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SINOPSIS
30 de marzo de 1924, Beechwood (Inglaterra). El matrimonio Niven perteneciente a la aristocracia inglesa y que ha perdido a sus hijos en la guerra, se prepara para celebrar el Día de la Madre y el compromiso de Paul, el hijo de sus vecinos, con Emma Hobday. Los Niven han dado el día libre a su criada, Jane Fairchild, huérfana de nacimiento y, durante siete años, amante de Paul. Con la casa vacía, Paul y Jane se encontrarán por primera vez en el dormitorio de Paul. La joven pareja dará rienda suelta a la pasión clandestina sabiendo que la aventura llega a su fin y que será su último día como amantes...
INTÉRPRETES
OLIVIA COLMAN, COLIN FIRTH, JOSH O'CONNOR, ODESSA YOUNG, GLENDA JACKSON, SOPE DIRISU, CAROLINE HARKER, ALFREDO TAVARES, FORREST BOTHWELL, DEANO MITCHISON, CRAIG CROSBIE, CHARLIE OSCAR, SARITA GABONY, GEORGINA FRANCES HART
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NOTAS DE LA DIRECTORA...
El guion de Primavera en Beechwood cayó en mis manos como una chispa de pura energía que llegaba a mí desde una galaxia muy, muy lejana.
En ese momento, estaba trabajando en un programa de televisión, cuando recibí un correo electrónico de mi agente -sabía que me estaba ahogando en mi trabajo -, en el que me decía; "Lee esto. Tienes que leerlo. Cuando lo hagas entenderás por qué".
Leí el guion en un día, en fragmentos de 5 o 10 minutos, siempre terminaba volviendo a él. Al terminarlo estaba llorando.
Primavera en Beechwood parecía, de alguna manera, haber encontrado su camino hacia mí, y ahí estaba, este maravilloso guion, hablándome, en una frecuencia que únicamente las obras de arte más honestas lograban abrirme.
Nunca antes me había sentido tan a gusto y cómoda con el guion de otro escritor, y de repente ahí estaba, susurrándome al oído. Este guion era la culminación de todo lo que me apasiona en la vida: la escritura, el sexo y el cine en estado puro.
Era la oportunidad perfecta para llevar a la gran pantalla la historia de una escritora al estilo de Doris Lessing y explorar la fragilidad y el poder del sexo, el amor y el impacto que tiene en la creatividad de una artista femenina.
Para lograrlo formamos una especie de triunvirato sagrado compuesto por la impecable escritura de Alice Birch, el carisma natural de Elizabeth Karlsen, y yo misma, un auténtico privilegio.
LA HISTORIA...
La novela de Graham Swift, Mothering Sunday, se publicó en 2016 con excelentes críticas. The Guardian dijo que "se siente como una obra maestra" y The Independent elogiaba su “mezcla onírica de recuerdo y realidad”.
Los socios y productores Elizabeth Karlsen y Stephen Woolley de Number 9 Films, viejos admiradores del autor ganador del Premio Booker, recibieron una prueba de impresión de la novela, poco antes de su publicación y ambos quedaron cautivados al instante.
Los realizadores venían del éxito de Carol, protagonizada por Cate Blanchett y Rooney Mara, y tenían una larga trayectoria desarrollando historias originales y adaptaciones literarias de material emocional y reflexivo como esta.
“Pensamos que el libro era realmente interesante”, dice Karlsen. "Nos reunimos con Graham un par de veces y todo encajó".
Aunque había otros productores interesados en la obra, Karlsen y Woolley, que en 1993 ya habían trabajado con Swift en una adaptación de su novela Waterland, finalmente lograron quedarse con los derechos.
"Siempre me ha gustado mucho el trabajo de Graham", dice Woolley. “Tiene una habilidad increíble. Su trabajo es muy divertido, sutil y conmovedor.
Pensamos que esto era bastante original. Pero, lo que realmente nos atrajo fue que el personaje de Jane estuviera tan bien dibujado. Se trataba de un nuevo acercamiento a un periodo muy común, hasta los años ochenta. A través de un personaje te lleva a través del Día de la madre, y los eventos que dieron forma a su vida, contados desde su punto de vista”.
La novela es una historia complicada de la memoria. Mientras que la Jane adulta recuerda el día que tanto la marcó, su memoria a veces se bifurca en direcciones inesperadas, deteniéndose en otros momentos determinantes de su vida. No estamos ante un simple drama que explora un romance protagonizado por miembros de diferentes clases sociales. Era necesario dotar a la historia de un enfoque completo y sutil que abarcara la vida posterior de Jane como autora y de la mujer en la que se convierte.
