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SINOPSIS
Repaso a la vida del astro argentino con especial foco en su etapa en Nápoles, introduciendo al espectador en el juego de una manera inédita...
INTÉRPRETES
Documental con DIEGO ARMANDO MARADONA
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SOBRE LA PRODUCCIÓN...
Diego Maradona es la tercera entrega de una trilogía de documentales innovadores e impactantes del equipo premiado por la Academia por Senna (2010) y Amy (2015); Asif Kapadia (director), James Gay-Rees (productor), Chris King (editor) y Antonio Pinto (compositor).
Una vez más, indagan en la vida un gran icono, alguien cuyo talento inmenso afectó a millones de personas, inspiró y emocionó al público de todo el mundo, un talento que vivió una vida que llevó a situaciones de controversia y tragedia.
Maradona es un nombre reconocido, declarado uno de los mejores jugadores que han pisado el campo, un hombre que reventó los récords mundiales y llevó al club de fútbol del Nápoles, hasta entonces poco afortunado, a la gloria más alta. Ganó el Mundial del 1986 con Argentina casi él solo.
Sin embargo, su nombre está manchado de disputas domésticas, de su adicción a la cocaína y de algunos negocios sombríos con criminales. Allá donde va, le sigue la disputa. Es un blanco perfecto para la prensa y un hombre afectado. Su vida turbulenta le convierte en un punto de mira para el ojo crítico de Kapadia.
Como con Senna y con Amy, Kapadia se las ha ingeniado para mostrar la parte más humana de un genio creativo, llevando a cabo una película que acercará al personaje a nuevos públicos, ya no solo a los fans del fútbol sino también a los detractores. Diego Maradona habla de un hombre que superó el propio estadio en el que forjó su nombre.
Es la historia de un niño pobre y analfabeto de un barrio marginal cuya excelencia le llevó al estrellato. Ascendió hasta lo más alto, consiguió fama mundial y el estatus de semidios. Aún así, carecía de las herramientas para lidiar con ese mundo. Cada triunfo parecía preceder una desgracia. Aunque, normalmente, suele salir ganando ya que, como Kapadia apunta: “Ha aprendido en la calle. No importa cuántas veces caiga, se levanta y sigue”.
¿Cómo podría alguien con un pasado así pasar por lo que él ha pasado y continuar como si nada? Pregunta. A pesar de tanto sufrimiento y tantas derrotas, Maradona siempre devuelve el golpe. “Es un verdadero luchador”, afirma Kapadia, “y su historia necesitaba ser contada”.
Kapadia fue el primero con el que el productor Paul Martin contactó para hacer una película sobre Maradona.
Fue durante las Olimpiadas de Londres de 2012, poco después del estreno de Senna. Martin había coleccionado un gran archivo de material inédito, totalmente desconocido por el público. Creyó que Kapadia era el candidato perfecto para hacer un documental con ese material y esa base.
“Paul y yo hablamos durante un tiempo, pero en aquel momento, solo había hecho una película sobre deporte y no me apetecía hacer otra, aunque Maradona siempre me pareció un personaje fascinante”, recuerda Kapadia. “Acabábamos de hacer una película sobre un piloto de coches brasileño ¿ponernos ahora a hacer una sobre un jugador de fútbol argentino? No pensé que fuese el momento indicado. Quería hacer algo un poco diferente, así que hicimos Amy”.
Mientras tanto, Martin, que ya tenía experiencia en el fútbol, produjo Ronaldo (2015), con Kapadia y el productor ejecutivo Gay-Rees. Martin y Gay-Rees también produjeron el documental de Steven Gerrard Make Us Dream (2018).
En cualquier caso, Martin no descartó su idea de hacer un documental sobre Maradona con Gay-Rees y Kapadia.
“Paul empezó con el proceso hace mucho”, dice Gay-Rees, “mientras hablábamos durante el proceso de edición de Amy, no teníamos tiempo para ponernos a ello, Trabajábamos en otras cosas juntos, pero al final, terminó consiguiendo acceso a todo el material sobre Diego Maradona”.
