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Titulo original: Nous Finirons Ensemble
Año Producción: 2019
Nacionalidad: Francia
Duración: 134 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 7 años
Género: Comedia, Drama
Director: Guillaume Canet
Guión: Guillaume Canet, Rodolphe Lauga
Fotografía: Christophe Offenstein
Música: 
FECHAS DE ESTRENO
España: 8 Noviembre 2019
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
A contracorriente Films


SINOPSIS

Max está pasando por un mal momento que le está llevando a la depresión cuando de repente piensa en marcharse a su casa de la costa a pasar unos días. Pero a la vez sus amigos deciden visitarle para hacerle una fiesta sorpresa por su cumpleaños, lo que será una oportunidad magnífica para poner al día todos sus asuntos tras un largo tiempo sin verse...

INTÉRPRETES

MARION COTILLARD, FRANÇOIS CLUZET, BENOÎT MAGIMEL, LAURENT LAFITTE, GILLES LELLOUCHE, JOSÉ GARCÍA, VALÉRIE BONNETON, PASCALE ARBILLOT, XAVIER ALCAN, CLÉMENTINE BAERT, TATIANA GOUSSEFF, ILAN DEBRABANT

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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿CÓMO SURGIÓ LA IDEA DE DAR CONTINUIDAD A PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA?...
Durante mucho tiempo, esta idea me era absolutamente extraña porque guardaba un recuerdo doloroso de esta experiencia. Pequeñas mentiras sin importancia surgió de circunstancias particulares. Había estado mucho tiempo en el hospital debido a un estafilococo aureus además de septicemia. Estuve a punto de morir, pero ninguno de mis amigos se acercó a visitarme. Ese momento tan violento que viví y esa amarga constatación respecto de la amistad me empujaron a escribir Pequeñas mentiras sin importancia en seis semanas. Y ello explica esa emoción exacerbada que se me ha reprochado. Ciertos personajes de esta película reflejaban en parte el lado malo de mi persona y todo aquello que no me gusta de la naturaleza humana. El rodaje no fue en absoluto placentero. Y encima, el día de estreno se mata en moto uno de mis mejores amigos. A partir de ese momento, se detuvo todo. El éxito obtenido por el film se me antojó del todo anecdótico ante aquella tragedia. Durante años, dejé a un lado Pequeñas mentiras sin importancia. Hasta que una noche, años más tarde, me topé con la película por casualidad en el televisor. Me sorprendí riendo a mandíbula batiente, emocionándome, pasándomelo bien con el reencuentro de mis personajes, pero en aquel momento no tuve la idea de reencontrarlos en una nueva película.

¿CUÁNDO SE PRODUJO EL CHASQUIDO?...
Durante la promoción de Cosas de la edad, en un momento en el que constataba estar llegando a una edad en la que mi entorno y yo mismo ya no reaccionamos del mismo modo que hace diez años. A lo largo de estos años, hemos perdido algún pariente, hemos vuelto a casarnos, o hemos tenido hijos. Nuestras prioridades ya no son las mismas. Tenemos menos tiempo para hacer las cosas y por ello se habla con mayor franqueza. Así que me apetecía sumergir a los personajes de Pequeñas mentiras sin importancia en esas situaciones en que se saldan cuentas. «No porque hayamos sido amigos durante los últimos veinte años tenemos la obligación de seguir siéndolo». Y ver si, una vez dichas cuatro verdades, acabarán juntos o no. He aquí el motivo por el que la cinta comienza con este grupo numeroso y Max (François Cluzet), a quien ellos no han visto desde hace años y con quien deciden reencontrarse el día de su aniversario. Pero no podía ser en peor momento para él ya que atraviesa grandes dificultades tanto en lo profesional como en lo personal, habida cuenta de que se ha separado de Véronique (Valérie Bonneton).

