentro.   Compartió la idea con su socio de producción Chady Eli Mattar. “Los dramas sociológicos y psicológicos me atraen mucho”, reconoce Mattar, “así que la idea de Scott me gustó desde el principio, ya que incluía elementos de la agitación política existente en Egipto en ese momento. Le dio una nueva dimensión a la historia”.   Mattar y Silver le encargaron el guión a sus excompañeros del AFI Daniel Meersand y Nick Simon, con la intención de confeccionar una producción independiente que pudieran vender a los distribuidores.   Los dos productores le llevaron el proyecto al veterano productor y antiguo ejecutivo de estudio Mark Canton, con quien habían colaborado anteriormente. “Cuando Mark se involucró en el proyecto y contactamos con Alexandre Aja y Gregory Levasseur, con quienes Mark había trabajado antes en ‘Piraña 3D’, la película adquirió una magnitud totalmente diferente”, asegura Mattar.   “A mí también me gustó la idea de la realidad histórica de la película”, afirma Canton. “Egipto es una de las civilizaciones más antiguas del planeta y su historia es fascinante”. “A Alexander le encantó la historia y tenía muchas ideas para la película”, continúa.   Una película como ésta sólo funciona si tienes un buen punto de partida”, explica Aja. “Me gustó la idea de utilizar esta nueva tecnología para encontrar una civilización perdida porque parecía muy real. Era una oportunidad para explorar las diferencias entre la antigua y la nueva escuela de la arqueología”.   Aja, a su vez, le mostró el guión a su colaborador de toda la vida, Gregory Levasseur. Los dos llevan   trabajando juntos desde que eran niños, con Levasseur de guionista y productor de las películas de Aja. “El guión de ‘La pirámide’ era adictivo”, relata Levasseur. “Alex y yo nos reunimos con Chady y Scott y nos dijeron ‘Si estáis dispuestos a involucraros en la película, podéis hacer con ella lo que queráis’”.

  Cuando subieron a bordo, Aja, Levasseur y la productora ejecutiva Justine Raczkiewcz trabajaron codo con codo con los guionistas Daniel Meersand y Nick Simon para fortalecer los personajes de la historia, las ideas y la mitología. “Perfeccionamos el guión y le mandamos el proyecto a Fox International Productions. Les gustó e inmediatamente empezaron a colaborar con nosotros”, afirma Mattar. “Durante ese periodo, todo empezó a tomar forma y a encajar”, concluye.   Levasseur y Aja trabajaron para matizar algunos aspectos de la mitología de la pirámide, que acaban concibiendo como un templo de la diosa egipcia Osiris y después una prisión del dios con cabeza de chacal, Anubis. “Naturalmente, la historia de la pirámide es ficticia”, comenta Silver. “Pero Alex y Greg le dieron un toque increíble de mitología egipcia y de la tremenda y rica historia de Egipcio”.   “Teníamos que hacer una historia a la altura de las circunstancias”, explica Levasseur.  Otro aspecto que el equipo tuvo muy en cuenta es el hecho de que al público le importa el destino de los cinco personajes que se aventuran dentro de la pirámide. “Éramos conscientes desde el principio de que la historia tenía piernas”, afirma Silver, “pero aún le faltaba el corazón. Por ello, quisimos establecer vínculos entre los personajes”.   Como productor Alexandre Aja tenía la intención de estar con Levasseur en el rodaje, pero su siguiente proyecto, una adaptación de la novela de Joe Hill titulada ‘Horns’, entró en fase de producción al mismo tiempo. “Estaba inmerso en los preparativos y me encontraba en Marruecos”, donde se grabó ‘La pirámide’. “Después me llamaron para el rodaje, pero pude ver cómo avanzaba la película cada día. Así que Greg y yo pudimos colaborar como siempre hemos hecho”.   Para Levasseur, trabajar de cerca con los actores fue un grato desafío. “Después de trabajar como director de segunda unidad, estoy acostumbrado a escenas peligrosas y de acción, pero nunca había tenido la oportunidad de disfrutar de una colaboración tan estrecha”, reconoce Levasseur.   Levasseur tenía claro desde el principio que no quería limitarse a un género convencional. “Me gustaba la idea de empezar con un punto de vista documental para después pasar a una narrativa más tradicional. Mantuvimos el estilo de cámara de mano y la esencia del documental, pero no nos limitamos al uso de una sola cámara”.   Los aparatos de grabación de estilo documental le añaden a la película cierta inmediatez que Levasseur y el director de fotografía Laurent Tangy estaban ansiosos por explotar. “Supone un contraste muy bueno para la arqueología”, apunta O’Hare.   De todas formas, era importante que la producción mostrara las noticias actuales de forma delicada y con estilo. “Discutimos mucho sobre cómo gestionar el asunto”, explica Mattar. “Queríamos que el público pudiera sumergirse en un mundo frío; pero no queríamos convertirlo en una historia política. Tuvimos muchas discusiones acerca del escenario más conservativo y, a la vez, creíble, uno que abordara el tema sin politizarlo”.

