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NOTAS DEL DIRECTOR...
'La punta del iceberg' es un largometraje de ficción basado en la obra teatral del mismo título, escrita por Antonio Tabares y ganadora del premio Tirso de Molina en su XXXVII edición.
Se trata de un drama con tintes de thriller ubicado en el mundo laboral y que tiene, como punto de partida, el suicidio de tres empleados en una gran empresa multinacional. La estructura del guion está basada en la elaboración de un informe que lleva a cabo Sofía Cuevas, por encargo del director general, Ángel Torres. Sofía, una mujer muy competente y ambiciosa, inicia así un viaje que irá transformando su percepción de las cosas a medida que va indagando en la realidad de los empleados a los que irá entrevistando. Se enfrentará al auténtico cerebro de un sistema que funciona a la perfección en cuanto a las cuentas y beneficios anuales, pero que resulta ser nefasto para la salud mental de los trabajadores.
La historia tiene lugar en tres días en la vida de Sofía Cuevas. Va a “vivir” por un día en el escenario (una filial de la empresa) donde los tres suicidas perdieron la vida. Se trata de una historia muy humana que habla de la empatía entre los seres humanos.
También supondrá un viaje interior para Sofía, que descubrirá quién es y en qué se ha convertido ella misma. En este sentido, es una historia redentora.
La estructura del guión está conformada de tal manera que el espectador esté constantemente de la mano de Sofía y vaya descubriendo junto a ella toda la información relevante. El espectador se convierte en investigador junto a ella, vive lo que ella vive y siente lo que ella siente.
Para lograr que esta atmósfera se transmita y sea atractiva al espectador es importantísimo el tratamiento de la luz: el transcurrir cronológico de la luz que entra por las ventanas, el despacho de entrevistas a media luz, la claustrofobia de Sofía que permanece un día entero sin salir apenas del recinto… La apuesta por los tonos fríos en la dirección artística (que se mueve en dominantes azules y blancas en lo que respecta al Tecnocentro) junto a una fotografía que se integra con este concepto al igual que los tonos del vestuario, y una música atmosférica que aporta sensaciones iniciales de oscuridad asociadas al sonido más sintetizado y que evoluciona hacia las emociones a través de la cuerda, buscan introducir al espectador en una historia que podría ocurrir en cualquier empresa del mundo.