Martin afirma que la primera vez que escuchó hablar del, como él lo describe, “casi épico” material, era un periodista deportivo aspirante a director. El material lo grabaron con dos cámaras, el argentino, Juan Laburu y el italiano, Luigi ‘Gino’ Martuci, por orden de Jorge Cyterszpiler, el amigo de Maradona de toda la vida, que ejerció como su agente y negoció su traspaso del Boca Juniors al Barcelona y, después, al Nápoles.
“Jorge era un niño de clase media de Buenos Aires que se hizo amigo de Diego cuando era muy pequeño”, explica Kapadia. “Le ayudó a convertirse en futbolista profesional y le consiguió contratos con Puma y Coca Cola. Fue uno de los pioneros en ese tipo de negocios”.
Una de las ocurrencias de Cyterszpiler en los 80 fue contratar a dos cámaras para que documentaran la vida de Maradona. “Empezaron grabando en cintas U-matic”, dice Kapadia, “un formato de vídeo antiguo que se hizo popular en los 80. Grabaron horas de material entre los años 1981 y 1982 hasta 1986 o 1987, el momento culmen de la carrera de Maradona en el Nápoles”.
Con el tiempo, Maradona prescindió de Cyterszpiler como agente y contrató a Guillermo Coppola. El rodaje se detuvo. “Había mucho material increíble”, declara el productor Paul Martin. “Cyterszpiler siempre quiso crear una gran película, Juan empezó a grabar con Diego en Buenos Aires, después en Barcelona y terminó en Nápoles, antes de que Gino tomara el mando”.
“Entre todos, habían estado grabando a Maradona durante mucho, mucho tiempo, y habían podido grabarle en el culmen de su momento futbolístico”.
Cyterszpiler tuvo la idea de hacer una película en el 1981, pero tardó casi 40 años en conseguir un material de cine válido y detallado que sacar a la luz. “En muchos aspectos”, destaca Kapadia, “retomamos el trabajo que Jorge había empezado”.
Un momento clave de aquella odisea fue cuando Martin y James Gay-Rees lograron un acuerdo con los dos cámaras y vieron lo que les podían proporcionar. Tuvieron acceso inmediato al material. “Había muchos términos legales que tratar con el abogado de Maradona respecto a los derechos”, dice Martín. “Pero al final lo conseguimos”.
Cuando lo consiguieron, ese material era solo el primer paso de un largo camino. Gay-Rees cuenta: “Todo lo que Juan y Gino tenían estaba desorganizado. Tenían duplicados. Había cosas cortadas por la mitad. Había distintas versiones de las mismas cosas y todo era un poco casero. Pero lo importante es que había material con mucho potencial”.
Aquel fue el punto de inflexión. “Pensamos que aquel material tan íntimo nos permitiría adentrarnos en su lado más personal. Teníamos el pastel de su época en Nápoles en nuestras manos”.
Para el editor de cine Chris King, el material de aquella época en Nápoles no tenía desperdicio. “Había mucho material en blanco y negro de su infancia en Argentina.
Se ve en las escenas anteriores al título y se puede apreciar a un Maradona bastante tímido e introvertido, poco acostumbrado a las cámaras”.
“Luego está la Copa del Mundo de 1978, a la que no fue convocado, y sus partidos anteriores. Todo aquello era muy interesante, pero de repente estás en Nápoles en una habitación con él. Estás en el coche con él. Viajas con él y estás metido en su vida. Era fascinante ver su llegada, cómo se bajaba de los aviones e iba a hacerse las pruebas médicas y análisis de sangre. Era un material increíble”.
“Supe inmediatamente que la película debía empezar con su llegada a Nápoles”, prosigue King. “Además, también suelta la pregunta polémica de por qué un gran jugador como Maradona llegó a parar a un club de tan poco éxito como el Nápoles. Eso, directamente, te lleva a otras preguntas que le película puede seguir respondiendo”.
LA SANTÍSIMA TRINIDAD DE ICONOS...