LA TONALIDAD DE PEQUEÑAS MENTIRAS PARA ESTAR JUNTOS RESULTA AÚN MÁS SOMBRÍA QUE EN PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA...
La película es más cínica, porque los personajes se dicen las cosas a la cara en lugar de callárselas. Y la situación es efectivamente dura, pues muchos de ellos han perdido la ilusión. Sigo mostrando a personajes imperfectos, encerrados en sus problemas, pero también convencidos de que juntos, aun y con disensiones, acabarán por ser más fuertes y dejarán de sufrir, de que hay luz al final del camino, de esa negrura a que usted ha hecho referencia. Sencillamente, quería evitar adentrarme en lo patético como quizá sí hice en Pequeñas mentiras sin importancia. Porque he cambiado. Quería emoción palpable, pero sutil y tensa, nunca lacrimógena.

TAN SÓLO INVIRTIÓ SEIS SEMANAS EN LA ESCRITURA DE PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA. ¿HA SIDO MÁS LARGO EL PROCESO PARA PEQUEÑAS MENTIRAS PARA ESTAR JUNTOS?...
Sí, porque ahora ha habido varias etapas. De entrada, había comenzado a escribir con Rodolphe Lauga. Me ayudó a alumbrar mi historia, el ping-pong con él me motivó e inspiró... Aportó un tipo de humor que me encanta y que da un tono sabroso a la película. Pero pasado el momento, tuve la necesidad de mirar a mis personajes solo, de reapropiarme del relato. Regresar a lo esencial de aquello que quería narrar. Efectué así un nuevo paso en el guión e hizo que los actores lo leyeran. Y... literalmente ¡me lo tiraron a la cara! No veían el interés de actuar en la secuela si me quedaba allí. Inútil decir que aquello me presionó: bastaba que uno de ellos se desmarcara para que aquella nueva aventura se fuera a pique. Pero visto en perspectiva, sus reacciones han sido muy beneficiosas: me han obligado a ir al final de las situaciones que había escrito. Volví al trabajo y un mes y medio antes del rodaje finalmente los vi entusiasmados... A pesar de todas esas vicisitudes, experimenté verdadero placer en encontrarme con esos personajes.

ENTRE ELLOS, NOS ENCONTRAMOS CON DOS NUEVOS, COMENZANDO POR ALAIN, ENCARNADO POR JOSÉ GARCIA...
Bastante al principio de la escritura, decidí que Max iba a estar separado de Véronique. En Pequeñas mentiras sin importancia, constituían la pareja perfecta y estable, los «parientes» de todos los otros personajes: él los acogía en la casa de ambos, y ella se ocupaba de todo lo demás. En consecuencia, su separación iba a generar lógicamente trastornos en el seno del grupo. Y entonces, creé este personaje de Alain, directo competidor de Max en el ámbito de la restauración. Un auténtico tiburón que querrá quedarse con todo lo suyo: su vino, su casa, su exmujer... Tal como lo veo, encarna el Max de hace nueve años. Combativo, seguro de sí mismo. Una apisonadora. Un tipo nervioso, su alter ego un tanto más joven.

¿POR QUÉ HA ELEGIDO A JOSÉ GARCÍA?...
Primero pensé en Yvan Attal, tras disfrutar con él en Cosas de la edad. Aunque no pudo ser por cuestiones de agenda. Pero resulta que la víspera del día en el que Yvan me lo hizo saber, cené con José, con quien me lo pasé en grande, y entonces pensé que, dada su labia, humor y energía, estaría fenomenal en el papel. El azar hizo bien las cosas.

LA SEGUNDA INCORPORACIÓN ES SABINE, LA NUEVA COMPAÑERA DE MAX. ¿CÓMO HA CONSTRUIDO ESTE PERSONAJE?...
Quería una mujer muy dulce, muy amable, muy comprensiva con él, muy alejada de la vertiente bastante autoritaria de Véronique. Una mujer que no ha tenido una vida muy emocionante hasta ahora y que ha tenido que afrontar la enfermedad particularmente. Ha conocido a Max, mayor que ella. Está muy enamorada de él y le tolera muchas cosas.

¿QUÉ LE HIZO ELEGIR A CLÉMENTINE BAERT PARA ENCARNARLA? APARECE JUNTO A USTED EN L’AMOUR EST UNE FÊTE, DE CÉDRIC ANGER...
No quería a una actriz conocida por el gran público con el objetivo de incrementar la diferencia con respecto al resto del grupo, cuyos rostros son todos identificables. Tenía una idea muy específica en lo referido al aspecto que debía tener. Pero hice algo bastante poco ortodoxo (risas). Tecleé «actrices francesas» en Google, y me dispuse a observar centenares de fotos para dar con la que se correspondiera con la imagen del personaje que tenía en mente. Hice una primera selección, y vi varias películas en las que las actrices en cuestión habían intervenido. Clémentine era una integrante de aquella selección. Y de repente me di cuenta de que ya me había parecido absolutamente formidable en la película de Cédric. Desde entonces, se hizo evidente proponerle el papel.

