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SINOPSIS
Una familia iraní abandona su país para trasladarse a Francia. Es la historia de esta familia a través de los tiempos de política, revolución, de los asesinatos y hasta los suicidios...
INTÉRPRETES
KHEIRON, LEÏLA BEKHTI, GÉRARD DARMON, ZABOU BREITMAN, ALEXANDRE ASTIER, KYAN KHOJANDI, ARSÉNE MOSCA, JONATHAN COHEN, ERIQ EBOUANEY
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ENTREVISTA CON EL DIRECTOR...
'O todos o ninguno' es una maravillosa declaración de amor a sus padres. ¿Cuándo y cómo se le ocurrió la idea?...
.- Sus vidas siempre han sido una fuente de inspiración para mí y me dije que tenía que dar a conocer su historia porque estaba seguro que podría inspirar a otras personas. Con O TODOS O NINGUNO, he querido dedicarles una película. Siento pasión por la escritura desde siempre. Empecé a los 12 años, primero a través del rap y después de la poesía. Después, gracias al Studio-Théâtre de Stains, pude practicar la improvisación y poco a poco me decanté por el monólogo. Y todas experiencias me han permitido conocer medios muy diferentes para las historias que quiero contar. Por ejemplo en mis espectáculos de monologuista nunca he hablado de mi familia porque es un tema demasiado complejo para tratarlo en ese medio. Pero siempre pensé que si un día hacía cine, la historia familiar sería un material fantástico para una película.
¿Y cómo se hizo realidad esa idea?...
.- Cuando mi espectáculo empezó a tener su público, algunos productores cinematográficos me contactaron para saber si tenía alguna película en la cabeza. Y contar la historia de mis padres es lo que me pareció más evidente. Estábamos entonces en el verano de 2013.
¿Por qué quiso colaborar con el productor Simon Istolainen?...
.- Conocí a Les Gamins de la que era productor y donde yo hacía un pequeño papel. Y nos entendimos a las mil maravillas. Así que le hablé de mi idea de forma espontánea y le interesó inmediatamente. Simon tiene una visión de conjunto excepcional y desde el momento que le conté la idea de la película hasta el último día del montaje, ha sido el socio perfecto porque comprende perfectamente el espíritu de la película. Así que me puse a escribir y enseguida le enseñé las primeras páginas. Después, empezamos a buscar juntos a la actriz perfecta para interpretar el papel de mi madre. Y ambos pensamos en Leïla Bekhti.
¿Por qué ella?...
.- Para este papel quería una actriz que fuera popular pero también con prestigio en el mundo del cine. Además quería a alguien que resultara creíble cuando se pone nerviosa y que sintiera a gusto en los diálogos cómicos. Y Leïla reunía todas estas características. Me pareció evidente cuando vi una entrevista suya en la televisión. Pero fue en el rodaje cuando comprendí que Leïla iba a superar todas mis expectativas. Su registro es infinito, tanto en lo trágico como en lo cómico. Tiene una vis cómica digna de los mejores humoristas y su capacidad de análisis junto con su velocidad de comprensión me ahorró muchísimo tiempo. Consiguió sorprenderme más de una vez. Y lo cierto es que no tenía ningún un plan B. Si hubiera rechazado el papel, no tengo ni idea de a quién habría recurrido. Y lo más gracioso es que descubrí casi inmediatamente cuánto se parecen mi madre y Leïla. Ambas tienen muy mala idea. (risas)
¿Le resultó fácil convencerla?...
.- Haciendo gala de una vanidad infinita, la llamé para decirle que le proponía el papel más bonito de su carrera pero que antes tenía que ver mi espectáculo. (risas) Aceptó venir y al día siguiente le di a leer 7 primeras páginas que había escrito pero lo hice en persona porque quería observar su reacción. Enseguida me dijo que quería hacer la película y recuerdo que le contesté: "Muy bien, entonces, ¡voy a escribirla!" (risas) Así que seguro que creyó que tendría que esperar dos años para rodarla. Pero yo quería ir deprisa. Mi espectáculo acababa en primavera por lo tenía libre el verano para rodar. Así que pisé el acelerador. Acabé el guión en diciembre, Leïla firmó el contrato y Simon encontró financiación en cuatro días. Los planetas se alinearon a la perfección.
¿Cómo pudo escribir con tanta rapidez?...
