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Titulo original: Misbehaviour
Año Producción: 2020
Nacionalidad: Inglaterra
Duración: 106 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de años
Género: Drama
Director: Philippa Lowthorpe
Guión: Rebecca Frayn, Gaby Chiappe
Fotografía: Zac Nicholson
Música: Dickon Hinchliffe
FECHAS DE ESTRENO
España: 28 Agosto 2020 (Plataformas)
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Vértice cine


SINOPSIS

Año 1970. El certamen de Miss Mundo se celebra en Londres. En ese momento Miss Mundo es el programa de televisión más visto en el planeta, con más de 100 millones de espectadores. En pleno directo el recién creado Movimiento de Liberación de Mujeres invade el escenario e interrumpe la retransmisión afirmando que los concursos de belleza degradan a las mujeres...

INTÉRPRETES

KEIRA KNIGHTLEY, GUGU MBATHA-RAW, KEELEY HAWES, RHYS IFANS, JESSIE BUCKLEY, GREG KINNEAR, LESLEY MANVILLE, PHYLLIS LOGAN, JOHN SACKVILLE

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MISS MUNDO, 1970...
   «ROMPIENDO LAS NORMAS es una película sobre el concurso de Miss Mundo de 1970 contada desde varias perspectivas diferentes» explica la directora Philippa Lowthorpe. «Sin embargo, hay dos puntos de vista principales: las jóvenes que planeaban plantar cara al mundo a través de su comportamiento transgresor, situando en el mapa su mensaje de liberación e igualdad; y las jóvenes que competían en el concurso de belleza, que aprovecharon la oportunidad que Miss Mundo les ofrecía y esperaban colocarse en el mapa de una manera diferente».
  La productora Suzanne Mackie, de Left Bank Pictures, y la guionista Rebecca Frayn descubrieron esta historia en 2010 cuando escucharon el programa de radio de la BBC, The Reunion, que había reunido a varias personas clave que de algún modo vivieron lo ocurrido en 1970. Entre las participantes estaban Sally Alexander y Jo Robinson, del Movimiento de Liberación de la Mujer, y Jennifer Hosten, la ganadora de ese año, que concursaba como Miss Granada.
  «En seguida me llamó la atención la rica diversidad de puntos de vista y la pasión que residía en todos ellos», recuerda Mackie. «Aquella historia me conmovió, fue un acontecimiento con un enorme impacto para muchísimas mujeres». Al instante supo que de ahí saldría una gran película.
  «Paré todo lo que estaba haciendo —relata Rebecca Frayn, en alusión a su reacción al escuchar el programa— y me quedé paralizada. De inmediato supe cuál sería mi próximo proyecto».
  El guion se desarrolló durante los seis años siguientes con la colaboración de Natascha Wharton, del British Film Institute. En 2016, Andy Harries, de Left Bank, envió el guion a Cameron McCracken, productor ejecutivo y director gerente de la compañía Pathé, que ya había participado en la producción, financiación y distribución de otros éxitos de tema sociopolítico como Pride (Orgullo), Selma y Sufragistas: «La razón por la que reaccioné al guion con tanto entusiasmo fue su imparcialidad: celebraba y a la vez cuestionaba a todas las mujeres, tanto a las activistas como a las concursantes, así como las diferentes formas en que todas ellas decidieron surcar un mundo dominado por los hombres. Eso me resultó novedoso: era divertido, accesible y provocativo». Con Pathé se sumaron al proyecto BBC Films y Ingenious Media, y se incorporó una nueva guionista, Gaby Chiappe. «Rebecca había hecho un trabajo titánico reuniendo todo el material y dándole forma cinematográfica», explica Chiappe. «Me unieron al proyecto para terminar de moldear y perfilar el trabajo. Como guionista, me llamó la atención el choque de ideologías y métodos de acción tan radicalmente diferentes, todo ello en una sola historia. Cuando ves las imágenes de archivo cuesta creer lo que estás viendo».