¿HA SIDO PARTICULARMENTE COMPLICADO ESCRIBIR CIERTOS PERSONAJES EN ESTA CONTINUACIÓN?...
Ciertamente, para mí el más simple ha sido Antoine (Laurent Lafitte), dado que es éste el menos evolucionado, como por otro lado los otros no dejan de recordárselo (risas). Y contrariamente, sin duda ha sido la historia de Vincent (Benoît Magimel) con su nuevo compañero la que me ha llevado más tiempo. Primero de todo porque, de todos, Vincent resulta el personaje más alejado de mí: nunca me he enamorado, como él, de un amigo. Pero también, y sobre todo, porque no quería caer en ciertas simplezas: verlo enamorarse de nuevo de su mujer por ejemplo. Me he tomado mi tiempo para hallar lo que quería explicar a través de él: la idea de un heterosexual que le ha llevado tiempo comprender y asumir su homosexualidad sin que necesariamente ello se haya traducido en la plenitud que anhela. Un hombre que indudablemente se siente mejor con otro hombre que con una mujer, pero que una noche puede desear otra vez a su exmujer sin que por ello quiera volver con ella.

¿CÓMO HA VIVIDO ESTE RODAJE EN COMPARACIÓN CON EL DE PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA?...
Estaba con menos nervios. Sobre todo, menos triste, pues el rodaje de Pequeñas mentiras sin importancia me sumió en un malestar duro de sobrellevar diariamente. Recuerdo una noche en la que mi director de fotografía, Christophe Offenstein, me sorprendió solo en el salón en pleno llanto. En cuanto a Pequeñas mentiras para estar juntos, he tenido mayor distancia con respecto a la historia que narro, y sobre todo tengo más experiencia en la manera de gestionar las tensiones y los excesos inherentes a una película coral. Me lo tomé con más calma.

SU RELACIÓN CON LOS ACTORES EN EL PLATÓ DEBE HABER SIDO DIFERENTE EN CONSECUENCIA...
En Pequeñas mentiras sin importancia se mostraban absolutamente despreocupados, contagiados del pleno estío. En suma, estaban lejos de la disciplina indispensable en la confección de un film coral en el que es preciso un despiece ultrapreciso para permitir que todo el mundo exista. Así que me enojé con ellos varias veces. No ha sido el caso con Pequeñas mentiras para estar juntos. Han pasado nueve años, todos están más maduros y son más profesionales, su concentración se evidencia mucho más intensa.

¿CÓMO HA CREADO LA ATMÓSFERA VISUAL DE LA PELÍCULA CON SU DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA CHRISTOPHE OFFENSTEIN?...
Quise rodar fuera de temporada para cambiar de ambiente y de luz por comparación con Pequeñas mentiras sin importancia, que tenía lugar en plenas vacaciones de verano. He ahí el motivo por el que se decidió comenzar el relato un día en que acaba de llover, la terraza de la casa cubierta de ramas rotas... De acuerdo con esta tesitura, hemos forzado regularmente el rasgo sobre la densidad y la oscuridad a lo largo de toda la película, sin que la luz desaparezca totalmente. Ello suministra el color climático en el que los personajes van a evolucionar. Y dado que Christophe y yo conocemos muy bien la región del Cabo Ferret, tenemos referencias comunes de luz según la hora del día. Luego, por lo que se refiere a los encuadres propiamente, suelo privilegiar las focales largas pues me encanta la profundidad de campo, la posibilidad de disponer de personajes borrosos, en escorzo para crear esa proximidad y esa complicidad entre los actores y con los espectadores.