Diego Maradona es diferente a Ayrton Senna y Amy Winehouse y su historia, enmarcada por elementos trágicos, sigue en pie. Aun así, tanto Kapadia como Gay-Rees creen que Diego Maradona completa la trilogía de sus dos documentales conjuntos existentes junto a la obra rompedora Senna y a Amy, ganadora de un Óscar. “Los considero una trilogía,” afirma Kapadia. Lo mismo dice Gay-Rees: “Para mí, esta película es como un hijo entre Senna y Amy”.
Diego Maradona es una celebridad, un héroe latino, un hombre del que los argentinos se sienten increíblemente orgullosos. Se enfrentó a los gigantes de Europa, venció a la Juventus, al Milán y al Inter con su destreza deportiva.
En Nápoles se convirtió en algo parecido a un semidiós. “Aún así, sigue sin encajar”, dice Kapadia. “Lleva la rabia y sus problemas consigo. Todo sucede, en mi opinión, porque no estaba preparado para la fama”.
“Es brillante y, aun así, autodestructivo”, prosigue el director.
“Algo muy interesante es que, cuando ves que alcanza sus mayores logros y cuando las cosas empiezan a ir mal para él, es cuando renuncia a su hijo.”
Su hijo fue Diego Armando Maradona Sinagra, que nació en septiembre de 1986, fruto de una relación extramatrimonial de Maradona con una mujer de Nápoles, Cristiana Sinagra, mientras jugaba en el Nápoles. El rechazo del futbolista a reconocer a su descendiente se muestra en la mitad de la película de Kapadia.
Un tribunal italiano reconoció la paternidad de Maradona en 1993, pero ellos dos se conocieron por primera vez en 2003. “Esto es solo una teoría mía tras observar durante años y años a estas personas”, dice Kapadia, “pero creo que lo que más le causó o, al menos, agravó los problemas a Maradona, fue negar ese hijo”.
La mayor diferencia entre el protagonista de su última película y los dos documentales anteriores es que mientras Ayrton Senna y Amy Winehouse murieron en la cima de su carrera, Maradona sigue vivo, aunque su imagen y vida públicas hayan decaído.
“Es un factor interesante”, dice el director. “¿Qué ocurre si eres una gran estrella del deporte y cuando envejeces lo pierdes todo? Creo que es parte de su historia y lo que hace que Diego sea un personaje todavía más complicado.
Pocas opiniones están tan divididas como las que suscita Maradona. “No es tan fácil que te guste Maradona o que empatices con él”, continua Kapadia. “Puede ser difícil aceptar algunas decisiones de las que toma. Aun así, a la gente le fascina su genialidad imperfecta. ¿Qué es lo que tiene? ¿Por qué le encuentro tan fascinante e interesante? No es convencional. Es un niño que creció en la calle y siempre lo será. Llamará tu atención de forma equivocada”.
En muchos aspectos, esto es crucial en la imagen de Maradona. “No satisface a las personas. Hace lo contrario a lo que todo el mundo quiere o espera que haga, por eso la gente lo ama y lo odia. Por eso es tan interesante y controvertido”.
“Hubo una conexión durante el proceso de creación de la película”, dice Kapadia, “cuando me enteré de que Maradona era un gran fan de Senna, tanto del hombre como, consecuentemente, de la película de 2010”.
“Dijo que quería llamar a su segundo hijo Ayrton si fuese chico”, dice Kapadia. “Hay fotos de él yendo a la tumba de Senna y llevándole flores. Era un gran fan. En cuanto descubrí esto, me di cuenta de que ambas historias se desarrollaban en paralelo”.
“Senna ganaba campeonatos del mundo y Diego ganaba ligas en Italia. La Fórmula 1 es muy famosa en Italia.
Cada vez que investigábamos las páginas de deporte, Ayrton y Diego las compartían. Les gustaban las mismas chicas, pero nunca se conocieron. Se lo pregunté. Simplemente, no coincidieron.
La historia de Maradona no ha terminado y los directores no tuvieron ese problema con los dos documentales anteriores. Con Diego Maradona, ¿dónde se acaba?
