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INFORMACIÓN
Titulo original: Skyscraper
Año Producción: 2018
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 102 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Acción
Director: Rawson Marshall Thurber

Guión: Rawson Marshall Thurber

Fotografía: Robert Elswit
Música: Steve Jablonsky
FECHAS DE ESTRENO
España: 13 Julio 2018
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Universal Pictures

SINOPSIS

Will perteneció al Equipo de rescate de rehenes del FBI además de ser un veterano de guerra. Ahora se encarga de evaluar la seguridad de los rascacielos. Mientras visita China por trabajo se ve metido de lleno en el incendio del edificio más alto y seguro del mundo. Ahora Will, mientras es perseguido, deberá demostrar su inocencia a la par que encontrar quien le ha tendido la trampa...

INTÉRPRETES

DWAYNE JOHNSON, PABLO SCHREIBER, NEVE CAMPBELL, KEVIN RANKIN, ROLAND MOLLER, ADRIAN HOLMES, CHIN HAN, BYRON MANN, PAUL McGILLION, VENUS TERZO, BEATRICE KING, ELFINA LUK, VIVIAN FULL, KAYDEN MAGNUSON, HANNAH QUINLIVAN

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WILL SAWYER Y LA PERLA: ADRENALINA E INGENIERÍA...
   Una joven familia americana – formada por una pareja y sus dos hijos-juega despreocupadamente en un enorme parque poblado de árboles ornamentales y presidido por una imponente cascada. Pero si abrimos el plano este paraíso no es lo que parece. Resulta que este parque, este pacífico edén, se enmarca en una hazaña arquitectónica vertical de 30 plantas ubicada a su vez en un entorno aún más maravilloso: La Perla, el rascacielos más alto del mundo. Con sus 225 plantas y 1.066 metros de altura, se erige en el límite del distrito de Kowloon de la ciudad de Hong Kong junto a su célebre Puerto de Victoria, una baliza de prosperidad e innovación tecnológica para el mundo.
  Con la capacidad de tres ‘Empire State’, se trata de una indiscutida obra maestra de la ingeniería. Sus curvas dan paso a imponentes mandíbulas que sostienen una enorme esfera luminosa que da nombre a la famosa construcción. Inspirada por la antigua fábula china La perla del dragón, esta maravillosa criatura promete a todos los que se alojan en su interior que están seguros y a salvo.
  Por si fuera poco, la estructura ostenta un hotel de cinco estrellas, cinco gimnasios completamente equipados, dos cines con 16 salas cada uno, un restaurante con una Estrella Michelín, un parque de 30 plantas de altura, ‘Jade Park’, y más de 100 plantas de viviendas de lujo. La Perla es por tanto una ciudad vertical en sí misma. Creada por el desarrollador chino Zhao Long Ji, es el primer edificio de su tamaño que consigue una huella de carbono negativa gracias a su puntera tecnología eólica y fotovoltaica que hacen posible este milagro de la sostenibilidad. Incluso tiene su propio huerto.
  “La Perla es un personaje más de la película,” asegura el productor Hiram García. “En ciudades como Hong Kong donde la población es numerosa ya no es posible construir a lo ancho. Es cuestión de espacio. Solo se puede construir hacia arriba. El telón de fondo de nuestra historia es el edificio más alto del mundo, una representación de la realidad de nuestros tiempos. Aun así, La Perla casi triplica el tamaño del ‘Empire State’. En esta situación cabe hacerse la pregunta: ‘¿El simple hecho de poder hacerlo implica que deberíamos hacerlo?’ Me recuerda un poco al Titanic. Es una maravilla de la tecnología y por esa razón precisamente entraña muchos riesgos. Es lo que Will y su familia están a punto de descubrir”.
  La mitad superior de La Perla es la zona residencial y está a punto de abrir sus puertas a los ciudadanos más exitosos de la ciudad de Hong Kong, pero antes Zhao tendrá que sacarse un as de la manga para optar a un seguro, la póliza más cara jamás contratada para un edificio de uso mixto. El proceso requiere una evaluación de riesgos independiente para determinar la seguridad de la estructura y sus limitaciones, si es que se pueden llamar así, con un diseño orientado a superar todas las catástrofes que puedan presentarse.
  La Perla incorpora un sistema de protección contra incendios de última tecnología capaz de contener las llamas en la planta donde se haya originado el incendio. Además, cuenta con sistemas de seguridad múltiples y redundantes, así como una instalación de control externa para permitir el acceso y la gestión en caso de producirse una emergencia. Por si fuera poco, los ascensores funcionan mediante tecnología de inducción en lugar de con cables. Sin embargo, se ha de demostrar que dicha tecnología es eficaz y resistente a los piratas informáticos.
Aquí es donde entra Will Sawyer.
  Conocemos a Will diez años antes cuando está al mando de una división de élite del FBI dedicada a rescatar a rehenes, en pleno enfrentamiento con un hombre atormentado que ha secuestrado a su familia en una cabaña. Cuando fracasan las negociaciones, entra en acción el equipo de Will. El rescate sale mal y Will no es capaz de salvar a los rehenes, muere la mayor parte de su equipo y pierde la pierna izquierda a la altura de la rodilla.
  Con su carrera profesional en entredicho y el cuerpo mutilado, Will se recupera en un hospital. Allí, conoce a la bella y exitosa cirujana naval Sarah, quien le salva la vida. Se casan y construyen un hogar feliz. Diez años después Will y Sarah están dedicados a sus hijos, los mellizos Georgia y Henry de ocho años de edad, rivales y amigos del alma, que compiten por el afecto de sus padres.
  A pesar del tiempo transcurrido, hay heridas que no sanan. El poderoso Will no es el hombre que era. La pérdida de su pierna le recuerda lo que pasó aquella noche, la más decisiva de su vida. Ha entregado las armas para trabajar de administrativo. Ya no es militar, se ha pasado al sector privado donde, como contratista, asesora el sector corporativo en temas de seguridad.
  A pesar de haber ganado el plano personal gracias a su feliz matrimonio a sus hijos, Will no puede olvidar la tragedia vivida. Vive atormentado por el pasado, confesándole a un amigo suyo que: “Tras lo ocurrido, entregué mis armas. Dejé mi espada y no pienso volver a enfundarla. Lo gracioso es que de no haber sido por aquella noche no habría conocido a Sarah, no habríamos sido padres. Los quiero con todo mi corazón, pero hay algo roto en mi interior. Lo noto. Es algo que me persigue. A veces siento que no los merezco —como si no me hubiera ganado el derecho a tenerlos en mi vida”.
  Cuando Ben, el ex compañero de Will, ambos supervivientes de aquel terrible enfrentamiento en el bosque, que también se ha pasado al sector privado y es el jefe de seguridad de La Perla, se acuerda de él otorgándole la (segunda) oportunidad de su vida al recomendarle a Zhao Long Ji. Will prepara la reunión durante meses. Pero la recomendación es eso y no más. Will tendrá que demostrar lo que vale en un cara a cara con Zhao, su jefe de seguridad, y los aseguradores de La Perla.
  Lo que es incapaz de imaginar es que dicha reunión desencadenará los acontecimientos más dramáticos de su vida y se jugará el futuro de su familia. En estas circunstancias extremas tendrá que echar mano de su entrenamiento. Sus seres queridos están en peligro, para salvarles y Will se enfrentará a obstáculos inimaginables…a kilómetros del suelo.