COMO EN TODAS SUS PELÍCULAS, LA MÚSICA TIENE UN PAPEL ESENCIAL. ¿CUÁL ES EL COLOR QUE DESEABA DAR A LA DE PEQUEÑAS MENTIRAS PARA ESTAR JUNTOS?...
Para mí, las canciones constituyen una fuente de inspiración en el momento de la escritura. Así, antes incluso del rodaje, ya sé cual va a ser la lista de temas del film. Después, en el plató, hago que se escuchen durante las escenas en cuestión. En Pequeñas mentiras para estar juntos reencontramos aquel tono soul que señoreaba en Pequeñas mentiras sin importancia. No es por casualidad que escuchamos, por ejemplo, Nina Simone, cuya versión de MY WAY acompañaba el final del anterior film. Había esa voluntad de situarme en la continuidad del universo musical de la primera parte.

¿SE HA REESCRITO MUCHO DE PEQUEÑAS MENTIRAS PARA ESTAR JUNTOS DURANTE EL MONTAJE?...
Sí, y nuevamente esta etapa fue todo menos evidente. La película es más corta que Pequeñas mentiras sin importancia. He rodado mucho menos y dejado menos espacio a la improvisación que en el anterior film. Sin embargo, he tenido que cortar muchas escenas que adoraba. La gran dificultad estriba en dar con el buen equilibrio entre las diferentes historias y en asegurarme de que cada personaje vive y existe, con todo y que en ocasiones sea tentador desarrollar unos más que otros.

¿YA TIENE DESEOS DE ENCONTRARSE CON TODOS ELLOS DENTRO DE DIEZ AÑOS?...
De momento, no, porque no tengo nada más que contar. Pero hace diez años no me imaginaba tampoco reencontrármelos, por lo que no digas jamás nunca jamás. Pues es muy posible que a los cincuenta y cinco años me diga: ¿y por qué no? Aunque todo depende también de la acogida que el público depare a Pequeñas mentiras para estar juntos.


ENTREVISTA A FRANÇOIS CLUZET...
¿QUÉ LE HA MOVIDO A PARTICIPAR EN ESTA CONTINUACIÓN DE PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA?...
Cuando me llega la propuesta, ante todo me embarga la felicidad de reencontrarme con Guillaume, con quien he conocido dos grandes éxitos. Luego, está la oportunidad de reencontrar a un personaje –lo que nunca antes me ha pasado en mi carrera– y a mis compañeros en los suyos, con el background de esos recuerdos de las escenas entre nosotros. Así que, sobre el papel, esto da muchas ganas de repente. Por otro lado, todo esto no debía limitarse a una simple reunión de viejos amigos. Y en eso, admito estar realmente impresionado por el logro del guión de Guillaume, empezando por la manera en que enfoca la elipsis de estos ocho años ya desde el principio. Se entiende en seguida que la muerte de Ludo ha descompuesto el grupo. Y de rebote, que el tono de Pequeñas mentiras para estar juntos sea distinto del de Pequeñas mentiras sin importancia.

¿QUÉ LE HA OCURRIDO A SU PERSONAJE, MAX, DURANTE ESOS OCHO AÑOS?...
Max ha digerido mal la muerte de Ludo. Ha perdido la confianza. Él mismo lo dice: lo ha perdido todo, el éxito en su trabajo, su mujer y sus amigos, que eran para él como una familia. Pero su orgullo le impide aceptar la realidad de su situación, en especial sus graves problemas de dinero. Así, se ve atrapado entre el Max que fue, radiante, y en el que se ha convertido, inseguro de sí mismo y de sus capacidades. Creo que en el fondo Max está hecho para vivir solo en una isla desierta sin fastidiar a nadie, y ahora lo hallamos faltado de amistad y amor, pese a que su relación con su nueva compañera, Sabine, funciona, pues ella está verdaderamente enamorada de él y le importa un comino su dinero y su estatus. Pero lo percibimos entre un amor de transición y una nueva vida.

¿FUE SENCILLO REENCONTRAR LA MANERA DE INTERPRETAR A MAX?...
Es interesante tratar de imaginar lo que ha podido pasar durante todos esos años. En particular, cómo ha podido separarse de Véronique. Hago este trabajo río arriba pero con un solo objetivo: estar disponible en el plató y abandonarse frente a los otros. Aquí es donde el personaje se crea en verdad tanto más con alguien como Guillaume, quien sabe jugar magníficamente con las interacciones entre sus diferentes personajes.

