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RALY ROAD RACERS
INFORMACIÓN
Titulo original: Rally Road Racers
Año Producción: 2023
Nacionalidad: EE.UU., Inglaterra
Duración: 92 Minutos
Calificación: Autorizada para todos los públicos
Género: Animación, Comedia
Director: Ross Venokur
Guión: Ross Venokur
Fotografía: Alexei Nechytaylo
Música: Tom Howe
FECHA DE ESTRENO
España: 28 Julio 2023
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Vértigo Films


SINOPSIS

Su sueño era competir en el famoso Rally de la Ruta de la Seda. Para ello tendrá que enfrentarse a unos locos corredores en una aventura única...

INTÉRPRETES

Animación

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NOTAS DEL DIRECTOR...
   A algunos directores les atraen las historias del “Hombre contra Hombre”, a otros las del “Hombre contra Sociedad” y a otros las de “Hombre contra Sí Mismo” pero yo siempre he sentido predilección por las de la serie de Slow Loris contra Sapo.
  En cuanto leí este guion supe que tenía que hacerlo. Además, la escribí yo, y como soy uno de mis escritores favoritos, aproveché la oportunidad de volver a trabajar conmigo mismo.
  De pequeño me encantaban películas como ‘Los locos de Cannonball’, ‘Locos al volante’, ‘La carrera de la bala de cañón’ o ‘El mundo está loco, loco, loco, loco’… Creo que, en cierto modo, siempre tuve la esperanza de añadir algo a este género clásico de comedia de carretera de “las reglas son que no hay reglas”.
  Por supuesto, no tenía ni idea de que llegaría a hacer esta película, ni de que la película que acabaría haciendo iba a ser un dibujo animado con todos los personajes animales, ni de que esos personajes acabarían atrayendo a talentos interpretativos tan increíbles como JK Simmons, John Cleese, Lisa Lu, Sharon Horgan, Catherine Tate, Chloe Bennet y Jimmy O Yang.
  Escribí el guion hace años, mientras preparaba mi anterior película de animación, ‘Charming’ (‘El príncipe encantador’). Por aquel entonces, mi pequeña película de carreras se llamaba ‘The Fast And The Furriest’, y lo que más recuerdo de escribir aquel primer borrador es que ¡era divertido!
  Como la mayoría de los escritores te dirán (supongo), escribir no siempre es divertido. Pero este guion era diferente. Puede que fuera porque estaba empezando a hacer realidad mi fantasía infantil de rodar una película de carreras a través de una carretera superdivertida. O quizá porque decidí escribir todo el guion en un escritorio improvisado en un huerto de naranjos. Fuera cual fuera la razón, el caso es que el primer borrador fluyó.