“Crees que lo tienes y de repente hace alguna locura”, dice Kapadia, “así que uno de nuestros mayores retos fue: ¿Cómo terminamos la película? ¿Hasta cuándo sigue?
Porque todavía vive”.
Sin ir más lejos, en el verano de 2018 atrajo a los medios de comunicación internacionales con sus excentricidades en el Mundial de Francia. “Estábamos editando, sentados en esta habitación y viendo el Mundial y cada vez que Argentina jugaba hablaban de Diego”, dice el director.
“En cierto modo, nos ayudó. Porque eso está en la película y así es cómo él es. Así es el hombre. Así es Maradona.
Nos dio la idea de cómo cerrar la película, que es con la certeza de que así es como será siempre”.
El caos, el genio, la fascinación que tienen con él tanto los medios de comunicación como el mundo entero, así es Diego Maradona. Es único.
BUSCANDO A DIEGO...
Con una vida tan problemática como la de Maradona, los directores se enfrentaron a la difícil decisión de en qué centrar el proceso de edición. Su evolución de niño de la calle a estrella consolidada en el Boca Juniors es una trama esencial y una historia de miseria a riqueza, a la vez que su traspaso millonario al Barcelona y su experiencia tormentosa en el gran club catalán, que lo llevó a la polémica, lucha que también cobra importancia en la película.
No obstante, decidieron que el centro de la historia de Maradona, incluyendo sus triunfos y su gran caída desde lo más alto, transcurra durante su estancia en Italia.
“El archivo al que nos dieron acceso se centra en dicha época loca de Maradona en Nápoles, aunque hubo veces en las que buscábamos expandir la narrativa en la historia completa”, dice Gay-Rees. “Pero teníamos material tan bueno sobre lo que ocurrió en Nápoles y queríamos hacer un documental, así que nos centramos, especialmente, en esa época”.
Entre 1984 y 1991, Maradona consiguió casi 200 logros para el Nápoles, mejoró el estatus de aquel equipo mediocre, pasaron de no haber ganado ni un campeonato a llegar a lo más alto de la liga italiana. Mientras tanto, consiguió que Argentina se llevara el mundial de México del 1986. No obstante, aquella época gloriosa fue el origen de gran cantidad de desastres.
Nápoles era una ciudad violenta, despreciada por los italianos del norte, que trataban a sus habitantes con desprecio, con racismo. El club de fútbol nunca había conseguido un Scudetto (la liga italiana).
Mientras, en Nápoles, Maradona tuvo una relación con Sinagra y se mezcló con la Camorra, un sindicato del crimen italiano que dominaba la mayor parte de la sociedad napolitana. Aquello le llevó a un consumo de drogas sin salida. Durante el Mundial de Italia del 90, su país adoptivo se reveló contra él en el enfrentamiento de la semifinal de Italia contra Argentina, jugado en Nápoles.
“James siempre dijo que la historia era sobre su época en Nápoles”, dice Kapadia, “pero tuve que investigar sobre su historia al completo. Quería ver su desarrollo y qué tipo de estrella era en Boca. También lo que salió mal en Barcelona y lo que ocurrió luego. Dónde empezó todo y dónde terminó. La historia es inmensa”.
Según Kapadia, muchos argentinos dirían que la historia de Maradona es la que vivió antes de irse a Nápoles, “un niño increíble, cuyo talento era apreciado por todos.
Los italianos dirían que no, que su historia es la que vivió en Nápoles, cuando ganó el primer título. Y otros, en cambio, dirían que es el hecho de que ganase el Mundial él solo, o que es su época en Cuba, o la de ahora”.
Aun así, King está de acuerdo en que el centro de la historia es su época en Nápoles. “La historia en Italia lo ejemplifica todo”, dice el montador de la película.
“Marca los puntos más altos y más bajos de su historia y el principio del fin. Todo lo que pasó después fue solo una continuación de lo que ocurrió allí”.
Mostrar todo lo que ocurrió después de Nápoles no era necesario para la trama de la película. “Nos dimos cuenta de que, con la adicción, llega la depresión”, prosigue King en relación a su problema con la cocaína, que afectó a Maradona y le hizo deprimirse durante su estancia en Nápoles.
