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SINOPSIS
Ricky, Abby y sus dos hijos viven en Newcastle. Forman una familia muy unida. Ricky ha pasado de un empleo a otro; Abby se dedica a cuidar a personas ancianas y disfruta con su trabajo. A pesar de trabajar cada vez más, son conscientes de que nunca obtendrán la ansiada seguridad económica o tendrán una casa en propiedad. Surge entonces una oportunidad para Ricky gracias a la revolución de las aplicaciones. La pareja decide apostar el todo por el todo. Abby vende su coche para que Ricky se compre una furgoneta y se convierta en repartidor por cuenta propia: por fin será su propio jefe. El mundo moderno se cuela en la cocina familiar, ofreciéndoles un futuro diferente...
INTÉRPRETES
KRIS HITCHEN, DEBBIE HONEYWOOD, RHYS STONE, KATIE PROCTOR, HARRIET GHOST, ALFIE DOBSON, CHARLIE RICHMOND
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BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
PREMIERE
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
"SORRY WE MISSED YOU" SEGÚN EL GUIONISTA PAUL LAVERTY...
Encontré las libretas. Había una pregunta en una página: ¿Qué pasaría si… en una familia durmiesen todos en la misma casa, pasasen muchas horas del día muy cerca unos de otros, pero apenas se conociesen?
La familia Turner creía vivir a la distancia suficiente de Daniel Blake como para sentirse a salvo, aunque estuvieran en la misma ciudad.
Recuerdo estar sentado con Ken hará unos veinte años durante una serie de entrevistas. Dijo que “una película tenía cierto parecido con un iceberg; quizá no se viera todo, pero se notaba el peso debajo de la superficie”. Esa frase se me quedó grabada.
El sinfín de garabatos, tonterías y posibilidades de las libretas antes de la escritura del guion representa para mí la presencia bajo la superficie; algunas veces no encontrarán un lugar en el guion, y menos aún en la pantalla, pero están ahí, incluso si trabajamos en su contra y los contradecimos.
Descubrí unos cuantos fragmentos para los personajes, y el esqueleto de una historia empezó a emerger de la bruma. Luego cambiaron a medida que pasaba el tiempo.
Liza Jane, diez u once años. A veces se siente como David Attenborough en busca de una señal de existencia humana en la quietud de la casa. Le encantan los documentales sobre naturaleza, y una imaginación desbordante le hace compañía durante las largas horas de soledad. Sabe que su familia está en alguna parte… las señales se reducen a comida a medio acabar (los platos sucios del desayuno), pielesabandonadas (camisetas sudadas). Papá y mamá tienen que salir a cazar, una tarea ardua que lleva tiempo, y como ocurre con las grandes fieras, a menudo regresan de mal humor, con las manos vacías y lamiéndose las heridas.
Seb, 15 años, se cubre la cabeza con una capucha, incluso cuando no la lleva puesta. Tiene un deseo secreto: ser invisible. Dejadme en paz, nada de sermones, ya encontraré el camino solo. Seb y Liza Jane se llevan bien y la mayoría de las noches acaban cenando solos mientras ven vídeos. Se ríen con algunos, pero otros les dejan una sensación de vacío.
Seb es más profundo de lo que deja ver. Es tan inteligente como su hermana, pero hace tiempo que decidió que nadie se iba a enterar. Una de sus mayores satisfacciones es sacar de quicio a Ricky, su padre. Sabe exactamente cómo conseguirlo y lo hace a menudo. No puede resistirlo, pero no entiende qué le impulsa a hacerlo. Al menos, si su padre le grita, significa que está en casa. Aunque no lo reconoce, echa de menos las conversaciones que tenía con Abby, su madre, que parece saber lo que él siente sin tener que preguntárselo. Seb tiene una nueva pasión, los grafitis; antes era el parkour. Se adentra en la noche para pintar y quemar la ira que le consume. Entonces se siente libre, sin límites, todo lo que su padre no es. Piensa en imágenes en vez de palabras.
¿Cómo se siente Seb cuando su mejor amigo desaparece de su vida?
Ricky y Abby recuerdan la noche que se conocieron en una macrofiesta en Morecambe. La conexión fue inmediata. Todo era fácil.
Northern Rock Building Society: cómo la crisis acabó con los sueños de la pareja de comprarse una casa. Si la empresa Northern Rock hubiera quebrado un mes después, todo sería diferente. Abby se pasó la noche llorando cuando se enteró de que habían perdido la hipoteca. Esa casa ya era suya, y su primer hijo iba a nacer allí, pero no fue así. Cada vez se vuelve más inalcanzable, y las constantes mudanzas a casas alquiladas han podido con su sensación de seguridad. Algunas personas sueñan con ganar la lotería. Abby solo sueña con que, algún día, podrá pintar su casa con colores escogidos por ella, no por un casero. Y que nunca volverá a mudarse.