  «Esta historia era como una maravillosa instantánea de lo que estaba sucediendo en el mundo en ese momento», comenta Mackie. «Eran tiempos de cambio, un escenario sociopolítico que fue testigo de la creciente fuerza del movimiento de los derechos civiles, el movimiento por los derechos de los homosexuales y el Movimiento de Liberación de la Mujer. El nuevo mundo choca contra el antiguo y lo sucedido en Londres captura ese choque para que lo vean millones de personas en todo el planeta».
  Mientras investigaba los orígenes del Movimiento de Liberación de la Mujer, Rebecca Frayn advirtió que entre sus demandas se incluían: «Igualdad de remuneración por trabajos iguales, cuidado de los hijos a petición propia, métodos anticonceptivos a petición propia e igualdad de acceso a la educación, cosas realmente esenciales que las mujeres no tenían». Frayn prosigue:
  «Se nos olvida el escaso número de mujeres que había en puestos de poder. En una época en que solo el 2% de los miembros del Parlamento eran mujeres, en que a las mujeres casadas todavía se las llamaba por el nombre de su esposo, y necesitaban el permiso de este para pedir un crédito, el concurso de Miss Mundo contribuía a agravar esta lamentable idea de que el principal valor de una mujer residía en atraer a los hombres. Para empeorar las cosas, 1970 fue el año en que The Sun comenzó a presentar a sus “chicas de la página tres” en toples». Frayn recuerda el impacto que esto le causó en su momento cuando era niña. «Se estaba creando una cultura muy opresiva para las chicas jóvenes. Nuestros horizontes se veían muy reducidos». Entonces comenzó a apreciar lo que este grupo de jóvenes activistas logró para las generaciones posteriores. «Para mí era importante contar esta historia, honrar a estas mujeres, mirar hacia atrás y sentirme orgullosa de ellas», concluye.
  Para la productora Sarah Jane Wheale fue «el impulso y la valentía que estas mujeres mostraron para cambiar las cosas» lo que la inspiraba mientras trabajaba en la película, así como «la gran repercusión que esta acción tuvo en las mujeres como individuos, y en la sociedad en general. Obviamente reconozco que el sexismo todavía está muy presente, pero el objetivo de la película al homenajear a estas mujeres en particular es inspirarnos a hacer todo lo posible para seguir avanzando».
  «Sin previo aviso, las manifestantes del Movimiento hicieron que toda la audiencia planetaria cuestionara y se planteara la moralidad de este concurso», comenta Mackie. «Y en medio del alboroto y la confusión, una mujer negra gana por primera vez el certamen. Ahí es donde radica la genialidad de la historia: comprensiblemente nos sorprende cómo hace 50 años estas mujeres desfilaban para después ser evaluadas. Sin embargo, para las concursantes, muchas de las cuales provenían de entornos desfavorecidos, la competición suponía una increíble oportunidad para expandir sus horizontes y encontrar oportunidades de trabajo que de otro modo les habrían sido negadas. Y este mensaje de belleza en la diversidad es de lo más importante: basta con leer los tuits de Michelle Obama y Oprah celebrando la victoria de la mujer negra que ganó Miss Universo el año pasado».
  «El guion es un mosaico de las experiencias de todas las mujeres que tuvieron algún papel en los sucesos de 1970», comenta Mackie. «Rebecca y Gaby han sabido tejer un dinámico relato que abarca no solo a las activistas y las concursantes, sino a personajes como el matrimonio Morley o el matrimonio Hope y, a través de todos ellos, han explorado cuestiones como la cosificación racial y femenina, o las tensiones entre la vida doméstica y la vida pública. La escena en la que la madre de Sally cuestiona el feminismo de su hija es para mí una de las más destacadas, al igual que las escenas en las que vemos cómo Dolores Hope y Julia Morley encaran dos matrimonios muy diferentes».