Para ello, los productores contrataron a la dramaturga y guionista Alice Birch. Alice debía adaptar el guion tras el reciente éxito obtenido con Lady Macbeth, su primera película como guionista.
Birch es ya reconocida como una guionista de gran prestigio gracias también a su adaptación de la miniserie Normal People y a su trabajo en la segunda temporada de la exitosa serie de HBO Succession.
Cuando Birch comenzó a trabajar en el guion, decidió casi al instante trabajar sobre una estructura fracturada en el tiempo que recuerda, pero no copia a la del libro. “Vi claramente que no podía tratarse de una estructura completamente lineal; esa no fue mi experiencia al leerlo. Me interesaban las diferentes formas en las que nos movemos en el tiempo con una imagen o una palabra, en definitiva, todo aquello capaz de desencadenar un recuerdo. Eso fue relativamente instintivo. Fue increíblemente emotivo y la escritura sumamente elegante.
Al leer el guion el personaje de Jane me resultó muy interesante y tremendamente cinematográfico. Pensé, sé de qué va y también a dónde irá. Es un simple latido, pero en su interior hay toda una vida.”
Después de que Birch dotara de una estructura al guion, llegó el momento de encontrar un director para dirigirlo.
Karlsen conoció a Eva Husson en el Festival de Toronto y se hicieron amigas al instante.
“Había visto la película de Eva Bang Gang (une histoire d'amour moderne) y pensé que tenía la audacia que necesitaba este guion”, dice Karlsen. "Ella tiene un sentimiento real por los matices, los silencios y todo aquello que no se dice. Es una persona muy sensible, capaz de concentrarse en la necesidad emocional de una escena, y sus decisiones sobre el encuadre y la presentación me parecían muy astutas.”
“Pensamos, es alguien con conciencia política, que al mismo tiempo no tiene miedo de ser real”, señala Woolley. "Ella era la combinación fantástica".
Al leer el guion de Birch, Eva sintió una conexión instantánea con la historia. “El programa de televisión en el que estaba trabajando tenía mucha acción”, dice Husson.
“Y de repente me llega este delicado guion y pensé, oh, esto es el cielo. Oro puro. Todo se reduce a puras emociones, esa delicada línea de vulnerabilidad e intimidad entre las personas. Eso me interesa muchísimo. ¿Cómo sobrevives a la vida? Es dura y te arroja innumerables eventos trágicos, así que ¿Cómo es posible seguir creando, riendo y amando, a pesar de todo?
EL EQUIPO...
Con director y guionista ya a bordo, llegó el momento de elegir al reparto. Inmediatamente me vinieron a la mente algunos nombres. Josh O’Connor, gracias a
su impresionante actuación en Tierra de Dios, fue desde el principio, uno de los favoritos para interpretar a Paul.
Tuvo una reunión prepandemia con Husson y esa reunión convenció a ambos de que querían trabajar juntos. "Leí el guion muy rápido, lo cual es una buena señal", dice O'Connor. "Soy un gran admirador de la escritura de Alice. Una semana después, cuando me reuní con Eva, ya tenía muy claro que quería hacerlo. ¡Así fue!
Estos son los roles que me interesan, los que trabajan las grandes emociones y las cuestiones importantes de la vida.”
Pero Husson no pudo cerrar a O'Connor hasta que encontró a su Jane. Debía estar segura de que los actores elegidos tenían la química necesaria. Eso llevó un poco más de tiempo.
Al ver a Odessa Young en Shirley, se dio cuenta de que podrían haber encontrado a su protagonista.
En ese momento, el COVID se estaba extendiendo y viajar era muy difícil, por lo que la pareja habló a través de Zoom, y, aun así, la chispa entre ellos surgió al instante.
"Leí el guion y fue asombroso", dice Young. “Tuve una reunión maravillosa con Eva más o menos, tres días antes del confinamiento masivo. No recuerdo si en esa reunión en algún momento llegamos a hablar de trabajo, o simplemente nos reímos y comenzamos esta bonita relación que mantenemos desde entonces.
Desde el primer momento vi que Eva tenía un inmenso interés emocional en la historia. Se trata de una película sobre una creadora que va contra las normas de su clase y su nivel educativo. Pienso que cualquier creador siente que crear es una lucha, en un mundo que no está configurado para ayudar a nuestros deseos, y especialmente a las creadoras. Eso fue lo que me hizo conectar poderosamente con la historia. Cuando sientes que todo el mundo está en la misma página, es algo mágico”.
Conscientes de que los protagonistas deberían pasar mucho tiempo juntos, y gran parte del mismo, desnudos, los jóvenes sabían lo importante que era que se llevaran bien y cuando finalizó la cuarentena, O'Connor invitó a almorzar a Young.
