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El icónico anti-héroe del novelista y guionista Donald E. Westlake, Parker, debutó en 1962 en el thriller criminal de gran éxito de ventas “The Hunter”, la historia de un brutal ladrón profesional que sigue un código propio sumamente estricto. A lo largo de los siguientes 46 años, Westlake publicó dos docenas de thrillers sumamente populares sobre el personaje, que le han permitido acumular una legión de seguidores en todo el mundo.
Cuando concibió originalmente al personaje, Westlake pensó que Parker estaba condenado por las convenciones literarias de la época a convertirse en flor de un día — un chico malo carismático que recibiría su merecido en las últimas páginas de su primera novela. Sin embargo, tras leer el manuscrito terminado, el editor de Westlake le hizo una petición insólita: que permitiera a Parker, un criminal implacable aficionado a la venganza, eludir a la justicia en ese primer libro, dejando así la puerta abierta a una o dos secuelas.
“En aquellos tiempos, un criminal tenía que morir al final del libro”, recuerda Abby Westlake, viuda del escritor. “Donald siguió la tradición y mató a su personaje, pero lo convencieron para que lo mantuviera con vida para otro libro”.
Les Alexander, productor de la película y miembro desde hace tiempo del círculo de amistades más íntimas de Donald y Abby Westlake, recuerda la sorpresa del final del primer libro. “Por entonces, el malo tenía que morir”, asegura. “Pero lo cierto es que los lectores se descubrieron animando a Parker, incluso después de que matara a gente, porque era más listo que la mayoría de la gente de su entorno y tenía un código de honor que era impecable”.
“No matar al personaje al final del primer libro fue una genialidad”, agrega. “Fue algo completamente fortuito, que suele ser como suceden muchas de las mejores cosas”.
Y así empezó una trayectoria de casi cinco décadas para el misterioso Parker. Westlake, un prolífico escritorPARKER que publicó más de 100 novelas y libros de no ficción tanto con su propio nombre como con una serie de seudónimos, acabó escribiendo 24 obras sobre este criminal profesional, publicados bajo el alias Richard Stark.
‘Parker’ es la adaptación de “Flashfire”, el primer libro que publicó Westlake sobre su personaje tras ese descanso de 23 años. Aunque otras películas anteriores, como “Payback” (protagonizada por Mel Gibson) han tomado prestados argumentos e ideas de la serie, ‘Parker’ supone la primera vez que los herederos de Westlake han permitido que se utilice el propio nombre del personaje en una película.
Como tantos otros lectores antes que él, Hackford se encontró inesperadamente cautivado por la peculiar psicología del personaje. “Lo maravilloso de Parker es que tiene un código ético inquebrantable”, observa el director.
Hackford le dio su propio toque personal al guión de McLaughlin, y añadió diálogos que ayudaban a definir mejor a los distintos sujetos.
‘Parker’ sigue la búsqueda de venganza de su protagonista desde el soleado optimismo de la feria estatal de Ohio, a los garitos de la calle Bourbon de Nueva Orleans, al opulento encanto de Palm Beach, con paradas intermedias en los barrios violentos y páramos industriales en los que el personaje aprendió su oficio.
Buena parte de la acción se rodó en Nueva Orleans y alrededores, incluso las escenas ambientadas en otros lugares. “La usamos como Kentucky, como Tennessee, como Texas”, admite Hackford.
No fue tarea fácil conseguir los permisos y autorizaciones que necesitaban para rodar en Palm Beach. En la década de los 90, la ciudad decidió establecer una moratoria a cualquier rodaje en la zona, a fin de preservar la intimidad de sus residentes de élite. Pero Hackford estaba decidido a rodar la película en el escenario previsto por el autor de la novela original.
La película acabó consiguiendo un nivel de cooperación sin precedentes tanto de West Palm como de Palm Beach. “La comisión de cine del condado de Palm Beach estuvo fantástica, al igual que el ayuntamiento”, sostiene Hackford.