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SINOPSIS
Una joven pareja que se encuentra visitando algunas ciudades suecas se interna en una aislado pueblo, descubriendo que los habitantes se dedican a participar en un conjunto excéntrico de tradiciones estacionales...
INTÉRPRETES
FLORENCE PUGH, WILL POULTER, WILLIAM JACKSON HARPER, JACK REYNOR, JULIA RAGNARSSON, ANNA ASTRÖM, LIV MJÖNES, BJÖRN ANDRÉSEN, HENRIK NORLÉN, ISABELLE GRILL, ARCHIE MADEKWE, LOUISE PETERHOFF, ELLORA TORCHIA, REBECKA JOHNSTON
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ACERCA DE LA PRODUCCIÓN...
El guionista y director Ari Aster (Hereditary) nos relata el viaje al corazón de la oscuridad de una pareja estadounidense, Dani y Christian (Florence Pugh y Jack Reynor), que acaban siendo inesperadamente arrastrados al mundo de una misteriosa y peligrosa secta primitiva durante una escapada vacacional con sus amigos a una bucólica y recóndita aldea sueca.
Aunque comparte algunos fundamentos del género de terror similares a los de la aclamada ópera prima de Aster, Hereditary, Midsommar se aparta de su predecesora, ya que con ella el director hace adentrarse el género en terrenos nuevos e impredecibles. En esta aventura apocalíptica a gran escala, Aster y su equipo creativo construyen un mundo único y fascinante desde cero, con un lenguaje, una historia, una mitología y unas tradiciones propias. El equipo de diseño de producción, encabezado por Henrik Svensson, construyó en Hungría, el lugar de rodaje, una aislada aldea sueca desde sus cimientos.
Este segundo largometraje de Aster, ejecutado con precisión hasta el último detalle de cada fotograma, es un cuento oscuro y alucinatorio tan provocador como visceralmente perturbador.
Durante el viaje de Dani de la necesidad emocional a un empoderamiento cuestionable, Aster examina un rico despliegue de ideas, como la fidelidad personal, la influencia social o el legado cultural, confirmándose como un cineasta de una riqueza y una profundidad inusuales cuyo trabajo trasciende el género y se convierte en una experiencia singular en sí misma.
ANTES DE HEREDITARY...
Midsommar empezó a tomar forma mucho antes del rodaje de Hereditary, a principios de 2017.
Varios años antes, Aster estaba saliendo de una relación de tres años y se encontró reflexionando sobre la ruptura mientras se embarcaba en un nuevo guion. De modo similar a Hereditary, que era un drama familiar camuflado de película de terror (basada en las propias experiencias de Aster sobre la gestión del duelo y el trauma), Midsommar se convirtió en una oportunidad para explorar el declive de una relación a través de la lente de un perverso cuento de hadas, también basado en la experiencia personal.
«La imagen inicial que en cierto modo catalizó Midsommar tenía que ver con la quema sacrificial de un templo», explica Aster. «Me entusiasmó la idea de encajar la “película de ruptura” en un nuevo contexto, dándole un giro operístico al clásico final catártico que hemos visto otras veces en este tipo de películas, donde la protagonista que es abandonada quema una caja con todas las cosas que ha ido guardando a lo largo de la relación de la que al fin se ha liberado».
Mientras intentaba superar el desamor, Aster volcó su propio conflicto en el personaje de Dani Ardor, una joven estadounidense que está transitando un duelo a la vez que su relación con su novio, Christian, se desmorona. Al haber ambientado el grueso de la historia en Suecia, donde Dani y Christian se van de vacaciones con sus compañeros de estudios, Aster recurrió a Henrik Svensson, un diseñador ubicado en Estocolmo, para que le ayudara a comprender un entorno y una cultura totalmente desconocidos para él.