Ricky: busca algo con avidez, nunca ha encontrado su sitio. Su último trabajo fue la gota que colmó el vaso. Le contrataron como ayudante de jardinero; era dos veces más rápido que el compañero al que ascendieron a supervisor. ¡Vaya mierda! Les dijo que se lo metieran donde les cupiera. Es un hombre impulsivo que se enorgullece de ser un currante y de no haber aceptado nunca un céntimo del Estado. Es mejor así. Seguro que si se presenta en la Oficina de Empleo acabará dando un puñetazo al guarda de turno.
Sentado en una vieja furgoneta destartalada llena de trabajadores medio dormidos después de un duro día de trabajo, Ricky imagina a Seb en la universidad. Sería el primero de la familia, y le seguiría Liza Jane, que saca las mejores notas de su clase. No tendrán las manos como las mías.
Abby admira la vena independiente de Ricky. Siempre había un toque de peligro detrás de las pullas, pero se dio cuenta enseguida de que era un hombre leal. Pasó el tiempo, la vida se entrometió en la relación y empezó a sentir que se apoderaba de ella cierta irritación: Ricky no ve lo que tiene delante. No comprende nada. Avanza sin pensar.
Por las venas de Abby corre la compasión en igual medida que la sangre. ¿De dónde ha sacado un corazón tan grande? Hasta su paciente más enferma de demencia senil lo ve; si no, ¿por qué se empeñaría en peinarla? (El secreto de su vida laboral se descubre en un ataque de ira contra alguien a quien no conoce de nada en una parada de autobús).
Un sueño empezó a perseguirla hace unos meses.
Piensa que pasa más tiempo en casa de otros que en la suya. ¿Va a ser así el resto de su vida laboral? ¿Siempre sentirá que carece de espacio, que apenas tiene elección? Echa de menos su pequeño coche, le gustaba mucho. No solo piensa en sí misma; cree que los ancianos de los que se ocupa tienen derecho a ver el mismo rostro durante sus últimos días. Para algunos, es la persona más importante en su vida. Se esfuerza en ir a los entierros cuando llega el momento, pero siente no tener más tiempo para sus hijos.
No soporta los insultos. Cualquier conflicto le recuerda su niñez.
Aparece otro personaje. Una potente camioneta más cómoda, con mayor capacidad de carga que la de los competidores.
La camioneta facilita el trabajo.
Ricky se siente optimista. Se acabaron los jefes estirados, los compañeros lentos y perezosos que le retrasan. Trabajará como un loco, se pasará la vida en la camioneta. Ahora trabaja por su cuenta, es un guerrero.
William Blake ya nos alertó contra “las cadenas forjadas por la mente”.
La jerigonza usada en el contrato que Ricky debe firmar con la empresa como trabajador autónomo.
El escáner en la palma de la mano… Un aparato alucinante por su sofisticación diseñado por algunas de las mentes más brillantes del planeta. ¿Y con qué propósito?
Basta.
En otras palabras, una historia es un vertedero; luego queda colarla, interrogarla, ponerla a prueba, unirla y hacer que encaje, dentro y fuera de la casa.
Y eso mismo hacemos en cada etapa de la película, desde esa primera ensoñación tomando un café, hasta la llegada de múltiples talentos que la hacen suya. Desde el destello en la mirada de un niño, hasta el más tenue recuerdo de un sonido minimalista.
Siempre da la sensación de ser una larga lucha contra una escurridiza anguila gigante.
Los Turner. No son más que cuatro, pero cualquier familia ofrece un mar de posibilidades.
Todo es muy frágil, y a fin de cuentas siempre es una apuesta, nunca una tesis.
ENTREVISTA AL DIRECTOR KEN LOACH...
¿Cómo nació la idea de SORRY WE MISSED YOU?...
Después de acabar Yo, Daniel Blake, pensamos que quizá había sido la última película. Pero cuando fuimos a los bancos de alimentos para documentarnos, descubrimos que muchos de los que iban a por comida tenían trabajo – a tiempo parcial y con contratos que no especificaban un horario mínimo. Es un nuevo tipo de explotación. La llamada “economía gig”, los autónomos o trabajadores para agencias, los marginados del mercado laboral siguieron ocupando un espacio importante en las conversaciones que manteníamos Paul [Laverty] y yo. Poco a poco surgió la idea de que quizá merecía la pena hacer otra película. No se trataba de hacer algo complementario a Yo, Daniel Blake, sino algo relacionado.
¿Pensó siempre que habría dos hilos conductores en la historia?...
No. Creo que Paul no solo se fue dando cuenta del nivel de explotación al que está sometido el trabajador, sino de las consecuencias que esto tiene para su familia y cómo afecta a las relaciones personales. La clase trabajadora está atrapada por la necesidad.
¿Es un problema nuevo o algo que ya existía con un traje nuevo?...