“Rápidamente me convertí en un gran admirador suyo”, dice. “Sabía la importancia de tener una buena relación con tu coprotagonista y más aún cuando estás trabajando en algo tan íntimo y estás tan vulnerable. Fue muy importante para mí, y estoy seguro que también para Odessa, debíamos construir una muy buena relación para sentirnos seguros. La llevé a almorzar y después salimos a caminar por Camden Canal. Así fue como empezó nuestra increíble relación laboral. Odessa, definitivamente, tenía la esencia de Jane.”
Young admite que no siempre fue todo tan fácil como parecía. Al finalizar la cuarentena tuvo que hacer las pruebas de vestuario y de maquillaje para la película y no tuvo el tiempo necesario para llevar a cabo la investigación que le habría gustado por lo que tuvo que trabajar desde un lugar más instintivo. “Estaba nerviosa”, reconoce. “Era la primera vez que interpretaba a alguien que pasaba de tener 15 o 16 años [en flashbacks de 1918] a una mujer de cuarenta y tantos, y no sabía si sería capaz de hacerlo.
Afortunadamente, en el equipo teníamos a auténticos genios en los que confiar porque los riesgos emocionales eran muy altos”.
"Con el reparto, tuvimos mucha suerte", dice Husson. “Conseguimos a Odessa y a Josh y, a partir de ahí, todo el mundo parecía adorar el guion y aceptaba rápidamente unirse al reparto. ¡Colin Firth, sí! Olivia Colman, ¡oh sí! Aportaban tanta seriedad y dignidad a sus personajes, que su mera presencia enaltecía aún más la historia.”
El guion llegó a Colin Firth, quien interpreta al señor Niven, el empleador de Jane, poco antes del confinamiento masivo. Firth confiaba plenamente en la capacidad de Karlsen y Woolley para sacar adelante el proyecto, y rápidamente conectó con los temas. “Percibía la película como algo muy compasivo, extremadamente reflexivo y honesto”, dice. “La atención se centra en Jane. Asistimos al surgimiento de una persona fuerte, intensa y extraordinariamente inteligente, y a la explosión de su imaginación. Me encantó la forma en que estaban escritos los diálogos, porque no eran obvios.
Creo que Alice Birch ha intentado, con éxito, identificar patrones de pensamiento, la forma en que la gente habla cuando la comunicación no es fácil, ya sea por razones culturales o emocionales. Como actor, en ese sentido, es muy estimulante ser presentado con patrones de habla veraces. No es algo fácil de conseguir, o aprender, puesto que no tiene la lógica obvia de la sintaxis perfecta. Va mucho más allá, debes profundizar todavía más. Todo esto, en cierto modo, supone un desafío. Pero si lo superas, la recompensa que obtendrás será enorme.”
Olivia Colman, recién salida de interpretar a la reina Isabel en The Crown, también se enamoró del guion rápidamente y aceptó interpretar a la Sra. Niven. “Está bellamente escrito. ¡Y ser la esposa de Colin Firth es muy agradable!"
Colman se ríe, pero su personaje es uno de los que tiene una mayor carga emocional de toda la historia. “La Sra. Niven perdió a sus dos hijos en la guerra, y ahora es una mujer completamente rota. Antes, era una mujer muy guay, con dinero que podría haber remado un bote o pilotado un avión. Era una mujer muy moderna y adelantada a su época. Tenía una vida hermosa. Pero desde que perdió a sus hijos apenas habla, para ella, la vida ya apenas tiene sentido. Está atravesando un momento horrible.”
Para Ṣọpẹ Dìrísù (Donald), la estrella de los éxitos Casa ajena y Gangs of London, la audición para la película fue un hito menor. “Fue el primer self-tape que hice durante el confinamiento”, ríe Dìrísù. “Leí los diálogos con mi hermana. Nunca antes había leído con ella y, la verdad, es que fue muy divertido. Fue un gran alivio tener algo para leer durante el confinamiento".
Aunque el personaje de Donald no ocupa mucho espacio en la novela, sin embargo, se convierte en una figura clave en la madurez de Jane en el guion de Birch. “Me sorprendió mucho al leer la novela”, dice Dìrísù. “Me quedé asombrado al ver como Alice, a partir de un par de frases, había creado toda una vida. Creo que eso define perfectamente su gran imaginación y el poder de su escritura".
Dìrísù no era el único actor ansioso por empezar cuanto antes tras el confinamiento.
Otra figura clave era la de Glenda Jackson, que interpretaba a la Jane mayor, que echaba la vista atrás, en la década de los 80 recordando su vida. Glenda fue la inspiración particular para la joven Odessa.
