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SINOPSIS
El Partido Comunista es perseguido por las autoridades chilenas mientras que Pablo Neruda, que es senador, acusa al Presidente de traicionar a quienes le llevaron al poder. Ese es el momento en que Neruda pasa a la clandestinidad junto a su esposa mientras que intentan sacarlo del país. Ese es el momento en que Neruda aprovechará su tiempo para escribir...
INTÉRPRETES
GAEL GARCÍA BERNAL, ANTONIA ZEGERS, ALFREDO CASTRO, LUIS GNECCO, PABLO DERQUI, MARCELO ALONSO, ALEJANDRO GOIC, MERCEDES MORÁN, JAIME VADELL, DIEGO MUÑOZ
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NOTAS DEL DIRECTOR...
¿Por qué Neruda? ¿Por qué un biopic?...
Vemos y sentimos a Pablo Neruda como un creador tan complejo, extenso y prácticamente infinito, que es imposible meterlo dentro de una caja, dentro de una sola película que pretenda configurar o definir su personalidad y su obra de manera acabada y definitiva.
Por eso elegimos la fuga, el policial y la leyenda literaria. Para nosotros "Neruda" es un biopic falso. Un biopic que no es un biopic porque no nos tomamos tan en serio la idea de retratar al poeta, sencillamente porque no es posible.
Por eso decidimos elaborar una película desde la invención y el juego. Para que la audiencia pueda volar con sus poemas, su memoria y su ideología comunista de guerra fría.
¿Cómo absorbe Neruda en su vida artística los hechos que ocurren en el Chile de los 40s, y cómo te acercaste a esa noción?...
Durante este escape, Neruda escribió buena parte del “Canto General”, quizás su libro más macizo, complejo y arriesgado, pues se sintió inspirado por todo lo que vio y vivió mientras escapaba. Sus textos están llenos de furia y delirio, llenos de sueños terribles, y llenos de una descripción cósmica de una Latinoamérica en crisis, rabiosa y desesperada.
Neruda construyó un testamento político, de guerra, de ira y de poesía mientras escapaba, lo que nos abrió las puertas a imaginar un delirio policial, ya que al igual que el poeta y su obra, la película construye un cruce entre el arte y la política desde un punto de vista cinéfilo y literario.
¿Por qué elegiste el escape de Neruda?...
Neruda amaba las novelas policiales, por eso la película se plantea como un road movie con tintes policiales; géneros que implican un cambio y evolución en los personajes, y en nuestro caso, a partir de la voluntad del absurdo y la farsa. Pensamos en el paisaje y el deambular, como un dispositivo transformador e iluminador.
Nadie termina igual que como empieza, ni el cazador ni la presa.
Nosotros nos inventamos un mundo como Neruda se inventó el suyo. Hicimos una película "nerudiana", más que una película sobre Neruda, o quizás ambas cosas.
Hicimos una novela, que nos habría gustado que Neruda leyera.
LUIS GNECCO DICE...
Para hablar sobre lo que para mí ha significado abordar a Neruda, me parece interesante reflexionar sobre la interpretación. Interpretar me suena más bien a realizar una lectura específica sobre una pauta ya trazad y no al desafío de trazar aquella línea, que es lo que aquí operó. Actuar tiene que ver con juntar materiales con los que dibujar esa línea y estar tan dispuestos a defender ese trazo como a modificarlo para establecer un diálogo. Es en aquella operación, siempre peligrosa, donde el actor habita y se nutre.
Desde este punto de vista, pretender “interpretar” a Neruda, me parece un acto erróneo. Esta reflexión la hago a partir de mi angustia inicial al comenzar con el trabajo del dibujo de aquella bitácora: pretender asir la vida infinita de este gigante cuya existencia bien podría ser el epítome del gran artista de su tiempo, me sumió en una especie de auténtico estupor y desconcierto del que fui saliendo con no poca emoción al cabo de rasguñar, sólo rasguñar, más no se puede hacer, parte de su vasta obra.
Contradictorio siempre, delicado como nadie, lujurioso, hedonista, a la vez que comprometido y militante.