Es nuevo únicamente porque se usa tecnología moderna. El conductor usa la tecnología más avanzada que le indica qué camino seguir, permitiendo al cliente saber exactamente dónde está su pedido y a qué hora llegará. Hay aparatos que indican la hora casi exacta a la que llegará el paquete. El cliente está en su casa siguiendo el progreso de la camioneta por el barrio. Resultado: una persona en una camioneta se esfuerza en superar todos los impedimentos para llegar a la hora indicada por la máquina. La tecnología es nueva, la explotación es más vieja que el andar.
¿Cómo se documentaron para la película?...
Paul se encargó de documentarse, aunque hablamos los dos con algunas personas. La mayoría de los conductores no estaban muy dispuestos a hablar por temor a perder su trabajo. Era muy difícil introducirse en los almacenes. Sin embargo, contamos con la ayuda de un hombre muy amable que dirigía un almacén no lejos de donde rodamos. Nos indicó con exactitud cómo debía ser el decorado del almacén. Todos los conductores en la película trabajan o trabajaban como mensajeros. Cuando rodamos las escenas, sabían de qué iba. Conocían el proceso, cómo funcionaba y la presión a la que están sometidos para entregar a la hora.
¿Qué le sorprendió más de este trabajo?...
Probablemente las largas horas necesarias para conseguir sacar un sueldo semidecente, y la inseguridad del trabajo. Son autónomos; en teoría, es su empresa. Si pasa algo, toda la responsabilidad es suya. El vehículo puede averiarse, puede ocurrir cualquier cosa, y les sancionarán si no hacen la entrega a tiempo. Pueden perder mucho dinero muy deprisa. Es parecido a lo que le ocurre a Abby en su trabajo: estará fuera de casa unas doce horas yendo de una casa a otra, pero solo le abonarán seis o siete horas al precio mínimo.
Preséntenos a los personajes de SORRY WE MISSED YOU...
Abby es madre y su matrimonio funciona. Ricky y ella no solo se quieren, también son amigos, confían el uno en el otro y los dos se esfuerzan en ser buenos padres. El único problema es que no puede cuidar a sus hijos como quisiera. Trabaja mucho, la mayoría de veces acaba dando instrucciones por teléfono. Y, claro, no todo sale como debería porque los niños son niños y ella no regresa hasta bien entrada la noche. Cuenta con el transporte público, pero a partir de cierta hora los autobuses pasan con menos frecuencia. Acaba perdiendo mucho tiempo en la parada.
¿Quién la contrata, quién la presiona?...
Trabaja para una agencia. El Ayuntamiento subcontrata a una agencia o a una empresa privada de asistencia médica que se encarga de proveer a los cuidadores. Consigue el contrato quien haya ofrecido el precio más bajo. El Consistorio hace la vista gorda, pero saben que si es barato es porque la empresa explota a los trabajadores. Los que trabajan para ese tipo de empresas tienen muchas más dificultades en organizarse y formar un sindicato comparado al personal que trabaja para un Ayuntamiento con un contrato digno.
¿Quién es Ricky?...
Ricky es un currante, así es como se describe a sí mismo. Trabajaba en la construcción; probablemente era un experto fontanero o incluso un ebanista. No le iba nada mal. Habían ahorrado lo suficiente para la compra de una casa, pero coincidió con la quiebra de los bancos y de las grandes constructoras, impidiendo a personas como Ricky y Abby conseguir una hipoteca. A la vez, la construcción se fue a pique, le despidieron, y desde entonces no ha conseguido un trabajo fijo a pesar de ser un auténtico manitas. Cuando le conocemos, Ricky ha decidido ser mensajero porque le parece que podrá ganar mucho dinero. La familia vive en una casa alquilada, no han salido del agujero y hace varios años que les cuesta llegar a fin de mes. Está convencido de que es una gran oportunidad: tendrá que matarse a trabajar durante dos o tres años, pero ganará bastante para el primer pago de una casa y todo volverá a ser como antes. Lo tiene todo planeado. Es un tipo simpático de Manchester y seguidor del Manchester United. Está decidido a que este nuevo trabajo salga bien.
Las personas como Ricky saben que no tienen más remedio que explotarse a sí mismas, no hace falta un capataz para recordárselo. No les queda más remedio que dejarse la piel para ingresar algo decente. Es la situación ideal para el jefe.
¿Cómo funciona la familia de Abby y de Ricky?...
Tienen dos hijos. Seb ha cumplido 16 años y ninguno de los dos, ni la madre ni el padre, están en casa para controlarle. El chico está perdiendo los papeles. Ignoran que posee mucho talento creativo y artístico, pero sí saben que se salta clases y que se mete en líos. Saltan chispas entre padre e hijo. Ricky es un padre a la vieja usanza: se limita a decirle a Seb cómo debe comportarse y espera que el chico lo haga, cosa que no ocurre. El enfrentamiento parece inevitable.
Luego está Liza Jane, la pequeña. Es muy inteligente y calma los ánimos en la familia. Tiene sentido del humor y es pelirroja como su padre. Solo quiere que todos sean felices. Intenta mantener a la familia unida cuando salen disparados cada uno por su lado.
