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NOTAS DE LA DIRECTORA...
“Nosotros no nos mataremos con pistolas es un dramedy con fuertes dosis de comedia y desgarradoramente nostálgico.
La historia creada por Víctor Sánchez obliga a los personajes a mirarse por dentro y por fuera, a ser mirados por los otros en el presente y en el pasado, donde los silencios pesan al igual o más que las palabras y con un humor incisivo, afilado e irónico.
Nuestros protagonistas se reencuentran en el pueblo de su infancia, ahora hostil y medio abandonado, después de mucho tiempo y con un pasado por resolver.
La Valencia post industrial (Puerto de Sagunto o Almenara) retratada con estética de Western, constituye el marco para reflejar la desolación de la psique de nuestros protagonistas, La desolación, la crisis económica, son edificios en ruinas que apuntan a un pasado glorioso, pero que inevitablemente deben ser destruidos para que vuelvan a florecer.
Blanca, Miguel, Sigfrido, Elena y Marina... ¿Serían igual de amigos si se conociesen ahora?
Quizá no. Quizá ya han cambiado. ¿Para qué volver al pasado entonces?
La principal diferencia es que ya no les pertenece el porvenir, un futuro lleno de posibilidades por delante. Ahora, ese futuro ya no existe y solo comparten un desencanto generalizado: un “es lo que hay”.
Con Joan Bordera, el director de fotografía intentamos acercar el lenguaje visual al del Western.
Porque, al fin y al cabo, todos se están poniendo a prueba, retándose como en un duelo entre pistoleros, y llevándose al límite para contestar a la inevitable pregunta que les atormenta: “¿Podrían haberlo evitado?”. Este es el verdadero duelo de la perdida de uno de ellos, que no les deja vivir.
Mi principal motivación para querer dirigir esta maravillosa historia de Víctor Sánchez es enfrentarme al trabajo de los actores de una manera directa y sin artificios de por medio. Juntar a un grupo de jóvenes actores talentosos como son Ingrid García Jonsson, Lorena López, Elena Martín, Joe Manjon y Carlos Troya, formar un grupo de amigos tan compacto y a la vez real, y a través de un proceso de ensayos, de muchos ratos compartidos y sobretodo gracias a la entrega y talento de cada uno de ellos, hemos logrado una complicidad de grupo y una profundidad individual de un gran atractivo para mí.
'Nosotros no nos mataremos con pistolas' gravita en torno al eje de la nostalgia, de la juventud perdida, del tiempo que se esfumó y que se intenta recuperar de forma desesperada. Aunque apele a una generación determinada, las situaciones y los temas que se desarrollan son comunes a casi todos los públicos, a casi todas las generaciones.
NOTAS DE LOS GUIONISTAS...
“Nosotros no nos mataremos con pistolas cuenta la vuelta al pueblo de cinco personajes, cinco amigos que hace mucho tiempo que no se ven porque el trajín de la vida, sus carreras profesionales, sus deseos personales, los han hecho distanciarse. También una tragedia que aconteció tiempo atrás.
Ellas y ellos fueron la pandilla, el círculo de confianza, lxs amigxs con mayúsculas que comparten las primeras veces, la rotura del cascaron, el inicio del duro proceso de crecer. Son ese grupo de personas que vienen a nuestra mente cuando pensamos en nuestra adolescencia y primera juventud.
Estos cinco amigxs parecen haberse quedado sin brújula para caminar por un presente marcado por la insatisfacción, la precariedad, la soledad, el vacío y… el fracaso, algo para lo que ninguno de ellos había sido preparado. Son cinco amigos que se han hecho adultos casi sin darse cuenta, en un mundo atrapado en crisis económicas, lastrado por la recesión y que ha dejado de tener fe en el futuro.
¿Y si no se mira hacia la promesa de un futuro mejor hacia dónde se dirige nuestra mirada? Al pasado.
Esta vuelta al pueblo para comer una paella todxs juntxs y recordar, el plan que diseña Blanca para juntar a todxs sus amigxs, no es otra cosa que un pretexto para desenterrar el pasado para ver si todavía se puede habitar en él. Pero el pasado es una trampa, siempre. Lo recreamos como si fuera un fósil, pero en realidad se modifica, cambia, y nunca fue idílico, solo lo es en nuestro recuerdo.
Pero Marina, Miguel, Elena y Sigfrido acuden a la llamada de su amiga Blanca, acuden a la paella, se preparan para volver a pasar un día de celebración juntxs. La paella coincide con las fiestas del pueblo en honor a la Virgen del Mar. Las fiestas patronales siempre son la escenificación del eterno retorno y por eso mismo tienen el sabor dulce de lo predecible, y solemos guardarlas en nuestra memoria como un momento dorado donde acontecieron las primeras veces: los primeros besos, cigarros, experiencias sexuales y borracheras.
Los cinco amigxs se entregan a la fiesta, a un día en el que huir, en el que no pensar en sus vidas y en sus problemas, incluso alguno tiene la esperanza de que ese día sea el pistoletazo de salida para que su vida cambie. Pero no contaban con el mayor obstáculo para recuperar el tiempo perdido: ellxs mismxs.
'Nosotros no nos mataremos con pistolas' es un fresco de una generación, la nuestra, que tuvo un fuerte shock con la crisis económica del 2008 y la posterior Gran Recesión. Pero toda generación, de una manera u otra, se enfrenta a algo que no depende del espíritu del tiempo, que existe porque está en la vida, y esa cosa es el desencanto.
La única manera que hemos encontrado de transcribir todo esto en la pantalla, es a través de la dramedia, algo que ya estaba presente en la obra de teatro homónima. Este género nos permite reír y llorar a la vez porque nos identificamos en la torpeza de los personajes. Todxs somos más torpes de lo que nos atrevemos a reconocer y nos cuesta mucho gestionar nuestras propias vidas. Amamos, pero la cagamos; juramos no volver a hacerlo, pero lo hacemos; nos prometemos a nosotros mismos poner límites, pero nos los saltamos. Todxs podemos ser Blanca, Marina, Miguel, Elena y Sigfrido.
Y, por último, reseñar que esta película es muy valenciana. ¿Qué significa eso? Que está impregnada de una vitalidad, de un hedonismo y de una actitud ante la vida de un pueblo, el valenciano, que siempre dibuja una sonrisa en la boca, aunque por dentro esté llorando. Los valencianxs somos una dramedia, tenemos la risa y el llanto cogidos siempre de la mano. Y solemos entregarnos al presente desenfrenado porque somos conscientes de que no existe otra cosa más que eso, el presente, una buena compañía, una paella y brindar por la incertidumbre”.