DE LOS PLANOS A LA CONSTRUCCIÓN: SE ERIGE EL RASCACIELOS...
  En 2016, justo cuando Dwayne Johnson y su guionista y director en Un espía y medio Rawson Marshall Thurber, concluían la comedia de acción comenzaron a hablar sobre su próximo proyecto juntos—explorando un tipo de personaje con el que Johnson todavía no se había topado. Mientras que la capacidad de Johnson de atraer a espectadores en todo el mundo con su inimitable mezcla de encanto, músculo y pasión ha sido sobradamente demostrada, el actor estaba ansioso por ejercer un músculo muy distinto.
  “Justo habíamos terminado la producción y nos lo habíamos pasado genial con Rawson,” recuerda Hiram García, productor compañero de Johnson y de EP Dany García y presidente de la productora. “Dwayne y él hicieron buenas migas y Rawson comprendió la diversidad de Dwayne como actor. A Rawson se le ocurrió la idea de crear un personaje para Dwayne con un pasado vulnerable, algo que pensó Rawson que los espectadores no habían visto antes.”
  El realizador, conocido por el cariño que tiene a las películas de acción de los años 80, le comentó la idea a Johnson. Acto seguido, el actor y productor cogió el teléfono para llamar a García, y el dúo le pidió que desarrollara la idea redactando una propuesta. Lo que Thurber les entregó era un gigante: un cruce entre La jungla de Cristal con El coloso en llamas ambientada en Hong Kong —una carta de amor a las películas de acción con las que creció. “Quería hacer una película grande que entrañe una experiencia en el cine grande, con la mayor estrella del cine en el mundo como vehículo conductor”. Con ese fin, a Thurber lo que más le enorgullece es que su cinta no se basa en un cómic, no es una nueva versión, remake, precuela o secuela. “El Rascacielos es una idea original, una que garantiza que el espectador no sepa lo que ocurrirá a continuación. Quería hacer algo con Dwayne que pudieran experimentar los espectadores de primera mano en el cine, y me siento muy orgulloso de lo que hemos conseguido juntos.
  Johnson explica las razones por las que le atrajo el proyecto, una es “con diferencia, el papel físicamente más exigente que haya interpretado jamás”. Prosigue: “Lo que une a todos los espectadores en todo el mundo es el vínculo de la familia. Independientemente de la raza, cultura, clase o religión, quién no se identifica con los valores de la familia. Es muy visceral presenciar cómo una familia se ve amenazada, y los padres hacen lo imposible por proteger a sus hijos. Siempre nos ha parecido un vínculo especial para nosotros en El Rascacielos, y explorarlo con una gran pantalla de telón de fondo le aporta relevancia para todos los que la vean”.
  Para el actor y productor, además de la premisa otro gancho era poder trabajar nuevamente con Thurber. “El talento de Rawson es único en Hollywood si piensas que es el único guionista y director de sus proyectos y que trabaja en una escala enorme. Todo lo que hace proviene de su cabeza, de su cerebro. Cuando me contó la idea de El Rascacielos, me impliqué al cien por cien. Pensé que era una combinación de La jungla de Cristal, El coloso en llamas y El fugitivo—Harrison Ford ya era la inspiración para Will Sawyer”.
  Los tres le tendieron la mano a Beau Flynn, con quien ha colaborado Johnson desde el 2012 en Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa y seis películas después, siguen trabajando juntos. El productor quedó encantado con la premisa. “A Dwayne y a mí nos gusta mucho el género de la catástrofe” afirma Flynn. “Me llamó un día y me dijo ‘Hermano, tengo algo muy especial para ti’. Dice ‘Te voy a pasar con un buen amigo mío, Rawson Thurber, y ya se encarga él de explicarte en detalle”.
  “Yo era un gran fan del cine de Rawson. Es una persona maravillosa y tiene mucho talento” prosigue el productor. “Nos reunimos y él me dijo ‘Te lo resumo en una frase: El edificio más alto del mundo arde en llamas y la familia de Dwayne está atrapada en su interior encima de la línea del fuego’. Esa fue la frase y todo mi cuerpo vibró. Le contesté: ‘Seré tu productor. Encontraré el hogar perfecto para ella y haremos algo fantástico y rompedor’. A lo que Rawson respondió: ‘¡Genial! Hagámoslo. Al final resulta increíble ver cómo se he realizado. Les doy las gracias y me honra que Dwayne, Rawson y Hiram hayan pensado en mí y me la hayan vendido así con una frase, y que me inviten a sumarme a este épico viaje”.
  Al igual que a su director, Flynn comparte esa pasión por clásicos del género de acción. “Soy muy fan del legendario productor Irwin Allen, sobre todo El coloso en llamas, y me merecen mucho cariño y respeto las de Jungla de cristal. Cuando me comentaron la idea dije: ‘Contad conmigo al cien por cien! Y enseguida pude visualizar la película de principio a fin. El personaje de Will Sawyer es único, muy diferente a todos los papeles que ha hecho Dwayne. Es un hombre muy vulnerable pero también de andar por casa, te identificas con él como hombre y padre. Es un tipo corriente que en esta película deberá aprender a superar sus limitaciones. Combina el espectáculo, con la escala y magnitud de la cinta con una historia terrenal y emocional en torno a una familia y sabíamos que teníamos que hacerla”.
  Para los realizadores El Rascacielos les brindaba además la oportunidad de sumergirse en un guion original. “La industria que nos rodea ahora mismo la dominan la propiedad intelectual y las capas”, reflexiona García. “No me malinterpretes, nosotros también formamos parte de ella y nos gusta hacer proyectos en ese terreno, pero crear contenido original nos resulta muy atractivo y es importante para nuestra industria. Tras el éxito de Un espía y medio, que también fue un proyecto original, nos pareció el proyecto ideal”.
  No cabía otra posibilidad, era evidente que Thurber dirigiría su propio guion. “No son muchos los compañeros en este negocio que sean guionistas y directores a este nivel” reconoce García. “Rawson es un maestro ideando estos conceptos, escribiendo y dirigiendo. Se le conoce por Cuestión de pelotas, Somos los Miller, y por supuesto Un espía y medio, y por ello la gente empezaba a pensar que era un grande de la comedia. Pero Rawson ha sido siempre un gran fan de los thrillers y siempre quiso dirigir uno. Su primer borrador fue fantástico y un par de borradores después ya teníamos un guion para el rodaje. Verdaderamente es uno de los grandes realizadores de la actualidad y es muy joven. Le auguro un futuro brillante”.
  A Thurber le resulta natural escribir y dirigir y no ve razón para separar ambas actividades. “Yo no separo el guion de la dirección, para mí todo ello forma parte de la realización” explica. “Yo creo que los guiones están hechos para transformarse en otra cosa. No es un poema ni un artículo periodístico. No es un ensayo ni tampoco una novela. Su único fin es dar paso a una interpretación y una producción. Es como un plano o un plan rector. Pero sí diré que a veces he trabajado al revés…a veces el escritor que llevo dentro duda si escribir algo o no porque sé que sería difícil de rodar. Pero procuro ignorar esa voz y escribir lo mejor que pueda”.
  Para el realizador era primordial que los espectadores al fin pudieran ver a Dwayne Johnson como un héroe vulnerable. “Todos lo conocemos como La Roca. Sabes perfectamente que es capaz de coger un camión y lanzarlo contra un edificio”, dice Thurber entre risas. “Pero esa no es su faceta más interesante como actor ni como persona. Y no siempre los espectadores se identifican con eso. Indiana Jones es un personaje entrañable porque recibe puñetazos, no porque los reparte. Es un tipo corriente que intenta simplemente sobrevivir la aventura que le toca vivir. Tanto Dwayne como yo queríamos un Will que sobrevive por los pelos las pruebas y miserias que se avecinan”.
  Los productores y el director se pusieron manos a la obra para dar forma a la historia, una historia en la que cada vez se lo ponían más difícil a Will. “El edificio arde en llamas, la familia de Sawyer está atrapada en su interior encima de la línea de fuego y él, en el exterior” explica Thurber. “Por si fuera poco le incriminan a él. Tiene que ingeniárselas para entrar en el edificio a rescatar a su familia, encontrar a los culpables, detenerlos y demostrar su inocencia. Todo en un día.” Como escribió el papel para Johnson, reflexiona el realizador: “Quería desafiar a Dwayne. Quería verlo vulnerable. Quería verlo pensar la salida en lugar de hacerse camino a golpes… quería verlo sobrevivir por los pelos”.
  El equipo lanzó la idea y “se convirtió en la propuesta más popular” recuerda García. “Hubo una gran puja y la cosa estaba caliente. Es muy raro en nuestro negocio idear un concepto, juntarlo, venderlo, y que un año después te den luz verde para producirlo. Eso no se suele pasar. Lo habitual es que una película así lleve cinco años desde el momento que piensas la idea al desarrollo. Fue muy especial que se diera todo así de bien”.
  El Rascacielos marca un hito importante en la carrera de Flynn y valora la evolución de sus películas. “Todos hemos visto muchas películas de acción”, dice el productor. “Pero es de suma importancia que los espectadores se identifiquen emocionalmente con nuestros héroes, crear empatía. Eso es algo que trabajamos mucho en El Rascacielos. Si somos capaces de hacerte sentir algo por Will Sawyer y su periplo, intentando rescatar a su familia, habremos hecho bien nuestra labor. Espero que hayamos cumplido nuestro cometido”.