¿Cómo fue rodar en Newcastle?...
Rodamos de la forma habitual, cronológicamente. Los actores no sabían cómo acabaría la historia y cada episodio era algo nuevo para ellos. Ensayamos las escenas de la familia para que hubiera una relación entre ellos. Luego, el rodaje fue muy rápido, cinco semanas y media.
Uno de los mayores retos fue conseguir que el almacén de paquetería fuera realista. Para eso debíamos conocer el proceso con todo detalle, cada uno debía saber cuál era su cometido, y a partir de ahí lo rodamos casi como un documental. Decidimos quiénes eran los que recibían los paquetes y los clasificaban, quiénes eran los conductores con sus furgonetas, qué ocurría en cada momento, cómo funcionaba la cadena. Fergus y el equipo de diseño realizaron un trabajo brillante e hicieron posible que funcionara.
La coreografía de las escenas tampoco fue fácil porque se trataba de un almacén de grandes proporciones en un polígono industrial, pero los chicos fueron geniales. Se entregaron de lleno. Ojalá se note en los planos que saben de qué va, que se mueven con rapidez bajo la mirada vigilante del director del almacén, que no deja pasar ni una. Todo debía ser auténtico, nadie debía fingir.
Queríamos que el paisaje urbano de Newcastle estuviera presente en la película, pero sin ofrecer planos turísticos, sin mostrar la ciudad como tal. Creo que se capta la ciudad, se ven las viejas terrazas, los grandes edificios de pisos y el centro con su arquitectura clásica.
¿Qué preguntas cree que plantea SORRY WE MISSED YOU?...
¿Es este un sistema sostenible? ¿Es sostenible que hagamos la compra gracias a un hombre que trabaja catorce horas diarias? ¿Es mejor eso que ir a la tienda y hablar con el tendero? ¿De verdad queremos un mundo en el que la gente trabaja con tanta presión, alejándose de sus amigos y sus familias, encasillando sus vidas cada vez más? No es un fallo de la economía de mercado; al contrario, es un desarrollo lógico del mercado consecuencia de una competencia cada vez más dura que quiere recortar gastos y subir beneficios. El mercado quiere ganar dinero y las dos cosas no son compatibles. Pagan el precio los trabajadores como Ricky, Abby y sus familias.
Pero nada de lo que digo tendrá importancia a menos que el público crea a las personas en la pantalla, las quiera, sonría con ellas y comparta sus problemas. Solo nos pueden conmover sus vidas si comunican autenticidad.
ENTREVISTA A LA PRODUCTORA REBECCA O'BRIEN...
¿Cómo pasó la productora Sixteen Films de Yo, Daniel Blake a SORRY WE MISSED YOU?...
No esperábamos que Yo, Daniel Blake tuviera un impacto semejante, pero con más de 700 visionados comunitarios y su poder a la hora de crear un debate y de conseguir fondos para causas benéficas, la película llegó a ser una especie de tótem. Incluso fue objeto de una sesión en el Parlamento y se convirtió en una referencia. Muchas personas se veían reflejadas, o veían a conocidos. Hasta entonces no se habían atrevido a hablar de la humillación que les inflige el sistema. Gracias a la película, muchos se dieron cuenta de que no son situaciones aisladas. Organizamos numerosísimos debates en torno a Yo, Daniel Blake, conocimos a muchísimas personas que nos contaron su experiencia, y eso es lo que nos proporcionó el impulso necesario para rodar SORRY WE MISSED YOU. Ken y Paul siguieron hablando. Paul se metió de lleno en el tema de los trabajos precarios y se dio cuenta de que había otra historia que contar. Encajaba a la perfección porque Yo, Daniel Blake se centra en el mundo del paro y de las ayudas sociales, pero SORRY WE MISSED YOU habla del mundo laboral y de la gente que, según Theresa May, “consigue arreglárselas”. A partir de ahí, Paul escribió la historia de Ricky, Abby y sus dos hijos.
¿Por qué decidieron volver a rodar en Newcastle?...
Newcastle es una ciudad compacta en la que no es difícil ir de un lado a otro. Y es importante. Un desplazamiento de una hora en otra ciudad se reduce a 15 o 20 minutos en Newcastle. Además, posee una fuerte identidad cultural, pero también es un microcosmos de toda Gran Bretaña. Como ciudad tiene altibajos, cosas buenas y malas, lo mismo que cualquier urbe británica. Ya sabíamos cómo era la ciudad por Yo, Daniel Blake, y eso nos facilitaba el trabajo. Conocemos la infraestructura, sabemos con quién podemos trabajar y que podemos contar con una cálida y entusiasta bienvenida.
¿Cree que SORRY WE MISSED YOU es una historia británica o es más universal?...