EL MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN DE LA MUJER...
  En la película asistimos al nacimiento del Movimiento de Liberación de la Mujer en el Ruskin College, la institución a la que acude Sally Alexander para obtener los requisitos necesarios para ir a la universidad. Para Rebecca Frayn, «una de las preguntas esenciales que había que abordar era cómo un grupo de personas corrientes podía lograr un cambio social». Frayn describe los diferentes enfoques de los personajes clave: «Sally anhela un cambio en el statu quo. Ella ve el limitado espacio doméstico en el que está “encerrada” su madre y se indigna. Pero su instinto es luchar por el cambio desde dentro, a través de su vida académica». La historia comienza cuando Sally conoce a Jo Robinson, a quien Frayn describe como «un personaje más anárquico e instintivo, que actúa principalmente desde el corazón y las entrañas. Jo incita a Sally a seguir una estrategia más basada en la acción, que la hace salir de su zona de confort hasta terminar siendo arrestada. En cierto sentido, Sally y Jo representan la vieja tensión entre las dos estrategias contrapuestas de lucha por el cambio: el compromiso pacífico frente a la acción directa».
  Philippa Lowthorpe añade que sería bastante desacertado suponer que el Movimiento de Liberación de la Mujer estaba perfectamente organizado. «Se trataba de un punto de encuentro de mujeres de distinta procedencia, a las que unían preguntas como qué hacer para cambiar las cosas, para conseguir un trabajo, o para ser tomadas en serio dentro de la sociedad. Ese era nuestro objetivo con esta película: mostrar el nacimiento de estas ideas».
  Gaby Chiappe exclama: «Creo que aquellas manifestantes fueron extraordinariamente valientes. No solo por sus protestas, ni que decir tiene, sino también por la forma en que intentaban conducir sus vidas». Y concluye: «Plantear esas preguntas sobre ti misma y tu propio mundo puede complicarte la vida».
  «Al optar por la acción directa, Sally y sus compañeras manifestantes contribuyeron al inicio de la segunda ola de feminismo en el Reino Unido», afirma Frayn. «Aquellas 50 mujeres, más o menos, que invadieron el Royal Albert Hall fueron absolutamente decisivas para poner en el mapa el Movimiento de Liberación de la Mujer».
  «Es una época fascinante —comenta Keira Knightley— en que la gente trataba realmente de cambiar el mundo. Se trataba de cambiar la percepción de las personas».
  Las manifestantes hicieron una visita al rodaje de la película, y a la productora Sarah Jane Wheale le pareció algo genial: «Se involucraron completamente en la producción. Fue sorprendente ver a nuestro reparto interactuando con sus homólogas de la vida real, dando lugar a una experiencia agradable y gratificante para todos; fue de lo más destacado del rodaje». Rhys Ifans también conoció a las manifestantes reales. «Eran como una banda de rock que sigue dando conciertos», bromea. «Su acción de protesta fue eficiente, inteligente y creativa, en mi opinión».
  Suzanne Mackie coincide: «Conocer a las manifestantes en la vida real ha sido uno de los aspectos más enriquecedores de esta producción. Son únicas, y aún siguen siendo firmes feministas, llenas de espíritu, pasión y humor. Algo que aprendimos muy rápidamente estando con ellas fue que mientras perseguían los objetivos más importantes del movimiento feminista entablaron también amistades de por vida, a pesar de sus distintas procedencias. En esta película hemos querido reflejar su optimismo, su coraje, su resistencia y su humor, así como dar a conocer sus logros. Los recuerdos que compartieron con nosotros han enriquecido enormemente nuestra película».
