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NOTAS DEL DIRECTOR...
“Que Dios nos perdone” es un thriller policíaco. Dos inspectores de policías deben detener a un implacable asesino en serie en una búsqueda contrarreloj. Pero creo sinceramente que no se trata de una película “tradicional” sobre policías y asesinos. La trama policíaca te va atrapando poco a poco hasta que el espectador siente la misma obsesión que sienten los protagonistas por ponerle cara y encontrar a ese psicópata.
A la vez, el espectador va conociendo a estos dos detectives, estos dos seres humanos que son Velarde (Antonio de la Torre) y Alfaro (Roberto Álamo) tan distintos pero tan complementarios. Una película de personajes en la que el espectador convive con ellos en sus casas, en su oficina, con sus miedos y sus esperanzas. Con sus seres queridos y sus dificultades para amar y relacionarse con los demás y con el entorno que les rodea. En definitiva que indaga en la psicología de los personajes hasta tal punto que es tan importante la caza del antagonista como el viaje interior que ellos mismos sufren.
La humanidad que se desprende de cada gesto, de cada plano, en todas las escenas, hace que “Que Dios nos perdone” sea un thriller diferente, una película distinta.
Pronto entendimos que situar la historia en Madrid durante el verano del 2011 (especialmente caluroso, con la visita del Papa, en plena crisis económica y con el recién creado movimiento social 15M) era un acierto además de original casi lógico. La ciudad se termina convirtiendo en un personaje más que impregna de calor y tensión a todos los personajes.
Centramos la historia en dos policías y un asesino. Tres personajes muy distintos pero que se terminan mirando a sí mismos y reconociendo en varios aspectos. Creamos así, un triángulo en el que cada vértice (cada personaje) está alejado del otro, pero toca irremediablemente con los otros dos.
Después de crearlos sobre el papel la mayor preocupación ha sido darles alma y humanidad
durante el rodaje. Para ello hemos contado con unos actores excepcionales que han conseguido que estos personajes se conviertan en personas y, por ello, nos interesen, nos emocionen, nos aterren y nos preocupen.
Porque eso es lo que termina siendo “Que Dios nos perdone”, un relato sobre tres personas que aman y odian. Tres personajes que terminarán dándose cuenta de que la violencia NUNCA es pacificadora. Nunca resuelve y nunca purifica.