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SINOPSIS
Ermanno pasa los días entre tragaperras y pequeños hurtos. Lena llega a Italia desde Polonia para vender a la niña que lleva en su seno y poder empezar así una nueva vida. Ermanno tiene que fingir que es el padre de la niña para permitir a su tío y a su mujer, que no pueden tener hijos, obtener la custodia a través de una adopción entre parientes. A la espera de que la niña llegue al mundo, un vínculo inesperado crece entre los dos jóvenes...
INTÉRPRETES
BRUNO BUZI, SANDRA DRZYMALSKA, MARCO FELLI, BARBARA RONCHI, CLAUDIO SEGALUSCIO, VITALIANO TREVISAN
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NOTAS DEL DIRECTOR...
Desde joven me he preguntado como sería mi vida si fuera padre.
¿Qué significa ser padre, convertirse en padres?
Obviamente no se trata sólo de traeral mundo una criatura con tu propio patrimonio genético, sino más bien un cambio de enfoque de tus propias perspectivas, tus propias expectativas.
¿Qué se siente al mirar una criatura recién nacida a la que tienes que cuidar y de la que te sientes responsable? Me pregunté si podría llegar a ser padre de un niño que no fuera mío biológicamente, un camino que quizás sea menos usual pero no por ello menos real. Sole es el intento de responder a esta pregunta.
Lo hice a través de un caso límite, una historia fuera de lo común, que, sin embargo, comienza a partir de una investigación de campo. En Italia la maternidad subrogada está prohibida por la ley, se producen muchas ilegalidades en las adopciones y el tráfico de recién nacidos es una realidad. Empecé a documentarme e imaginé un “caso” como el que se cuenta en la película. Me puse en contacto con la Presidenta del Tribunal de Menores de Roma, que me confirmó que se había ocupado personalmente de episodios de ese tipo. Seguí con mi investigación y me di cuenta de que lo que quería contar no era el mundo detrás de la trata de niños, sino una historia personal: la de un joven que, llamado a fingirse padre, llega a sentirse padre de verdad. Un camino de identificación a través de la interpretación de un papel ficticio. Por otro lado, quería contar la historia de una chica que, decidida a vender a su hija, se enfrenta a todos los conflictos emocionales que surgen del contacto forzado con su bebé y del vínculo inesperado con un desconocido.
Sentí desde el principio que quería tratar con una delicadeza casi paradójica algo que sobre papel es muy crudo, porque creo que es justamente en los contextos más inesperados donde podemos hallar esa ternura, ese sentimiento que puede darnos el impulso para cambiar de vida.
Delante de mí vi la posibilidad de contar una historia de amor, me di cuenta de que estaba en un terreno nuevo para mí y por eso quería llegar hasta el final.
ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿Cómo surgió esta conmovedora reflexión sobre la paternidad? ¿Hay también elementos autobiográficos?...
Hay elementos autobiográficos no directos en la película. Puedo decir que me guiaron sentimientos que venían de mis experiencias. Cuando era muy joven la vida me enfrentó con la elección de ser padre o no y no sucedió. Desde entonces he seguido preguntándome cómo habría sido mi vida si me hubiera convertido en padre, es una pregunta que siempre me ha acompañado. No tengo hijos y, por esta razón, sentí una cercanía emocional y la libertad de contar la historia de un chico que, solamente fingiendo ser padre, se siente como un padre.
El debutante Claudio Segaluscio interpretaa Ermanno y Sandra Drzymalska a Lena. ¿Cómo elegiste a los dos protagonistas de la película?...
Que Eramanno tenía que ser un actor no profesional lo tuve claro desde el principio. Quería que hubiera una inconciencia de
fondo en quien lo interpretara. Tenía en mente los antihéroes del cine japonés, ese tipo de dulzura melancólica escondida detrás de una máscara impasible. Claudio demostró ser perfecto, con su aparente distancia y ese dolor impreso en sus ojos mezclado con una gran ternura. En cambio, estaba igual de seguro de que Lena debería ser una actriz profesional. Quería que su mayor preparación se sintiera en su relación con Ermanno. Buscamos en varios países de Europa del Este y cuando encontré a Sandra, con su ligereza infantil y su presencia casi fantasmagórica, comprendí de inmediato que su forma de interpretar al personaje era mucho más interesante que lo que tenía pensado. Parecía que había salido de un cuadro de Balthus.
Sandra aprendió italiano para la película, pero solo se conocía sus líneas y teníamos que trabajar en inglés. Claudio, sin embargo, no se sentía cómodo con el inglés. Así que mis dos protagonistas no podían comunicarse entre ellos, solo podían hacerlo en el set y a través de mí.
Ermanno y Lena casi nunca aparecen juntos en la pantalla. Y cuando lo hacen, sus cuerpos están como desconectados, bañados en una atmósfera de colores fríos. Esta distancia se refuerza por la economía del diálogo. ¿Qué te llevó a esta realización casi minimalista?...
Desde el principio, quise contar una historia de amor a través del pudor, ese sentimiento que todos tenemos cuando nos enamoramos de verdad. Intenté seguir este camino tratando de expresar en pocas palabras lo que Ermanno y Lena sienten, lo que piensan, lo que tratan de ocultar. El cine tiene este poder mágico de hacer que el espectador sienta lo que los personajes no dicen. En general, en mis películas trato de reducir los diálogos, los gestos, la dirección y el lenguaje visual a lo esencial.
He buscado un leguaje esencial que reflejara el estado emocional de los personajes, esa especie de inmovilidad afectiva que mantienen al principio a pesar de todo lo que les pasa. Un lenguaje abierto que pudiera mostrar la complejidad de esos sentimientos incipientes que atraviesan su jaula emocional.