En 2013, con Midsommar en sus fases iniciales, Svensson estaba en Suecia recuperándose de un pequeño derrame, para cuya curación se había tomado un año sabático. Mientras se recuperaba lentamente, fue investigando el folclore sueco y las tradiciones paganas, y enviando algunos de sus descubrimientos a Aster, que estaba en Los Ángeles. Ese fue el comienzo de un proceso creativo de años en el que Svensson y Aster recabaron una biblia de 100 páginas en la que se detallaba cada aspecto del universo de la película, un universo único y rico en detalles.
En California, Aster estaba haciendo sus propias indagaciones sobre el folclore sueco, nórdico, inglés y alemán, consultando todo tipo de fuentes, desde la obra de James George Frazer La rama dorada: magia y religión, un estudio antropológico universal sobre el paganismo y su reconversión en el cristianismo, hasta las tradiciones espirituales de filósofos como Rudolf Steiner.
Aster viajó a Suecia, reuniéndose con Svensson para visitar museos tradicionales y hälsingegårds (granjas) conservadas para el turismo en el norte profundo, entrevistar a expertos en la materia y estudiar en profundidad las costumbres tribales suecas. «Intentamos comprender cómo vivía la gente en las comunidades escandinavas rurales y religiosas desde hace 500 años hasta nuestros días», explica Svensson. «Examinamos los elementos naturales (cómo la gente cuidaba la naturaleza, tanto las plantas como los animales), así como los elementos estructurales y el arte que los rodeaba, incluidas las pinturas murales. La cultura es muy potente en esas zonas, queríamos entender cómo se comunicaban, que muy a menudo era a través de la música».
Cuando su investigación entró en zonas más escabrosas, se encontraron inmersos en costumbres más perversas, como los métodos de tortura vikingos. Jugando con la luz y la oscuridad, Aster empezó a escribir su guion, introduciendo a un grupo de estadounidenses jóvenes y modernos en el ajeno entorno de un rincón remoto del norte de Suecia ,donde una inquietante secta celebra una serie de rituales que tienen lugar una vez cada siglo durante un festival de verano.
Desde el principio, Aster rara vez imaginó Midsommar como una película de terror, sino más bien como una aventura épica que transcurre en un mundo extraño y hermético. «Cuando los estadounidenses entran en este paisaje, es como si atravesaran las puertas del cielo hacia un nuevo reino», dice Aster. «Lo enfocamos como un antropólogo miraría [el mundo de golosinas del juego de mesa] Candy Land: ¿cómo creamos este sitio completamente nuevo de forma que los personajes puedan realmente vivir en él? Para nosotros era crucial crear un mundo que el público pudiera visitar, experimentar y entender de forma visceral, de modo que, al final, aunque esta tribu sigue siendo un misterio, también está definida con todo detalle».
DANI Y CHRISTIAN...
Al principio de Midsommar, la relación de Dani está a punto de desmoronarse, ya que Christian pone egoístamente sus logros académicos y a sus amigos por delante de las necesidades emocionales de ella. Entonces, la tragedia aparece. «Ella sufre una pérdida devastadora y se queda huérfana, lo único parecido a una familia que le queda es Christian», dice Aster. «La persona más cercana a ella es ese chico que está a punto de dejarla. Él tiene la decencia de no abandonarla, dada la situación.
Pero para Christian es una cuestión de deber, y Dani es muy consciente de que sus amigos no la aceptan».
Entre esos amigos se encuentra Josh (William Jackson Harper), un estudiante de doctorado cuyos intereses se inclinan hacia la antropología y el folclore; Mark (Will Poulter), un tontorrón cáustico y chovinista sin muchos escrúpulos; y Pelle (Vilhelm Blomgren), un estudiante de intercambio sueco que ha invitado a sus amigos (pero no a Dani) a un viaje veraniego a su ancestral hogar en la remota Escandinavia.
Tras ocultarle en un principio el viaje a Dani, Christian se siente presionado a invitarla, contra los deseos de su estrecho grupo de amigos. Josh, Mark y Pelle solo quieren desmelenarse con sus colegas, y se sienten amenazados por cualquier cosa que los distraiga de sus objetivos egoístas, ya sean estos mejorar académicamente o tener relaciones sexuales en Suecia.