Gran Bretaña no es el único país con “contratos de cero horas” y que gestiona la Seguridad Social mediante empresas privadas. El trabajo precario invade Europa entera. Todos compramos cosas por Internet y esperamos que un mensajero nos las entregue. ¿Quién no tiene un amigo o conoce a alguien conun pariente próximo que depende del sistema de ayuda social? Hemos visto cosas maravillosas y otras terribles. Ojalá esta película muestre lo que hace el sistema a los hijos de padres obligados a trabajar una cantidad demencial de horas para llegar a fin de mes.
¿Qué lugar ocupa la crisis de 2008 en la historia que cuentan?...
Es la base de la historia. Creo que en 2008, la pareja formada por Ricky y Abby habría podido conseguir una hipoteca, pero la banca y las constructoras se hundieron y los más vulnerables fueron los que pagaron el precio más elevado. Sin la crisis, ya tendrían una casa y no vivirían de alquiler. Además, sufrieron las consecuencias de los recortes, de los programas de “austeridad”. Los dos trabajan, por lo tanto no deberían tener problemas, pero a los dos les pagan mal. Ricky solo tiene una idea, conseguir un buen trabajo para ofrecer algo mejor a su familia.
¿Cómo financiaron SORRY WE MISSED YOU?...
Una vez más se trata de una coproducción con dos empresas maravillosas, WhyNot y Wild Bunch, ambas con sede en Francia, que nos han apoyado al cien por cien. También han vuelto a unirse a nosotros BBC Films y el BFI (Instituto de Cine Británico). Gracias al programa “Locked Box” del BFI, nos fue posible recuperar fondos de Yo, Daniel Blake para invertirlos en SORRY WE MISSED YOU. Es una forma genial de reciclar el dinero de la lotería nacional y significa que Yo, Daniel Blake ayudó a financiar esta película.
¿Es cada vez más difícil sacar adelante películas como esta?...
Desde luego cada vez es más difícil hacer películas independientes en Gran Bretaña. El público nacional e internacional ha disminuido mucho en los últimos años como consecuencia directa de la crisis. Después de 2008, las ventas bajaron a la mitad. Nadie quiere arriesgarse. Hay que conseguir la financiación mediante acuerdos muy diversos, inversión de capital y otros medios. Por suerte, con WhyNot y Wild Bunch como socios, no hemos tenido que pasar por esto con nuestras últimas películas. Soy una productora privilegiada. Ahora sería mucho más difícil empezar desde cero.
Suele trabajar con el mismo equipo técnico, ¿qué aporta a la producción?...
El hecho de trabajar con las mismas fuentes ofrece una continuidad en cuanto a la estética, el diseño de producción, el montaje y la música. Compartimos una visión de cómo debe ser la película y es consistente de un título a otro. Generalmente hablando, me parece mejor que haya puntos en común, porque si se juntasen todas las películas de Ken, obtendríamos una larga historia de nuestras vidas. Me gusta pensar que dentro de 200 años, si alguien se interesa por descubrir la historia social de nuestra época, le sirva de algo ver 50 años de películas de Ken Loach y sus guionistas.
ENTREVISTA AL ACTOR KRIS HITCHEN...
Háblenos de Ricky...
Ricky es un tipo que trabaja duro y solo quiere lo mejor para su familia. Cuando le vemos por primera vez, está a punto de lanzarse a un negocio que desconoce. Además, no pasa por un buen momento debido al comportamiento de su hijo Seb y a otros problemas familiares. Siempre ha sido el jefe de la casa y el que más dinero aportaba, por lo que cree tener las respuestas correctas. Pero ahora empieza a dudar de sí mismo y se pregunta si ha tomado las decisiones acertadas. En otras palabras, se está desmoronando porque por primera vez se pregunta de qué va todo esto y si realmente vale la pena.
¿Cuál es la historia de Ricky?...
Siempre ha hecho trabajos semicualificados en la construcción formando parte de un equipo; también es capaz de diseñar un jardín. En realidad, casi puede hacer cualquier cosa en una obra con tal de ganarse la vida. Es de Manchester, pero ahora vive en Newcastle, donde conoció a Abby en una macrofiesta. Se enamoraron y tienen dos hijos. Intentó comprar su propia casa, incluso tenía el dinero para la señal, pero la hipoteca no salió adelante porque el Northern Rock se hundió. Cuando le ofrecen la posibilidad de ser mensajero por cuenta propia, no puede dejar pasar la oportunidad. Ya no es tan joven, tiene que hacerlo ya. Bastará con trabajar duro durante unos años para salir a flote.
¿Tiene idea de qué se trata cuando Maloney, el director del almacén, le ofrece trabajar como mensajero?...
Acepta la oferta sin dudarlo porque uno de sus amigos está en el almacén y le ha hablado muy bien del trabajo. Está convencido de que todo saldrá a pedir de boca porque no le asusta trabajar; podrá ganar lo suficiente para conseguir una hipoteca y comprarse una casa. Por fin podrá dirigir a su familia hacia donde siempre ha querido.
