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NOTAS DEL DIRECTOR...
Cuando leí por primera vez “Presentimientos”, la novela de Clara Sánchez, me cautivó de inmediato la brillante argucia que, apenas presentados los dos personajes principales, da un vuelco a las previsiones del relato costumbrista y proyecta la trama hacia el thriller de suspense psicológico.
Lo que terminó de entusiasmarme es que lo hace mediante una sofisticada arquitectura argumental de mundos paralelos, donde los sueños no son meras excusas para la fantasía, sino reveladoras proyecciones de lo real.
El éxito reciente de películas como “Origen”, de Christopher Nolan, “Shutter island”, de Martin Scorsesse, o incluso la serie de televisión “Perdidos”, evidencian hasta qué punto los misterios insondables del subconsciente y el mundo de los sueños, siguen ejerciendo sobre los espectadores del siglo XXI, tan acostumbrados a certezas tecnológicas, una atracción irresistible.
Pero “Presentimientos” no sólo es un brillante artefacto de ficción genérica, capaz de suspender la incredulidad del público a cambio de entretenerle de principio a fin. Lo que distingue la novela de Clara Sánchez de los ejemplos referidos, independientemente de su valor comercial, es el alcance de su propuesta, una compleja reflexión sobre el amor y las relaciones de pareja como institución, sobre la fidelidad y el deseo, que la hermana temáticamente con la obra póstuma de Stanley Kubrick “Eyes wide shut" –a quien la película brinda un sentido homenaje- y otros títulos de incómoda asimilación como “Anticristo” de Lars Von Trier.
Traducir a los estrechos márgenes de un guión cinematográfico el poderoso caudal narrativo de “Presentimientos”, ha sido un extraordinario reto al que nos hemos enfrentado Eduardo Noriega y yo con absoluta libertad a la hora de mover tramas y personajes, contando siempre con la generosa complicidad de Clara Sánchez.
NOTAS DE EDUARDO NORIEGA...
Todavía recuerdo nítidamente cuando en los primeros meses de 2009 mi amigo Santiago Tabernero, siempre con mil proyectos televisivos y cinematográficos bullendo en su cabeza, me pasó la novela 'Presentimientos' con un escueto “dime qué te parece”. Tardé muy poquito en leerla y contestarle que había una película dentro. “Yo también lo creo” me contestó, “y me gustaría que la escribiéramos juntos”.
Nos zambullimos así, apasionadamente, en las vidas de Julia y Félix, buscándose sin encontrarse a través de mundos paralelos que la buena literatura de Clara Sánchez hacía tan fáciles de imaginar y que yo pensé, de plasmar en imágenes, sin saber que comenzaba un largo viaje creativo lleno de vicisitudes, pero también de satisfacciones, donde siempre tuvimos la certeza de que era posible sacar esta empresa adelante.
Enseguida comenzamos a soñar y a escuchar bandas sonoras que nos acompañarían en la escritura, así como el olor a cocido en la casita de Chinchón, que Santi ponía al fuego de buena mañana. Escribíamos y hablábamos de referentes cinematográficos y estéticos, de posibles actrices, de cómo tendrían que ser las localizaciones… Sueños interrumpidos bruscamente por amigos de confianza como Borja Echeverría o Mateo Gil, que nos tiraban el castillo de naipes con sorprendente facilidad, pero que siempre nos daban claves para volver a empezar.
Todo esto intercalado con otros proyectos y rodajes por diferentes lugares del mundo, pero sin perder el hilo que nos conectaba a Santi y a mí con “Presentimientos”. Lo que no dejaba de ser un viaje de crecimiento personal, a medida que buceábamos en estos personajes en crisis, capaces de una generosidad extraordinaria, desesperados por volver a vivir la efervescencia del amor que alguna vez sintieron el uno por el otro.
Casi como un puzzle mágico, cuyas piezas encajan definitivamente segundos antes de levantarse el telón, cerramos la última versión del guión a punto de dar el primer golpe de claqueta en Alicante, convencidos de que el rodaje nos insuflaría la vida y realidad necesarias para completar la transformación.
Y así fue, porque el guión siguió re-escribiéndose con las valiosas aportaciones de Marta Etura, David Pareja, Pablo Rosso, Laia Colet… Así como durante las diversas fases de montaje y postproducción, donde Santi me permitió asistir fascinado al proceso final de acicalado y abrillantado de esta criatura tan deseada, que por fin hacemos vuestra.