“Con tal depresión, la gente entra en un ciclo. Se aprecia cómo alguien mejora y luego recae, mejora y recae.
Eso es lo que le ocurrió a Maradona. Le daban trabajo, mejoraba y luego recaía, dejaba el club y se iba a otro”. Kapadia lo confirma. La época del futbolista en Nápoles es un microcosmos del ciclo de triunfo y desastre que vivió en casi todos los capítulos de su vida. “Necesitaba a alguien para luchar”, dice Kapadia. “Encuentra a alguien allá donde va, aunque, de alguna manera, se las arregló para quedarse siete años en Nápoles antes de la gran semifinal, cuando el país entero se reveló contra él”.
Contar todas sus idas y venidas antes de Italia sería imposible en un documental como este. “Tienes que elegir las batallas que son realmente relevantes en la historia”, explica Kapadia. “No puedes meterlo todo. Investigué su vida al completo y, para contarlo todo, habría que hacer una película de cinco horas o una serie de televisión de seis partes”.
“Pero soy de la vieja escuela. Me gustan los estrenos en cine. Me gusta ver las cosas en el cine, con espectadores.
Creo que Diego es una estrella de cine, igual que Amy y Senna. Quería verle en la gran pantalla, para mí era muy importante”.
“Todas esas películas son sobre gente que cuando empezamos la película, creemos que no son especialmente queridos, pero que, conforme avanza la trama, el público cambia de opinión”. Afirma. “Los que no eran fans de Amy o de la Fórmula 1 se dieron cuenta de que ambos personajes eran muy interesantes. Lo mismo ocurre con la historia de Maradona”.
El final de su estancia en Italia funciona como un thriller.
Se retrata a un hombre que llegó a Nápoles como héroe, con 80 000 personas haciendo cola en estadios de fútbol para ver a la gran estrella. Cuando se fue, salió del país siendo nadie y completamente solo.
“El trasfondo de la película es un poco como el de Malas calles”, dice Kapadia. “Nápoles, en los 80, era uno de los lugares más peligrosos de Europa y, aun así, el que fue el mejor jugador del mundo, llegó a un equipo que nunca había ganado nada”.
Aunque su época en Nápoles es el centro de la historia, su vida en Argentina antes y después de Italia, no puede pasar desapercibida. “Los testigos son argentinos”, continúa el director. “Su exmujer vive en Argentina. Sus hijas están allí y todo el material que se terminó usando estaba allí. Para contar la historia de Nápoles, teníamos que ir a Argentina.”
Hacer una película sobre una celebridad que está viva le ofrecía a Kapadia un proceso de edición que no había tenido con Senna y Amy: entrevistar el sujeto en sí.
Conocer a Maradona no es fácil, aunque los directores contaban con la ayuda de que al futbolista le encantó Senna y le gustaba que el equipo hubiese ganado un Óscar por Amy.
“En su perfil de Facebook e Instagram, había una foto nuestra ganando un Óscar, ponía: ‘Estos tipos van a hacer una película sobre mí’. Así que pasamos mucho tiempo entrevistándole en Dubai, donde vivía”.
Redirigir las conversaciones era todo un reto. “Al parecer, cuando le conoces, ves un arquetipo”, explica Kapadia. “Llegas y su equipo te dice que no se encuentra bien, que pruebes al día siguiente”.
Y el proceso se repite. Al final, Maradona y Kapadia se reunieron cara a cara, llevando a cabo varias entrevistas a fondo. No les pilló por sorpresa que fuera un personaje increíble. “Olvidas a cuanta gente ha conocido”, dice el director, “y todo por lo que ha pasado, lo que su cuerpo ha sufrido”.
Aun así, el trabajo de Kapadia era persistir e insistirle al sujeto para que hablase sobre los aspectos más polémicos y sensibles de su vida personal: por qué acabo en Nápoles, el partido contra Inglaterra en el Mundial del 86, su familia, las mujeres, las drogas, los problemas con sus hijos. Al igual que con la gente con la que Kapadia había hablado en las películas anteriores, Kapadia debía conseguir confianza.