UNA INSPIRACIÓN OLÍMPICA: JEFF GLASBRENNER EN EL SET...
  Durante el desarrollo de El Rascacielos, los realizadores buscaron colaboradores para asegurarse que la representación de Johnson de Will Sawyer como una persona con una amputación fuera creíble. “Me resulta importante mostrar la fuerza que hay detrás de lo que algunos calificarían como una desventaja o incluso una condena” dice Thurber. “Un cojo puede ser un héroe como cualquier otra persona y eso no lo había visto antes en el cine”.
  A Flynn le inspiró particularmente una emisión de Real Sports de la cadena HBO sobre el paralímpico Jeff Glasbrenner. “El especial me conmovió”, dice el productor. “Ha sido uno de los contenidos que más me han inspirado en la vida. Jeff perdió la pierna a los ocho años y le dijeron que nunca podría hacer deporte o llevar una vida normal. Muy pronto decidió que no sería una víctima. Tomaría el control de su vida. Desde entonces ha competido en nada menos que 45 ediciones del triatlón del Iron Man. Ha sido en hasta tres ocasiones paralímpico y es campeón mundial en baloncesto en silla de ruedas. Recientemente se convirtió en el primer ciudadano americano con una amputación, en coronar el Everest.
  “Cuando vi el documental me sentí inspirado” prosigue Flynn. “Me moría de ganas de conocer a Jeff personalmente y de presentárselo a Dwayne. Los dos se parecen mucho, a la hora de fijar sus metas y trabajar incansablemente hasta conseguirlas. Además, son dos de las personas más positivas, alegres y consecuentes que he conocido”.
  Los realizadores organizaron una visita con Glasbrenner, para que se acercara un día al set y se dirigiera al equipo. Luego se quedó para hablar en persona con Johnson, dándole consejos con respecto a cómo bajar de una escalera o cómo cuando estás a una altura nunca te apoyarías sobre la prótesis. Siempre has de apoyarte primero en la pierna de carne y hueso. Asimismo, Glasbrenner instruyó a Johnson sobre su forma de andar, cómo es el enganche de la prótesis, cómo afecta su presencia a los saltos que das —por ejemplo, desde una grúa a 300 metros de altura.
  Cuenta Flynn que Glasbrenner se sentía orgulloso de Johnson por su sincera y realista representación de una persona con una amputación. “Jeff siente que la película es importante por su capacidad de inspirar a gente en todo el mundo” apunta Flynn. “Es una prueba viva del espíritu de nuestra película ‘el valor no tiene límites’ y aquello de que ‘las únicas limitaciones son las impuestas por nosotros mismos’. Él y Dwayne comparten una misma filosofía sobre el trabajo y el potencial humano. Fui testigo de ese momento que compartieron, de ese encuentro de almas gemelas”.
  El personaje de Will Sawyer se enfrenta a su propia inseguridad por la pérdida sufrida “y era importante que Dwayne y Jeff hablaran sobre lo que uno siente cuando ha perdido un miembro” añade el productor. “La forma de pensar, lo que tuvo que superar Jeff y cómo siempre hay algo que te lo recuerda”. Lo que nos conmovió particularmente al equipo y reparto fue cuando Glasbrenner nos contó sobre un irónico vuelo de vuelta a casa tras escalar el Everest. “Su asiento estaba junto a la salida de emergencia y estaba encantado por gozar de más espacio cuando la azafata le pidió que se cambiara porque necesitaba ‘a una persona dispuesta y capaz…’
  “A lo que Jeff contestó: ‘Estoy dispuesto y soy capaz. Justo vengo de hacer cumbre en el Everest,’ cuenta Flynn. “Pero le obligó a cambiarse de sitio. Es un ejemplo de cómo la gente ve la discapacidad y no a la persona. Pero Jeff respondió con elegancia. Cogió sus piernas que estaban guardadas en el compartimiento superior y se fue seis pasillos hacia atrás. El tener que lidiar con situaciones como estas y responder con una sonrisa y espíritu generoso es la clase de energía que necesitamos ahora mismo en este mundo. Ese es el tema central de El Rascacielos: Todos somos capaces de superar cualquier obstáculo si nos lo proponemos. Espero que inspire a los espectadores a creer que sea cuál sea la mano que te toque, todos y cada uno de nosotros tenemos la capacidad de vivir nuestra vida de la mejor manera posible”.
  Johnson solo puede dar las gracias al paralímpico por el tiempo y la energía que les dedicó en el set, así como todos sus consejos. “Tuve ocasión de leer su libro, así como estudiar a Jeff” reflexiona Johnson. “Encontré en él un recurso increíble y todos nos sentimos honrados con la visita Jeff el primer día que nos visitó. Sentí que teníamos la oportunidad de crear un personaje con el que se podrían identificar y al que podrían apoyar espectadores de todo el mundo”.
  Por casualidades de la vida, el horario de Glasbrenner le permitió llegar al plató el día que Will Sawyer debía escalar la grúa situada junto a La Perla y saltar desde ella hacia el edificio más alto del mundo. Si hubo algún día en el que Johnson necesitaba motivación era ese y lo encontró en este héroe. Tras explicarle el asesor que sus pasos y su forma de caminar tendrían un aire particular por la pierna protésica, Johnson ensayó incansablemente para hacerlo perfecto y bien para su personaje y ante todas las personas que conviven con una amputación. “Le consulté a Jeff y le pregunté qué tal lo había hecho. Por suerte, me dijo que muy bien. Textualmente: ‘Me cago en la leche. Yo corro igual’. Fue un día especial y un momento que recordaré. Espero hacerlo bien tanto por Jeff como por mi personaje”.
  La pierna protésica que lleva Will en la película la confeccionó el encargado de utilería Dean Eilertson y su equipo. El primer paso fue escanear la pierna de Johnson. A continuación, incluyeron la parte proporcional de atrofia muscular. Tras consultar con un experto en prótesis supieron que diez años después de una amputación es de esperar que la musculatura se reduzca por el desuso. A partir de ahí crearon un modelo tridimensional y luego una escayola, y finalmente la prótesis y la cavidad ósea.
  “Teníamos mucho que aprender en cuanto a cuestiones técnicas” dice Eilertson. “Descubrimos que hay muchas maneras de colocar la prótesis en la pierna. Nos decidimos por una conocida como calcetín de gel. Es lo primero que se pondría una persona con un miembro protésico cada mañana al despertar. Luego hay un sistema de cierre —hay un desbloqueo, un agujero al fondo, un trinquete— y cuando te la pones tienes que dar un pequeño saltito. Hace clic, clic, clic y con el brinco ya queda firmemente sujeta y no hay forma de que se mueva. Es lo que hace que en aquellas secuencias en las que Dwayne está colgado al revés, por la pierna protésica, sea creíble”.
  Tanto Eilertson como todo su equipo aprendieron muchísimo de Glasbrenner a la hora de desarrollar la prótesis. “Cuando haces un pedido de una prótesis para correr” añade el utilero, “el fabricante ha de saber tu peso y estatura porque las partes ortoprotésicas no son estándar. Se trata de órtesis articuladas por lo que en función de cómo plantes el pie va hacia un lado o hacia el otro. La ingeniería detrás de esto es increíble. A mí me fascina la tecnología. Hay tantos soldados lesionados o personas que han sufrido accidentes. Lo más bonito ha sido ver el gran avance de la tecnología y como gracias a ella cada día las personas que han padecido estas lesiones gozan de más movilidad”.

