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NOTAS DEL DIRECTOR...
La filmación de una película porno es un entorno más bien extraño para contar historias de amor. Y esa es la idea de la que surge “No lo llames amor llámalo x”: Llevar la comedia romántica a un mundo en el que el sexo es tan explícito y está tan presente que no deja espacio para nada más. Pero siempre hay sitio para el amor… Hasta en el porno.
Amor y pornografía, una mezcla complicada. Porque no es fácil de llevar que tu pareja sea actriz porno, llegue a casa y seas la quinta persona con la que hace el amor ese día. O que la chica que te gusta se enrolle con tres chicos a la vez delante de una cámara antes de que puedas invitarla al cine. O que todo el barrio sepa que tu marido es el director de las películas en las que apareces con otros hombres… Así, en el “No lo llames amor llámalo x” nuestros personajes sufrirán celos, desengaños, decepciones… Pero también flechazos, reconciliaciones y grandes declaraciones de amor… Rodeados de actores desnudos y escenas de sexo.
Pero “No lo llames amor llámalo x” no pretende ser un retrato fiel del mundo del cine porno, ni entrar en sus aspectos más duros y escabrosos. Es el retrato coral de un grupo de perdedores que se mueven entre la ternura y el patetismo, que vivieron su momento de esplendor antes de que Internet matara al cine porno tal y como lo conocemos, y que aún creen que pueden actuar y dirigir para contar una historia. Con sexo, sí, y mucho, pero una historia al fin y al cabo. Intentan hacer su trabajo lo mejor posible, aunque no siempre lo consigan, y buscan lo mismo que busca todo el mundo: perseguir y hacer realidad sus sueños, querer, y que les quieran. Y, dedicándose a lo que se dedican, al final sólo se tienen los unos a los otros.
Y tienen su película, la última gran producción del porno, una historia épica de amor y guerra ambientada en la guerra civil española: “El Alzamiento Nacional”, donde las dos Españas hacen el amor y no la guerra.