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NOTAS DEL DIRECTOR...
   Cuando me senté a trabajar en lo que acabaría siendo esta historia fue una pregunta la que encendió la mecha de mi imaginación: podría un buen tipo, una persona corriente como cualquiera de nosotros, llegar a matar a alguien?.
  Quería escribir una película en la que todo el mundo se viera arrojado a una experiencia que te atrapara lentamente, sin elección. Una historia totalmente empática, que te obliga a estar allí, a pensar lo que él piensa, a sentir lo que él siente, a elegir antes de que el personaje elija. Ese es mi deseo, sobre el que he construido una trama para ser dirigida justo en esa dirección.
  Otro ingrediente en mis historias que me obsesiona, es el ritmo. Siempre que pienso en el origen de este oficio, imagino a una persona sentada cerca de una hoguera, rodeado por la tribu a la que pertenece, que espera pacientemente que les cuente esa historia de la que tanto han oído hablar.
  El hombre (o mujer) sólo se vale de su voz para captar su atención, pero si es un buen narrador no necesita nada más para trasladar a su público a miles de quilómetros de allí, haciéndoles viajar por infinidad de mundos, tanto reales como imaginarios. El director de cine es la evolución de esta figura, un narrador que cuenta con nuevas herramientas para construir un relato que gracias a la imagen y al sonido, incluyendo la música, y el ritmo, es capaz de multiplicar esas sensaciones y sumergir al público en una experiencia inolvidable. Aun así, y a pesar de esta evolución, parte del éxito de su historia, a mí entender, sigue siendo la misma que la de ese hombre primitivo: el control del ritmo interno.
  NO MATARÁS cuenta una historia que sucede en un contexto actual y atractivo. Esta ciudad tenía que ser Barcelona. No la Barcelona más turística, sino la completa, la que tiene barrios escondidos llenos de belleza y dinamismo.

NOTAS DE LA PRODUCTORA...
   El rodaje de NO MATARÁS fue una experiencia única e intensa, que obligó tanto al equipo artístico como técnico a trabajar de formas muy poco convencionales y arriesgadas. La cinta está rodada toda con cámara en mano en una sola óptica y usando largos planos secuencia para conseguir que el espectador se mimetice con el personaje y sufra con él su agonía. Esta arriesgada apuesta nos ha permitido crear una película absolutamente inmersiva, fresca y moderna.
  El principal reto del proyecto fue dar total libertad a los actores y conseguir momentos de auténtica verdad en todas las situaciones que tienen lugar en la película.

DICE MARIO CASAS...
   “Al leer el guion enseguida pensé que quería sumergirme ahí. Nunca he hecho un personaje así y me encantó el reto. Es el thriller que siempre he querido hacer”.

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