“Estoy llegando a un punto, tanto en mi vida personal como en mi carrera, en el que empiezo a pensar que actuar no lo es todo”, admite Young, “y que solo lograrás triunfar si tienes otros intereses. Conocer a Glenda Jackson en ese momento de mi vida fue una buena lección que me dio el destino. Con su carrera política e interpretativa, Glenda tenía la cabeza muy bien puesta sobre los hombros. Es una mujer maravillosa y siempre dispuesta a cualquier cosa. Si en algún momento de mi vida, tuviera la mitad de gracia que tiene ella, me consideraría muy afortunada.”
Además de a su increíble reparto, la producción logró atraer a sus filas a un equipo maravilloso y tremendamente talentoso para detrás de las cámaras. La diseñadora de vestuario Sandy Powell, tres veces ganadora del Oscar, era amiga de Elizabeth Karlsen y Stephen Woolley. Había trabajado con ellos en Carol y Entrevista con el vampiro, por lo que le enviaron una copia del guion. Se reunió con Husson y rápidamente se unió al equipo.
"Sandy Powell es una auténtica genio", dice Olivia Colman. Ambas habían coincidido en el rodaje de La favorita. “De al menos dos de los trajes tenía un trozo de tela en su casa y, a mí, me parecía tela de cortina, pero eso con sus maravillosas manos y unos alfileres ¡tada! Se convertía en un precioso vestido de los años 20.”
Nadia Stacey, también trabajó con Powell en La favorita y ganó un BAFTA por su trabajo. Se unió al equipo como Diseñadora de peluquería y maquillaje, mientras que la ganadora del BAFTA Helen Scott (Cumbres borrascosas, Small Axe) firmó como Diseñadora de producción.
"Básicamente, Helen Scott creó el mundo en el que nos adentramos aquí y, de algún modo, eso resolvía la mitad de los problemas que podían surgir a los actores", dice Firth. “Si el mundo se esboza de un modo tan realista como aquí, es como tener otro personaje al que poder responder. Todo tiene una elegancia más bien melancólica.
Simplemente apoyándote en una mesa, tienes la sensación de que todo lo que hay ahí tiene tras de sí toda una vida.”
Jamie Ramsay, el director de fotografía sudafricano, más conocido por su trabajo en la nominada al BAFTA, Moffie, también se unió al equipo, al igual que Morgan Kibby, quien ya había trabajado en dos ocasiones con la directora; en Bang Gang (une histoire d'amour moderne) y Les filles du soleil.
En septiembre de 2020, a pesar de todas las dificultades provocadas por la pandemia, todas las piezas estaban en su sitio y todo listo para comenzar la producción.
EL RODAJE...
Hacer una película, en circunstancias normales, ya es muy difícil, pero filmar durante una pandemia multiplica mucho más el nivel de dificultad. La preproducción de Primavera en Beechwood comenzó cuando aún el Reino Unido y otros países sufrían restricciones. Y, lo peor era que reinaba una gran incertidumbre. Nadie tenía claro que sería posible hacer cuando empezaran a relajarse esas restricciones.
"Todo el equipo de producción trabajaba de forma remota", dice Karlsen. “Al principio ni siquiera era posible juzgar si sería viable hacer la película. Nos encontrábamos en un territorio totalmente desconocido. En ese contexto, lo primero que hice fue organizar una llamada de Zoom con la directora, la diseñadora de vestuario, el director de arte, el director de fotografía y todas las personas clave del equipo."
Ese Zoom confirmó que todos estaban comprometidos al 100% con la película. El zoom fue seguido de una misión de reconocimiento de una localización de aspecto bastante prometedor que Karlsen y su equipo habían encontrado justo antes del confinamiento. Husson, atrapada en París, la “visitó”, durante casi dos horas a través de Facetime. “Fue entonces cuando pensé, que esto iba a funcionar”, dice Karlsen.
"Todo el mundo quería que la película saliera adelante y estaba convencida de que podíamos conseguirlo".
La preproducción remota no era fácil; la comunicación entre departamentos a veces resultaba difícil y Karlsen admite haber sufrido algunos momentos de desesperación.
Pero gracias a la determinación y compromiso de todos, por fin, llegó el primer día de rodaje en exteriores, y una vez allí, todo encajaba perfectamente. “Lo comparo con una carrera que está a punto de comenzar, todos los caballos están agitados moviendo la cabeza de un lado a otro”, dice Karlsen. “Solo es necesario que la puerta se abra para que los caballos hagan lo suyo. Como siempre ocurre, la anticipación del evento es más abrumadora que el evento en sí.”