“Era un proceso muy parecido al anterior”, decía. “No llevo la cámara. Solo hablo con la gente, me gano su confianza y les explico que estamos contando una historia.
No nos posicionamos. Queremos que la verdad salga a la luz y que todos formen parte de ella”.
Para explorar al completo la historia de Maradona, los directores necesitaban hablar con aquellos que habían tenido contacto con Maradona en Nápoles, sobre todo con su exmujer, Claudia Villafañe, y su exnovia y madre del hijo al que renunció, Cristiana Sinagra, así como con los propios hijos.
“Solo funcionaría y solo podíamos hacer una película buena sobre Diego, si todo el mundo habla con nosotros”, cuenta Kapadia. “Hacer una película sin Claudia estaría mal. Estuvo con él desde los 15. Siguen en contacto y tienen dos hijas”.
Villafañe también tenía material inédito que los directores querían ver. Conseguir que esas personas quisieran participar conllevaba una gran dificultad. “La única forma de hacerlo y acercándose a ellos era con cuidado y sensibilidad, conociéndolos, hablando con ellos, entrevistándolos, dejándoles contar su historia. Ha sido un proceso muy largo, nos llevó más de tres años”.
De hecho, Kapadia confiesa que esta película le ha parecido incluso más complicada que Senna y Amy. Aunque Senna era brasileño y había concedido entrevistas en Brasil, especialmente en Sao Paulo, y sus lenguas eran el portugués y el francés, hablábamos inglés. Y, por lo general, todo su material estaba aquí, en Reino Unido. Con Amy, al ser una película del norte de Londres, todo estaba en inglés.
“Con esta”, añade, “el material estaba en Italia, especialmente en Nápoles, una ciudad bastante compleja.
También tuvimos que ir a Buenos Aires. Las lenguas de la película eran el español y el italiano, fue todo un reto para mí realizar las entrevistas e intentar construir una relación con los participantes y darle el material al montador, Chris”.
MOSTRANDO A DIEGO...
Una vez que el material sobre Maradona grabado por Laburu y Martucci estuvo asegurado, los directores centraron su atención en cerrar el contacto con aquellos que habían sido cercanos a Maradona, especialmente con Cristiana Sinagra y Claudia Villafañe. Al final, consiguieron su propio material inédito.
“Nos habían dicho que Claudia tenía muchísimas cintas”, dice Kapadia, “y nunca nadie había tenido acceso a ellas. Así que tuvimos que ganarnos la confianza de Claudia para ver qué tenia, cosa que era especialmente difícil, ya que Diego y ella ya no estaban juntos”.
“Como no sabíamos si había alguna en Buenos Aires, tuvimos que traer máquinas U-matic enormes desde Reino Unido para ver qué había en las cintas, ya que nadie las había visto en treinta años. Aparte de hablar con Claudia, entrevistamos a sus hijas”.
De hecho, Lina Caicedo considera el hecho de haber conseguido que Claudia se uniese al proyecto como su mayor éxito en la película. “Acercarse a su exmujer era algo difícil, pero necesario”, dice. “Era importante para la historia, pero, además, tenía material personal. Claudia nunca había colaborado en un proyecto como este, así que teníamos que ganarnos su confianza”.
“Teníamos que conseguir que se uniera al equipo,” cuenta Caicedo. “Nos llevó un mes entero y, hasta dos días antes de que me fuese de Argentina, aún no tenía claro que fuese a colaborar. Al final, decidió que quedásemos y acabamos hablando durante cinco horas.
Aceptó concederle una entrevista a Asif y poco a poco, trabajamos en conseguir algo de su material.” Incluso ahí, seguían surgiendo retos. Los directores necesitaban acceso al material de los medios de Argentina, por ejemplo. Cuando estaban a punto de terminar la película descubrieron que todos los documentalistas de una de las cadenas públicas estaban en huelga. “Nos dijeron que no nos podrían dar el material hasta el año siguiente”, dice Caicedo. “No hubo nada fácil en una película como esta”.