UN PLANTEAMIENTO GLOBAL: DIÁLOGO Y SEÑALIZACIÓN...
  Además de su reparto internacional, la producción de El Rascacielos asumió un planteamiento global y un compromiso a la autenticidad multilingüe. Cuando los personajes asiáticos se dirigen la palabra lo hacen en sus lenguas maternas —e este caso en cantonés y en chino mandarín. El cantonés es la lengua más hablada en Hong Kong, mientras que el mandarín es la lengua universal de la China continental (se hablan cientos de dialectos a nivel local). El resultado naturalmente es que los habitantes de Hong Kong hablen en cantonés, mandarín, o ambas.
  En aras de mantener esta autenticidad los productores contrataron al instructor de dialecto LIN LEE. Lee tradujo los diálogos en inglés escritos para los agentes de policía de Hong Kong (y otros personajes de la ciudad) al cantonés. Los productores también ficharon a un jefe de policía de Hong Kong jubilado para prestar su visión de la jerga y la forma de hablar de los agentes.
  A continuación, Lee editó todas las señales y carteles que aparecían en los vehículos del cuerpo policial de Hong Kong al igual que todos los señales y carteles de las salas y los ascensores en La Perla, para asegurar su precisión. Aunque este detalle pasará desapercibido para los espectadores anglófonos o castellanoparlantes, los hablantes de lenguas asiáticas apreciarán, estén dentro o fuera de Asia, que la película está cimentada en la realidad y que respeta las culturas que explora.
  El instructor trabajó con Johnson y Campbell, cuyos personajes dicen un par de frases en mandarín o cantonés. Aunque son diálogos cortos, las lenguas asiáticas resultan tan distintas al inglés que para algunos aprender unas pocas frases resulta difícil.
  Asimismo, el mandarín y el cantonés tienen distintos tonos. Si dices la misma palabra con otro tono quiere decir algo completamente distinto. “Es tan diferente a lo que suelo escuchar habitualmente, nada que ver con el inglés ni con el francés, que por cierto también lo hablo” recuerda Campbell. “La entonación cambia el sentido. Es una forma distinta de entender la lengua. Y me costó comprenderlo. Pero también me lo pasé muy bien, escuchando, haciendo oído, repitiendo”.
  Cada actor lo trabajó a su manera. En su caso Campbell le pidió a Lee que le grabara los diálogos en el móvil y ensayó muchísimo tanto dentro como fuera del set. Johnson era más partidario de practicar en el plató. Lee le gritaba el diálogo y Johnson lo repetía hasta que el instructor daba el visto bueno. No tardó Johnson en pillarle la entonación gracias a su “muy buen oído” según el propio Lee, ya que le bastaban pocas repeticiones hasta dar en el blanco.

PELEAS Y LLAVES: ÉPICAS ESCENAS ESPECIALES...
  Una de las peleas más potentes de El Rascacielos es la pelea entre Will y Ben que transcurre en el apartamento de Ben. “Esto era importante porque había un hilo que queríamos coser por todo el tejido de la película y es la idea de un hombre que sobrevive por los pelos” explica García. “Will es en su esencia un samurái que ha entregado su sable. Sus habilidades de lucha cuerpo a cuerpo están en desuso pues hace años lo dejó y ahora está un poco oxidado. No es Jason Bourne; no lucha limpio. La lucha es sucia y bruta. Son dos tipos que se quieren mater y Will lo único que hace es intentar sobrevivir. Eran buenos amigos y de repente Ben lo quiere matar”.
  A Johnson no le sorprende que los primeros espectadores que han visto avances de la cinta hayan acogido muy bien la pelea entre dos hombres que fueron hermanos de guerra, exmilitares que combatieron juntos, convertidos en enemigos a muerte. “Es muy crudo e intenso todo” reflexiona. “Lo que verdaderamente me gusta de esta pelea es que muchas veces en Hollywood las peleas son tan pulidas, tan perfectas, tan guais que parece que la acción está flotando en otra dimensión, otra realidad. ¿Pero esto? Lo nuestro es básico —de principio a fin, encarnizado y visceral”.
  El combate se torna más despiadado cuando Ben a patadas le quita la prótesis a Will. Es un golpe bajo al talón de Aquiles de Will. “Se trata de un personaje con una discapacidad física” explica Campbell. “Estamos tan acostumbrados a ver a Dwayne haciendo de personajes físicamente muy capaces, que resulta fascinante verle haciendo de alguien como Will y verlo meterse de lleno en esta realidad con todo lo que conlleva. Nuestro personaje no es un superhéroe. Tiene sus problemas. Y a los espectadores le sorprenderá lo bien que Dwayne representa esta realidad”.
  Otra pelea que le resulte especialmente memorable a Johnson es el combate en lo alto de La Perla con un secuaz interpretado por el luchador de la WWE (World Wresting Entertainment) Jason Day, conocido como “Doomsday” (o lo que es lo mismo, para Johnson, “un cabrón muy grande”). Para Johnson, esta pelea lo dice todo porque el personaje de Will, “cada célula, cada fibra, su alma, su constitución, su ADN, no le deja rendirse. Es imparable. Sigue adelante, pase lo que pase”. Para la secuencia Day le hizo una llave de estrangulamiento a Johnson que duró un par de segundos más de los estrictamente necesarios según Marshall. No hace falta decir que el tono amoratado del rostro de Johnson no se debía al maquillaje precisamente.
  Pero el actor no es el único que protagoniza las grandes secuencias de acción. La cirujana naval Sarah también se ve obligada a luchar hasta el final. “Será muy divertido ver la pelea con Hannah en el coche” dice Campbell, “porque se miden dos mujeres muy fuertes y diferentes. Al tratarse de un espacio confinado como un vehículo la coreografía ha de ser creativa. Fue un reto interesante para los coordinadores de acción. Pero lo hicieron muy bien”.

DISEÑO, CÁMARAS Y MÚSICA...
La creación de La Perla:
  Winston Churchill, al referirse a las sedes del parlamento del Reino Unido tras ser alcanzadas por bombas durante la segunda guerra mundial, dijo: ‘Damos forma a nuestros edificios, luego ellos nos dan forma a nosotros’. Esta cita es la que inspiró al director de producción Jim Bissell a la hora de diseñar La Perla. “Un edificio, un trazado urbano da forma a la cultura en la que se ubica” dice Bissell. “Ha de formar parte de la cultura del lugar donde queríamos edificar. También tiene que ser arquitectónicamente viable y atractiva. A pesar de disponer tan solo de cinco meses para diseñarlo todo y preparar la película, tenía que parecer que La Perla lleva años de desarrollo”.
  Según explica Bissell: “El edificio no queda destruido, el edificio permanece. Es un símbolo de resiliencia y fuerza —al contrario del símbolo de presunción que representa El coloso en llamas, donde es una metáfora de ‘que hemos ido demasiado lejos’. En aquella cinta los contratistas eran unos corruptos y el arquitecto tampoco era trigo limpio. Pero en El Rascacielos, el edificio es asombroso. Únicamente se ve amenazado por las fuerzas del mal”.
  Bissell y su equipo partieron de su labor de documentación de la cultura china, buscando un tema central que fuera el eje de la construcción. Se toparon con la fábula de la perla y el dragón y descubrieron que en la cultura china las perlas representan la obtención de la ilustración —o el viaje del alma hacia la iluminación. En la leyenda, el niño se convierte en un dragón en el río. Asimismo, uno de los documentalistas de Bissell descubrió un estuario del Río de la Perla que desemboca al mar en Hong Kong y que dicho río es con frecuencia representado por un dragón.
  El diseñador se trasladó a Hong Kong para buscar exteriores y cuanto más estudiaba la geografía de la zona, más se reafirmaba en la necesidad de ubicar La Perla en la parte de Kowloon y no en la de Hong Kong. Esto le permitiría a la producción contar con las vistas de Hong Kong como telón de fondo. Fue entonces cuando Bissell descubrió que el vocablo Kowloon significa “nueve dragones”. Son ocho las montañas que se alzan detrás de la ciudad, representado ocho dragones, y el emperador es el noveno dragón (esta idea se originó con el último emperador de la dinastía Song, de siete años, Zhao Bing [nacido en 1272], cuyo reinado duró solo 313 días hasta que se despeñó tras caer su ejército a manos de los mongoles).
  Trabajando a partir de imágenes claves de dragones y perlas, el equipo de Bissell se puso manos a la obra confeccionando diseños del edificio. “Uno de los requisitos era incluir un enorme mirador en forma de esfera” dice el diseñador. “Probamos con distintas formas y se me ocurrió que para realmente reflejar fuerza tendría que tener un diseño muscular serpenteante. Jugamos con esta idea y así empezó el diseño tortuoso del dragón que conduce a la perla en sí”.
  Desarrollada inicialmente por un integrante del equipo de Bissell, el diseño presentaba tres pilares que van serpenteando a la vez que sube, formando un marco en forma de trípode que apoya la esfera, o perla, en su cima. Bissell imaginó que sería la boca del dragón y se preguntó: “¿Y si introducimos un ojo aquí mismo que haga las veces de turbina eólica?”
  A partir de ahí, dice Bissell, “despacio y con buena letra empezamos a darle forma y convertimos al edificio en un dragón en la orilla del puerto de Victoria. Incorporamos pozas de marea en la base, y a medida que entra agua echa a andar las turbinas. Todo forma parte de la red eléctrica. Y luego está la turbina eólica en la planta 150 de la estructura”.
  Finamente instalamos paneles fotovoltaicos y así, La Perla dispone de su sistema energético autónomo. “Cuando se nos ocurrió la idea de las pozas pensamos, ¿Por qué no transformar las pozas de marea en arrozales? No solo es autosuficiente en su consumo energético, La Perla también cultiva sus alimentos” prosigue el director de producción. “El arroz es el cultivo que ha sido el sustento de la población china y la metáfora es esta: un dragón que se alza entre los arrozales y se estira al cielo, buscando la perla de la sabiduría. Todas las piezas encajaron rápidamente —en unas dos semanas— ha sido una suerte. A veces el arte es así, tienes suerte y se producen una serie de felices coincidencias”.
  El dragón alcanza la perla en el cielo por lo que Bissell quería crear la ilusión de una esfera flotante en el firmamento. En este caso Bissell se inspiró en el Salar de Uyuni, Bolivia, conocido por reflejar cual espejo el cielo, confundiendo el horizonte, creando la ilusión de que estás de pie sobre el firmamento. “Pensé” recuerda Bissell, “si estás a 225 alturas sobre una estructura reflectante el cielo sería el suelo y estarías ante el mismo efecto infinito. Diseñamos una boca que sale de la esfera, y según se abre ves el sorprendente efecto infinito. Te da la sensación etérea de haber ascendido al cielo”.
  El mirador se creó digitalmente, pero la idea está anclada en la realidad. Dice la supervisora de efectos visuales en producción y postproducción Petra Holtorf-Stratton:: “Esto se podría haber hecho en la vida real sin lugar a duda. En la actualidad son muchos los rascacielos que cuentan con estos pasajes elevados. Cuando sales del edificio es como una piscina infinita y te da la sensación de estar al borde. Es una ilusión óptica. La única razón por la que no lo construimos es porque nuestro edificio no existe. Pero todo lo que creamos tenía que parecer real, como si estuviera completamente integrado en un mundo de imagen real. Queríamos que la gente que vea nuestra película visite Hong Kong y vea nuestro edificio…aunque no exista”.
  Además de su equipo de diseño, Bissell tenía el lujo de que el realizador consultó a Adrián Smith, el arquitecto del Burj Khalifa —el edificio más alto del mundo— durante las primeras fases de desarrollo del guion. Flynn recuerda el primer contacto con Smith, quien le contó que muchas sus ideas se inspiran en el cine. “Adrián nos contó que uno de los muchos problemas de estos rascacielos son cosas tan simples como cables para los ascensores. Sencillamente no existen para estas dimensiones. No dan la talla. Literalmente. Adrián dijo algo como: ‘Imagínate si pudieras usar tecnología magnética para impulsar los ascensores en un recorrido de novecientos metros.’ Es pura ciencia ficción y nos entusiasmó esa idea y la incorporamos en la película.
  “Pusimos a Adrián al habla con Rawson, y empezaron a lanzar ideas, algunas de las cuales se convirtieron en conceptos básicos para La Perla” prosigue. “Luego contratamos a Jim Bissell, uno de los mejores directores de producción del planeta, y halló un increíble mito chino que inspiró la forma del edificio, su textura y color… eran además un bello reflejo de la trayectoria de Zhao. Y así es como cobró vida”.
Una vez decidido el exterior, la siguiente cuestión era decidir dónde ubicarlo en el paisaje de Hong Kong. Actualmente en la vida misma el rascacielos más alto de la ciudad es el centro internacional de comercio a sus 108 plantas. Con 225, La Perla duplica su altura. Bissell tomó modelos digitales de Hong Kong y empezó a jugar con los ángulos. Al final, dice Bissell, La Perla “es alucinante, está en el centro del todo”.