Preclaro y determinado desde niño, feble a veces, incluso superficial. Rotundo, valiente, aventurero y elegante. En todo momento brillante bendecido por la luz del genio, e inspirado por la musa de la pasión, que de existir, en su caso sería ciega y obstinada.
El significado de haber hecho el intento de trazar mi propia línea temporal en una biografía así de vasta y exuberante es tan sencillo como haber dicho que sí al director, decirle que sí estaba dispuesto a hacerlo, sabiendo que en el mero hecho de aceptar aquel desafío, aceptaba también toda posibilidad de satisfacción posterior.
Pablo Larraín es un director y un artista que, como muy pocos, entiende y conoce muy bien la forma en que sus actores se sumergen en un texto, y abordan una historia, al punto de saber o intuir por dónde van a desaparecer en sus aguas y por dónde van a emerger. El gesto generoso que él realiza siempre, es invitar desde un lugar muy empático a aquella aventura. Este lugar resulta empático porque nace de su propia e íntima exposición.
Te enfrentas, entonces a un trabajador incansable que te invita cada día que llegas al set a tejer una filigrana donde el material que traes es cardado una y otra vez, de manera que la propuesta de una trama se convierte en un tejido cuyos nudos no eran los que esperabas ni estaban en el lugar que habías elegido.
Como dije anteriormente, mi angustia inicial al abordar a Neruda y presentar una propuesta de trama al director (si es que eso era posible en este caso) se vio disipada con el cálido reconocimiento que él me hiciera que no tenía tampoco un plan determinado para aquel tramado y sólo precisaba de mi determinación para urdir y mi confianza en que aún cuando aquel trabajo sería anudado y vuelto a desanudar mil veces, en este telar éramos necesarios los dos, desde el primer hasta el último nudo de la pieza.
Trabajar con Gael es siempre una experiencia refrescante. Su versatilidad lo hace un actor indispensable. Y en este proyecto, logró sumarse de una manera perfecta al juego que propone el guion, donde su personaje cobra vida a partir de las palabras del poeta que quiere construir su eternidad.
Ni lo que Neruda ni el guion supone, es que su creación cobra vida propia en unos límites que rozan con lo ridículo y desesperado.
Sólo un actor con la seguridad de su talento, puede aventurarse con prestancia a aquel juego inteligente y audaz. Un actor que goza de su quehacer, que se ofrece y que siempre sorprende. Un actor inteligente cuyo oído emocional está siempre bien modulado. Siempre será un placer volver a compartir set con él una y otra vez.
El Neruda que aquí propongo, está determinado en muchos aspectos por la Delia (“hormiga”) que Mercedes Morán construye. Una actriz magnífica y de trabajo concentrado y silencioso. Una actriz de recursos sorprendentes, que logra moverse dentro de sutilezas imperceptibles, como nunca antes había conocido.
Su retrato de la aristocrática pintora argentina que formó en buena parte al poeta, resulta certero y conmovedor. Día a día, compartir set con ella fue un aprendizaje, una lección de solvencia y templanza para enfrentar la cámara.
Para resumir lo que en palabras anteriores he expuesto, no sé si el viaje de nudos, amarres y desamarres que elegí haya sido el correcto, pero ciertamente habría sido más pobre sin la presencia de esta laboriosa gran hormiga llamada Mercedes Morán.
GAEL GARCÍA BERNAL DICE...
La primera vez fue un salto paracaidista en una familia fílmica muy formada. Me recibieron todos ellos, desde la curiosidad e instinto de Pablo Larraín, para hacerme sentir parte de un grupo creativo que necesitaba un “extranjero” para rockear con ellos en “NO”. Ahora, con Neruda, la familia –siempre de cine, orgiástica, marabunta, y de sumo profesional– se juntó para hacer este nuevo carnaval inspirado en la obra de Neruda. Menciono la obra solamente, porque en la vida de un poeta de esas dimensiones, la obra es la creación de su vida. En ese extraño y humano océano navegamos. Pablo Larraín es un director que ya nos conoce muy bien a la mayoría –que además debo mencionar, son todos adorables y talentosísimos. Nos ha visto muchas veces tirarnos al vacío en el set, o a veces hasta el hartazgo en las salas de montaje. Es por eso, y por la amistad que hemos forjado en el trabajo y fuera de él, que nos “tiene tomada la medida”. Gracias a la sensibilidad y arrojo de nuestro director, es como llegamos a involucrarnos en esta película de dimensiones épicas –transandina, con campos nevados y persecuciones– enfocados en la parte más sutil y sublime: la poesía. Sin duda hay muy pocos directores que tienen esa valentía y ese talento para sumergirse al fondo de la nieve de la creación. Siempre se espera que ahí dentro haga frío. Pablo siempre emerge descubriendo otra dimensión en aquello tan aparentemente impenetrable.
