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NOTAS DE DIRECCIÓN...
Cualquiera puede tener un mal día. Mabel Lo tiene cuando, empujada por una rabia directamente proporcional al disgusto de descubrir que su marido le está poniendo los cuernos, se lía a leches con él en pleno vuelo. Quién iba a pensar que ese pequeño momento de descontrol acabaría desencadenando el mayor desastre personal de su vida. Un desastre que la llevará no sólo a perder a su marido, sino también su trabajo y lo que hasta ahora consideraba una vida “normal”. Porque antes, cuando la cagabas, la vergüenza era tan pasajera como la memoria de los testigos presenciales, si los había. Pero ahora, cuando la cagas, existe el riesgo añadido de que alguien lo grabe y lo suba a Internet. Y ahí estás perdido, porque tu vergüenza se multiplica y se hace eterna. Es lo que tiene hacerse viral, como Mabel.
Acompañar a nuestra protagonista en el torbellino que acarrea su viralidad fue una gozada para todos los que participamos en esta película. Vivimos sus agobios y sus locuras, pero también sus momentos de disfrute e incluso de fiesta (porque es cierto que la suerte no le sonríe en nuestra historia, pero sus amigas molan y eso siempre vale un mundo). Nos echamos unas risas y nos emocionamos con esa Mabel a la que Blanca Suárez dio vida con una verdad y una ternura preciosas (qué gusto da cuando alguien es capaz de reírse de sí misma como hace Blanca aquí). Y no sólo con ella, sino con toda la fauna humana que la rodea. Desde sus amigas (Cristina Gallego y Esperanza Guardado en puro estado de gracia) hasta la recua de tíos que le hacen la vida imposible: su padre y su hermano (esos inmensos Miguel Rellán y Daniel Fez a los que no sabes si abrazar o retorcerles el cuello); ese tipo curioso llamado Berto interpretado por el grandísimo Enric Auquer (sí, uno de los mejores actores de este país, que aquí, además, está especialmente simpático... el tío lo tiene todo) y, por supuesto, ese marido al que queremos odiar pero al final, gracias a Nico Furtado (ese actor con un talento tan grande que cruza el Atlántico de ida y vuelta) entendemos por qué Mabel no acaba asesinándolo.
Dadle cariñín a esta preciosa Mabel, que tanto lo merece y que, con todas sus imperfecciones y sus problemas disparados, nos hizo pasar tan buenos ratos a todos los que la conocemos. Ojalá también os sorprenda, os emocione y os haga reír a quienes la conozcáis ahora, al ver esta película.