"No podíamos creer que estuviéramos rodando", dice Woolley. “Elizabeth estaba al frente todos los días, haciendo una película con mascarilla, lo cual no era fácil y además resultaba tremendamente estresante porque estábamos haciendo pruebas
todo el tiempo. ¿Y si una prueba daba positivo, qué debíamos hacer? Los grandes estudios, cuentan con presupuestos enormes para aislar inmediatamente a equipos completos, pero nosotros contábamos con un presupuesto mucho más restringido, por lo que estábamos obligados a tener muchísimo cuidado en todo momento para evitar contagios.” Esa diligencia debía ser absoluta. Todos, actores y equipo técnico, se sometían semanalmente a dos pruebas y, en su día a día, seguían estrictos protocolos de distanciamiento social. Además de todo esto, Karlsen y su equipo de producción hacían frecuentemente recordatorios sobre la importancia del uso de la mascarilla y el distanciamiento en sus tareas habituales.
No siempre fue fácil, las comidas se hacían en grupos pequeños en el set, sin carpa o lugar específico para el catering, con la comida sobre las rodillas, pero, afortunadamente, las estrictas medidas funcionaron. Al no haber contagios no tuvimos que paralizar el rodaje en ningún momento y milagrosamente conseguimos rodar la película entera entre el primer y el segundo confinamiento en Reino Unido.
"Una de las mejores cosas del cine, o de cualquier otro trabajo, supongo, es ver la cara de las personas y la interacción humana", dice O'Connor. “Y todo eso se limitó muchísimo debido al COVID-19.”
En comparación con otras producciones, Primavera en Beechwood contó con varios factores a su favor para filmar durante la pandemia. En primer lugar, estaba casi todo listo para arrancar antes del primer confinamiento del Reino Unido y durante ese parón obligado terminamos de colocar las piezas finales. Eso nos permitió tener todo a punto para que el equipo entrara en acción en cuanto se levantaran las restricciones.
En segundo lugar, se trata de una historia sin escenas con grandes multitudes o de acciones complicadas que necesitaran a un equipo numeroso. La historia se desarrolla en pocos lugares y además la mayoría de ellos, son casas de campo de acceso público restringido, lo que nos favorecía mucho.
“Fue increíble estar en esos paisajes y en esas casas”, reconoce Young entusiasmada sobre el rodaje. "Había estado en Inglaterra una vez antes, pero la mayor parte del tiempo me quedé en Londres y no tuve oportunidad de ver ese tipo de belleza bucólica del que todo el mundo habla.” Esa belleza estaba presente en cualquier localización de un día cualquiera de rodaje en el pueblo de Hambleden, que ocupaba el lugar de Titherton del libro. Hambleden tenía una pequeña colección de casas de piedra y ladrillo rojo, con techos de pizarra hundidos y jardines llenos de rosas.
El día que Primavera en Beechwood llegó a la intersección del pueblo, el monumento levantado en memoria de la guerra apareció lleno de flores para representar el escenario de 1924 y la pérdida, aún fresca en la mente de los residentes, de toda una generación.
La diseñadora de producción Helen Scott y su equipo se apresuraron a plantar flores de primavera en los alrededores de la escena para disimular el hecho de que la filmación era en octubre, con narcisos esparcidos por el cementerio de St. Mary's y flores silvestres por las paredes.
El rodaje avanzaba hacia la iglesia, el tráfico atravesaba la carretera principal del pueblo y algunos excursionistas curiosos se detenían, para ver qué estaba pasando, antes de continuar hacia las colinas sobre el pueblo. El rodaje tuvo que detenerse un instante para que el cartero pudiera repartir todas las compras online fruto de la pandemia.
Al principio el sol cooperó, pero pronto el clima se volvió húmedo y lluvioso, lo que supuso un desafío para el director de fotografía Jamie Ramsay que durante todo el rodaje se esforzó al máximo para que cada día pareciera el domingo bendito y soleado que describen tanto en el libro como el guion.
“El 70% de la película se desarrolla en un soleado día de primavera, por lo que, que el rodaje tuviera lugar en otoño en Reino Unido, para un director de fotografía sudafricano, suponía un enorme desafío”, dice Ramsay. “En Sudáfrica hay mucho sol y la luz es brillante mientras que aquí es mucho más suave. Así que nuestro objetivo era captar todos los momentos soleados y luminosos que pudiéramos e intentar que la lluvia se transformara en un atractivo día.
Obviamente, todo esto suponía un enorme desafío creativo, tratando de separar sutilmente los períodos de tiempo, para evitar los tropos de los flashbacks. Utilizamos diferentes lentes para ayudar a separar esos momentos. Intentamos implantar sutilmente detalles visuales que inconscientemente separaran los períodos de tiempo.”