  La producción decidió grabar en Marruecos debido a la historia que tienen Aja y Levasseur con la zona y los talentosos equipos locales. La ubicación le ofrecía al equipo la oportunidad de estar más unido, ya que estaba toda la producción alojada en dos hoteles adyacentes de la pequeña localidad dedicada al cine de Uarzazate, donde hay dos estudios de grabación.   La habilidad de Marco Trentini para diseñar escenarios tallados en roca que parezcan reales tuvo un valor incalculable para la producción.    Trentini trabajó muy estrechamente con Levasseur y Aja en el diseño de la pirámide. Los tres pasaron semanas en Marruecos preparando el rodaje. Esta colaboración tan estrecha hizo que el diseñador se sintiera libre de fabricar los escenarios más incómodos para los personajes que se le ocurrieran.   El escenario más grande fue la Gran Galería, que es un corredor con escaleras que desciende hasta un tanque que se encuentra bajo el escenario. “Originalmente, encontramos un sitio cerca de Casbah en la ciudad”, explica Trentini. “Pero sabía por experiencia que sería bastante caro cerrarlo al público, complicado de trabajar en él e imposible de construir, ya que necesitaría acoplar mis estructuras a las paredes. En cambio, se dio cuenta de que podía utilizar las escaleras que bajaban al espacio que había bajo el escenario y aprovechar así cada metro de espacio disponible.   Pero el punto fuerte de la película es el escenario de la cripta que aparece en los instantes finales. “Es el único lugar de la pirámide donde permanecen los colores. Es un gran final para la película, porque cambia el tono”, explica Levasseur. De hecho, al director le gustó tanto que Tangy y él decidieron revelarlo de tres maneras diferentes. Primero, la vemos bañada en sombra, después a través de un matiz verde en una visión nocturna y, finalmente, es iluminada por una brillante llama roja. “Hay tres colores y volúmenes diferentes debido a las luces y las sombras de las paredes, y tiene un aspecto fantástico”, asegura Levasseur.   El primer vistazo de la pirámide se produce antes de que los personajes entren en ella. Sucede en una excavación que revela sólo la cúspide de la pirámide aún tapada por la arena. Esto suponía tener un edificio en el desierto marroquí. “Fue mi primera opción para grabar porque el desfiladero que utilizamos ya existía, así que todo lo que teníamos que hacer era traer la estructura de la cúspide”, relata Levasseur.   Pero grabar en el desierto no es fácil. “No nos esperábamos esas tormentas de arena”, comenta Silver. “Por las mañanas íbamos al lugar de grabación para hablar sobre lo que queríamos hacer y todo estaba bien. Pero cuando volvíamos por la tarde, el viento empezaba a soplar y era muy duro. Pero le añade valor a la producción.   “En la cámara se ve genial”, confirma Mattar. “Fue una semana muy calurosa y dura, pero tuvimos suerte, ya que la semana siguiente se produjeron unas lluvias torrenciales”.