Cómo crear (y quemar) Jade Park:
  El próximo reto para la producción era Jade Park. Al contrario de un edificio donde lo típico sería un jardín en la azotea, el parque Jade consta de 30 plantas de espacio vertical que primero tenía que funcionar en el plano conceptual y después en el práctico, desde la perspectiva de la fotografía.
  La parte conceptual comenzó con el estudio de la evolución de la figura del dragón en el arte chino a partir del año 200 antes de Cristo. Muchos cuadros chinos representan asimismo la naturaleza, y así pues muchos de estos cuadros tradicionales sirvieron de inspiración para Jade Park. La cuestión era cómo trasladar la elegancia de dichos cuadros al entorno tridimensional del parque. Al final el equipo contrató a un artista contemporáneo que volvió a imaginar estos cuadros creando capas de luces y sombras que en su conjunto forman un paisaje, dando lugar así a Jade Park.
  Pero no fue fácil decidir cómo grabar la secuencia inicial. Puesto que la escena transcurre durante el día, supuestamente bajo la luz natural que se filtra por las ventanas, el rodaje debía ser en un exterior para simular la luz. Pero esto presentaba un dilema: ¿Qué hacer? ¿Tirar de un fondo verde en un set exterior y luego crear el parque digitalmente? ¿Construir el parque en un exterior y luego incluirlo todo en un enorme plató? ¿O usar un parque real y reconstruir lo necesario en un interior para las secuencias de acción y como base para los efectos visuales? Al final, la tercera opción resulto ser la más viable, tanto por razones creativas como técnicas. Cecil Park en la Universidad de la Columbia Británica fue el elegido para hacer las veces de Jade Park.
  El parque contiene una cascada de 30 plantas que se creó a una escala menor —aunque sigue siendo impresionante— para la película. El supervisor de efectos especiales Joel Whist se hizo cargo, edificando lo que sería una enorme fuente cuya bomba bombeaba agua a una tasa de 7.500 litros por minuto. Un enorme depósito bajo el plató contenía tanto el agua como la fontanería y en palabras de Whist tenía que ser “blindado —todo para que fuese seguro y coherente. Teníamos que ser capaces de encenderla y apagarla en un santiamén”.
  Pero la tarea no fue nada fácil. La velocidad del agua tenía que ser suficiente como para ocultar al personaje de Georgia cuando se esconde de los secuaces de Botha. Lo que implicaba que la bomba tenía que tener una variación de la velocidad para dar lugar a ajustes durante las pruebas. Una vez fijada la velocidad del agua, calcularon el volumen de 2.5 veces el agua en movimiento para disponer en todo momento de la cantidad suficiente de agua tanto en el depósito como en las bombas. “Entre el diseño inicial, los dibujos, cálculos, reuniones con los fontaneros —y luego los entresijos de la fontanería, los andamios, los pesos, las mediciones, y cambios en el departamento de arte— el proceso llevó varias semanas” explica Whist.
  El segundo reto de Jade Park era incendiarlo. Algunos planos eran tan peligrosos que se tiró de fondo verde para su grabación, pero también había planos reales a fotografiar. Dichas toman se realizaron bajo el estricto control y preparación y la atenta mirada del supervisor de dobles y escenas especiales Allan Poppelton.
  “Queremos que los espectadores sientan la ansiedad de los personajes” explica el director de la segunda unidad JJ Perry: “por lo que colocarles cerca del fuego, pero fuera de peligro era complicado. Cada set tenía que estar previamente montado antes de construirlo, luego había que hacer todas las pruebas y comprobaciones pertinentes. Había muchas piezas que encajar en el engranaje con el equipo de dobles. Rodamos con dobles y nos aseguramos de que tanto el equipo de efectos especiales como todos los demás quedaran contentos. Lo ejecutamos en la realidad siempre que nos fuera posible. Encendimos varios focos de fuego en un interior, pero Al y su equipo lo hicieron fenomenal. Creo que a lo sumo lo único que hicimos ese día fue repartir una tirita”.
  Lo que más preocupaba, evidentemente, era la presencia en el set de los niños. Ambos se portaron como auténticos profesionales. En el caso de Cottrell, la experiencia fue un poco como una atracción de la feria, con su parte divertida pero también aterradora. “La secuencia del ascensor en Jade Park es mi preferida” dice. “Me lo pasé muy bien. El fondo verde estaba detrás nuestra y el fuego ardiendo. Lo que me dio más miedo es que estábamos montados en una especie de atracción que nos mecía y movía y nos estábamos volviendo locos. Yo me asusté de verdad. Fue muy realista. Dwayne me dijo algo que me ayudó: ‘No puedes ser valiente si no tienes miedo’ y esa frase fue una inspiración para mí”.
  A partir de ahí le compete a Erik Nash, supervisor de efectos visuales de Motion Picture Company (MPC), casar esos planos fotografiados con sus fuegos digitales. “Cuando trabajas en un gran espacio ajardinado” explica Nash, “el truco es que la iluminación se someta a lo que en realidad debería figurar. En este caso teníamos muchos efectos por la luz de las hogueras bajo la cubierta de cristal que representaba la luz del fuego situado muchas plantas por debajo de nuestros personajes”.
  “Además se supone que se filtra la luz de la luna por las ventanas” continua el supervisor de efectos visuales. “Tienes que ser capaz de imaginar el resultado final e iluminarlo previamente. Robert Elswit y su equipo hicieron un trabajo fantástico con la iluminación de este entorno, brindándonos una hermosa luz de hoguera. Realmente parece que nuestros personajes están rodeados por el fuego”.