Incluso cuando la lluvia se intensificaba, el equipo mantenía el optimismo, protegía las cámaras, envolviéndolas con plásticos y levantaba carpas para resguardarlas. A Husson nada la detenía, y además, pasara lo que pasara, la mayor parte del tiempo estaba sonriendo.
"Eva tiene una energía extraordinaria, que impulsaba su gran intelecto", reconocía Firth sobre su estilo de trabajo. "Eva continúa cuestionándose todo. No sé si es significativo que no sea británica cuando observamos algo tan inglés. Pero creo que funciona. No está demasiado centrada en los protocolos de ser inglesa, sino en todo aquello que hay debajo. Está muy comprometida y es maravilloso encontrar una directora que comprenda tan bien el texto, el oficio, que tenga habilidad con los actores y con los humanos en general, pero que también comprenda la fotografía, las ópticas y todo lo importante a la hora de hacer una película.”
Para mantenerse calientes, Odessa Young (Jane) y Patsy Ferran (Milly), su compañera sirvienta, se colocan bolsas térmicas en los zapatos y en la parte trasera de sus trajes mientras van en bicicleta a la estación.
La diseñadora de maquillaje, Nadia Stacey, aprovecha para retocar su trabajo entre tomas. "Con una narrativa tan fuerte no debería notarse el maquillaje", dice. "Debe estar perfectamente integrado y funcionar junto con el resto de elementos dando así una mayor credibilidad a la época en la que estamos. Así que el maquillaje era muy natural.
Pero el peinado, debido a quién es Jane y al no estar en el centro de Londres, debía tener cierto toque anticuado, tiene una forma eduardiana. Y ese peinado debía ser algo práctico, que pudiera hacerse ella misma.”
A pesar de la intensidad emocional de los personajes y los temas de duelo y amor perdido presentes a lo largo de toda la película, el escenario en sí, siempre se mantuvo alegre y animado.
“Colin y Olivia son artistas increíblemente generosos”, reconoce Young. Y, además, ¡realmente divertidos! Me considero muy afortunada por haber tenido la oportunidad de haberlos conocido personal y profesionalmente!”
“Con Odessa y con Olivia el set ha sido muy divertido”, declara Firth. “A menudo descubro que, cuanto más intenso es el proyecto, más nos divertimos rodando. ¡Es al hacer una comedia cuando todos se vuelven declara Firth ansiosos y pesimistas!
Además de estar completamente involucradas, ambas han resultado ser una compañía muy divertida y estimulante”, admite Firth Olivia reconoce que para ella esta experiencia ha sido tremendamente emotiva; incluso simplemente al recordarlo, le cuesta mantener los ojos secos.
“Para mí, el mayor desafío era lograr no llorar todo el tiempo”, dice Colman. "Hay momentos en los que está rota y, al escuchar lo que dicen los demás, me pongo a llorar. Así que tengo que evitar a toda costa escuchar lo que dicen o pensar en algo que no me haga llorar. Trabajar con Colin era un sueño cumplido. Resultó ser tan encantador como creía y mucho más propenso a reírse de lo que imaginaba.”
Aunque llovía a cántaros, Karlsen se mantenía serena. "Al final todo sale bien", decía, encogiéndose de hombros, mientras volvía a telefonear para confirmar los protocolos de seguridad con la siguiente localización. Milagrosamente, ninguna de las localizaciones fracasó, y el rodaje terminó a principios de noviembre, unos días antes de que el Reino Unido decretara su segundo confinamiento masivo.
LA HISTORIA DE AMOR...
Todos los esfuerzos fueron puestos al servicio de la extraordinaria historia de amor que cuenta Primavera en Beechwood.
La columna vertebral de la historia tiene lugar ese domingo de marzo, con momentos íntimos entre Jane y Paul. A pesar de la enorme brecha existente entre ellos debido a la diferencia de riqueza y de oportunidades, y a pesar de su compromiso con otra mujer, sus personajes han sido capaces de mantener durante años una bonita historia de amor.
En muchas de las escenas que comparten están desnudos, en un abrazo poscoital que, para cualquier artista, requiere un grado extraordinario de confianza e intimidad. En el equipo todos tenían claro que ninguna de estas escenas sería gratuita o resultaría desagradable para ninguno.
“Buena parte de esta película no tendría la misma resonancia emocional si la desnudez no estuviera ahí”, reconoce Young. “De hecho, la visión de su cuerpo desnudo en estas escenas es el corazón de la película. A través de esas imágenes vemos a una Jane completamente expuesta y vulnerable, pero, a la vez, tan poderosa.