.- Tenía una idea muy exacta de lo que quería una película muy personal a la vez que universal. Así que empecé entrevistando a mis padres para saber los más mínimos detalles y los hechos más destacados de la aventura que les había llevado a huir de Irán a Francia conmigo. Y me serví de esa realidad para escribir mi guión, intentando no agobiarme por la masa de elementos que había acumulado. Así que era indispensable elegir y atenerme a ello. Por ejemplo era evidente que, teniendo en cuenta el destino de mis padres, no podía evitar la temática política. Me sentía obligado a explicar la situación en Irán con el Sha y después con Jomeini. Pero no quise entrar en muchos detalles. Porque nunca tuve la intención de hacer una película política. La política forma parte del relato y mi trabajo de guionista consistió en jugar todo el tiempo con esa realidad. No siempre le fui totalmente fiel pero siempre quise que todo fuera verídico. Después, una vez que terminé el guión, se lo hice leer a unas 40 personas observando de cerca sus reacciones, tomado notas, y después preguntándoles porque no se habían reído en un momento u otro. De esa forma optimicé al máximo ese trabajo de escritura antes de llegar al plató.
¿Siempre pensó en encarnar a su padre en la pantalla?...
.- Sí. Lo hice porque simbólicamente para cerrar el círculo de la historia, y de forma más prosaica porque sabía que interpretar a uno de los protagonistas de la película me permitiría darme a conocer como actor.
¿Y cómo se las arregló para interpretar a la vez que dirigía a los actores y a un equipo técnico y todo eso en su primera experiencia detrás de las cámaras?...
.- Esta película fue un auténtico desafío a todos los niveles. En tanto que actor, realizador y lógicamente como actor. Pero supe aprovechar la experiencia acumulada en mi espectáculo. Improviso muchísimo en escena y todas las noches son distintas. Así que en cada representación he acostumbrado a mi cerebro a ser autor, director y actor al mismo tiempo. Y en el plató, mientras actuaba, me dividí en dos de la misma forma: una parte de mí concentrada en mis actores y otra en mi interpretación. Pero nunca hubiera podido hacerlo sin esa experiencia en el escenario.
¿Por qué escogió a Gérard Darmon y a Zabou Breitman para encarnar a sus abuelos en la película?...
.- Gérard era una elección evidente. Para este personaje necesitaba un actor que tuviera una vis cómica muy acentuada y que al mismo tiempo resultara extremadamente conmovedor. Y Gérard sabe manejar ambos aspectos a la perfección con una inteligencia interpretativa nada habitual. En lo que se refiere a su mujer, tuvimos más dudas, ya que no teníamos a nadie en mente. Y un día, Simon me habló de Zabou. Y su sugerencia fue una revelación. Sabía que sería la pareja perfecta para Gérard.
A través de ella, y lógicamente también su madre, se nota que le gustan los personajes femeninos fuertes…
.- Soy un feminista convencido. De hecho, en O TODOS O NINGUNO no hay ninguna mujer débil. Ese tipo de personaje me aburre y además, me desagrada porque no conozco ninguna. Se puede hacer callar a las mujeres con violencia pero su fuerza sigue intacta. De hecho, es mi madre y no mi padre la que decidió que tenían que llevarme a mí, un niño, en ese periplo.
¿Y cómo creó el grupo que formaban en el momento de su lucha por la revolución en Irán?...
.- Quería que Alexandre Astier hiciera parte de esa aventura porque en mi opinión es un genio cómico en estado puro. Y para los otros realizamos un casting según los parámetros más clásicos. Pero me gustaría citarlos ya que Sébastien Houbani nos alucinó con su sensibilidad, Khereddine Ennasri con su humanidad mezclada con una fragilidad pasmosa, Jonathan Cohen con su carisma y su inteligencia y Camelia Jordana superó con creces a las otras 15 actrices que se presentaron al casting. Y, gracias a ellos, pero también a los actores de la parte francesa de la película, como Michel Vuillermoz, Carole Franck y Eriq Ebouaney, creamos una auténtica pandilla de amigos en el plató. Y todo surgió con enorme naturalidad, sin forzar nada.
¿Qué tal es como director de actores?...
.- Sé exactamente lo que quiero y doy instrucciones muy precisas. Y eso se debe a que conocía muy bien a los personajes. Pero me gusta que los actores me sorprendan. Si me proponen algo en lo que no había pensado, me adapto inmediatamente. Pero si mi idea me parece mejor, no cedo nunca.
Debuta a lo grande incorporando su vis cómica en las escenas en las que su padre es prisionero en las cárceles iraníes…
.- Era uno de los retos que quería asumir en esta película. Porque hay que recordar siempre que la gente, cuando se enfrenta a situaciones trágicas y angustiosas, utiliza la risa como arma de autodefensa. Los primeros que se ríen de la situación son los que han sufrido ese tipo de trauma. Los demás son los que angustian, ellos nunca...