El ferri Star en Vancouver:
  Al transcurrir gran parte de la acción en espacios interiores el guion no ofrecía muchas oportunidades de aprovechar los exteriores de Hong Kong. La primera sección de acción propiamente dicha que transcurre en un exterior es la del hurto y originalmente el guion exigía que Will y Ben estaban comiendo fideos en una cantina situada en una callejuela anodina de la ciudad. Pero el director de producción Bissell vio la oportunidad de aprovechar la ciudad como telón de fondo reubicando la escena en el mundialmente conocido ferri de Hong Kong el Star (un transbordador). Le sugirió el cambio al director, se fió completamente de los instintos de Bissell.
  Pero entonces se toparon con la realidad. La idea de vestir un barco en Vancouver y reconstruir un puerto que aun así no se parecería del todo al Star —y encima rodar una secuencia de acción— hacía aguas. Y pensamos: ‘Qué va. No es posible. Retomemos la idea de los fideos’ dice Bissell entre risas. “Estaba ahí sentado viendo un cobertizo y pensé: ‘¿Por qué no usar el borde del cobertizo como embarcadero y luego construimos la parte superior del ferri?’ Sabía que si lo poníamos sobre un raíl seríamos capaces de rodarle y poner la terminal de los transbordadores en el fondo. Dará una sensación de amplitud, sobre todo si conseguimos planos generales a bordo de un helicóptero para disfrutar de esas grandes vistas de Hong Kong. Además, sería fácil de controlar y no tendríamos que tener un barco como tal y preocuparnos de temas como las mareas, embarcar y todo lo demás. Sería tan fácil como rodarlo en posición A y fuera. ¡Y funcionó!”
  El ferri Star se reconstruyó en posproducción bajo la atenta mirada de la Holtorf-Stratton. “El mayor reto en el plató del ferri” dice “es que se rodó junto al río Fraser de Vancouver con tráfico naval y ferroviario por lo que era importante reducir el sonido de cara a la posproducción. Teníamos solo una cuarta parte del ferri. Construimos lo suficiente como para que los actores principales y un par de figurantes pudieran montarse en él. Añadimos los extremos del ferri digitalmente. Hicimos un modelo digital con fotografías de referencia del icónico ferri Star y después nos trasladamos a Hong Kong para ver las texturas reales de los transbordadores de la ciudad. Luego los artistas en ILM e Iloura crearon un modelo digital del ferri el cual introdujimos en la secuencia”.

Fichajes estrella y la segunda unidad:
  El ferri, la cascada, las escenas físicas del incendio —son solo algunos ejemplos del planteamiento de Thurber con respecto a El Rascacielos. “Hay que arriesgar, aunque implica fracasar” dice Thurber. “Sí, fue un reto técnico y sin duda también lo fue en lo creativo— teníamos que rodar parte en exteriores y la otra parte en el plató, asegurándonos de que todo coincidía y encajaba. Ha sido una película grande con decorados enormes a gran escala. Pero contaba con una gran ventaja: mi equipo. Entre ellos el ganador del Oscar® Robert Elswit como director de fotografía, un sueño hecho realidad, y uno de los mayores directores de producción del mundo, Jim Bissell, que ha hecho que esta historia cobrara vida”.
  En cuanto a la segunda unidad Thurber contó con JJ Perry. Esta supone su primera oportunidad como director tras años de trabajo en los que ha ido escalando peldaños. “Fui militar antes de trabajar en esto y no tengo formación académica” dice Perry: “pero he hecho más de 400 episodios de TV y 150 largos. Cuando estaba en el ejército no sabía de qué me valdría esa formación más adelante como civil pero ahora lo entiendo. Encajo aquí. Hay que predicar con el ejemplo y crear oportunidades para que tu equipo tenga éxito. Un buen líder sabe cuándo hay que dar el primer paso, cuándo seguir, y cuándo quitarse de en medio echando leches. He tenido la suerte en esta película de contar con un equipo que creo habría sido capaz de seguirme de haberme metido en un edificio en llamas”.
  El plan inicial para la segunda unidad era seguir a la primera y hacer limpieza, pero el horario era ajustado por lo que las tareas de Perry aumentaron. Por suerte, dice Perry: “Rawson describía muy bien lo que quería. Escribió el guion, estaba todo en su cabeza, podía visualizar la película y expresaba claramente su visión para que nosotros la trasladáramos. Es un gran director y escritor con un talento tremendo. Es mágico verlo trabajar”.
  Perry, quien colaboró por primera vez con Johnson en El rey escorpión, también se entusiasmó al volver a trabajar con el actor. “Es una joya” dice Perry. “Me hace una ilusión enorme volver a trabajar con él. Dwayne era jugador de fútbol americano, y creo que gracias a esa experiencia deportiva de equipo entiende lo que es hacer cine. Un diamante tiene muchas caras y cada persona es una de ellas. Un diamante que con una sola cara no brilla. Es necesario reflejar la luz entre todos, cuantas más superficies mejor, para que aumente su fulgor, y creo que por eso nos entendemos tan bien”.

Realidades virtuales:
  La gran capacidad que tiene Rawson de transmitir su visión a los demás, fue fundamental en una película que mayormente transcurre en una realidad virtual. Al haber trabajado juntos anteriormente, Johnson depositó su confianza en el director sabiendo que llevaría EL RASCACIELOS a buen puerto. Esta confianza se materializó sobre todo en la pelea que se desarrolla en la esfera. En esta secuencia la única parte real del decorado era el suelo. Todo lo demás corría a cargo de la imaginación de los actores. La escena se rodó con cinco cámaras en ángulos diferentes y sus imágenes aparecen posteriormente en pantallas virtuales de alta resolución creadas en posproducción. El resultado es una secuencia tremendamente compleja, la hábil unión de la imagen real y un entorno enteramente digital.
  No obstante, según Holtorf-Stratton: “Si cuentas con los equipos idóneos puedes conseguir lo que te propongas. La tecnología ha avanzado hasta niveles insospechados gracias al poder de la programación. Antes era necesario esperar unas 20 horas para ver cómo quedaría un cuadro, ahora son 20 segundos. Ves mucho antes los resultados, lo que te permite hacer cambios antes. Rawson se mostró muy abierto durante la posproducción. Nos reunimos en varias ocasiones con las artistas de ILM lo que nos permitió hacer todos los cambios que fueran necesarios. Los colegas de ILM fueron muy flexibles de cara a adaptarse a la visión del director. Ha sido una suerte y un placer contar con ellos pare este trabajo”.
  El productor Flynn piensa que los efectos visuales responsables de la creación de La Perla son en sí una obra maestra. “Nuestro equipo de efectos visuales es increíble y gracias a ellos el resultado es fluido, como si estuvieras flotando a cientos de metros de altura” apunta. “Te deja sin respiración y la ejecución es brillante. Nuestro supervisor de efectos visuales CRAIG HAMMACK, y nuestra productora Petra Holtorf han hecho una labor magnífica. Los espectadores se quedarán atónitos cuando vean la cinta, y creo que servirá además de inspiración para el diseño y desarrollo de muchos edificios del futuro”.

La música de EL RASCACIELOS:
  Para plasmar los temas de EL RASCACIELOS, Thurber acudió al célebre compositor Steve Jablonsky. El compositor nos habla de su experiencia en el set: “El trabajo con Rawson en EL RASCACIELOS fue genial. Es un gran comunicador, muy creativo y tiene muchas ideas buenas. Hablamos mucho sobre el estilo —partiendo de la base que el personaje de Dwayne Johnson es un héroe lesionado, no un superhéroe. Rawson y yo también hablamos sobre el ritmo de la música y como va creciendo progresivamente, haciéndose cada vez más intenso y vertiginoso. Queríamos que fuera energético, que captara la atención del espectador.
  “También queríamos que la música fuera más realista. El tema familiar es simple, con una guitarra. Es más personal y encaja mejor con la historia” continua Jablonsky. “Pero según se vuelva más tensa la cinta, empleamos versiones más tensas de guitarra y añadimos efectos. Es más surrealista, pero sigue siendo el mismo tema de la familia. Disfruté mucho experimentado con distintos sonidos de guitarra, enlazándolos con el tema emocional de la familia… incluso en secuencias más oscuras e intensas”.