Su compañera italiana, Fiammetta Luino, coincide. Dependía de ella conseguir que Cristiana Sinagra colaborase.
“Tardó unos seis meses”, explica, “al principio nos dijo rotundamente que no. Su historia es muy delicada”.
Ni Sinagra ni su hijo habían colaborado nunca en una historia como la de Maradona. “Hasta entonces, su historia se había contado en la prensa rosa”, explica Luino, “así que conseguir que participaran demostraba que queríamos ser sinceros, que creíamos que eran partes importantes en la historia de Maradona en Nápoles”.
Otro colaborador esencial con el que Luino tuvo que trabajar era Gennaro Montuori, un miembro muy importante de los ultras de Nápoles, un grupo de aficionados que tenía gran poder en el club y que era especialmente potente durante los años en los que Maradona jugó.
“Montuori era el líder de los ultras del Nápoles”, dice Kapadia. “Es de la parte más dura de la ciudad de Nápoles y es uno de los fans que dirige a otros fans en el estadio. Cuando se hizo amigo de Maradona y fue a su casa a cenar, se unió tanto al equipo que estuvo en el vestuario cuando ganaron el primer Scudetto”.
“Por suerte para nosotros, lo grababa todo. Tiene mucho material en VHS que nadie había visto, no se lo enseñaba a nadie. El material es fantástico, nadie había accedido a él. Ese material privado era muy importante en la historia que queríamos contar. Te mete en contexto y te involucra”.
Los recursos que el equipo de Diego Maradona había conseguido estaban a otro nivel. Hay una escena de Maradona en una bolera. Le vemos en casa, con sus hijas y jugando a tenis con su mujer.
Hay una escena antes de la final del Mundial del 1986 en la que motiva a su equipo. Hay material suyo en los vestuarios al ganar el Scudetto por primera vez y hay material de él sentado en la cama con la Copa del Mundo. Nada de esto se había visto antes y muestra facetas muy importantes del personaje.
Hay algo que Kapadia describe como su propio plano de la escena de El largo viernes santo, que consiguió gracias a Montuori, donde Maradona salió con sus compañeros del Nápoles al final de su estancia en Italia.
Mientras otros jugadores celebran durante la cena, la cámara enfoca durante un plano muy largo, desde la distancia, al argentino, consciente de que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.
Incluso el material sobre fútbol es para destacar. Gino Martucci, que había sido contratado para grabar a Maradona en el campo, proporciona una gran cantidad de clips increíbles y bien enfocados, en los que los espectadores pueden apreciar la magia de Maradona y su manejo y soltura en el campo.
“Cuando él jugaba, había muchísimas cámaras en el estadio, no queríamos planos que mostraran todo el campo.
Tuvimos suerte al conseguir materiales en los que se enfoca a Diego, en los que se le ve. Nuestro montador, Chris King, hizo un trabajo brillante”.
King dice que el material futbolístico es fascinante.
“Gino grababa desde el lado más íntimo del campo.
Te traslada al propio campo. Queríamos oír los pasos y los pies hundiéndose en la hierba, la gente chocándose unos con otros. En el momento en que utiliza el típico plano desde arriba, que te muestra el cambio al completo, sientes que la tensión desaparece. No te mete en escena”.
“Pero cuando estás ahí, en el campo, hay personas que se cruzan delante de la cámara, estás cara a cara, sientes que estás ahí. Queríamos hacer que el público se sintiera en el campo más que en las gradas”.
Este material muestra que Maradona, en el campo, hacía magia. “Tenía velocidad y técnica, poseía esa idea de encontrar el equilibro perfecto para ganar a cualquiera contra el que jugase”, añade Kapadia. “Mucha gente, incluso a los que no les gusta el fútbol, pueden apreciar su genialidad gracias al material de Gino”.
El director comenta: “siempre ha sido un luchador de la calle, y supongo que ese es el atractivo. Senna murió muy joven, Amy también, pero Diego sigue. No lo pueden hacer caer. Cuando lo golpean, se levanta”.
GALERÍA DE FOTOS
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