INFORMACIÓN EXCLUSIVA
Ninguna artista española ha encarnado como Marisol la historia reciente de España, cuando no la transición de las mujeres de este país en el último cuarto del siglo XX. En apenas 25 años de carrera, pasó de ser La Niña Prodigio del franquismo a una de las primeras militantes comunistas; y de los coros y danzas de la Sección Femenina, a protagonizar el primer desnudo en portada de la democracia. Toda España siguió por televisión su primer matrimonio y su papel de perfecta esposa. Solo 10 años después, la veríamos casarse en Cuba apadrinada por el mismísimo Fidel Castro. Marisol es el mejor símbolo nacional de esta España contradictoria, y un retrato espectacular de los cambios que atravesaron las mujeres en esos años. Pero sobre todo es un personaje en constante conflicto con la fama. Una lucha entre Pepa Flores, la mujer de carne y hueso, y el ídolo de masas.
NOTAS DE LA DIRECTORA...
Ser un mito no se elige. Es la mirada de los otros lo que convierte a algunas personas en un espejo en el que mirarse. Y eso es para mí Marisol-Pepa Flores. Un mito que me ha ayudado a entender de dónde vengo, y cuál fue el pasado de las mujeres que me precedieron.
Este personaje totémico, mitad Marisol, mitad Pepa Flores, es capaz de representar como ningún otro, a todas las mujeres de este país.
Marisol fue un verdadero rayo de luz en la España de los años 60. Un personaje de ficción encarnado por una niña prodigiosa que se convirtió en el modelo femenino omnipresente de todas las niñas del tardofranquismo, a las que, como a Marisol, les costaría mucho dejar atrás su rol infantil y ser tratadas como adultas de pleno derecho.
Y esa es la Transición que cuenta este documental. El paso de todas ellas hacia la conquista de su propia identidad a mediados de los años 70. Un largo proceso del que yo todavía me siento parte y del que Pepa Flores representa el despertar, con sus contradicciones, el miedo a la propia libertad, y la valentía de romper con el pasado y alzar la voz.
Desde 1985, Pepa Flores vive alejada de la vida pública. No ha vuelto a hacer ninguna aparición e incluso, cuando la Academia de Cine le otorgó el Goya de Honor en el 2020, decidió no acudir a recogerlo. Lo ha hecho todo por desaparecer, pero todavía hoy, después de 40 años de silencio, se la considera un mito viviente. Parece que Marisol-Pepa Flores tiene el poder de ser inolvidable. Ese es su don. Y también su cruz. Porque lo único que ha buscado a lo largo de toda su vida, es ser una persona normal… aunque ¿qué persona normal renunciaría a la fama y a la fortuna si
supiera, como ella, que la tiene al alcance de la mano? Supongo que eso la hace un ser todavía más interesante…
La historia de Marisol-Pepa Flores está recogida en una interminable secuencia de imágenes y reportajes de prensa que hemos rescatado para construir este documental. Su imagen aparece en filmotecas de todo el mundo, y la cantidad de material que atesoran las colecciones privadas es abrumador… Semejante producción de material nos ayuda a comprender la huella que dejó en España durante tres décadas; y también su necesidad de apagar ese foco constante.