DE HONG KONG A OCCIDENTE: UN REPARTO INTERNACIONAL...
  En cada una de las películas de Johnson, le gusta reflejar la diversidad de su público en los personajes. Y naturalmente El Rascacielos no sería una excepción. La cinta reúne grandes actores de oriente y occidente por primera vez en Hong Kong. 
  “El reparto es fantástico y diverso, un elenco internacional,” dice orgulloso Flynn. “Desde Singapur, Chin Han, que hace de Zhao. Roland Møller, uno de los mejores actores daneses, interpreta al villano principal. Luego contamos con Noah Taylor, uno de los grandes actores del Reino Unido. La canadiense Neve Campbell es una leyenda con una carrera que la precede. Y nuestros dos niños americanos –McKenna y Noah—que encarnan a los hijos de Dwayne y Neve—son auténticas joyas. Mires por donde lo mires el reparto es fantástico, diverso y derrocha talento”. 
  Y por supuesto está el propio Johnson, nacido en California, su padre es canadiense, de la comunidad negra de Nueva Escocia y de ascendencia irlandesa, y su madre de ascendencia samoana de Nueva Zelanda. El papel de Will Sawyer se creó por y para Johnson. “Ha sido muy bonito verlo asumir este papel” cuenta García. “Ver a Dwayne haciéndose con un personaje que padece tantas cosas –el síndrome del superviviente, la pérdida de su pierna, la hermandad con sus compañeros de trincheras o las dificultades de su carrera—ha sido un privilegio. Todos disfrutamos, testigos de su transformación, viendo su compromiso con el personaje. Puede que sea el papel más exigente de su carrera, tanto en el plano físico como en el mental”. 
  Con el protagonista asegurado, le primera orden del día era fichar a la persona que le daría la réplica a Johnson. El equipo encontró a la doctora Sarah Sawyer en la actriz Neve Campbell, conocida a partes iguales por su trabajo tanto en el género dramático como en la acción. Thurber ideó un personaje femenino potente, el polo opuesto a la damisela en apuros. “Neve es una persona muy fuerte en la vida real” dice Flynn. “Encarna a Sarah con auténtica belleza y credibilidad. Sarah se ocupa de sus hijos ella sola y protagoniza hazañas increíbles para mantenerlos a salvo. Es fácil que el espectador se encariñe con esta familia y se preocupe por su bienestar. Estos lazos son los que le mantienen con vida, es la base de la voluntad de luchar juntos por su supervivencia”. 
  “Estamos encantados de contar con Neve,” añade García. “No eran pocas las grandes actrices que mostraron interés por el papel, pero después de leer juntos el guion nos gustó la química entre Neve y Dwayne y supimos que habíamos encontrado a su compañera de viaje. Dwayne tiene mucha personalidad, es tan grande como él, y ver cómo pilotó Neve la secuencia, pensarías que llevaban años casados. Se midió con él de igual a igual e incluso le puso en su lugar un par de veces. No tiene precio. La química saltaba a la vista”.
  Cuando vio su trabajo en el set de El Rascacielos supo que el equipo había decidido bien. “Neve tomó el control del papel de Sarah y encarnó a la perfección a la madre osa que protege a sus crías a toda costa” prosigue García. “No solo protege a sus cachorros, sino que pelea cual luchadora en una secuencia en la que se enfrenta a una de nuestras villanas, interpretada por Hannah Quinlivan. Fenomenal. Rawson ha creado un personaje asombroso. Sarah es tremenda y el papel requería a una actriz con mucho carisma, cariño y calidez a la vez que energía. Neve lo bordó”. 
  El centro de El Rascacielos es la familia Sawyer. Según Campbell: “El espectador ha de creerse que esta pareja hará lo imposible por estar juntos y mantener a salvo a sus hijos…porque si no la película no funciona. Son personajes redondos y sentía empatía con ellos. Sarah es una buena madre. Es luchadora, tiene fuerza de voluntad. Es cariñosa y mantiene una relación muy honesta con su marido. Forman una bonita pareja. Estuvo a su lado en el momento más trágico de su vida y han estado juntos desde entonces. La dinámica de la relación es preciosa”. 
  Campbell agradece que Thurber haya dibujado un personaje femenino principal que es tan enérgica y activa. “Es agradable representar a un personaje al que pueden mirar mujeres y niñas y decir: ‘Mira, yo también puedo ser fuerte. No tengo que ser la víctima en una película’”. La brillante cirujana de la armada, la Doctora Sawyer le salvó la vida a Will, pero hizo más. Es gracias a ella que él encuentra el motivo y la fuerza para recuperarse. Gran parte de la fuerza de Sarah se debe a su entrenamiento físico y experiencia en combate. “Tiene sentido que sea así de fuerte” añade Campbell. “Pero también es una leona salvando a sus cachorros. Para todo padre el simple hecho de pensar que tu hija pueda correr peligro es aterrador y te da un subidón de adrenalina. Imagina lo que serías capaz de hacer para poder rescatar a tu hijo en la realidad”. 
  En Johnson, Campbell encontró su fan número uno en el set. El actor elogia la decisión de la actriz de volver al cine tras explorar fascinantes papeles en televisión en los últimos años, incluyendo su papelón en la extraordinaria House of Cards. “Creo que Neve es perfecta para el papel” dice. “Es un honor que Neve haya vuelto a la gran pantalla y muy especial que sea de la mano de El Rascacielos”. 
  Con el fichaje de Campbell asegurado, el próximo paso era encontrar a los mellizos de la historia de Thurber. Se pregunta García: “Si Dwayne y Neve tuvieran hijos, ¿cómo serían? Recorrimos el país en busca de la parejita. Cuando vimos a Noah Cottrell nos quedamos boquiabiertos: el chico era la viva imagen de Dwayne cuando era niño. Ese mismo minuto supimos que habíamos empezado con buen pie con Noah. ¿El reto a continuación? Encontrar a su hermana melliza. 
  “Hicimos un casting con muchas niñas, todas maravillosas, pero McKenna Roberts destacó sobre las demás” recuerda el productor. “Cuando la vimos por primera vez junto a Noah y Dwayne, supimos que encajaban. Se trata de dos actores muy jóvenes. Es su primera película de estas características, pero estuvieron a la altura con su profesionalidad, elegancia y simplemente por ser chicos estupendos. No hubo día de rodaje en que no nos giráramos y nos dijéramos: ‘Qué bien que fichamos a estos niños. A los dos les espera un futuro brillante’”. 
  Por su parte, Henry es “inteligente y divertido” según Cottrell, “pero el asma que padece implica que está desaventajado en lo que a actividad física se refiere”. Para el joven actor, no solo era su primera gran producción, suponía su primera película. “Cuando supe que me habían dado el papel, estuve súper contento una semana entera”. 
  Su hermana, Georgia, según Roberts, “es muy independiente. Dice cosas como las siente, se atreve. Le gusta ayudar y defender a los demás. Se parece mucho a su padre”. 
  El Rascacielos también es el primer papel en cine para Roberts, y, a pesar de su corta edad, se ha dado a conocer en televisión en la serie The Young and the Restless. McKenna está encantada de sumar su experiencia como “doble” especialista en escenas peligrosas a su currículo: “Hay una secuencia en la que me tienen retenida y mi padre dispara el cristal y me caigo. Él me agarra y me vuelve a subir. Yo iba colgada de un cable. Me caí y Dwayne me agarró por la capucha de mi sudadera. Me asusté pensando que podría caerme, pero todas estas personas me cuidaron un montón y me lo pasé bien. En casa hago cosas así con mi hermano. Es genial poder decir que ahora también soy especialista”. 
  Al igual que las relaciones de la familia Sawyer son una clave del guion, también lo es la relación entre Chin Han, que hace de Zhao Long Ji, y Will. Para el actor la dinámica entre Will y Zhao es crítica. “Rawson y yo pensamos lo mismo con respecto a la relación entre Zhao y Will” dice Han. “Para que la película funcione la relación de ambos personajes ha de ser cercana. Son almas gemelas. Provienen de distintas partes del planeta, pero los dos son de cuna humilde. Ambos han tenido que hacer frente a muchos obstáculos para llegar tan lejos. Este les aporta una especie de fraternidad que les conducirá hasta el final de la película”. 
