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SINOPSIS
A mediados de los 80, una familia coreano-estadounidense se muda a una pequeña granja de Arkansas en busca del sueño americano. El hogar familiar cambia por completo con la llegada de la abuela, astuta, malhablada pero increíblemente cariñosa. Ante la inestabilidad y los desafíos de esta nueva vida, cada miembro de la familia descubrirá que su vínculo incondicional es la fuerza que necesitan para salir adelante...
INTÉRPRETES
STEVEN YEUN, YERI HAN, YOUN YUH-JUNG, ALAN S. KIM, NOEL CHO, WILL PATTON, SCOTT HAZE, ERIC STARKEY, ESTHER MOON, DARRYL COX, BEN HALL, JACOB M. WADE, JAMES CARROLL, JENNY PHAGAN, TINA PARKER
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
PREMIOS Y FESTIVALES
- Oscar 2021: 6 Nomimaciones
- Globo de oro a la mejor cinta en idioma no inglés
- Premio AFI. Premio Jimmy Stewart
- Premio del público en el Festival Heartland
- Premio del público en el Festival de Middleburg
- Premio a mejor guion, para Yuh-jung You y Top Ten de la NBR
- Premio del jurado y del público en Sundance
- Nominada a seis premios de la Academia de cine británica
- Seminci de Valladolid 2020
- Festival de Sundance 2020: Gran Premio del jurado, Premio del público
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
LA PRODUCCIÓN...
Titulada con el nombre de una hierba coreana para cocinar, Minari. Historia de mi familia es una oda tierna, divertida y evocativa sobre cómo una generación de una familia lo arriesga todo para establecer los sueños de la siguiente. La cinta se despliega con toda la intensidad de una memoria vívida. Aunque en una primera impresión Minari. Historia de mi familia parezca una historia conocida —la historia de unos inmigrantes que intentan su propio Sueño Americano—, el director Lee Isaac Chung aplica un enfoque nuevo y revelador. En la médula del film cohabitan detallados recuerdos de familia a un tiempo potentes, alegres y cándidos que contribuyen a un relato más grande: el impacto del viaje en una generación nueva de jóvenes americanos.
Todo empieza cuando en la América de la década de los ochenta Jacob, un coreano recientemente llegado, se lleva su familia de California a Arkansas, decidido a forjarse una sólida independencia como granjero, aunque el terreno sufra temblores. Si bien Jacob contempla Arkansas como tierra de oportunidades, el resto de su clan está desconcertado por este movimiento tan inesperado hacia una nueva vida en un pedazo de tierra minúsculo del vasto Ozark. Sin embargo, serán dos miembros impensados de la familia, cada uno a un extremo distinto del espectro, quienes comenzarán a forjar el nuevo sendero del clan: el indisciplinado David, de ojos bien abiertos y siete años de edad, y su abuela Soonja, igualmente desafiante, que acaba de llegar de Corea en avión. En medio de tamaño cambio, al principio chocan, pero pronto descubren los lazos imperfectos aunque mágicos que enraízan la familia con su pasado a medida que afrontan el futuro.
Cuarto largo escrito y dirigido por Chung, Minari. Historia de mi familia es la cinta que siempre quiso hacer: una incursión personal y profunda en la reconciliación de dos mundos, con afecto infinito por ambos. El mismo Chung creció en Arkansas, hijo de inmigrantes surcoreanos. Pero nunca antes había dado con el modo satisfactorio con que escribir sobre el viaje de su familia hasta que ideó a David. David facilita un modo travieso y alegre con que penetrar en los recuerdos complicados, pero también ofrece algo más: ese espíritu abierto e impresionable ante todo que puede iluminar la bella extrañeza ante la vida.
Con esa carencia de lenguaje propia del inmigrado, David deviene vehículo del sentir de toda una familia a la deriva que trata de hallar el rumbo. Mientras el sueño de Arkansas amenaza con agotarse y abatir a cada miembro del clan, Chung tiene la oportunidad de explorar cómo una familia atraviesa no sólo los muy específicos dilemas en el proceso de asimilación a la América rural sino también cómo afronta cuestiones más amplias de humanidad básica: los vacíos que combatimos todos entre los vínculos familiares y la independencia, la fe y el escepticismo, a caballo entre el sentimiento de outsider y el anhelo de pertenencia.