  Y en el otro lado de la historia están las concursantes reales. El único momento de la película en que interactúa alguno de esos personajes es la escena crucial en la que Sally se encuentra casualmente con Jennifer fuera del escenario.

LAS CONCURSANTES REALES...
  Rebecca Frayn analiza la yuxtaposición de estos dos personajes: «Jennifer y Sally representan puntos de vista muy diferentes», explica. «Jennifer trabaja instintivamente dentro del sistema vigente para mejorar su vida, mientras que Sally trabaja instintivamente para desmantelar ese mismo statu quo para mejorar la suya». Philippa Lowthorpe señala: «Lo que sucede con Miss Mundo es que a algunas mujeres, el concurso, les brindaba una oportunidad increíble de escapar de sus rutinarias vidas, de hacer algo diferente, atrevido y fuera de lo común». Y añade: «La lástima es que tuvieran que usar sus cuerpos y su apariencia para lograr esa oportunidad».
  Suzanne Mackie coincide: «Queríamos mostrar las pocas oportunidades que tenían muchas mujeres en ese momento, al carecer de dinero, contactos o título universitario. Para ellas era muy difícil viajar, ser independientes». Lowthorpe concluye: «Era muy importante que la película no juzgara o criticara a estas mujeres. Teníamos absolutamente claro que todas las mujeres debían ser tratadas con el mismo respeto. En efecto, las activistas dejaron en claro en su momento que se declaraban enemigas del concurso, pero no de las concursantes individuales».
  «Con tanto glamour se nos olvida que muchas de estas chicas provenían de países muy desfavorecidos», recuerda Mbatha-Raw. «El hecho de que las viéramos a todas maquilladas, con amplias sonrisas y pavoneándose en trajes de baño no significa que no trataran de escapar de regímenes políticos horribles o situaciones políticas complejas en sus propios países».
  A este respecto, Philippa Lowthorpe destaca el personaje de Miss África del Sur, Pearl Janssen, interpretada por Loreece Harrison. En la vida real, Pearl no tuvo más oportunidades después de su breve viaje a Londres en 1970. «Cuando regresó a su hogar, volvió a vivir bajo el régimen del apartheid», explica Lowthorpe. «Pearl no tenía libertad. Es muy interesante cómo la película muestra esa otra cara de la política mundial y del feminismo, y lo que ello significaba para una joven negra».
  Localizar a Pearl en Sudáfrica no fue tarea fácil, según afirma Suzanne Mackie: «Fue maravilloso llevar a Pearl a Londres por primera vez desde los acontecimientos de 1970, para que viera la película y conociera a Loreece, y para reencontrarse con muchas de las personas reales que estuvieron presentes en el certamen de Miss Mundo aquel año».
  Para Gugu Mbatha-Raw, la parte de la película que aborda el apartheid y lo que suponía participar en Miss Mundo para alguien como Pearl tenía un significado personal. «Mi padre es de Sudáfrica, creció bajo el régimen de apartheid y fue miembro del ANC. Todo esto lo siento muy cercano», comenta. «Lo absurdo es que en 1970 nunca había habido una mujer negra que representara a Sudáfrica. Lo de Miss África del Sur fue una ocurrencia a posteriori debido a la presión del movimiento anti-apartheid». Y concluye: «Para mí, este tipo de matices potenciaban sin duda el guion; de ser una película de empoderamiento femenino pasaba a ser algo que además incluía bajo la superficie todas estas otras cuestiones políticas».