A medida que la historia avanza, se ve sometido a más presión...
Es la presión inherente a su trabajo: no puede parar un momento, no le sobra ni un minuto, lucha contra el tráfico y trata con clientes que, en su inmensa mayoría, son unos imbéciles. Por si no fuera bastante, su hijo se ha metido en líos por no saber escoger a sus amigos, pero Ricky no está en casa lo suficiente como para controlar a su hijo. Su mujer también pasa mucho más tiempo fuera porque ya no tiene coche para ir a casa de la gente que cuida. Eso tiene que ver directamente con él porque lo vendieron para comprar la furgoneta de reparto.
Ha creado una situación sin salida a pesar de sus buenas intenciones, y los problemas no dejan de aparecer. Ricky cree que para solucionar un problema, basta con trabajar más, pero no es tan sencillo. En cierto modo, el sistema le ha fallado y ahora, él falla a su hijo.
¿Cómo consiguió el papel?...
Empecé a dedicarme seriamente a la interpretación cuando cumplí 40 años. Casi había pagado la hipoteca y hacía 20 años que trabajaba como fontanero autónomo. Llevaba años currando para que mi familia estuviera segura y yo pudiera hacer lo que realmente quería. Así que le pregunté a mi mujer qué le parecía; debía estar de acuerdo porque ella seguiría trabajando. De hecho, acabó currando seis días a la semana para que yo pudiera ser actor.
Me enteré de que buscaban un actor, pero solo querían personas de Newcastle. Al poco, mi agente se puso en contacto conmigo porque buscaban a alguien de Manchester o de Bolton. Bueno, me crié en Manchester, vivo en Bolton, y encima trabajé en la construcción. Fui a la prueba, charlé con Ken y salí de allí convencido de que no me llamarían. Me llamaron para una segunda prueba y di el todo por el todo. Luego,las cosas fueron muy deprisa. Me llamaron para decirme que el papel era mío. Recuerdo que acababan de pagarme por instalar unas calderas. Probablemente fueron las últimas calderas de mi vida.
¿Qué le pareció el rodaje?...
Soy muy amigo de Steve [Evets, Buscando a Eric) y me ayudó mucho. Me dijo: “No será nada de lo que esperas, no tiene nada que ver con otros rodajes. Tendrás que reaccionar y adaptarte a lo que te caiga encima. Lo importante es que estés en forma, no pierdas la cabeza, sepas desenchufar y tener tiempo para ti mismo”. Eso mismo hice.
ENTREVISTA A LA ACTRIZ DEBBIE HONEYWOOD...
¿Quién es Abby?...
Abby es una cuidadora. Trabaja cuatro noches a la semana, pero le cuesta mucho llegar a las casas donde cuida a ancianos porque su marido vendió su coche. Un coche es muy necesario para una cuidadora en una ciudad. También se ocupa de su familia, tiene dos hijos en edad escolar y sabe que debe estar en casa. Se siente culpable por trabajar de noche y está tensa. No consigue relajarse, pero quiere dar lo mejor de sí misma a todos porque todos le importan. Quiere cuidar de los ancianos que le han asignado, aunque su prioridad sean sus hijos y su marido, pero sencillamente no puede con todo.
¿Qué llevó a Abby y a Ricky a una situación semejante?...
El banco Northern Rock se hundió hace diez años. Ricky trabajaba en la construcción y le despidieron por culpa de la crisis. El banco les había prometido una hipoteca para comprarse una casa, pero no salió adelante. A partir de ese momento, Ricky no volvió a conseguir un trabajo fijo y no les quedó más remedio que seguir alquilando, mudándose cada vez que el casero subía el alquiler. En cuanto a Abby, trabaja de cuidadora, pero solo le pagan las visitas, no el tiempo que pierde en los desplazamientos. Juntos apenas llegan a fin de mes.
¿Cómo se conocieron Abby y Ricky?...
Nos conocimos en una macrofiesta cuando éramos muy jóvenes. Yo solía venir de Newcastle y él de más lejos, de Manchester. Una noche no sabía cómo volver a casa y me llevó en su destartalada furgoneta. Me sedujo y le dejé entrar en casa.
¿Cómo es la relación actual?...
Como las relaciones en la vida cotidiana. En la vida real, cuando solo se tiene tiempo para trabajar, todo lo demás sobra. Hay demasiadas prioridades a las que enfrentarse. No tienen tiempo para verse, y menos hablar.
¿Cómo obtuvo el papel de Abby?...
Soy ayudante de profesor y trabajo en Tyneside Norte. Al cumplir los 40, me apunté a la agencia NE1 4TV porque en mi lista de deseos había incluido que quería salir en la tele. Me dieron un papel de figurante en un episodio de la serie “Vera”; volvieron a llamarme y me tocó decir cinco palabras. Ya está, se acabó. Sigo en la lista de la agencia y me ofrecen cosas. La descripción del papel era una mujer de unos cuarenta y pocos años, con dos hijos adolescentes, que no levanta la voz, pero es dura y cae bien a la gente. Se lo enseñé a mi marido y me dijo: “Esa eres tú, inténtalo”. Mi mejor amiga también me dijo lo mismo.