No había otro modo de hacerlo. Había visto el trabajo de Eva en su película Bang Gang (une histoire d'amour moderne) que también contenía imágenes de este tipo y estoy convencida de que en manos de cualquier otro director habrían resultado gratuitas, pero no estando ella detrás de la cámara. Eso me dio mucha confianza.
Sabía que estas escenas de Primavera en Beechwood se harían con mucha delicadeza.” Jane no solo pasa la mañana con su amante, también deambula desnuda por la casa.
Se trata de en un momento excepcional de libertad para una chica que ha pasado la mayor parte de su vida al servicio de los demás. Las escenas debían transmitir cierta liberación, y eso no siempre fue sencillo.
"Esta era la primera vez que me exponía tantísimo", admite Young. “Estaba muy nerviosa. En el calendario los desnudos se concentraban a lo largo de una semana. A medida que se acercaba la fecha, comencé a darme cuenta de que cuando exponía una idea o una pregunta, Eva terminaba mi oración, porque ella estaba teniendo la misma idea. Para mí eso fue tremendamente reconfortante, porque cuando llegó el momento de grabar los desnudos, ambas estábamos ya en la misma página.
Cuando terminó esa semana, ya casi se me olvidaba volver a ponerme la bata. Era tal la complicidad, que, de repente, mi cuerpo desnudo ya no se sentía expuesto.
Eso fue posible gracias a la grandísima seguridad que me proporcionaban el equipo y el set dónde rodábamos.”
“Era una cuestión de comunicación, sentido común y amabilidad”, dice Husson. “Se trataba de preparar las escenas asegurándose de que todos estuvieran presentes y definir claramente hasta dónde llegar.
Nos reímos mucho. Honestamente, no hay nada sexy en filmar una escena de sexo.
Resulta incómodo para todos. Como directora, te encuentras dirigiendo las emociones en el rostro de alguien mientras finge tener sexo, ¡es horrible!
Yo, personalmente, lo abordo como si de una coreografía de baile se tratara. Con esa mentalidad veía al cuerpo como una herramienta y me limitaba a coreografiar la interacción física. Así, al no verse envueltos en algo demasiado personal, todo se volvía mucho más sencillo para los actores. Tanto Josh como Odessa reaccionaron francamente bien.”
O'Connor estuvo de acuerdo. “Odessa y yo tuvimos una semana, tal vez dos, de ensayos, lo cual fue realmente bueno. En ese tiempo resolvimos nuestra relación de principio a fin. La desnudez en pantalla era una de las cosas en las que yo, afortunadamente o no, tenía poca experiencia en mi carrera".
Fue el contenido dramático lo que más afectó a los actores, por lo que tuvieron que encontrar formas de relajarse. Después de un día exigente en el que O'Connor afirma que estuvieron "emocional y físicamente desnudos especialmente todo el día", pasaron la pausa del almuerzo jugando a un juego de su infancia que él llama "Dub Dub", para desconectar y re energizarse antes de volver a enfrentarse al dilema de los amantes.
Si creías que las escenas de desnudos facilitaban el trabajo de Sandy Powell como diseñadora de vestuario, estabas completamente equivocado; ríe la diseñadora. "De hecho, esa desnudez te da aún más en lo qué pensar porque al ver absolutamente todo, no hay forma alguna de engañar”, admite Sandy.
"El interior de toda la ropa debe ser auténtica, porque nunca sabes cómo se la van a quitar o si vamos a terminar viendo en algún momento el interior de un pantalón o de una blusa". Así que, desde la ropa de calle de Jane, sencilla y práctica, hasta la inmaculada ropa de Paul, cada uno de sus detalles debía ser muy preciso.
La tragedia es que Jane y Paul además de hacer frente a la división de clases, también deben superar las secuelas de la Primera Guerra Mundial, donde todos los hombres jóvenes de las aldeas murieron, dejando a sus padres y a familias enteras desconsolados y obligándolas a afrontar una pérdida devastadora.
Los padres de Paul, los Sheringham, son los mejores amigos de los Niven, y de la familia Hobday. Paul, es el único hijo superviviente de las tres familias, y su matrimonio con Emma Hobday (Emma D'Arcy) representa la única esperanza para esos seis padres asolados por la muerte de sus hijos.
Para preparar su personaje, "investigué mucho sobre el concepto de culpa del superviviente", admite O'Connor. “Estas tres familias perdieron a cinco hijos en la guerra. El que sobrevive se ve obligado a cargar con todo el peso de las expectativas de los padres de los otros. Pasé mucho tiempo tratando de lidiar con eso, un joven que está locamente enamorado de alguien con quien no puede estar. Lo más difícil fue no profundizar demasiado en su tristeza.”
LA MADUREZ DE JANE...