EL REPARTO...
  «Contar un relato coral con puntos de vista contrapuestos siempre es un desafío —afirma Mackie—, especialmente cuando tratas de contar la historia de la manera más justa e imparcial posible, procurando ofrecer una perspectiva y un contexto de la época». Parte de este desafío fue la heterogeneidad que se requería en el reparto.
  Para Mackie fue un placer colaborar con la prestigiosa directora de casting Nina Gold, ya que anteriormente habían trabajado juntas en la serie de Netflix The Crown. «Ha sido increíble poder contar con Keira Knightley, Gugu Mbatha-Raw, Jessie Buckley, Keeley Hawes, Lesley Manville, Rhys Ifans y Greg Kinnear para este proyecto —afirma—, un excelente reparto».
  En su primer contacto con el personaje de Sally Alexander, una destacada activista del Movimiento de Liberación de la Mujer con un gran futuro académico, Keira Knightley quedó impresionada por las múltiples capas que presentaba la película. «Lo que realmente me gustó del guion —recuerda— es que estaba narrado desde tres puntos de vista diferentes: el punto de vista del Movimiento de Liberación de la Mujer, el punto de vista de Bob Hope, anfitrión de la gala de aquel año, y el punto de vista de las concursantes de Miss Mundo».
  Keira Knightley reflexiona sobre los motivos de su personaje y de las otras manifestantes. «Desde su perspectiva como activistas —comenta— el problema era la cosificación sexual de los cuerpos de las mujeres: hacerlas desfilar por el escenario, presentar sus medidas corporales, ponerles nota del 1 al 10, o esperar a que la gente examinara sus traseros». Vemos que Sally finalmente decide tomar partido cuando observa la respuesta de su hija pequeña a los concursos de belleza que ve en la televisión. En palabras de Knightley: «El hecho de que todo esto fuera un entretenimiento familiar, que fuera lo que todas las niñas aspiraban ser (una aspiración basada en su aspecto físico y no en sus ideas o en sus acciones), era algo que las nuevas generaciones de mujeres veían como algo completamente indignante».
  «Siempre quise trabajar con Keira», comenta la directora Philippa Lowthorpe. «Creo que es una excelente actriz y aporta mucha inteligencia al personaje. Me encantó usar con ella la técnica de cámara en mano, moviendo la cámara a su alrededor. No solo aporta una energía e intensidad fantásticas a su papel, sino que deja ver también la timidez del personaje de Sally. En la vida real Sally es una mujer sencilla y muy inteligente, y creo que Keira lo refleja a la perfección».
  Jessie Buckley recuerda lo que le llamó la atención del proyecto cuando fue elegida para el papel de la activista radical Jo Robinson. «El título, ROMPIENDO LAS NORMAS [MISBEHAVIOUR], ya hacía pensar en un proyecto divertido que transmitía un mensaje importante».
  «Jessie Buckley es una máquina», comenta Lowthorpe. «Está llena de entusiasmo, de alegría, de ingenio. Da vida al personaje de Jo de forma preciosa y la química entre Jessie y Keira fue excelente».
  Gugu Mbatha-Raw fue la elegida para interpretar a Jennifer Hosten, Miss Granada, la ganadora del concurso de Miss Mundo en 1970. La actriz recuerda cómo se sintió al leer el guion: «¡Lancé los brazos al aire! Era muy pero que muy bueno. Estaba plagado de humor e ingenio». Y concluye: «Es fácil tachar de víctimas a las reinas de la belleza, pero, para muchas mujeres, el certamen de Miss Mundo era un trampolín y una oportunidad, más aún para las mujeres negras. Fue un punto de inflexión histórico fascinante, donde todo entró en colisión y se produjo un cambio real en la cultura, en el papel de las mujeres en la sociedad y en nuestra percepción de la belleza».
  Keeley Hawes nos explica qué lugar ocupa en la película su personaje, Julia Morley. «Julia y Eric son los directores del concurso. Eric es una especie de Simon Cowell de los años setenta. Son dos gigantes de la industria del entretenimiento y Julia era la socia comercial de Eric, además de su esposa y su alma gemela».
  Hawes quedó cautivada al leer el guion. «No me lo podía quitar de la cabeza —recuerda—, en parte porque es una historia real y no la conocía, de modo que resultó muy interesante y divertido. Philippa es sencillamente increíble. He disfrutado cada segundo trabajando con ella. Para colmo, interpreto a una mujer que, tras abandonar Miss Mundo, se dedicó a recaudar enormes sumas de dinero para obras benéficas».
  Rhys Ifans se unió al reparto para dar vida a Eric Morley, propietario de Mecca, la empresa que convirtió el concurso Miss Mundo en un éxito mundial. A Ifans también le sorprendió la calidad del guion, según comenta: «Es un guion magnífico; un guion que aprovecha al máximo los recursos y deja espacio para meterte de lleno en el personaje».
  Otra tarea crucial fue dar con el actor adecuado para interpretar a Bob Hope, una superestrella de la época. La película muestra tanto al hombre que era en su vida privada como a la estrella que conocía el gran público: «El personaje de Bob Hope fue todo un reto ya que es una figura muy conocida», afirma Mackie. «Greg Kinnear ha hecho un gran trabajo recreando a este icono con tanta profundidad y complejidad. Sí, era sexista y mujeriego, pero también te haces una idea de la profunda relación que tenía con su esposa». Kinnear, por su parte, añade: «Ya había interpretado antes a personajes reales, es un difícil equilibrio entre tratar de imitar a la persona o simplemente dejarte llevar. Mi trabajo es hacer que el espectador se sumerja en la película y en la historia y no se deje distraer demasiado por los detalles».

