INFORMACIÓN EXCLUSIVA

LOS PRODUCTORES CUENTAN...
HISTORIAS REALES QUE DEBEN SER CONTADAS...
   El 29 de octubre de 2015 más de 250 personas fueron rescatadas en el Mediterráneo en el mayor naufragio de nuestra época hasta ese momento. Sucedió en la isla de Lesbos (Grecia), situada a tan solo 14 kilómetros de Turquía. Este, no fue un hecho aislado sino la consecuencia de los varios conflictos armados que aún se desarrollan en la actualidad. ¿Quién estaba en esa costa tratando de ayudar cuando no había medios ni apoyo para realizar labores de salvamento? Dos socorristas de Badalona: Oscar Camps y Gerard Canals. Junto a otros miembros de su equipo, y sin pensarlo dos veces, lucharon para intentar poner a salvo a las familias y personas que lo necesitaban. Es el inicio de la ONG Open Arms que a día de hoy ha salvado a más de 60.000 personas en el mar. Esta historia necesitaba conocerse así que decidimos ponerla en marcha y compartirla con todos.

UN DIRECTOR INVOLUCRADO Y LA ASESORÍA DE OPEN ARMS...
  Para llevar el timón de MEDITERRÁNEO pensamos en Marcel Barrena (Mon Petit, 2012; 100 Metros, 2016) un director que ha demostrado en varias ocasiones su capacidad de contar historias humanas con la proximidad o distancia que estas requieren. También sabíamos que era imprescindible trabajar mano a mano con las personas reales, con la gente que había vivido esta historia. Camps y todo el equipo de Open Arms han sido nuestros mejores aliados y asesores para conocer los pormenores de la historia y asegurar el rigor del guión. También contamos con el apoyo incondicional de Santi Palacios, el fotógrafo español ganador del World Press Photo que retrató de primera mano la historia.

ALGO MÁS QUE UNA PELÍCULA DINÁMICA Y PARA TODOS LOS PÚBLICOS...
  Nuestra intención siempre ha sido crear una película dinámica, que el público pueda disfrutar pero sin perder la esencia y particularidad que supone contar esta historia única. La mayoría de la película está rodada en Grecia, cerca de los espacios reales que se retratan, pero sin interferir en la vida y los problemas actuales de la zona. Durante el rodaje vivimos el incendio del campo de refugiados de Moria y tuvimos que cambiar los planes de rodaje debido a las condiciones marítimas. Los condicionantes han provocado dificultades en el rodaje y la necesidad de tomar muchas decisiones in situ.
  Fue un rodaje complejo pero seguimos pensando que era necesario hacerlo de esa manera para mantener la esencia.

LA IMPLICACIÓN DEL CAST, DE LOS EXTRAS Y DEL EQUIPO TÉCNICO, UN VALOR AÑADIDO...
  Hemos buscado la conexión intermediterránea implicando a actores y artistas de varios países. Hemos generado una simbiosis creativa que matiza ese espíritu de cooperación humana y sin banderas descrito en la película. Además, consideramos que era necesario trabajar con personas que hubiesen vivido la experiencia de la migración, el viaje y la llegada a las costas griegas. Por eso hemos trabajado con migrantes y refugiados para muchas de las escenas de la película.
  También contamos con un casting maravilloso. No podían ser otros los actores y actrices que reflejan el inicio de esta aventura real: Eduard Fernández, Dani Rovira, Anna Castillo, Sergi López, Àlex Monner y Patricia López Arnáiz son los elegidos para interpretar a los integrantes de lo que entonces era Proactiva y que hoy continúan trabajando por salvar vidas en el Mediterráneo.
  Hay que reseñar la importancia y el valor del equipo técnico de la película. No ha sido un rodaje fácil. Además de rodar en el mar, que siempre es complicado debido a no poder prever los cambios de mareas, la logística de las embarcaciones y el trabajo en el agua, también había que buscar unos tonos reales, una sonoridad diferente y tener la capacidad para adecuar el mensaje al ritmo, la música, la iluminación y la sonoridad que componen la película. Se buscaba una naturalidad que gracias a nuestros coproductores griegos, conocedores del terreno; y a Kiko, Arnau, Albert, Nacho, Alex y el resto del equipo.

EL CINE ES UNA HERRAMIENTA DE DIFUSIÓN Y SENSIBILIZACIÓN...
  Sabemos de la gran capacidad del cine como herramienta de sensibilización social, de dar a conocer historias y hacer que el público se plantee cosas. Nosotros también hemos querido implicarnos en la manera que sabemos hacerlo, haciendo cine y trabajando con Open Arms desde el principio y hasta el final.
  Estamos desarrollando una serie de acciones que ayuden a su trabajo en las labores de rescate y a la difusión de su labor en el Mediterráneo. Para nosotros como para ellos, cada vida cuenta.