Finalmente, Christian claudica, e invita a Dani al viaje. «Ella acepta la falsa invitación, sabiendo que no cae bien a los amigos de Christian, y a partir de ahí la película se convierte en un interrogante sobre cómo se resolverá esta tóxica dinámica», comenta Aster. «Él permanece en la relación por obligación y ella se agarra a él, consciente de que desea dejarla, pero también de que sola no sobrevivirá. Están en un punto muerto. Midsommar siempre ha sido una película de terror sobre codependencia».
La actriz británica Florence Pugh, que interpreta a Dani y que aparece en prácticamente todas las escenas de la película, añade: «Su relación debería haber terminado hace mucho tiempo. Pero debido a las circunstancias y a la necesidad de consuelo, continúa».
Para complicar aún más esta dinámica, hay una rivalidad académica no verbalizada entre Josh, un erudito vocacional que usa el viaje para investigar para su tesis doctoral sobre los antepasados de Pelle, los Hårga, y Christian, que no parece tener mucho interés por lo académico. Aster establece una tensión sorda entre ellos que explota cuando Christian decide que él también va a escribir una disertación sobre las costumbres y los rituales de los Hårga. A medida que múltiples relaciones se despliegan a lo largo de la película, queda claro que todos los miembros de este club de chicos se mueven solo por interés, y que ni siquiera son verdaderos amigos.
EL MAL A PLENO SOL...
Al llegar a Suecia, Dani y compañía viajan a la remota Hälsingland, donde la tribu de Pelle está celebrando un ritual de purificación que tiene lugar cada 90 años. A los estadounidenses se unen Simon y Connie (Archie Madewke y Ellora Torchia), unos viajeros británicos de tez más oscura (clave
importante de uno de los trasfondos más siniestros de Midsommar). Tras consumir unas setas alucinógenas, los recién llegados se adentran en el bosque, y acaban atravesando un pórtico que los conduce a lo que parece ser un resplandeciente mundo de fantasía.
En el corazón de Midsommar está la antigua aldea de los Hårga, un grupo de construcciones rústicas, entre ellas una barraca, una cocina y un templo ubicados en un extenso campo bajo una idílica cresta rodeada de árboles. Mientras los forasteros se aclimatan a este nuevo entorno, participando en las comidas, las ceremonias y las danzas con la sesentena de miembros de la tribu, van conociendo a la hermética secta de celebrantes, aparentemente benévolos e incluso jubilosos, todos ellos ataviados con unos uniformes de lino blanco con símbolos rúnicos.
Pero entre el deslumbrante e inclemente sol, las cosas pronto toman un giro tenebroso. Volviendo a unir fuerzas con el director de fotografía Pawel Pogorzelski, su colaborador habitual, Aster hilvana un relato de un terror y un pavor crecientes que se despliegan bajo un sol magnífico e impenitente, durante una época del año en Suecia en la que la noche nunca llega del todo, sumergiendo a los forasteros en un nivel adicional de desorientación que, conforme Midsommar va revelando sus misterios más profundos, desemboca en una locura alucinatoria.
«Esta es la historia de una mujer que está perdiendo la cabeza y la orientación, y pensé que sería interesante colocarla en una situación estresante en la que el sol siempre esté en el cielo, que no haya forma de distinguir el día de la noche», explica Aster. «Hay resonancias temáticas, dado que Dani no está analizando realmente directamente su situación».
Tras Hereditary, una historia ambientada principalmente en una vivienda unifamiliar sumida en las sombras y el pesar, Aster y Pogorzelski querían dar un giro de 180 grados respecto a los ruidos nocturnos misteriosos. «Con Midsommar, nos dispusimos a hacer algo que fuera persistentemente
luminoso, casi irritante... una luz incesante que se vuelve casi agresiva», comenta Aster.