LAS PERSONAS REALES...
El equipo tuvo la enorme fortuna de poder reunirse con todas las mujeres clave que vivieron los hechos reales hace cincuenta años.

SALLY ALEXANDER
(Keira Knightley):
«Sally es una de las personas más inspiradoras que he conocido», comenta Philippa Lowthorpe.
  «Tiene una inteligencia extraordinaria y una tremenda capacidad de expresión. Una de las cosas maravillosas de esta producción ha sido poder sentarme en la mesa de la cocina de Sally y escucharla hablar sobre aquellos tiempos».
  También Keira Knightley agradeció conocer a la Sally real: «Creo que el humor siempre ayuda a abordar los temas políticos más serios, pero es que es imposible hacer una película sobre el asalto al escenario del certamen de Miss Mundo sin que sea divertido. Cuando hablas de ello con Sally, deja ver en todo momento una especie de sonrisa irónica. Tenían bombas de harina y pistolas de agua, y eso ya de por sí es divertido».

JO ROBINSON (Jessie Buckley):
  «Jo es una chica del norte, rebelde y de izquierdas», comenta Jessie Buckley en alusión a su personaje. «Su obsesión es luchar para conseguir justicia e igualdad para las mujeres y acabar con su confinamiento en la vida doméstica en el que veía atrapadas a su madre y a otras muchas mujeres de los sesenta. Quería un mundo nuevo para las mujeres, ¡y causó estragos junto a sus amigas!».
  En palabras de Phillipa Lowthorpe: «¡Jo es increíble! Aún hoy puedes ver en ella a la Jo de hace cuatro décadas. Su estilo, su pelo púrpura, su deslumbrante atuendo, sus flamantes Doc Martens. Me parece una persona increíble, y además racional y seria».
  «Es una provocadora, tiene un aire descarado». continúa Buckley. «Y es una persona emocional, tiene sentido del humor, inteligencia y espíritu de rebelión, y lo más interesante es que aún conserva todo eso. Sigue ampliando sus límites y expectativas, lo cual es divertido. Me siento muy afortunada de interpretar a alguien como ella. Este tipo de mujeres te hacen aprender; llevan enseñándonos cosas desde los años setenta». Buckley añade: «Es un honor poder contar su historia».
  Buckley señala: «Lo más interesante que aprendí al conocer a Jo es que su feminismo se centra en la maternidad. Se trataba de lograr justicia para sus madres, a las que habían visto atrapadas en su vida doméstica sin permiso para soñar». Jo provenía de un entorno muy tradicional, fue a una escuela de artes y luego fundó una comuna en la que vivía con otras mujeres de ideas afines, como una familia. Buckley concluye: «Su tarea fue derribar aquellos muros e imaginar nuevas formas de vivir».

JENNIFER HOSTEN (Gugu Mbatha-Raw):
  Por lo que respecta a las concursantes, el personaje central sería Jennifer Hosten. Según Philippa Lowthorpe: «Jennifer es una persona muy interesante, muy exitosa y muy fuerte; otra mujer inspiradora. Lo que ha conseguido es algo increíble: marcó el camino a seguir para las mujeres negras y acabó convirtiéndose en embajadora de Granada en Canadá».
  A Lowthorpe le encantó trabajar con Gugu Mbatha-Raw: «Es una actriz maravillosa que aporta una gran sensibilidad al personaje de Jennifer. Investigó mucho, conoció a Jennifer, fue a Granada, lo aprendió todo sobre ella; absorbió todo lo que tenía que ver con Jennifer. Aporta mucha profundidad con su actuación y recrea muy bien los nervios de acero de Jennifer».
  Gugu Mbatha-Raw recuerda el viaje que hizo con Jennifer para preparar su papel: «Pasamos unos cuatro días en Granada, y fue increíble. Fue una experiencia realmente evocadora, ya que pude ver todo a través de sus ojos, ver dónde creció, escuchar historias de su infancia y sus experiencias allí. Fue una forma sin duda insuperable y muy inspiradora de conocerla». Y concluye: «Ella se acordaba de todo con total claridad; fue muy interesante poder contar con sus recuerdos y además con las imágenes de archivo, y uniendo ambas cosas poder captar su esencia, de antes y de ahora».

ERIC MORLEY (Rhys Ifans):
  Eric Morley, interpretado por Rhys Ifans, dirige el concurso de Miss Mundo junto a su esposa Julia.
«Eric fue el creador de este gigantesco imperio, que nació a partir de un evento junto a la piscina de una colonia de verano para acabar convirtiéndose en un espectáculo televisivo de proyección mundial», comenta Ifans. «Para Eric, que estaba en el ejército, y para toda una generación que había conocido el sufrimiento que supone un mundo en guerra, Miss Mundo representaba la fantasía de un mundo perfecto en el que se celebra la belleza», añade.
  «Abordé el personaje de Eric con gran afecto», afirma Ifans, «Fue un placer interpretarlo... no puedes enfrentarte a un papel de este tipo con juicios morales o con indignación. Es algo que se aprecia a lo largo del guion, especialmente a través de la relación con su esposa, que era una relación bastante moderna. Julia Morley era quien movía los hilos, y él mostraba una gran estima y respeto hacia ella. Eran un equipo. En la historia vemos áreas maravillosamente difuminadas, y es en ellas donde reside su humanidad».

JULIA MORLEY (Keeley Hawes):
Julia tiene una imponente presencia y sin duda Keeley Hawes supo hacerla vibrar. «Eric es una especie de Simon Cowell y Julia es su socia comercial, además de su esposa y, en gran medida, su alma gemela. Interpreto a una mujer que, tras la muerte de Eric hace 20 años, tomó las riendas de Miss Mundo y reunió enormes cantidades de dinero para obras benéficas. Ella fue quien reconoció que la organización tenía que cambiar e identificarse con la caridad, y no con la vanidad».

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