Ver a Alexandre Astier encarnar al Sha de Irán da el tono exacto de lo que describe…
.- En efecto, su presencia en este papel permite situarse inmediatamente en el universo de un cuento inspirado en historias verídicas. Y 'O todos o ninguno' avanza siguiendo ese hilo tan fino, con un equilibrio que no rompe de principio a fin. Pero está claro que lo conseguí gracias al apoyo de un equipo fantástico. Personas extremadamente competentes pero también extraordinarias en el plano humano. Escogí a Richard Rousseau que suele trabajo con Jacques Audiard como director de casting por su talento a la hora de encontrar caras no demasiado conocidas. El diseñador de producción Stanislas Reydellet había trabajado en 'La vida en rosa' y llegó como miles de ideas. Karen Muller Serreau se había encargado del vestuario de Gamins y me encantó su trabajo. De Anny Danché, mi montadora, también me había gustado muchísimo su trabajo en 'Los infiees y 13,99 euros'. En cuanto a mi director de fotografía Jean-François Hensgens, había iluminado películas con ambientes tan diferentes como 'Distrito 13' y 'Dikkenek'.
¿Y cómo crearon juntos la fotografía de la película?...
.- Quería y necesitaba un director de fotografía capaz de improvisar en el plató pero sin perjuicio de la belleza de la luz. Y el trabajo de Jean-François superó mis expectativas. Deseábamos obtener una imagen muy contrastada y muy densa con negros rotundos, algo que no se da en las comedias donde todo suele estar muy iluminado y le falta profundidad. A mí lo único que importaba era que los rostros estuvieran iluminados para leer con claridad las expresiones en las escenas cómicas. Y esa misma lógica se impuso en la segunda parte que se desarrolla en Stains.
¿Tenía alguna idea clara sobre cómo representar los suburbios en la pantalla?...
.- Mi objetivo no era hacer un remake de 'El odio'. Pero también era consciente que no abordaba un terreno cinematográfico virgen. Me limité a mostrar los suburbios con la mirada de mi padre para quien la violencia que puede existir en esos barrios no tiene nada que ver con lo que había vivido en las prisiones iraníes. Tenía la firma voluntad de relativizar la situación. De niño, recuerdo a mi padre como a un hombre dotado de una tranquilidad y de una perspectiva impresionantes. Incluso cuando le quemaban el coche o le amenazaban con un Kalachnikov. Por eso construí esa parte que se desarrolla en Stains como una prolongación de los momentos vividos en Irán. Mi padre no tarda en comprender que las dificultades humanas son mucho más complicadas que las financieras por la falta de diálogo y solidaridad.
¿Sintió una responsabilidad especial con relación a su padre, su padre y sus compañeros de ruta tanto en Irán como en Stains a lo largo de la elaboración de la película?...
.- Cuando me lancé a este proyecto siempre pensé que sabía mejor que mis padres lo que resultaría bien en la película. Y seguramente lo hice para protegerme. Así que tenía que pasar por alto los errores en los detalles de los acontecimientos si no interferían en la intriga. Lo importante era no inventar nada y no mentir en lo fundamental. Eso es todo.
¿Y cómo eligió la música?...
.- Intercambiando fragmentos musicales con Simon, que es un melómano, desde el primer día de la escritura del guión hasta el último día del montaje. Y en el plató, una vez que se escogía la música, la poníamos a todo volumen en las escenas para poner ritmo. Fue una parte muy importante del proceso de creación de esta película.
En su opinión, ¿cuál es la mayor diferente entre su espectáculo de monologuista y esta película?...
.- Una parte de mi espectáculo se basa en el humor negro con chistes procaces, otros étnicos y otros absurdos. Pero esta película es para mis padres así que quería que fuera para todos los públicos, sin una pizca de vulgaridad. Quería que se sintieran orgullosos y que fuera como ellos.
¿Y cómo reaccionaron?...
.- Afortunadamente habían leído el guión. De lo contrario no habrían podido controlar sus emociones durante el primer pase. Porque de repente mis imágenes y la ficción les hicieron revivir recuerdos violentos y dolorosos. De hecho, ya lloraron muchísimo viendo los rushes…
Esta película desprende una gran humanidad. ¿Es de lo que se siente más orgulloso?...
.- Sí, esta película habla de la familia "real" y de la que uno se crea y con la que se convive a diario. Tanto en Irán como en Francia, mis padres conocieron a personas excepcionales. Realizar esta película también era una forma de rendirles homenaje.