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SINOPSIS
La película muestra el día a día, de un grupo de niños palestinos bajo la amenaza de las bombas, durante la ofensiva israelí en la franja de Gaza durante los meses de Julio y Agosto de 2014, haciendo ver como la violencia transforma la vida de estos niños...
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Rodada durante la ofensiva israelí que asoló la Franja de Gaza en julio y agosto de 2014, 2014. Nacido en Gaza sigue a diez niños que nos cuentan en primera persona cómo es su día a día bajo las bombas. Una película en la que el premiado director Hernán Zin apuesta por ofrecer – al margen de la política o los acontecimientos de última hora – una mirada íntima, profunda, sobre la forma en que la violencia trasforma gradualmente la vida de estos diez niños. Desde hace 20 años Hernán Zin trabaja en las zonas más pobres y violentas del planeta. Ha rodado documentales, escrito libros y reportajes desde más de 40 países de África, Asia y América Latina.
NOTAS DEL DIRECTOR... Recuerdo la sensación que experimenté la primera vez que llegué a la Franja de Gaza, allá por julio de 2006. Acababa de comenzar la ofensiva militar israelí "Lluvia de verano". Calles desiertas, montañas de basura, tanques merkava avanzando entre los cultivos, misiles cayendo desde aviones no tripulados, obuses desde posiciones al otro lado de la frontera. Tuve la impresión de que aquello era muy parecido a Calcuta - ciudad a la que me fui a vivir de joven y donde escribí mi primer libro y rodé mi primer documental. Igual de miserable que Calcuta pero bajo una lluvia de bombas. De aquellos meses en la franja palestina surgió mi libro Llueve sobre Gaza. Y nació un vínculo muy fuerte con el destino de esa tierra y sus gentes. Uno de los territorios más sobrepoblados y pobres del planeta, formado en un 80% por refugiados que habían huido de sus casas en las guerras de 1948 y 1967. Gaza por aquel entonces estaba ya jodida. La salida de los colonos israelíes en 2005 hizo creer a los gazatíes que las cosas iban a mejorar. Finalmente, tras décadas de ocupación, serían patrones de su propio destino. Pero todo se torció. En lugar de abrirse al mundo, la franja palestina fue cerrada a cal y canto por Israel, estrangulando su de por sí mermada economía. Y comenzó a ser atacada rutinariamente. Cada uno o dos años tenía lugar una gran ofensiva. Se sucedieron “Nubes de Otoño”, a finales de 2006; “Plomo fundido”, en 2008; “Pilar Defensivo”, en 2012. Todas estas operaciones con un altísimo coste en vidas civiles, como ya había visto de primera mano en 2006. La última ofensiva israelí, “Margen Protector”, que comenzó en julio de este año 2014 me cogió rodando un documental de México a Argentina. Los mensajes de mis amigos gazatíes eran más angustiosos que nunca y coincidían en que no había visto hasta el momento una ola de destrucción tan vasta y brutal. Fue al llegar a Chile que tuve noticia de la muerte de cuatro niños en la playa del centro de la ciudad mientras jugaban al fútbol, justo frente al apartamento en el que había vivido en Gaza. Fue a raíz de ese incidente que decidí que volvería a la franja a hacer un documental. Al día siguiente de regresar a Madrid partí hacia Gaza con dos premisas muy claras: 1. Solo serían niños los que hablarían en el documental. 2. La realización estaría muy alejada de lo que habitualmente se hace en una zona de guerra. La decisión de que los niños sean los narradores del documental responde a que en esos momentos eran la mayor parte de las víctimas mortales y a que en Gaza el 40% de la población tiene menos de 18 años. Por otra parte, quería alejarme del debate político, de la enorme contaminación mediática que hay cuando se habla de la ocupación palestina, y centrarme en el lado humano. En una voz tan incontestable, y que debería llamarnos tanto a la reflexión como la de los niños. Llevo dos décadas rodando por el mundo, en especial en zonas de extrema pobreza y de guerra. Quizá por eso hace tiempo que estaba buscando contar la guerra desde otra perspectiva (sin correr tras los tanques, sin estar dirigido por el último bombardeo o el nuevo avance de los soldados). La idea estética por la que me regí en Gaza fue alejarme de los tiros y centrarme en la personas. Una narración íntima, en la que el slow motion o la cámara en un drone me ha ayudado a tratar de enfatizar esa otra mirada que estaba buscando. La tercera decisión consciente que tomé antes de ir a Gaza fue que no dilataría el proyecto. Cuando terminase la guerra volvería a Madrid y me pondría a editar lo más rápidamente posible. Consideré que era más importante que las historias vieran la luz sin demoras a gozar de tiempo para un montaje pausado. Así que 2014. Nacido en Gaza se montó en cuestión de un mes. En especial, gracias al esfuerzo de Alicia Medina y de todo el equipo que pasó tantas noches en vela. Pero sobre todo debido a la generosidad de los diez protagonistas de esta película, que se abrieron a mí sin reparos y que hasta en los momentos más complicados de la guerra, siempre estuvieron dispuestos a recibirme. Ellos son lo verdaderamente importante en esta historia.