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NOTAS DE LOS DIRECTORES...
Cuando empezamos a trabajar en Shorta. El peso de la ley, los temas de la historia nos preocupaban mucho y nos sentimos obligados a hablar de ellos de la única manera que sabemos: contándolos. Pero nunca imaginamos que la historia que íbamos a contar tendría tanta actualidad unos años después.
Creemos en el poder del cine como una invitación a reflexionar y a propiciar cambios. Nuestro objetivo es emocionar y entretener, pero también provocar un debate sobre un tema difícil sin soluciones evidentes.
Para nosotros, Shorta. El peso de la ley no es una película política, sino que habla sobre la gente. Nuestro objetivo no es defender ni criticar, sino intentar comprender qué hay detrás de los actos y de la visión del mundo que tienen las personas. Hablamos de unos jóvenes desfavorecidos y enfurecidos, privados de su derecho de acceso a la vivienda, jóvenes que se sienten demonizados e incomprendidos, así como de policías con exceso de trabajo y mal pagados que también viven una situación difícil.
En árabe, "shorta" significa "policía", y nuestra cinta es por encima de todo una película de género. Está en deuda con directores como William Friedkin, Sydney Lumet y Walter Hill y sus thrillers descarnados de los años 70 y 80 poblados de antihéores muy complejos. Pero también con realizadores como Spike Lee y Matthieu Kassowitz, cuyo trabajo rezuma ira, indignación y rebeldía y ofrece un componente social aderezado con un estilo visual muy potente.
A través de nuestra propia narración visual, nos hemos esforzado en hacer una película trepidante que coloca al público en medio del caos. Una película que convierte al espectador en un participante activo dentro de un conflicto que va a más y que le obliga a no apartar la mirada. Vivimos en una época oscura. La humanidad necesita esperanza. Y eso es lo que es Shorta. El peso de la ley es para nosotros: una historia de esperanza. Debes estar dispuesto a recorrer un camino muy oscuro, pero hay luz al final del túnel.