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El productor Nick Wechsler se interesó por la historia de ‘Serena’ nada más recibir el manuscrito del libro original más o menos un año antes de que se publicara: “Fue amor a primera lectura y, de hecho, adquirí los derechos inmediatamente. Estuve estudiando con algunos inversores y decidieron unirse al proyecto”. Para que el proyecto echara a andar, Wechsler necesitaba dar con un guionista capaz de adaptar el libro de Ron Rash a la gran pantalla. “Estudiamos varias propuestas y la interpretación que más nos gustó fue la de Chris Kyle. Daba la sensación de que había entendido el material y nos gustó la perspectiva desde la que nos presentó la adaptación”, comenta.
El guionista Christopher Kyle se sintió atraído por la novela de Rash nada más empezar a pasar las páginas. “Mi agente me mandó el libro un par de meses antes de que se publicara. Me gustó tanto que le llamé antes de habérmelo acabado", comenta.
El siguiente paso fue dar con un director. Los productores buscaban a alguien que se enfrentase a los impactantes giros narrativos del largo con una visión original. Admirador de la filmografía de Susanne Bier, Nick Wechsler pensó que la directora aportaría ideas muy interesantes que beneficiarían al proyecto.
A Bier le picó la curiosidad y explica: “Cuando leí el guión primero me interesó por el sector de la explotación forestal con esos árboles tan enormes. Luego me centré más en la historia de esta mujer que vive en un mundo gobernado por hombres y me pareció fascinante".
‘Serena’, la novela de Ron Rash, nos sitúa justo después del Crac del 29, al comienzo de la Gran Depresión y se desarrolla principalmente en una comunidad rural maderera en la sierra de las Smoky Mountains de Carolina del Norte. Para el guionista Christopher Kyle, el reto está siempre en decidir qué debes mantener y qué hay que descartar al adaptar el material. ”Tras identificar la trama central toca enfrentarse al doloroso proceso de hacer un barrido y eliminar los elementos maravillosos de la novela que no tienen cabida en la película. Nos hemos centrado principalmente en la historia de amor entre Pemberton y Serena y en cómo esa pasión se torna en algo oscuro al torcerse las cosas”. Según el productor Todd Wagner, lo interesante es trazar similitudes con el mundo contemporáneo. “Siempre me ha fascinado la época de la Gran Depresión y los acontecimientos que sucedieron en Estados Unidos.
Incluso hoy en día encuentro reminiscencias de aquellos hechos, porque a una parte de la población le va muy bien y otra gran multitud no tiene tanta suerte”, explica.
La directora Susanne Bier necesitaba trabajar en un entorno que encajara con su forma de dirigir. “Para mí es muy importante que las escenas fluyan de una forma natural y orgánica y que resulten realistas. Mis películas se caracterizan por su realismo, y en esta producción quería mantener esa constante a pesar de que sea un filme de época y de que plantee una historia bien distinta”, explica. “Richard Bridgland [el diseñador de producción] me mandó unos bocetos increíbles nada más leerse el guión y se pasó los siguientes días mandándome ideas sin parar. Ha dado en el clavo, todo lo que me mandaba era justo lo que quería conseguir… Para crear esa sensación de realismo, el diseñador de producción Richard Bridgland se trasladó a Tennessee y a Carolina del Norte para documentarse.
“Quería ver cómo era porque íbamos a rodar en la República Checa, sin referencias físicas (más allá del bosque). Me pasé una semana en Tennessee visitando el museo de la madera y hablando con gente que tenía experiencia en ese tipo de campamentos porque sus padres y abuelos habían trabajado en la industria maderera”. Armado con todo ese material, Bridgland se dispuso a crear un campamento real en un bosque situado a las afueras de Praga: “Reproducimos cómo sería la vida de los leñadores en Carolina del Norte en la década de 1920. No lo llamo decorado porque creamos un campamento de verdad, con cabañas prácticamente idénticas a las de antaño. Las construimos siguiendo el mismo proceso arquitectónico, y aparte de que ahora tenemos sierras eléctricas en vez de manuales, lo hicimos más o menos como lo habrían hecho ellos, así que fue una experiencia muy interesante”.
“En este filme tanto la fotografía como la iluminación desempeñan papeles estelares, pero por encima de todo tienen que ser dinámicos. No quiero trabajar en sets en los que los actores se sienten obligados a estar en posturas antinaturales. La fotografía es una extensión de la interacción humana”, añade Bier. Susanne Bier y la diseñadora de vestuario Signe Sejlund son viejas conocidas y han trabajado en algunas de las películas anteriores de la directora. Bier comenta: “Signe tiene un gusto exquisito y es muy creativa. Tiene muy buena visión para captar lo que quiero transmitir”.
Para buscar inspiración y recrear la América de 1929, Sejlund: “escuchaba música de la época, veía películas de la época, leía libros de arte y me sumergí de lleno en la época con todos los sentidos. El guión me resultó muy interesante porque toca muchos entornos sociales diferentes”.
Aunque ‘Serena’ está ambientada principalmente en Carolina del Norte (EE. UU.) el rodaje se llevó a cabo íntegramente en Praga y alrededores (República Checa).
Según el productor ejecutivo Peter McAleese: “Decidimos rodar allí por motivos económicos, como suele ser el caso, puesto que las desgravaciones en la República Checa son muy interesantes. Y a eso se le añadieron unas localizaciones que se parecen muchísimo a las Smoky Mountains (donde se desarrolla la película). Así que recrear las Apalaches nos resultó más fácil de lo que hubiéramos pensado”. “Tuvimos mucha suerte porque gran parte de la película transcurre en regiones boscosas y montañosas. Fue genial poder sacar a la unidad entera del entorno urbano de Praga, porque a pesar de ser una ciudad preciosa cuesta imaginarse que uno está en EE. UU. en 1929 con toda esa arquitectura europea”, añade.
Fue bastante complicado dar con un emplazamiento donde hubiera un valle boscoso con una iluminación adecuada y espacio suficiente para montar un campamento base para la producción. Finalmente dieron con el lugar perfecto para crear el campamento base en Nizbor, a las afueras de Praga. La tarea de encontrar unos emplazamientos que hicieran las veces de Kingsport y Waynesville tampoco fue tarea fácil porque necesitaban que hubiera una vía de tren cercana.