¿CÓMO HA VIVIDO ESTE RODAJE POR COMPARACIÓN CON EL DE PEQUEÑAS MENTIRAS PARA ESTAR JUNTOS?...
Exactamente del mismo modo. Primero porque Guillaume trabaja con el mismo equipo, y cuando vuelves a poner los pies en el plató cuesta creer que se hayan volatizado nueve años entre las dos películas. Luego, porque es un gozo formidable tener compañeros de tal envergadura, tan sensibles y auténticos. Y este rodaje ha sido, como el de Pequeñas mentiras sin importancia, muy intenso. Porque Guillaume es así.

¿QUÉ LE SEDUCE DE GUILLAUME PRECISAMENTE?...
Le tengo una absoluta confianza. Jamás discuto sus decisiones pues sé que más que haber escrito esos diálogos, los ha respirado, los ha interpretado. En suma, son perfectos. En Guillaume hay una verdad de la sensibilidad que explica la gracia de su película. Y ello hasta la fase del montaje. Me impresionó el equilibrio absolutamente fluido entre los personajes que ha sabido lograr aquí. Es creativo hasta el final. No se le escapa nada. Es como un atleta de alta competición. Con los años, se ha hecho un patrón más seguro de sí mismo y capaz de una puesta en escena más poderosa. Es un realizador que trabaja sin afecto, es decir exactamente lo contrario del amigo que es. Ello es tanto más sabroso cuanto que sus películas hablan siempre de amor y amistad. Su amistad se une a la fidelidad que tiene para con sus actores. Estoy bien situado para saberlo...

¿QUÉ IMAGEN SE LLEVA DE ESTA AVENTURA?...
En el momento previo al rodaje, en que nos reunimos para una primera lectura, todos nos sentimos de entrada un tanto intimidados ante la idea de reencontrarnos, de descubrir este guión. Luego, a través de las páginas y de nuestros cambios de impresiones, se percibía que Guillaume había sabido hacer avanzar a todos los personajes sin dejarse a nadie en la cuneta. Una vez acabada esta lectura, nos miramos los unos a los otros con anhelo colosal de empezar, de aceptar el reto.


ENTREVISTA A MARION COTILLARD...
¿QUÉ LA HA DECIDIDO A PARTICIPAR EN ESTA CONTINUACIÓN DE PEQUEÑAS MENTIDAS SIN IMPORTANCIA?...
Evidentemente, sentía curiosidad por saber lo que iba a hacer Guillaume con sus personajes diez años después. Pero como ocurre cada vez, estaba ansiosa, siempre se está ansioso por leer el guión de alguien a quien se quiere, se estima y se admira. Aunque con Guillaume sé que siempre se puede discutir sobre el personaje asignado. En cada película, narra cosas muy personales. Siempre hay una profundidad en lo que propone, pero evidentemente también trabajo para confeccionar el mejor entorno para lo que desea narrar. Por tanto, me he leído las distintas versiones de Pequeñas mentiras para estar juntos. Soy muy exigente con Guillaume porque conozco su talento, sé hasta dónde puede llegar y trato de empujarlo hacia allá desde mi posición. He aquí por qué no le dije que sí inmediatamente. He esperado a que se me conquistara absolutamente. Y cuando llega ese momento, ¡qué dicha! Es ahí donde la emoción de reencontrar a esos personajes nos invade totalmente.

¿QUÉ LE HA PASADO A SU PERSONAJE, MARIE, DURANTE ESTOS NUEVE AÑOS?...
Estoy muy sorprendida de lo que Guillaume ha imaginado para ella. En Pequeñas mentiras sin importancia, Marie era la más radiante e idealista del grupo. Por otra parte, se podía fantasear sobre sus anhelos por comprender al hombre y el mundo. Nueve años después, es la más desencantada de todos, pues es la que menos se ha recuperado de la tragedia que han vivido juntos: la muerte de su amigo Ludo. Marie sigue tan inadaptada como en el film anterior. Nueve años más tarde, continua fumando porros pero ha añadido mucho alcohol por encima. Y su desenvoltura tiene forzosamente una resonancia distinta, sobre todo en la relación con su hijo, del que parece casi negar su existencia, según se percibe en esa primera escena tremendamente simbólica en la que lo olvida en un taxi.