  Nacido en Singapur de ascendencia china, Han se sintió atraído por el papel “primero porque transcurre en China y refleja el crecimiento y desarrollo actual de ese país con las mega estructuras que se vienen edificando. También porque, Rawson ha creado un personaje interesante. Tiene cosas que contar, es poderoso, pero a la vez vulnerable. Es una película que gira en torno a un acontecimiento. Hay peligro, hay emoción, trata de la familia y el amor, y lo que estamos dispuestos a arriesgar con tal de mantenerla”. Al igual que a los productores a Han también le llamaba El Rascacielos por el género que representa. “De joven, disfrutaba con películas que narran catástrofes como El coloso en llamas, La aventura del Poseidón y Terremoto. Imagínate. Leer un guion que trae esos recuerdos me resulta emocionante”. 
  Así describe su personaje: “Zhao es muy enigmático. Es un visionario y un iconoclasta, un genio de la tecnología que intenta desafiar los límites del desarrollo humano. Creció en pueblo pesquero pobre y tuvo una relación complicada con su padre y de pequeño Zhao siempre buscaba la aprobación de su progenitor. La Perla se inspira en una antigua fábula china de un niño que se encuentra una perla mágica y se convierte en un dragón. No es difícil imaginarse que Zhao se ve a sí mismo reflejado en aquel chico y que se convertido en un dragón. Entiende esa dualidad, y por eso Will Sawyer le cae bien desde el principio. Agradece la honestidad de Will, y que sea una de las pocas personas dispuestas a decirle las cosas como son a un hombre como él. Está rozando las puertas del cielo, literalmente, alcanzando lo más alto del diseño humano. Pero eso también te sitúa al borde del peligro, del abismo. Según avanza la película vemos cómo esta posición hace peligrar su vida y las de otras personas”. 
  El actor encontró en sus realizadores a aficionados suyos. “Chin Han ha supuesto un descubrimiento muy especial para nosotros” elogia Flynn. “Lleva años haciendo cosas muy interesantes y cuando lo conocimos, quedamos prendados. Sabíamos que él era nuestro Zhao —el cerebro responsable de La Perla. Zhao es quien diseñó e imaginó este edificio. Proviene de cuna humilde y demuestra ser un personaje complejo e interesante en la película”. 
  Al igual que sus compañeros de reparto y equipo, al actor inglés Noah Taylor le gustó el homenaje de la cinta a éxitos previos del género y se sumó encantado al elenco con el papel de Mr. Pierce, el contacto del grupo asegurador de La Perla. “He disfrutado de esta vuelta a cintas de catástrofes a lo Irwin Allen que marcaron los 70. Todas ellas se ambientan en espacios contenidos —un avión o un edificio— casi a modo de la ambientación de Agatha Christie donde todo transcurre en el interior de una mansión o a bordo de un tren. El Rascacielos es una versión actualizada de esta clase de drama donde el héroe ha de superar un obstáculo temible e imposible”. 
  Para Taylor la arrogancia de Pierce no es sino una áspera fachada que oculta secretos oscuros de un impostor. En palabras del actor: “Es un estafador violento, sádico, un sociópata con la habilidad de imitar a las personas y manipularlas. Es un canalla que disfruta provocando a los demás, manipulando sus mentes. Le resta importancia a Will, en parte por divertirse y también para hacerse el importante ante Zhao…pero le sale el tiro por la culata porque Zhao sabe por instinto cuándo la gente dice tonterías. Pierce se pasa de listo”. 
  El corredor de seguros no es el único que juega sucio en El Rascacielos; ninguno más cruel que Kores Botha. “Cada gran héroe demanda un gran villano”, asegura García. “Roland Møller se mete en la piel de nuestro villano Botha y es estupendo. Todos somos grandes fans de su cinta Bajo la arena, y sabíamos que sería estupendo. Tiene una gran personalidad. Es divertido, habla a voces y es muy alegre. Pero cuando está trabajando, es muy profesional. Hace falta una oposición fuerte para contrarrestar alguien como Dwayne, y Roland estuvo a la altura”. 
  Kores Botha es un mercenario con una misión: sacar a Zhao de su guarida celeste. Lo que el público no sabe es que Zhao posee algo que Botha desea tanto que podría matar para conseguirlo. Botha y sus asesinos prenden fuego a la planta 96 con la intención de utilizar la Tablet de Will para desactivar el sistema de protección contra incendios del rascacielos. Si puede obligarlo a evacuar, Zhao no tendrá más opción de salir de su guarida. “Botha les dice a sus hombres” explica Møller: “si le prendes fuego al hogar de un hombre descubrirás lo que realmente ama’. Botha ama su dinero. Es el objetivo que persigue. Por él está dispuesto a matar. Zhao tiene información que podría arruinarle la vida a Botha porque puede robarle lo que más ama. Protegerá su oro a toda costa”. 
  Para Møller, El Rascacielos representa una oportunidad más de interpretar a un operativo internacional, un papel que le encanta asumir. “Amo los acentos. Saco lo de mejor de mí cuando se me presenta un reto y sin duda lo es cuando has de aprender un idioma o dialecto distintos. Evidentemente es lo que me toca ahora porque hago de ruso en Atómica, hace poco hice una peli donde hacía de serbio y otra donde hablo alemán. Ahora resulta que soy sudafricano. ¿Y cuál será el siguiente?”
  Flynn afirma que es crucial que el antagonista sea tan creíble como el protagonista. Hemos de identificarnos con ellos. Y esto se cumple con Botha. “Es fundamental que el villano sea realista y que represente una amenaza real” prosigue el actor. “Estamos cansados de ver villanos de bigote rizado. Queríamos crear uno cuyas motivaciones fueran comprensibles. En nuestra cinta Botha hace su trabajo y punto. Aunque es excéntrico y tiene sus idiosincrasias, no es un lunático. Se trata de una persona con un punto de vista, alguien que simple y llanamente quiere hacerse con lo que le pertenece”. 
  En el caso del personaje de Ben, la producción pedía un antagonista que en plano físico pudiera hacerle frente a Johnson. Dieron con el clavo con el fortísimo actor visto recientemente en Orange Is the New Black de Netflix y American Gods de STARZ. “Pablo Schreiber es lo suficientemente grande como para plantarle cara a Dwayne”, dice García. “Pablo es un tipo grande. Mide un metro noventa y dos. Nos pareció importante contar con una persona que primero representara un adversario formidable para Dwayne, y luego alguien que pudiera ser colega y guardarle las espaldas cuando eran compañeros del cuerpo. Los dos tuvieron una química increíble desde que se conocieron. Es un placer contar con la presencia de Pablo en el set. Tiene mucho talento. Se entregó en cuerpo y alma al papel. Entiende la dualidad de querer incriminar a Will, pero de no hacerle daño a su familia”. 
  La pelea que protagonizan Ben y Will en Hong Kong es uno de los momentos predilectos de Thurber de todo el rodaje. Así lo explica el director: “Fue fantástico presenciar el choque de estos dos enormes toros de lidia. Una auténtica delicia ver a Pablo dar respuesta a la potencia física de Dwayne”. Para Thurber se trata de un momento decisivo en la trama. “En las conversaciones que mantuvimos tanto Dwayne como yo insistimos en que su personaje sobreviviría por los pelos. Que no va sobrado ni mucho menos. Y eso se materializa en la pelea con Ben. Casi nunca tiene ventaja. Más bien se le ve desesperado, es un animal acorralado haciendo lo que puede por mantenerse a un palmo del cuchillo e impedir que le penetre”. 
  No todos los villanos de El Rascacielos son igual de corpulentos o conspiradores. Los hay que simplemente asesinan sin medir palabra. A la hora de hablarnos de su personaje, Xia, la sicaria de Botha que es una auténtica exterminadora por mérito propio, la actriz Hannah Quinlivan dice: “Se le da bien su trabajo. Es muy eficaz. Le da igual todo. Vive por y para su trabajo. Es una fría máquina de matar. Y lo hace con total naturalidad”. 
  De todos los integrantes del reparto nadie tiene más derecho de presumir que la actriz. “Hice el casting un día antes de dar a luz,” exclama. “¡El rodaje empezó tres meses después! Además, es mi primera película de habla inglesa y estaba muy nerviosa porque tendría que decir todos mis diálogos en inglés. Y claro, era la primera vez. Pero todos se portaron tan bien conmigo. Me acogieron como una más. Y me enseñaron mucho. Es una gran familia”.

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