Tuve que mandar un mensaje de vídeo por teléfono a Ken. Luego quedé con él para tomar una copa y me hicieron prueba tras prueba. No supe qué papel era el mío hasta el último momento. Reconozco que solté unos cuantos tacos cuando me enteré de que era una protagonista. No me lo creía. Empezamos a rodar al cabo de unas pocas semanas.
¿Habló con cuidadoras?...
Sí, primero fui a una casa con cuidadoras e hice muchas preguntas. Luego me mandaron a hacer un cursillo para que supiera qué hacer, cuándo y cómo. Empecé a hablar con las cuidadoras, todas son mujeres, y me di cuenta de que casi todas habían trabajado siempre en esto, es una vocación, se entregan completamente. Las mujeres que conocí son auténticos ángeles. Son como enfermeras, pero lo hacen todo y, sinceramente, me sorprendió lo mucho que hacen por lo poco que ganan. Fue muy instructivo. En la película comprendí inmediatamente que cuando Ricky vende el coche de Abby, ella está perdida. No tiene tiempo para desplazarse de una casa a otra y no cobra mientas está en el autobús.
¿Cómo fue el rodaje?...
Bueno, le seré sincera. La primera semana no podía creerlo, me preguntaba si realmente era yo. La segunda semana me entró el pánico. La tercera me acostumbré. Es como una montaña rusa. No tuvo nada que ver con rodar “Vera”, donde aparezco en segundo plano lavando unos tubos de cristal. Además, ha sido muy emotivo porque soy madre, tengo un hijo adolescente. No paraba de pensar que podría ser yo. Despidieron a mi marido después de la quiebra del banco Northern Rock. Acabábamos de comprarnos una casa. Trabajo con niños cuyos padres se han divorciado. He visto las consecuencias de la crisis.
¿Cómo fue trabajar con Ken Loach?...
No tiene nada que ver con un rodaje normal porque no tenemos guion. Me daban una escena, la memorizaba más o menos, intentaba entenderla y, luego, con el tiempo, descubría mi papel en la escena. Es una auténtica sorpresa. Por ejemplo, cuido de una persona y de pronto alguien hace una broma, algo que no esperaba. Pero entiendo cómo trabaja Ken, y cómo nos enseña a trabajar. Es asombroso. No habría podido tener un maestro mejor. No sé, puede que mi carrera de actriz acabe aquí. Ojalá no sea así. Me encantaría hacer algo más.
ENTREVISTA AL ACTOR RHYS STONE...
¿A quién interpretas?...
Soy Seb Turner. Tengo ideas geniales, pero nadie las entiende. Sobre todo mi familia, por eso no me llevo muy bien con ellos y discutimos. Sus padres no entienden que mi personaje quiere hacer cosas, que tiene talento, que solo quiere ser grafitero y crear. Se salta las clases para pintar. Al final hay una discusión con su padre.
¿Cómo conseguiste el papel?...
Estoy con la agenciaNew Writing North y me ayudaron a conseguir el papel. Creo que Ken vino al instituto. Nos presentaron, le di la mano y le pregunté cómo estaba. Luego hubo otra reunión antes de las pruebas. Siempre me esforzaba en ofrecer lo mejor de mí mismo y me dieron un papel protagonista, cuando se suponía que solo haría un papel pequeñito. Estoy muy agradecido.
¿Qué te ha parecido la forma de trabajar de Ken?...
Me gusta, es mucho menos estresante para los actores y para el equipo. Te permite sacar lo mejor de ti mismo. Basta con respetarle y escuchar con atención. En una escena era todo tan realista, tan cercano, que me emocioné. Si conectas de verdad, es una buena experiencia. Fue un gran paso adelante para mí.
¿Tuviste que aprender a hacer grafiti?...
Sí, soy yo realmente. Tuve que practicar para hacerlo bien, pero no tardé mucho en aprender. Un tipo llamado Jim me enseñó. Me dijo qué diferencia había entre un bote y otro, cuáles tenían más o menos presión,qué rotuladores son mejores y cómo dibujar las líneas con rapidez.
¿Qué relación tienes ahora con Debbie, Kris y Kate?...
Como si fuéramos una familia de verdad. Katiees como una hermana. Y con Kris discuto mucho menos que en la película, nos reímos más. Me siento muy cercano a Debbie.
¿Cómo fue trabajar durante varias semanas sin saber realmente adónde ibas? No tenías el guion, no sabías lo que iba a pasar…
Me gustó mucho. Me daba más energía para aprenderme los diálogos de ese día. Aunque estuviera cansado, aunque no hubiera leído el guion, pero lo sacaba adelante. Y hay sorpresas. En una escena estábamos todos comiendo curry y Kris [Hitchen] dijo algo imprevisto y me eché a reír. Era una emoción sincera. Mejor eso que si hubiera sido algo forzado, habría salido fatal, ¿verdad?
