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La idea de esta pelicula le sobrevino al guionista y director mientras recordaba las noches que, siendo adolescente, había pasado escuchando el rock and roll que los pinchadiscos emitían desde barcos piratas y estructuras marinas ancladas fuera de las aguas territoriales del Reino Unido en los años sesenta. Ademàs decidio que su proxima pelicula transcurriría en un barco, sede de una radio pirata, y que sus temas favoritos estarían incluidos en la banda sonora.
Richard Curtis afirma “Estaba convencido de que varios hombres viviendo en un barco anclado en pleno mar del Norte debía dar pie a situaciones muy cómicas. El realizador dice: “Empecé escribiendo unas cuantas escenas acerca de cosas que podían pasar en un barco con un montón de tíos a bordo. Lo primero que le viene a la mente a uno es la pregunta: ¿Y las chicas? ¿Van chicas una vez cada quince días para acostarse con ellos? ¿Qué pasa si uno tiene novia? ¿Cómo te echas novia a bordo de un barco así?”
“Hasta que empieza el casting, no se descubre lo que se ha escrito y qué tipo de película va a ser”, explica el director. “Durante ese proceso, busco actores que se sientan cómodos en la informalidad y dispuestos a llegar al límite de las situaciones cómicas sin que pierdan realismo. Por ejemplo, hicimos pruebas a 60 actores para encontrar al que encarnaría a Carl. El único que demostró el comportamiento despreocupado que buscaba fue Tom Sturridge”.
En cuanto al barco en cuestión, el diseñador de producción Mark Tildesley recuerda: “No fue nada fácil encontrar un barco adecuado en el que rodar. Necesitábamos una nave segura, que pudiera albergar a bastantes personas entre actores y equipo, y que se adecuara a la época. Muchos de los barcos que nos gustaban carecían de motores en condiciones”.
La búsqueda acabó en Escocia al encontrar el Timor, que empezó su andadura como barco de arrastre antes de convertirse en un barco hospital para acabar como barco de rescate en las plataformas petrolíferas. Para que el Timor pareciera el auténtico hogar de una radio pirata, se instalaron dos enormes antenas en cubierta”.
El realizador Richard Curtis sabía que no era posible realizar una filmación tradicional en un barco con pasillos estrechos y espacios reducidos. Con el director de fotografía Danny Cohen, decidieron que lo mejor era “colocar a dos operadores cámara al hombro para rodar diferentes ángulos y transmitir que es una película informal, caótica incluso. No hay panorámicas, primeros planos ni nada de eso. La cámara se mueve en el espacio del que dispone”.