Lo que parece ser un soleado paraíso habitado por amables aldeanos retozando en la naturaleza se convierte rápidamente en algo siniestro. Mientras Dani lucha con sus propios demonios internos y Christian se sumerge cada vez más hondo en los misterios de los Hårga en busca del éxito académico, la pareja se encuentra inmersa en unos valores, tradiciones y rituales que son perturbadoramente diferentes a los suyos.
ASCENSIÓN: NACE UNA ESTRELLA...
En el papel protagonista de Dani Ardor, la actriz de 23 años Florence Pugh da un paso más allá desde sus aclamados trabajos en Lady Macbeth y «La chica del tambor» para dar un giro hacia el estrellato en el que exuda una inolvidable dignidad, sosteniendo la película durante todo el metraje y proporcionando abundantes dosis de conmoción, pánico, desesperación, confianza y elegancia.
Aster vio a cientos de actrices para el papel de Dani, volviendo una y otra vez a Pugh porque era la única que cumplía todos los requisitos de registro del inolvidable viaje de la protagonista, desde el luto y la paranoia al ennoblecimiento y el empoderamiento. «Mientras rodaba la película seguía viendo a Florence al final, sabiendo que es alguien que estaría allí a cada paso del camino», dice Aster. «Estuvo muy equilibrada y medida en Lady Macbeth, mientras que Dani era una persona muy delicada y emocional. Fue emocionante ver a Florence dar un giro de 180 grados respecto a aquel papel. Es una profesional consumada que puede hacerse con cualquier cosa que le eches con una facilidad pasmosa».
Pugh, por su parte, aceptó con entusiasmo el reto de interpretar a una joven que viaja al otro extremo del mundo solo para encontrarse adoctrinada por una escalofriante secta pagana. «Nunca había intentado un papel como el de Dani. Con un personaje tan abierto y puro como ella no hay dónde esconderse», dice la actriz. «Quería interpretarla porque tenía muchas capas, gracias a los matrices y la profundidad del guion de Ari. Me sentí comprometida con Dani desde la primera lectura».
La actriz añade: «El mundo que Ari estaba creando estaba muy vivo. Incluso cuando la historia alcanza su punto más psicótico, todo en ella es hermoso y preciso. Ari tenía una idea muy clara de lo que quería conseguir, tenía cada segundo de la película ya en su cabeza antes de que las cámaras empezaran a rodar. En Midsommar, cada toma es un puzle, con todas sus piezas moviéndose individualmente hasta convertirse en todo un mosaico perfectamente colocado. Formar parte de la imaginación de Ari es aterrador, y al mismo tiempo emocionante».
EL ADOCTRINAMIENTO...
Midsommar, un oscuro cuento de hadas sobre una mujer en duelo que metamorfosea en el contexto de unos rituales paganos ancestrales. La película se centra en el adoctrinamiento gradual de Dani, que se aleja de Christian y de un pasado doloroso para dirigirse hacia una nueva vida con una nueva familia, dentro de una tribu lejana y de una cultura claramente matriarcal.
La película empieza en un mundo de hombres, cuando Christian y sus colegas compiten por el éxito académico y hacen comentarios sexuales groseros sobre las mujeres de su vida, incluida Dani. Pero a medida que la historia se abre al mundo de los Hårga, se ve cada vez más dominada por las mujeres, hasta culminar con un rito de fertilidad que se encuentra entre las imágenes cinematográficas más poderosas y oportunas de la memoria reciente, una desafiante declaración sobre la voluntad femenina en un tiempo en que los hombres aún intentan de forma rutinaria regular y controlar el cuerpo de las mujeres.
«En los Hårga hay un equilibrio entre hombres y mujeres, pero está claro que las mujeres tienen más poder», afirma Aster. «Algunos de los chicos de la película son unos imbéciles, pero yo no quería crear polémica sobre la masculinidad tóxica. Dicho esto, la película se acaba revelando como una historia de empoderamiento femenino, aunque sea agridulce y no se preste al debate. Dani está empoderada... pero al mismo tiempo no lo está».