Chung nos dice: “Para mí, la película se reduce a esperar lo mejor el uno del otro. Lo que más quería estribaba en dejar que el espectador entrase en el mundo de esta familia con sinceridad y honestidad, sin juzgar a nadie. Nos une mucho más como seres humanos que según las categorías superficiales que hemos creado. Para algunos, Minari. Historia de mi familia puede ser la ocasión de ver a un americano coreano que explica nuestra historia, pero me he dado cuenta de que esos personajes significan mucho también para la gente de Arkansas, o de Nueva York, o de donde sea. Ésa ha sido una de las cosas más emotivas, constatar cómo una historia tan personal para mí puede emocionar a gente tan distinta de modos tan significativos.”
ORÍGENES...
Minari. Historia de mi familia fue tomando forma en Lee Isaac Chung cuando reparó en lo mucho que anhelaba explicar a su hija su origen, qué le supuso a sus padres venir a América, y qué significaba para él la familia, pese a todo el caos aunque también algunas misteriosas gotas de gracia.
“Mientras escribía Minari. Historia de mi familia, tenía la sensación de usar el último recurso porque pensaba: “si pudiera dejar a mi hija una historia. ¿cómo querría que fuera?” –Chung comenta–. “Anoté ocho recuerdos visuales de cuando tenía la misma edad que mi hija; iban desde las acaloradas discusiones de mis padres en Arkansas hasta el hombre que ayudó a mi padre a arrastrar una cruz por la ciudad, pasando por mi abuela cuando quemó la mitad de la granja. Al mirar a través de esos recuerdos, pensé que quizá era aquélla la historia que quería narrar todo el tiempo”.
Lo que surgió se parecía a una carta de amor a sus padres, pero al tiempo también una carta de amor a todos los padres que tratan de velar por el futuro de sus hijos. Resultó una ficción, pero una que esperaba rindiera homenaje a la tenacidad de sus padres en la forja de una vida americana que no se ha escrito y que también fuera un regalo a su hija mientras crecía.
“Minari. Historia de mi familia no es una representación fiel de mi niñez” –precisa Chung–, “y Jacob y Monica no son mis padres. Pero hay resonancias, la significación personal es profunda”.
Desde el principio de su carrera, Chung nunca ha tomado el camino recto. Una vez criado en una pequeña granja de Lincoln, Arkansas, realizó su primer largo en Ruanda (adonde su esposa, arterapista, viajó como voluntaria). “Munyurangabo”, una historia de amistad entre dos jóvenes de etnias distintas, fue un debut marcadamente inusual. Realizada en tan sólo once días con actores locales, es el primer largo en lengua kiñaruanda. La acogida fue extraordinaria; el desaparecido Roger Ebert escribió: “es, en cada uno de sus fotogramas, una película bella y potente, una obra maestra.”
Chung seguiría experimentando con la forma: escribió y dirigió “Lucky Life”, un drama familiar basado en la poesía agridulce y peculiar de Gerald Stern; y “Abigail Harm”, un surrealista cuento de hadas de Manhattan.
Minari. Historia de mi familia es de nuevo algo distinto, algo tan próximo a la verdad que su intimidad entraña un riesgo enorme en el mejor de los sentidos. Conjurar la juvenil exuberancia, ansiedad y atrevimiento de David fue para Chung una revelación particular, al fundir el niño y el padre en él.
“Hay una danza constante entre dos cosas opuestas que están en la creación de David: mis recuerdos interiores cuando niño sintiendo miedo, excitación y curiosidad; y observar a mi hija ahora desde fuera, viendo cómo procesa los momentos importantes. David resulta una mezcla de mí mismo queriendo decirme cosas y queriendo decirlas a mi hija” –comenta Chung.
De igual modo, disfrutó la canalización del resto de la familia ficticia del film con empatía y apreciación de lo que los mueve. El patriarca de la familia, Jacob, se siente muy orgulloso de su independencia, mientras su esposa Monica intenta mantener intacta, con sentido práctico, la vida en familia en medio del caos que Jacob ha generado con el traslado. La hermana mayor, Anne, adquiere experiencia y sentido del deber con rapidez cuando se le dan sin preguntárselo grandes responsabilidades, en tanto David intenta rechazar pícaramente a su recién llegada abuela Soonja, quien rompe la frágil paz con sus comentarios hirientes si bien perspicaces. Y también está el humor y la humanidad de Paul, empleado de Jacob, un ferviente pentecostal en permanente estado de contrición.