Cada vez estoy más seguro que cuando hay una pregunta interesante, peligrosa y perspicaz, el cuerpo es el primero en responder. Es desde el cuerpo –o la caracterización como se diría en términos más profesionales– que comenzó Peluchonneau. El deseo de ser un “gran policía” siendo un bastardo, el personaje del film noir sin pasado ni futuro, el policía que puede dormir a pie, el personaje que siempre está vestido igual, aquel personaje que tiene un ojo más cerrado que el otro y que no obedece al cotidiano del “buenos días” y su respuesta siguiente. Junto con Pablo Larraín hablamos mucho del personaje y podría decir que ese cuerpo se prendió de un alma en el momento en el que dijimos que este personaje era hijo de una prostituta. El paria o desterrado vuelve para forjar un nombre e identidad, enfrentándose a un creador de instantes de vida como Neruda. ¿Qué hace un policía para odiar a un poeta? Estar fascinado con él. El arquetipo del conservador de la posguerra –en específico el que aceptó la derrota con un profundo resentimiento– con sus inseguridades a flote, fue clave para inspirar la imaginación de Peluchonneau.
Me parece que hay muy pocas películas como ésta en el imaginario actual del cine. No me refiero a la creación de un “biopic” libre, inspirado en la obra del autor en cuestión. Me refiero específicamente al tema controversial que aborda la película: la palabra poética. El cine es un lugar fantástico para las emociones y para sus consecuencias intelectuales y narrativas. Pero no depende de la palabra para ser lo que pretende ser. En cambio, esta película parte desde la palabra, desde la palabra peligrosa que enamora y que crea universos. Los personajes están en ese torbellino durante la película. Sufren al no poder deshacerse de las ataduras de la creación poética. Y obviamente, el poeta es aquel que puede leer ese lenguaje y traerlo a la tierra, volviéndolo mito y verdad al mismo tiempo. No veo que exista una película así en este momento, mucho menos una película que navegue estas aguas con mucho entretenimiento como “Neruda”.
MERCEDES MORÁN DICE...
Delia ve en Pablo al amor de su vida, siente por él un amor incondicional, un tipo de incondicionalidad casi maternal. Además, aprecia como buena artista que es, el talento del poeta, oficia de asistente, de mano derecha, participa en la corrección de su obra con autoridad, se siente casi coautora del Canto General. Y se auto relega para acompañarlo como mujer y compañera de militancia.
Las ideas de Delia influyen de modo superlativo, es ella la que de alguna manera lo convence de que se afilie al Partido Comunista, ideología que ella profesa y lo vincula con "la inteligentzia" Internacional con la que ella tenía vínculos directos.
En España, lo lleva de la mano y lo vincula con su amigo personal García Lorca, Picasso, y oficia de intermediaria con los artistas en los convulsionados años de la Revolución. Ella se convierte en la mejor carta de presentación para Neruda, ante la elite intelectual europea.
Neruda, consciente de su posteridad, construía su carrera por sobre cualquier otra cosa. Amaba a Delia, pero no más que a sí mismo. Su costado egoísta se puso de manifiesto en su relación y la extrema comprensión que Delia le profesaba ante sus permanentes amoríos, terminaron por insatisfacerlo más aun.
Cuando él decide ponerle fin a su relación con Delia ella queda devastada. Empobrecida material y espiritualmente, ya que toda su fortuna, que era grande como su amor, había sido puesta al servicio de Pablo, su carrera y el Partido.
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