A LA HORA DE COMPONER A MARIE, ¿HA TRABAJADO DE MODO DISTINTO A CÓMO LO HIZO EN PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA?...
No. Lo creé inspirándome en varias personas que conocía. He procedido de igual modo para este film, al añadir otra para completar la panoplia.

¿HA SIDO DISTINTO EL AMBIENTE DE RODAJE DE PEQUEÑAS MENTIRAAS PARA ESTAR JUNTOS DEL DE PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA?...
Sí, porque éramos conscientes de que el rodaje de Pequeñas mentiras sin importancia había sido muy duro para Guillaume. Entonces, nos pidió que nos dejáramos ir para crear naturalidad en pantalla. Pero no logró canalizarnos y gestionarnos. Y ello degeneró en un caos que sufrió él. En aquel momento, no nos dimos cuenta, pero nos enteramos cuando la promoción, cuando expresó las cosas. Advertidos de ello, nos hemos comportado de modo distinto en Pequeñas mentiras para estar juntos. Nos hemos mostrado más disponibles y más presentes para él, pero mantenemos la vida en nuestros intercambios y no negamos lo que somos profundamente: un grupo de amigos al que le encanta delirar juntos.

¿QUÉ LE SEDUCE DE LA MANERA DE TRABAJAR DE GUILLAUME EN UN PLATÓ?...
El hecho de que esté verdaderamente en su elemento. Es bonito y al tiempo muy emotivo ver a alguien que –sin fácil juego de palabras– se realiza. Pues a pesar de las dificultades inherentes a un rodaje, en el plató su felicidad se traduce en una energía muy creativa. Evidentemente, sin contar que dirige a los actores maravillosamente.

¿QUÉ OPINIÓN LE MERECE LA MIRADA QUE GUILLAUME CANET LANZA A LA AMISTAD?...
Guillaume afronta de cara los acontecimientos que se producen en su vida y vierte una mirada muy honesta. Y si ello inspira su escritura, a veces acontece lo contrario: lo que imagina encuentra de pronto e inconscientemente eco en su propia existencia. Pero su mirada sobre la amistad ha evolucionado desde Pequeñas mentiras sin importancia. Ha trabajado enormemente durante estos últimos años. Eso lo ha llevado a encerrarse y, de rebote, a alejarse poco a poco de sus amigos. Es precisamente lo que narra en Pequeñas mentiras para estar juntos a través del personaje de Max: la rapidez con la que es posible acabar por alejarse de la gente con la que se ha compartido todo. Recuerda que tanto la amistad como el amor están en juego: pueden desmoronarse rápidamente si no se ven atravesados regularmente por momentos intensos.

¿QUÉ IMAGEN SE LLEVARÁ DEL RODAJE DE PEQUEÑAS MENTIRAS PARA ESTAR JUNTOS?...
El primer día de rodaje, cuando nos encontramos todos en aquella casa. Fue realmente algo intenso que resonó en la manera en que habíamos evolucionado y madurado a lo largo de estos años, tanto los personajes como nosotros –en nuestras vidas y oficios. Guillaume llevaba mucho soñando esta película. Durante largo tiempo, no sabía si el proyecto vería la luz, hasta conseguir este guión, que le complace y que nos ha seducido a todos. Lanzarse a una secuela siempre resulta un ejercicio arriesgado. Lógico es, pues, que afronte infinidad de dudas por todas partes. Entonces, ver su sueño tomar finalmente forma concreta en ese primer día de rodaje fue un momento de una intensidad singular, desbordante de emociones y de excitación.


ENTREVISTA A GILLES LELLOUCHE...
¿QUÉ LO HA DECIDIDO A PARTICIPAR EN ESTA CONTINUACIÓN DE PEQUEÑAS MENTIDAS SIN IMPORTANCIA?...
Pequeñas mentiras sin importancia ha sido verdaderamente una película significativa para todos nosotros. Espontáneamente, sentí pues excitación y alegría ante la idea de reencontrarme este grupo y a mi personaje. Pero por fuerza también miedo de que esta continuación no estuviera a la altura. Era un reto para mí desconocido aunque tenía confianza plena en Guillaume. Así pues, discutimos mucho sobre el personaje e, igual que mis compañeros, le confesé de entrada ese temor inherente ante la idea de una secuela. Todos los actores siguieron las distintas versiones del guión con una exigencia honesta. Hemos estado pendientes y sin duda incluso un tanto insoportables, para ser sincero.