Aunque cada personaje tiene su propio aprieto cómico, no hay ni juicio ni sátira. “Siento auténtica admiración por todos los personajes de la película” –dice Chung–. “Era importante no permitir que ninguno de ellos simbolizara algo o fuera arquetipo alguno de lo social o político. Y ello porque he tenido el privilegio de conocer a gente como ésta que era parte de mi vida, que me dio la libertad de centrarme en escarbar en lo que los motiva. Quería crear gente que estuviera completamente viva, gente que te invite a descubrir más y más sobre ellos”.
Mientras los recuerdos constituyen el alma de Minari. Historia de mi familia las influencias también provienen de la literatura americana. Chung consideró particularmente la sinceridad cómica y feroz de Flannery O’Connor acerca de los sureños de campo enfrentados a la fe, la intolerancia, la salvación y sus propios defectos. “Lo que me encanta de O’Connor es que a menudo los personajes que te hacen sentir más incómodo son los que ofrecen gracia y redención. En ello hay algo del todo ilógico y alentador” –cree Chung–. También tuvo presente una página de Willa Cather, y recuerda de la misma una línea que le animó a seguir ahondando más: “Cather dijo, ‘la vida empezó para mí cuando dejé de admirar y comencé a recordar’. Pienso mucho en esa idea”.
Sin embargo, por mucho que Chung vea Minari. Historia de mi familia como una historia del todo americana, decidió escribir los diálogos de la familia en coreano para reflejar cómo funcionan realmente las familias que acaban de llegar al país. “Demasiado frecuentemente, ves gente en las películas americanas hablando inglés que en la vida real no lo haría. Pero creo que cuanto más auténticamente una película muestra los detalles de cómo viven realmente las personas, mayor sentido tiene” –explica–. “Hay una disonancia al hablar coreano en casa que no puede captarse de ningún otro modo”.
El distintivo estira y afloja de Minari. Historia de mi familia entre una encantadora especificidad y una universalidad identificable impresionó a la productora Christina Oh (“The Last Black Man in San Francisco”) de Plan B. El guión había llegado a su escritorio muy oportunamente el Día de San Valentín con recomendación del actor Steven Yeun, con quien ella había trabajado en “Okja”, de Bong Joon-ho. “Steven decía ‘debes leer esto’” –recuerda Christina–, “y tan pronto como lo hice, tuve la sensación de una cita maravillosa. Me enamoré. Me pareció una historia bellamente contada sobre inclusión, tolerancia y el reconocimiento de que todos somos lo mismo. Pero también es una experiencia emocional remarcable”.
Últimamente, Oh ha estado recibiendo una ingente cantidad de guiones sobre inmigrantes y diferencias culturales. Pero Minari. Historia de mi familia permanece muy aparte del paquete, por su dinámica familiar desnuda y precisa que Oh reconoció al instante de corazón. “Por primera vez, sentí que veía esta historia antes desde un punto de vista personal, humanista y empático que desde el exterior” –admite–. “Uno se siente realmente parte de las vidas de esta familia; te gustan, y te preocupas por ellos de verdad. Su historia posee una gran mezcla de sentimientos: divertidos, dulces, tristes, y esperanzadores. Y para mí, como niña de inmigrantes surcoreanos, representa una encapsulación importante e increíble de esa experiencia, cuya honestidad nunca antes había visto. Aunque no crecí en una granja ni pasé por las cosas que esta familia atraviesa, resultan profundamente auténticas para mí, y creo que esta honestidad hablará a todos”.
Minari. Historia de mi familia entró rápidamente en fase de producción pues Plan B se asoció con A24; el rodaje se inició en verano de 2019. Todas las partes se avinieron sin reservas a la decisión de Chung de mantener las escenas de la familia que transcurren en Corea. Oh nos dice: “Pese al idioma, esta película es muy americana, habla de ir tras el Sueño Americano. Crecí hablando coreano, pero me siento muy americana, lo cual es muy común.”
GALERÍA DE FOTOS
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