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CRITICA
Por: PACO CASADO
Recién estrenada en el Festival de cine español de Málaga 2016, busca provocar una reflexión sobre los abusos de los directivos en los entornos laborales aprovechándose de la crisis económica. La historia gira en torno a la sucursal de una gran empresa multinacional que se ve sacudida por la muerte accidental de tres de sus empleados en apenas cinco meses.
Está inspirada en una serie de suicidios que ocurrieron realmente en la empresa France Télécom.
La directiva envía a Sofía Cuevas, un alto cargo de la compañía en la central, para llevar a cabo una investigación interna de por qué sucedieron y hacer un informe sobre el caso, sin que transcienda el escándalo a la prensa y la opinión pública.
Una vez allí descubre un ambiente poco saludable de trabajo en el que los individuos quedan relegados a un papel menor y donde únicamente interesa la línea de fondo, ante una deshumanización total de los directivos.
Todo pasa en un sólo día con la celebración de diversas entrevistas a los empleados para conocer los métodos laborales y las circunstancias concretas de los fallecidos, para saber cuáles fueron la razones que llevaron a cada uno de los individuos a suicidarse en su lugar de trabajo.
Un contundente drama laboral con un guion basado en la obra de teatro de igual título de Antonio Tabares en la que se hace una crítica al capitalismo salvaje, al abuso de poder, a las mentiras encubiertas, a los chantajes, a las filmaciones ilegales y a los métodos que suelen usar las empresas en las que únicamente lo que más interesa, por encima de todo, es la cuenta de resultados, con el consiguiente desprecio y explotación del trabajador, de sus salud física y mental, mientras que, la mayoría de las veces, los sindicatos suelen mirar para otro lado en lugar de defenderlos enfrentándose a los desmanes abusivos cometidos por las compañías.
El miedo a perder el trabajo, la presión de la tensión constante, el exceso de horas extras de estancia en el lugar laboral y las nuevas tecnologías que controlan al trabajador, son algunos de los argumentos que se debaten a lo largo de la trama, en la que entre otras cosas influye la actual crisis económica que padecemos, lo que sitúa a esta película en la máxima actualidad.
Los actores están todos bien, con diálogos de humor negro llenos de cinismo o con cierta ironía a veces.
La fotografía un poco fría, refleja perfectamente el ambiente enfermizo y depresivo que se vive entre las cuatro paredes de los despachos.
Una fantástica Maribel Verdú, que está excelente en el papel de la sobria ejecutiva, bastante dura pero justa, actuando con ética, en su enfrentamiento a un estupendo Fernando Cayo en el malo de la función, a un Carmelo Gómez recuperado cuando había dicho que se retiraba del cine e incluso al Director general cantándole las verdades del barquero, aunque ello le cueste su puesto de trabajo, dejando entrever finalmente que se tomará una fría venganza.
Es un buen debut en el largometraje del canario David Cánovas tras la realización de seis cortos y tres capítulos de una serie documental para la televisión, del que sale muy dignamente, sabiendo mover la cámara por los interiores de la empresa quitándole así el posible tufillo a tablas de la obra teatral.
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