UNA REUNIÓN FUNDAMENTAL CON DEEPAK NAYAR...
  Al igual que con ‘Charming’ (‘El Príncipe encantador’), el guion fue encargado y desarrollado originalmente por John H. Williams, con quien he tenido el placer de trabajar en tantos proyectos durante las dos últimas décadas. Y aunque el protagonista de esa película (que era el Príncipe Azul) disfrutó de un final feliz, no puedo decir lo mismo de mí.
  El final de la realización fue duro para mí, tanto que acabé jurando no dirigir películas de animación nunca más. De repente me di cuenta de cuánto sudor hay detrás de una película de animación y cuántas oportunidades hay de perder el control del proceso.
  Por eso, cuando John me llamó y me pidió que me reuniera con un productor/financiero interesado llamado Deepak Nayar, me mostré reticente. Pero como Deepak se había tomado la molestia de hacer ‘Quiero ser como Beckham’ y ‘Buena Vista Social Club’ y muchas otras películas que me habían dado muchas alegrías durante muchos años, pensé que presentarme a una conversación era lo menos que podía hacer. Tío, ¡me alegro de haber ido a esa reunión!
  Deepak tiene un gran discurso que te da la primera vez que vas a su oficina. No quiero robarle el protagonismo, pero es realmente efectivo. Justo después de salir de esa reunión, llamé a mi mujer, Lenore, y ella pudo oírlo en mi voz antes incluso de que llegara a decirlo: “Quieres dirigirlo, ¿verdad?”. Ajá.
  Con Deepak a bordo, las cosas empezaron a volar. Y por “cosas” quiero decir “el guion”, y por “volar” quiero decir “salir por la ventana”. Este tipo me hizo reescribir el guion al menos una docena de veces, probablemente más, pero nunca para satisfacer su propio ego o como castigo. A Deepak le encantan las historias y creía de verdad en lo que hacíamos y en mí, así que no me iba a dejar ir fácilmente. Resulta que Deepak no se lo pone fácil a nadie, y si no que se lo pregunten al estudio de animación, donde Deepak es ahora conocido como el Kraken (vale, puede que solo sea una idea mía, pero me gusta creerlo). El caso es que Deepak y yo rehicimos esa cosa, y luego la rehicimos otra vez, y otra vez, y otra vez. Fue un verdadero trabajo de amor y una colaboración fantástica.
  Mientras tanto, yo volaba de ida y vuelta a Montreal cada seis semanas para trabajar con el equipo de preproducción. Vivía en Ojai, California, y eran tiempos anteriores a la pandemia, así que volar por motivos de trabajo todavía era normal. De hecho, estaba en Montreal cuando me enteré del virus del Covid-19. Acababa de leer un artículo sobre “algún virus” que estaba siendo atribuido a Wuhan, China. Fue una extraña coincidencia, ya que Zhi, mi protagonista, también era de Wuhan.
  Como nunca había estado en China, había elegido Wuhan al azar como lugar de residencia de Zhi tras una exhaustiva búsqueda de dos minutos en Google. ¿Mi reacción ante la noticia del dibujante de storyboards? “Seguro que se me pasará”. Resulta que aquel no sólo fue mi último viaje a Montreal, sino el comienzo de años de retrasos para la película. Al final, completaríamos nuestra producción de 18 meses en poco más de 4 años (y el pueblo natal de Zhi pasaría a llamarse “El pueblo lento de Loris”).
  Mantener una producción en marcha simultáneamente en California, Montreal, Londres y Mumbai durante la pandemia fue todo un desafío. No me refiero a las reuniones de Zoom y todo eso, que estaba bien; siempre fuimos una producción independiente, así que estábamos acostumbrados a trabajar a distancia. Eran todas las nuevas incógnitas.
  Muchos de nuestros artistas no tenían el equipo adecuado en casa, o las conexiones wifi adecuadas; los miembros del equipo estaban atrapados en países equivocados; la gente se contagiaba del virus y desaparecía de las reuniones de producción durante semanas. Y todo esto se sumaba al hecho de que ya estábamos intentando hacer una película muy ambiciosa con un presupuesto muy ajustado.
  Durante el año que precedió a la pandemia, no dejé de repetir uno de mis mantras favoritos del cine independiente: “no hay obstáculos, sólo oportunidades”. En ese sentido, la pandemia nos brindó la mayor oportunidad hasta la fecha. Dado que, en el fondo, ‘Rally Road Racers’ es una versión moderna del cuento de Esopo ‘La tortuga y la liebre’, el equipo y yo tuvimos de repente la oportunidad de convertirnos en la encarnación viviente de la famosa moraleja: la lentitud y la constancia ganan la carrera. Supongo que se trataba de un caso en el que la vida imitaba al arte, que a su vez ya imitaba a otro arte.
  De alguna manera, a pesar de que el mundo entero cambiaba a nuestro alrededor, nuestra película salió adelante y superó incluso mis expectativas prepandémicas. La película rebosa alegría, bromas, diversión, optimismo y amor.
  El equipo ha puesto todo su corazón y alma en ella, y se nota en cada fotograma. Me encantan los personajes, los coches, el mundo y la paleta en general. Todos los elementos visuales fueron cuidados por nuestro talentoso diseñador de producción, Alexei Nechytaylo, que los protegió durante esos cuatro largos años.
  Cuando empecé a escribir esta película, hace ya casi una década, creo que pensaba que yo era Zhi, el valiente protagonista desvalido. Y quizá lo era. Pero desde este punto de vista, me siento más como Gnash, el macho cabrío que lanza calcomanías y filosofías y que trató de abandonar demasiado pronto, a pesar de que aún le queda mucho juego. Quizá sea ambas cosas. No lo sé.
  Pero lo que sí sé es que a mi versión más joven le encanta esta película.

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