Cerca del final de la película hay otra escena interesante y evocadora, en la que se ve a Dani participando en las festividades de celebración de mayo junto a otras jóvenes de la aldea que compiten por el honor de ser coronadas la Reina de Mayo: bailan en parejas hasta que van cayendo una a una de agotamiento, y la que se mantiene en pie es la ganadora.
Conforme los visitantes van adentrándose en las arcaicas costumbres de los Hårga, Dani recibe aceptación, empoderamiento e incluso deificación en la tribu de Pelle, y renace a través de sus rituales ancestrales. «Empieza a permitirse sentir dolor y todas esas emociones desbordantes que ha estado reprimiendo», explica Pugh. «Es la primera vez que escucha su dolor, y lo acepta».
Aster añade: «Es una historia perversa sobre deseos cumplidos. Los Hårga llegan para darle a Dani lo que le falta en su vida, pero también para quitarle lo que no ha tenido el valor de eliminar».
Mediante el poder de inmersión del intenso estilo cinematográfico de Aster, el público es adoctrinado junto con Dani, lo que le permite atisbar los verdaderos motivos de los Hårga (captar de manera subrepticia a forasteros selectos a sus costumbres y su estilo de vida). Pero estos rituales y tradiciones se presentan con implicaciones profundamente inquietantes; dejando a los espectadores motivos para reflexionar, Aster ofrece pistas de un mensaje más sutil y contemporáneo entre todas estas festividades paganas y soleadas, lo que encaja con su anterior examen del linaje y la herencia en Hereditary.
No es coincidencia que varios personajes, como Josh, Simon y Connie, sean personas de color que tropiezan con el entorno blanco de Hälsingland. Pero son Dani y Christian (estadounidenses protestantes anglosajones) quienes son «iniciados» en los misterios más oscuros de los Hårga.
En Midsommar, el verdadero villano no son los aldeanos en sí, que simplemente actúan siguiendo los mismos rituales de hace siglos, sino más bien sus ideas, valores y costumbres, que se asientan dentro de Dani cuando la historia se aproxima a su incendiario clímax. Que Dani se sienta empoderada y transformada por estas tradiciones obsoletas es lo que otorga a la película su poder y su terror únicos: no solemos percibir las ideas tóxicas que circulan por el mundo hasta que están ya implantadas dentro de nosotros. Y, una vez que han arraigado, puede ser demasiado tarde.
EL MUNDO DE LOS HARGA...
Midsommar fue rodada en el verano de 2018 en un entorno rural de las afueras de Budapest (Hungría), que sustituía a la remota Suecia por cuestiones logísticas y por un mejor acceso a la luz solar. Al igual que en Hereditary, Aster ha vuelto a construir una elaborada escenografía desde cero, incluyendo el plato fuerte de la película, la aldea de los Hårga, concebida junto con el diseñador de producción Henrik Svensson.
«Me pareció que era importante que el público pudiera ver distintas partes de la aldea en cada toma, como si realmente estuviera de celebración con los Hårga», dice Aster. «Quería que la geografía de la aldea fuera algo que los espectadores se conocieran al dedillo al final de la película».
Tras buscar inspiración en la Suecia rural, visitando sus típicas granjas, Aster y Svensson exploraron Hungría durante varios meses, rastreando un campo tras otro en busca de una localización que pudiera acoger una aldea rural bañada por el sol y que al mismo tiempo estuviese convenientemente rodeada de árboles y montañas. Aster, que es un planificador muy meticuloso, ya había diseñado todas las tomas y planificado la distribución entera de la aldea antes de que, a principios de 2018, él y su diseñador de producción encontraran finalmente el lugar perfecto a unos kilómetros de Budapest.
Para entonces, Svensson llevaba implicado en el proyecto casi cinco años, expandiendo la biblia inicial antes de que las cámaras rodaran para incluir intrincados detalles de cada personaje, edificación y traje. Eso ayudó a Aster imaginar una mitología más profunda para los Hårga, incluido su propio lenguaje ficticio, llamado affekt, que aparece a lo largo de toda la película, y en concreto en las escenas rituales.