ENTREVISTA A LA ACTRIZ KATHY PROCTOR...
¿Cómo conseguiste el papel de Liza Jane en SORRY WE MISSED YOU?...
Mi profesora entró en mi clase de español y preguntó si había alguna chica que hubiera trabajado en una obra. No levanté la mano, pero me conoce y sabía que había estado en varias obras del colegio, y dijo: “Venga, Katie, sé que te gusta interpretar”. Luego me hicieron una entrevista, me preguntaron acerca de mí, de Newcastle, cosas así. Les interesamos unas pocas chicas, así que hicimos una prueba. Luego conocimos a Ken, y después de otras cuatro pruebas me dijeron que tenía un papel. Pero no sabía quién era Liza Jane.
¿Sabías quién era Ken Loach?...
Había oído hablar de él, pero no había visto ninguna película suya porque mi madre decía que eran más para adultos, ya sabes, muy dramáticas. Mi madre las había visto todas y nos habló de ellas.
Cuando te dieron el papel, ¿qué te contaron acerca de Liza Jane?...
No mucho, solo que era algo menos madura que yo. Más o menos de mi talla. Las dos tenemos doce años, pero su personalidad es más joven.
¿A qué se parece la vida de Liza Jane?...
Bueno, su vida no es muy alegre. Tiene un techo y siempre hay comida en la nevera, pero no es una vida muy alegre. Se lleva muy bien con sus padres. Se lo pasa muy bien cuando recorre Newcastle con su padre, pero después le ve cada vez menos cuando empieza a trabajar como mensajero, y eso la entristece.
¿Cómo fue rodar con Ken?...
Solo te pide que seas normal. Cuando estaba delante de la cámara, no me preguntaba qué haría Katie; pensaba más bien algo así: “Soy Liza Jane, ¿qué hago?”
ENTREVISTA A LA ACTRIZ ROSS BREWSTER...
¿Quién es Maloney?...
Es el jefe de Ricky en el almacén. Si me permite decirlo, es un gilipollas. Aparte de eso, es directo, no le van las chorradas. Deja muy claro lo que espera de la gente y eso se reduce a que hagan bien su trabajo. Si surge un problema, no es cosa suya, más vale que se arreglen y no le vengan con tonterías, no está para eso. Los mensajeros se encargan de las entregas y más les vale hacerlas bien para que su empresa sea la número uno en el país. No quiere quejas. Tiene la típica actitud de: “Si no te gusta, ya sabes dónde está la puerta”. Es despiadado.
¿Cómo consiguió el papel?...
No tengo ni la menor idea. Estoy con la agencia NE1 4TV y mandaron un correo electrónico que decía: “Buscamos agentes de policía en activo o jubilados”. Sigo en activo y pensé: “Bueno, puedo hacerlo”. Pero no decían nada más. Contesté explicando quién era y lo que hacía. Me entrevisté con la directora de casting, convencido de que haría de policía. Hasta que no me dieron el papel no me dijeron que iba a ser el jefe del protagonista. Nunca había hecho nada y de pronto me daban el papel de Maloney en una película fantástica. No podía creerlo.
¿Por qué piensa que buscaban a un policía para el papel?...
Supongo que querían a alguien capaz de ponerse duro si hacía falta, de comportarse como un cabrón, exactamente lo que hace Maloney. “Tengo la furgoneta averiada”. “Que la reparen”. “No puedo”. “Pues que te sustituya alguien, no me vengas con historias”. A veces, un policía tiene que ponerse duro.
¿Cómo fue el rodaje?...
Soy consciente de que hay actores conocidos en la industria que darían mucho para trabajar con Ken. He tenido suerte de que me escogiera. Como director es muy paciente, muy tranquilizador, tolerante. Si a alguien se le ocurre una idea y le gusta, la incorpora. No tiene problemas en cambiar algo. No puedo comparar, es mi primer rodaje, pero todo fue muy relajado. No me estresé, no me puse nervioso, nada de eso. Fue fantástico. Me parece una persona brillante.
¿Qué opinaba antes de la economía gig? ¿Le ha hecho cambiar de parecer trabajar en SORRY WE MISSED YOU?...
No sabía nada de la economía gig. Afortunadamente tengo un trabajo fijo y seguro. No he pasado por las preocupaciones, la angustia, el miedo de ser autónomo. Pero por lo que he aprendido con esta película, ¡ni hablar! Imagine tener un jefe como yo, ¡Dios mío! Imagine carecer del apoyo de un buen jefe, de un buen sistema de bienestar, de seguridad social, de ayuda, de todo lo que ofrece la vida moderna… O sea, estar solo, solo ante la economía gig con una especie de franquicia y tener que cuidar de la familia… Créame, no quiero pasar por eso.
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