A través de esta pareja inesperada, casi inesperada, Sole también cuenta, entre silencios, una gran historia de amor a escala de nuestra realidad, llena de soledad. ¿Era esa su intención desde el principio?
Sole es una historia de amor que nace de una manera particularmente inesperada. Supe de inmediato que quería tratar una historia muy cruda con una delicadeza casi paradójica. Creo que es precisamente en los contextos más inesperados donde podemos encontrar el sentimiento, el impulso para cambiar nuestras vidas. Para resaltar este sentimiento, está la letra de una canción que me gusta mucho, Brand New Love de Sebadoh: “Cada pensamiento podría ser el comienzo de la nueva red enmarañada que estás tejiendo, cualquiera podría ser un nuevo amor. Al escucharla, comprendí que quería filmar el momento descrito en estas palabras, este momento en el que inconscientemente, de una mirada, de un pensamiento poco claro, nace esta “nueva red enmarañada” con el que el amor nos envuelve sin que nos demos cuenta todavía. Quería filmar esta mirada, ese pensamiento, para vivirlo con mis protagonistas.
Los planos están meticulosamente construidos. Prestas una atención muy especial al cuadro, que tiene un formato particular en la película. También hay una fuerte presencia del azul. Los dos personajes principales parecen estar encerrados en un acuario, como sus vidas limitadas, donde se asfixian. ¿Por qué estas elecciones?
Todo ha sido preparado antes del rodaje, no me gusta improvisar, ni con la cámara ni con los actores. Quería trabajar con un formato visual simple. La elección del formato 1:33.1 va en esta dirección. Me ha ayudado mucho a sintetizar, a olvidar todos los refinamientos posibles y a centrarme en los personajes de Ermanno y Lena. Más que simple realismo, busco una especie de abstracción. El color azul envuelve a los personajes, pensé que
daría una interesante melancolía a la película.
¿Por qué y cómo elegiste las localizaciones y, en concreto, los escenarios de esta ciudad costera aparentemente desierta?...
Traté de evitar anclar la película en un lugar. El barrio de Nettuno donde rodé sigue siendo idéntico al de finales de los 70. Tiene esta singular arquitectura, actualy atemporal a la vez, que lo hace casi anónimo. Esto refuerza el minimalismo de la película, pero sobre todo da la sensación de que esta historia podría tener lugar en cualquier pequeña ciudad de provincias de Europa.
Sole reflexiona también sobre el delicado tema de la paternidad y el deseo de formar una familia. ¿Cómo se convierte uno en padre? ¿Qué significa ser madre? También muestra los vínculos afectivos que pueden formarse más allá de los lazos biológicos...
Convertirse en padres, no solo biológicamente, es uno de los mayores pasos que podemos dar como seres humanos. Puede cambiar nuestra forma de vivir, la forma en que vemos las cosas, la forma en que nos vemos a nosotros mismos, la forma en que los demás nos ven. He tratado de hablar de aquellos que luchan con algunos de estos aspectos fundamentales. La película trata las contradicciones que un tema tan complejo como el de la gestación subrogada conlleva, pero sin querer convertirlo en una película temática o de denuncia. Sole es esencialmente una historia de amor entre dos personajes que no sabían lo que era el amor, en el sentido más alto de la palabra: aprender a cuidarse el uno al otro.
¿Por qué eligió centrarse en protagonistas tan jóvenes? ¿Ve en la juventud actual una forma de desencanto (juego, abandono de niños, falta de participación en el trabajo...)?
Que fueran tan jóvenes fue una idea que tuve desde el principio. Me pareció más interesante e impredecible que dos personas muy jóvenes emprendieran este viaje. Con gente de treinta y tantos años, la película no habría tenido la misma fuerza. Tal vez el sentimiento de abandono y falta de pertenencia que sienten Ermanno y Lena es el mismo que el de muchos jóvenes hoy en día, no lo sé.
La película ha tenido una muy buena acogida, desde Venecia hasta Toronto, pasando por Pingyao en China, donde ganó el Premio del Público. ¿Cómo vivió esta experiencia? ¿Cómo explica el hecho de que los jurados y el público de todo el mundo se hayan conmovido con su película?...
Estoy muy contento con su recorrido. Creo que el mensaje universal de la película ha sido reconocido, en particular en Asia, donde fue muy bien recibida. En la India también ha tenido muy buena acogida. Creo que esto se debe al hecho de que la maternidad subrogada está tan presente y casi industrializada en esta sociedad.
En la última Berlinale, usted fue en cierto modo apadrinado por Paolo Taviani durante una clase magistral en la que presentó su película en su presencia, ¿qué conserva de este encuentro?...
Que a un maestro como Paolo Taviani le haya gustado mi película es la mejor recompensa que puedo recibir. Que haya presentado la película en la Berlinale junto a Cesare deve morire en la sección “En transmisión” es un gran honor para mí.
Tengo intensos recuerdos de nuestro intercambio público. Me sentí intimidado, pero fue muy agradable ver que teníamos opiniones similares sobre cómo hacer una película.
¿Tienes nuevos proyectos planeados?...
He empezado a trabajar en mi segunda película, he escrito algo nuevo y lo estoy enriqueciendo con notas e impresiones.
Al mismo tiempo, estoy trabajando en la adaptación de una maravillosa novela japonesa de Kawabata Yasunari, un proyecto más ambicioso con el que he estado soñando despierto desde que tenía veinte años. Tendré más claro en qué concentrarme después de que la montaña rusa emocional de Venecia y Toronto haya terminado. Espero poder mostrar la película al público.
GALERÍA DE FOTOS
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