«Es como una versión retorcida y fantástica de lo que podrías ver y oír en la aldea rural de Hälsingland durante un festival de verano», explica Aster. «Henrik es un tío brillante, cuesta creer que este sea su primer largometraje como diseñador de producción».
A medida que el proyecto se desarrollaba, Aster usó también un alfabeto rúnico exclusivo de los Hårga, que puede verse a lo largo de toda la película en los trajes, las paredes interiores, y en el libro sagrado conocido como el «Ruby Radr», que se convierte en un punto clave de la historia cuando Josh intenta hacer fotos de las profecías esotéricas para su investigación, enfureciendo a los ancianos de la aldea.
«Cada símbolo tiene un significado concreto, y asignamos esos significados a personajes específicos», dice Aster. «En los trajes puede verse una combinación del alfabeto rúnico y del alfabeto affekt. Cuando un personaje madura dentro de la secta, se le asigna una runa específica que se corresponde con su trayectoria personal».
Para los elaborados decorados interiores, incluidos los intrincados murales y símbolos pintados en las paredes de las tres plantas de la barraca y la vivienda de la portavoz matriarcal, Siv (Gunnel Fred), que reflejan la historia y las creencias de los Hårga, Aster recurrió al artista Ragnar Persson, que pintó a mano los diseños antes de que los artesanos húngaros los convirtieran en papel pintado para las paredes.
«En esas pinturas está escondido todo lo que va a pasar en la película, sin dar a los espectadores ninguna pista evidente», explica Aster. «Midsommar contiene muchos huevos de Pascua».
La creación de estas obras de arte requirió meses de trabajo previos al rodaje, en los que Persson pintó al estilo de los cuadros medievales con los que Aster y Svensson se habían encontrado de primera mano durante sus viajes de exploración de Hälsingland, aportando a Midsommar un nivel de detalle muy complejo y simbólico que recuerda a las figuritas de la casa de muñecas de Hereditary, que también apuntaban a elementos clave de la historia.
A las afueras de Budapest, Svensson construyó la aldea a lo largo de dos meses antes del rodaje, trabajando a contrarreloj para acabar el trabajo. «Tuvimos que construir todo sobre pilares, porque las estructuras no podían tocar el suelo», dice Svensson. «En Hungría hay muchas normas, algunas de ellas son fácilmente comprensibles, y otras no. Fue una lucha contra el calendario y contra el clima tener terminadas todas las construcciones antes de que las cámaras empezaran a rodar».
También fue una lucha contra el sol, que impulsó a los cineastas a elegir Hungría para las localizaciones, por delante de la elección más evidente de Suecia, ya que allí tenían más control sobre el rodaje. Las leyes suecas limitan las horas de rodaje a ocho horas al día, lo que limitaba el acceso del equipo a la máxima luz solar posible. Al rodar en Hungría, donde los días eran más cortos, tenían menos control sobre la luz, pero mucho más sobre el paisaje. Encontrar el campo perfecto era lo más importante de todo.
«Cada día, cuando llegábamos a ese campo era como entrar en el mundo de los Hårga», dice Pugh. «Era muy estimulante y útil vivir en medio de todo aquello, hacía la experiencia aún más inquietante. Todo se diseñó y se pintó desde cero, a veces nos escapábamos entre escenas para admirar las pinturas de las paredes».
Pogorzelski añade: «Hereditary fue mucho más fácil de rodar, porque podíamos controlarlo todo dentro de un espacio limitado. Antes de rodar Midsommar, solía quedarme en aquel campo durante días y miraba el sol, fijándome en las sombras, en cuándo aparecían las nubes y cuándo la luz del sol empezaba a atenuarse. Eso no se puede controlar, porque el sol no para de moverse, no te espera».
Para mantener la autenticidad, Aster fichó a actores suecos para que interpretaran a los aldeanos Hårga (incluidos decenas de extras) al lado del reparto británico y americano, y a un equipo técnico húngaro. Al igual que su intrincada trama, Midsommar es un mundo densamente poblado.
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