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NOTAS DEL DIRECTOR...
'Esperanza y gloria' estaba basada en las memorias de mi niñez durante el bombardeo de Londres y el contraste con los idílicos días que pasé al lado del río Támesis, al que mi madre huyó cuando nuestra casa fue destruida.
'Reina y patria' se sitúa nueve años después, en 1952, cuando tenía dieciocho años y tuve que servir al ejército durante dos años de servicio militar obligatorio, como cualquier chico de esa edad entonces. Muchos de los personajes de la historia están inspirados en las personas que conocí en aquel momento y en mi propia familia.
Además, los acontecimientos más importantes de la película son mostrados con bastante fidelidad a cómo sucedieron.
En aquella época yo tenía la tarea de instruir a soldados que se dirigían a la guerra de Corea. Tras varias investigaciones, me horroricé al descubrir lo que ocurrió a raíz de la contienda. El general MacArthur estaba a cargo y quería lanzar bombas atómicas sobre los chinos. El presidente Truman le despidió justo a tiempo.
Uno de los muchachos que asistía a mi clase era hijo de un miembro del Parlamento del partido laborista de izquierdas. El chico se negó a ir a Corea alegando que yo había dicho que era una guerra inmoral. En consecuencia, fui arrestado y acusado de "apartar a un soldado del curso de su deber".
En la película, Percy roba el reloj del regimiento y todo el campamento se pone patas arriba en un intento de encontrarlo, lo que altera gravemente la formación. El verdadero Percy causó incluso más estragos robando varios objetos de valor en menos de dos semanas, poniendo al campamento en punto muerto.
Al final de 'Esperanza y gloria', mi hermana dio a luz cuando tenía 17 años. Se casó con el padre de su hijo, un soldado canadiense, y se fue con él a vivir a Canadá. Diez años después, su regreso coincidió con mi servicio militar obligatorio. Mis amigos y yo la encontramos maravillosamente salvaje y llena de glamour. Para nosotros representaba América, Hollywood y el futuro y arrojó un rayo de luz en nuestro pequeño y lúgubre país.
Inglaterra sufrió una larga resaca de la guerra a comienzos de los años cincuenta. El racionamiento de comida todavía estaba en vigor. Era un lugar sombrío. Estábamos llegando a un acuerdo con el final del imperio. Nosotros, los jóvenes, rechazábamos ese pasado de la clase y el privilegio y anhelábamos un país más justo e igualitario, y ésto es lo que impulsa la historia.
Mientras mi padre estaba lejos en la armada durante la guerra, mi madre tuvo un romance del que yo fui consciente cuando era niño. Yo estaba en el dilema de traicionar a mi madre o a mi padre y este tema aparece en la película.
Para mí fue un placer reproducir todos los detalles de aquel periodo, como el lenguaje, los gestos, la ropa, los muebles... El acto de escribir el guion liberó muchos recuerdos que habían permanecido dormidos.
Al igual que con 'Esperanza y gloria', mis memorias de aquella época han sido reemplazadas por escenas de las dos películas. David Hayman, que interpreta a mi padre en ambas, ahora se parece mucho más a mi padre de lo que mi padre nunca fue.
Vanessa Kirby, que interpreta a mi hermana, es tan misteriosamente igual a ella, que a menudo en sus escenas me sentía transportado de nuevo a aquellos días.
La relación entre la memoria y la imaginación es un territorio misterioso. Recuerdo a Ingmar Bergman decir que cuando él dirigía no estaba intentando hacerlo real, pero sí que cobrase vida. Y la verdad es que yo trabajé con buenísimos actores que dieron vida a esos hechos que ocurrieron hace más de sesenta años.