¿QUÉ LE HA PASADO A SU PERSONAJE, ÉRIC, DURANTE ESTOS NUEVE AÑOS?...
Pequeñas mentiras sin importancia se inspiraba en impresiones y recuerdos que Guillaume pudo tener de los momentos que pudimos pasar juntos en las vacaciones. Y en Pequeñas mentiras para estar juntos, en idéntica lógica, se ha basado en lo que nos hemos convertido, en nuestros cambios de vida, de humor, de carácter. En el primer film, Éric se correspondía con una versión supervitaminada de lo que puedo ser en la vida. Era el más inmaduro del grupo. En el segundo film, este padre soltero de un tiempo acá se ha convertido en el más maduro de todos. Esperaba encontrarme su lado guasón y me ha encantado ver su evolución más refinada y más humana, este espesor que Guillaume le ha conferido. Se percibe que los años han ejercido un efecto benéfico en él.

¿HA SIDO FÁCIL REENCONTRARSE CON EL PERSONAJE TRAS ESOS NUEVE AÑOS?...
Los automatismos acudieron bastante rápidamente. También los reflejos con los otros. Pero Pequeñas mentiras para estar juntos representa asimismo el espejo de los años que han pasado. Encontrarse en el mismo escenario con los mismos actores, los mismos personajes y el mismo equipo, todos con diez años más a la espalda, ha creado un sentimiento extraño para mí en particular, pues participo de una naturaleza bastante nostálgica. Me sorprendí más conmovido de lo que me imaginaba cuando nos encontramos el primer día de rodaje. Y todo eso me ayudó a componer a Éric. De hecho, esta película y este rodaje me han hecho dar dos pasos atrás y dos adelante.

¿FUE EL AMBIENTE DE RODAJE DISTINTO DEL DE PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA?...
La diferencia mayor estuvo en el hecho de que tras diez años todos habíamos evolucionado tanto en nuestras vidas personales como en nuestras carreras; todos éramos, François evidentemente a parte, jóvenes actores en ciernes. Admito que temía conflictos de ego. Pero no ha sido ése el caso en absoluto. El mismo Guillaume se ha mostrado mucho más relajado. Aunque sé desde hace algún tiempo por experiencia lo complicado que llega a ser dirigir un grupo de actores y dar a cada uno una atención individual. Por otro lado, Guillaume había advertido a su equipo que iban a tener ante ellos un grupo furioso, caótico, parlanchín y explosivo que iba a requerir en consecuencia una concentración aún más intensa en todo momento (risas). Sin embargo, ha sido más bien lo contrario. Nos hemos comportado con mayor sabiduría y atención, también con mayor seriedad que en el primer film. El ambiente fue mucho más profesional.

¿QUÉ LE HA SEDUCIDO DE GUILLAUME CANET COMO REALIZADOR? ¿HA CAMBIADO MUCHO EN DIEZ AÑOS?...
Guillaume no ha cambiado. Sabe dónde va en todo momento de manera decidida y con una clarividencia que me impresiona. Siempre está un paso por delante de nosotros. Y cuando trabajamos juntos, nuestra amistad nos empuja a ser los más exigentes de todos, el uno para con el otro. No hay ni complacencia ni facilidad alguna. Vamos con mayor rapidez pues nuestra complicidad casi fraternal permite omitir un montón de artificios. A veces con cierto dolor, pero las más de las veces para bien.

¿CON QUÉ IMAGEN SE QUEDARÁ DE ESTA AVENTURA?...
El primer día de rodaje, cuando nos encontramos todos en aquella casa, nada más atravesar el portal, igual que nuestros personajes en la película. Me sentí conmovido. Fue como entrar en los propios recuerdos diez años mayor. De repente, una infinidad de imágenes, olores y sensaciones resurgieron a la superficie. La idea de lanzarse hacia atrás para propulsarse hacia delante

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