EL DIRECTOR NOS CUENTA...
HAY HISTORIAS QUE DEBEN SER CONTADAS. MÁS SI MEJORAN EL MUNDO. ÉSTA ES UNA DE ELLAS...
  En septiembre de 2015 el mundo se estremeció con la fotografía de Aylán Kurdi, un niño sin vida en la orilla del Mediterráneo.
A Oscar Camps, un socorrista de Badalona, esa imagen le cambió la vida para siempre. Convenció a su amigo Gerard Canals para viajar a Lesbos y ver qué estaba ocurriendo allí.
  Lo que empezó como un viaje de dos días se convirtió en una misión que se alargó durante meses y que, a día de hoy, ha salvado la vida a más de 60.000 personas.
  Al ver esa foto, Oscar lo dejó todo para salvar a mucha gente de una muerte segura y denunciar lo que estaba pasando.
¿Qué podía hacer yo? Yo no soy socorrista, pero podía hacer una película que diese visibilidad a lo que ocurría a tan solo dos horas de avión de nuestra casa. Durante 4 años hemos estado trabajando, investigando y viajando a Lesbos para conocer la situación de primera mano y así darle forma a un proyecto en el que nos hemos enfrentado a lo inimaginable y que deja en ridículo los problemas habituales que se dan durante el rodaje de una película.
  En el camino nos hemos encontrado con una pandemia, con la grave enfermedad de uno de los protagonistas, con huracanes y con ataques fascistas. Nos hemos enfrentado también a la pérdida de actores y de cientos de figurantes y de localizaciones a pocas horas de empezar a filmar.
  También hemos sufrido la destrucción de cámaras y accidentes de barco. Nadie en el equipo se había enfrentado a algo semejante ni tampoco a un rodaje tan intenso en el mar, con la dificultad técnica, anímica y energética que representa y el peligro que además implica.
  MEDITERRÁNEO ha sido una película de enormes responsabilidades e infinitas emociones, antes, durante y después del rodaje. Hay historias e historias, y si te vas a dejar la piel, que sea para contar una historia como esta, una historia que emocione al gran público y que a la vez sea altavoz de los que no lo tienen.
  Presenciar la transformación de Eduard Fernández en Oscar Camps convirtiéndose físicamente en él; su devoción y entrega, su master de interpretación, el atronador silencio que genera cuando se pone delante de la cámara...
  Echarme al mar junto a Dani después de todo por lo que pasó ha sido de lo más emotivo que he vivido. Además, fue él quien 4 años atrás me ayudó a convencer a Oscar para hacer esta película… Ser testigo de cómo Anna Castillo se va convirtiendo en una de las mejores actrices del mundo…
  Contar con la implicación de Sergi López, Patricia López Arnaiz y Àlex Monner pese a estar acostumbrados a hacer papeles mayores…
Ver a todo el equipo dejarse la piel bajo el sol abrasador de Grecia…
  Por todo ello, MEDITERRÁNEO ha sido una experiencia vital que guardaré para siempre en mi memoria y corazón porque para mí ya es y será siempre mucho más que una película.
  Desde que conocí a Oscar y desde que pisé Lesbos, sentí que esta historia debía contarse de la forma más realista posible, por eso lo convertí en mi socio para que compartiera conmigo todos los detalles: el trabajo con los personajes, la ambientación, incluso cómo hacer los rescates, cómo mirar, cómo comportarse…
  Para conseguir la máxima veracidad posible usamos el material real que los socorristas utilizaron en el gran rescate, las mismas motos, los mismos chalecos salvavidas; recuperamos las mismas barcas que usaron los refugiados para llegar a Lesbos, rodamos en las oficinas reales de los socorristas de Open Arms con las personas reales de esta historia haciendo de extras. Reconstruimos el campo de refugiados de Moria al detalle y contratamos como figurantes a cientos de refugiados que sobrevivieron al mar.
  Antes de empezar el rodaje me reuní con un psicólogo del campo de refugiados de Moria. Para mí era fundamental rodar con refugiados reales que hubieran vivido lo que queríamos contar, lo cual era muy delicado porque interpretar lo que habían vivido podía reactivar el trauma y era peligroso. Hicimos las convocatorias con sumo cuidado. ¿Y qué ocurrió? Que se presentaron cientos. Cada día. Su necesidad de contar lo que habían vivido, su necesidad e ilusión por formar parte de esto venció cualquier trauma. Contar con ellos en la película mejoró muchísimo todo aquello que previamente habíamos preparado, y nos enseñaron a contarlo.
  Con este realismo queremos que el espectador sienta lo que están viendo y viviendo los personajes en un conflicto lleno de contradicciones y complejidades, de culturas y de idiomas distintos, y queremos que la historias llegue lo más lejos posible para que más gente la conozca. Hacerlo de manera que llegue lo más lejos posible entre el público. Ni la película ni yo tenemos respuestas para acabar con lo que ocurre en el Mediterráneo, pero sí podemos servir de altavoz para que nadie olvide lo que pasa en nuestras costas.
  Como en su día me enseñaron los personajes de mis anteriores películas, Ramón en 100 metros y Albert en Món petit, tanto yo como gran parte del público necesitamos ver que hay esperanza, que en el mundo hay gente extraordinaria. Y el cine tiene el poder de poner luz, y los cineastas la obligación de que la gente buena no caiga en el olvido.

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