INFORMACIÓN EXCLUSIVA
NOTAS DEL DIRECTOR...
Mi objetivo con Matusalén es hacer la película más divertida que uno pueda imaginar. Una película en la que prime la comedia por encima de todas las cosas: ni dramedias, ni posthumor: comedia de las de reírse a carcajadas, que parece que nos da miedo hacerlas ahora. A mí no.
Otro de mis intereses en Matusalén es hacer una película que reúna no a dos, ni tres, si no CUATRO GENERACIONES de actores del Cine Español. Pienso en películas como Amanece que no es poco o Tiempo Después de José Luis Cuerda, pero aún más en todo el cine de Berlanga, que hizo de sus películas corales todo un arte, o películas como el Oro de Moscú. Todos ellos con repartos intergeneracionales, con actores que irremediablemente se dan el relevo y que es un placer reunir en un mismo proyecto.
A lo largo de mi carrera he tenido la oportunidad de dirigir a actores veteranos como Terele Pávez, Miguel Rellán o Antonio Resines… y sé el tremendo privilegio que supone tener en el set a una leyenda. Y lo satisfactorio que es mezclarlos con actores y actrices de nueva hornada para que unos y otros compartan energía y talento.
He querido que el elenco de actores que encarnen a los personajes más jóvenes tenga realmente la edad que representan y que sean actores y actrices con la capacidad de conectar con su generación. Esta historia debe servir para traer nuestra comedia clásica a la modernidad.
Esta vocación de representar a todas las generaciones posibles, unida a la intención de ir sin ambages a por la comedia, hacen de Matusalén una película joven y actual, pero pensada para divertir a cualquiera de los 12 a los 120 años.
Para que una casa sea sólida son importantes los cimientos. La estructura. Y los cimientos de esta película son los de una comedia universitaria clásica con todos sus elementos característicos: su decano gruñón, una profesora depredadora sexual, robo de exámenes, juergas universitarias de desfase, fiesta de fin de curso y hasta “graduación”.
Es muy placentero recorrer un camino conocido y en cada parada hacer algo sorprendente: el espectador cree saber lo que va a pasar y nuestra labor es dar un volantazo y llevarle a sitios que no espera y donde va a encontrar muchas risas.
Algunas de nuestros referentes en este género son títulos como Desmadre a la americana de John Landis, American Pie, Academia Rushmore de Wes Anderson, Grease, Una rubia muy legal y, sobre todo: Infiltrados en clase (e Infiltrados en la universidad).
Por supuesto, como todas las buenas comedias, tras su aparente ligereza esconde varios mensajes positivos muy importantes: desde aceptarse a uno mismo, a que “el éxito es hacerlo” y que nunca es tarde para luchar por ser feliz.
Todos los personajes son puestos delante de un espejo y deben finalmente luchar para ser mejores de lo que eran al principio de esta historia. Algunos luchando por sus sueños, otros venciendo sus miedos incluso alguno simplemente aceptándose como es.
Todo siempre sin olvidar el único mandamiento sagrado de Matusalén: el divertimento.