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   RAMONA, ópera prima de Andrea Bagney - quien dirige, escribe, produce y post-produce el proyecto-, es una comedia de estilo clásico norteamericano, con influencias que van desde las películas de Woody Allen o Billy Wilder, hasta el mumblecore de Frances Ha. Se trata de un homenaje a la ciudad de Madrid y al cine a través del retrato de una mujer treintañera.

  La película supone el debut en el cine de Lourdes Hernández (Russian Red), protagonista de esta historia de amor que reflexiona acerca de las oportunidades perdidas, el compromiso y, finalmente, sobre nuestra propia mortalidad. Junto a ella, participan Bruno Lastra (Los simuladores) y Francesco Carril (Tenéis que venir a verla, La Reconquista, Los Ilusos).

  Rodada en 16mm durante la primavera de 2021 -cuando todavía había toque de queda a causa de las restricciones por el covid-, RAMONA cuenta con secuencias nocturnas en las que Madrid parece un plató, una de ellas la icónica imagen de la Gran Vía vacía.

ENTREVISTA A LA DIRECTORA...
¿Cuál es el punto de partida de la película?...
La relación entre actores y directores siempre me ha fascinado, el porqué los actores son elegidos, qué hay de ellos en los personajes que interpretan. La idea de una actriz joven que rechaza un papel protagonista porque sabe que el director está enamorado de ella me vino a la cabeza y encontré al personaje tan valiente y carismático que empecé a construir un guión alrededor de ese momento tán cómico.

Tu personaje principal parece muy cercano a tí, ¿es Ramona en cierto modo autobiográfica?...
Con Ramona y probablemente con la mayoría de la ficción que escriba en el futuro, me gusta integrarme en situaciones imaginarias que podrían haber ocurrido. “Y si” hubiese querido ser actriz, “y si” hubiese tenido el mismo novio desde los diecisiete, etc. Ramona y yo somos muy diferentes en muchos aspectos pero también compartimos rasgos importantes. Yo ahora soy cineasta, pero no hace mucho era una joven artista, perdida, sin saber muy bien qué hacer.
También, perdí a mi padre cuando era muy joven así que hice a Ramona huérfana. Eso es un rasgo muy importante de nuestras identidades.

Lourdes Hernández es un verdadero descubrimiento en esta película, ¿cómo y por qué la elegiste?...
Estuve muchos meses buscando a mi Ramona sin poder encontrarla. Inesperadamente, Youtube me sugirió un video de Lourdes cantando una versión acústica de una de sus canciones. Había escuchado mucho a Russian Red pero desconocía que fuese Española o cómo era físicamente. Nada más verla pensé que ella era Ramona así que indagué un poco y descubrí que vivía en Los Ángeles y quería ser actriz. Le hice llegar el guión a través de Zeltia Montes, compositora de bandas sonoras que es cercana a mí y que en aquella época también vivía en Los Ángeles. Lourdes se comprometió de inmediato. Yo necesitaba enamorarme de Ramona para poder rodar la película en condiciones y con Lourdes sucedió orgánicamente. Tiene una energía muy especial y es un imán para la cámara: carismática y frágil al mismo tiempo.
Me enorgullece que Ramona marque el regreso de Lourdes después de algunos años apartada de la vida pública. Ella es una artista auténtica, pura, que dejó la música cuando empezó a sentir que el proceso no era honesto. Se ha entregado al papel de Ramona con felicidad y fidelidad, inyectando de energía positiva a todo el equipo (y a mí misma) desde el principio. Ha sabido trasladar a la cámara la misma magia y el mismo talento que exhibe en un escenario. Nuestra colaboración en Ramona ha sido tan inspiradora que ahora estamos escribiendo una mini-serie juntas.
Esto prueba que ella no es simplemente una cantante que se ha tornado actriz, sino una artista multi-disciplinar.

Madrid parece estar siempre vacía en la película, ¿es una decisión artística?...
La pandemia nos retrasó mucho por lo que tomamos la decisión en firme de rodar en primavera del 2021. Cuando quedó claro que las calles estarían vacías debido al confinamiento, lo enfocamos como una gran oportunidad para crear un espacio mágico.
Ramona es, ante todo, una historia de amor y siempre quise que diera la sensación de película clásica. Las calles vacías fueron por tanto un regalo de los Dioses del cine.

¿Por qué escogiste rodar en blanco y negro?...
Ramona siempre me vino a la cabeza como un personaje de Billy Wilder. La comedia forma parte de su personalidad (tanto del personaje como de la película) y mis referencias directas son en blanco y negro: El Apartamento, Manhattan, Frances Ha. Quise rendir tributo a las películas que amo y alinear Ramona con ellas para que no quedase como una película indie y pequeña sino grandiosa y clásica. Para mí, el acto de rodar es poético en sí y ese es uno de los motivos por el que elegimos rodar en 16mm en lugar de digital.
Estábamos contando la historia de Ramona pero intertextualmente estábamos teniendo una conversación con los cineastas que nos inspiran. El hecho de que en la película estén rodando una película me dio la oportunidad de también introducir el color, por lo que color se convirtío en la ficción y el blanco y negro en la realidad. Jugamos a este juego que se adentra en el corazón de lo que son tanto el arte del cine como el arte de la interpretación: ficción, hecha desde la raíz de la verdad.

¿Es Ramona la personificación de una nueva generación? ¿Es hoy en día un buen momento para enamorarse?...
No creo que haya buenos ni malos momentos para enamorarse. Invariablemente las personas se seguirán enamorando. No obstante la historia de Ramona transcurre en un momento muy particular de la vida de las mujeres.
Después de los treinta la idea de la maternidad empieza a pegar fuerte. Las decisiones cobran un peso muy importante puesto que determinan lo que serán nuestras vidas durante muchos años: si te casas, si rompes con tu pareja, si cambias de trabajo, si te quedas embarazada.
Estoy segura que Ramona le hablará al corazón de las mujeres de mi edad, pero también a cualquiera que haya estado en una relación larga, o a los que hayan sentido una gran atracción o se hayan enamorado de alguien sin ser correspondidos. Básicamente, Ramona le hablará a cualquiera que haya tenido dudas sobre la vida que ha estado construyendo. He hecho Ramona con la esperanza de que todos, tanto jóvenes como mayores sean fieles a sí mismos, a quienes son. Espero que la película sea recibida así.

¿Por qué decidiste centrar tu debut en el largometraje en el rodaje de otra película?...
Quería que la vida de Ramona fuese lo más difícil posible y no puedo pensar en algo más difícil que la relación entre una actriz y un director, y una experiencia que una más (o separe) a la gente que el rodaje de una película.
Es uno de los motivos personales por los que escogí hacer cine en lugar de escribir historias o pintar. Elegí el cine porque la colaboración entre personas es profunda y auténtica. Considerando que la historia nació en mi cabeza mientras estaba asistiendo a un curso de actuación, no hubiera tenido sentido modificar la raíz de la historia para hacer que Ramona fuese abogada o jardinera. Creo que los artistas perciben las cosas de cierta manera y sería difícil para mí escribir un papel protagonista sobre alguien que fuese muy diferente a mí o que viviera en lugares desconocidos para mí. Ramona tenía que ser actriz. Tenía que estar emparejada y tenía que hacer una película con alguien que le sacudiese los cimientos de todo lo que había creado en su vida hasta el momento. ¿Puedes imaginar algo más difícil?

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