“La mayor diferencia entre el libro y la película es que el libro está muy ambientado en el domingo del Día de la madre”, dice Young. “Ese es obviamente el corazón de la película, pero en el guion Alice extrapoló otros capítulos de la vida de Jane.
Eso nos permitió tener, más allá de los amantes, otros personajes en la historia.
Me puse a trabajar con Ṣọpẹ, un actor increíble, y eso hace que parezca que hay dos películas diferentes, pero no de un modo desconcertante. Fue realmente hermoso vivir esas dos partes de la vida de Jane.”
Después de las experiencias de Jane en 1924, también vemos fragmentos de su vida en la década de 1980, cuando Glenda Jackson asume el papel, y a finales de la década de 1940, donde una Jane madura está en una nueva relación, con Donald (Dìrísù), un personaje al que se mencionado, pero no aparece muy retratado en la novela.
“Su raza es importante”, reconoce Dìrísù. “Esto es anterior a Windrush, por lo que para un hombre negro estudiar en Oxford era algo extraordinario. Pero, para Eva y para mí, era importante mantenernos alejados de la narrativa habitual del amor prohibido. Estaba cansado de representar el amor interracial como una lucha;
Únicamente quería celebrar nuestra historia de amor. Jane y Donald están conectados a nivel intelectual y además ambos tienen un gran sentido del humor.
Fue maravilloso poder retratar, en esa época, a un hombre negro que celebraba su excelencia.
Para Young, que en ese momento tenía 22 años, interpretar a la Jane de 40 y tantos requería un nuevo aspecto físico además de asistencia protésica. "Trabajé con un entrenador de dialecto y movimiento fantástico llamado Neil Swain (El discurso del rey, La favorita)", declara Young. “Hablamos mucho sobre la forma en que se desarrolla la voz a lo largo de los años. Especialmente porque Jane es sirvienta, trabajaba fregando suelos y nunca miraba a los ojos a la gente. Por tanto, hay una enorme evolución desde esa parte de su vida hasta el momento en el que comienza a florecer como una persona dueña de sí misma. Hablamos sobre las pequeñas cosas que podrían fomentar ese desarrollo.”
El equipo de maquillaje de Stacey se sumó a ese trabajo vocal y físico. "Esas escenas de la década de los 40 requerían prótesis, porque el salto en el tiempo tenía que ser notable, ¡pero sutil!" dice Stacey. “Hay personas que al envejecer no cambian mucho.
Algunas arrugas alrededor de los ojos, tal vez un poco de papada y poco más.
A la Jane madura la pusieron una peluca, para darle un color de cabello menos vibrante.
Siempre buscando lo mejor para el personaje.”
"Ambos nos interpretamos de mayores", admite Dìrísù. “Contábamos con un equipo excelente, nos sentábamos durante un par de horas en el sillón de maquillaje y cuando nos levantábamos teníamos algunas arrugas protésicas increíbles que nos envejecían de una forma totalmente creíble. A mí, además también me hicieron una barba falsa. Fue asombroso; con las prótesis la diferencia era notable.”
"Debemos tener presente que sigue siendo la misma persona", dice Powell al hablar de los trajes de sus años de madurez. "Se trata de una mujer que va en bicicleta, una persona activa, por lo que toda su ropa debía ser práctica y cómoda. Algo que una mujer de espíritu libre se compraría si tuviera un mayor presupuesto para gastar en ropa".
Cuando la película salta de nuevo hasta la Jane entrada en años a la que interpreta Glenda Jackson, la imagen en la que Powell se inspiró fue la de Doris Lessing al ganar el Nobel y ser sorprendida por la prensa en la puerta de su casa.
Aun así, la versión más adulta de Jane lleva una versión remezclada del tipo de ropa que usaba en la década de 1940, porque los gustos de una persona tampoco cambian de forma radical al llegar a la edad adulta.
En última instancia, todas las escenas posteriores reciben peso y se contextualizan con los eventos cruciales ocurridos durante el Día de la madre, eventos que Jane nunca revelará a nadie.
"Hice un borrador del guion en el que Jane no mantenía en secreto su historia de amor con Paul, en él la escribía como una historia", declara Birch. “Y Graham Swift dijo que eso no estaba bien. Eso me resultó realmente útil; me hizo darme cuenta de que el lector, o el espectador, era el confidente de Jane.”
Finalmente, la película revela ese secreto al público. Y es al describir el enorme impacto emocional que puede tener un solo día cuando los realizadores descubrieron un proyecto creativo en el que podrían trabajar, incluso en medio de una pandemia mundial. En un momento así, temas como el amor, la pérdida o empezar de nuevo parecían cobrar más importancia que nunca.
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