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SINOPSIS
Narra el camino de la pobreza a la riqueza de un intrépido soñador surgido de la nada para demostrar que todo lo que puedas imaginar es posible y que todos, sin importar cuán invisibles sean, tienen una formidable historia digna de un espectáculo de categoría mundial...
INTÉRPRETES
HUGH JACKMAN, REBECCA FERGUSON, ZAC EFRON, ZENDAYA, MICHELLE WILLIAMS, PAUL SPARKS, YAHIA ABDUL-MATEEN II, DIAHANN CARROLL, FREDRIC LEHNE, NATASHA LIU BORDIZZO, TINA BENKO, WILL SWENSON, KRISTOFFE BRODEUR, DORIS McCARTHY, CHRIS SILCOX
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El cineasta australiano Michael Gracey debuta como director con El gran showman, una historia que, con la increíble energía de Barnum, estalla en un reino de ficción imaginado con audacia, lleno de contagiosas canciones pop, bailes glamurosos y una celebración del poder transformador del espectáculo, el amor y la fe en uno mismo. Gracey mezcla canciones originales de los ganadores del Oscar®, Benj Pasek y Justin Paul, (La ciudad de las estrellas-La La Land) con un reparto de talentos multifacéticos encabezado por el nominado al Oscar®, Hugh Jackman, para sumergir al público en los orígenes del entretenimiento de masas y las grandes celebridades en la década de los setenta... de 1870. El resultado es una oportunidad de adentrarse en el recientemente conmocionado mundo de la edad dorada posterior a la Guerra Civil de Estados Unidos –a través del lente visceralmente actual de la cultura popular que en aquel entonces acababa de despertar.
Es posible que P.T. Barnum haya vivido hace más de un siglo, sin embargo, para Gracey fue un fundador de nuestra época. El director considera a Barnum un pionero de los visionarios y empresarios actuales que han revolucionado la vida social; el Steve Jobs o Jay-Z de su época. El filme es un ensueño musical, una oda a los sueños, no una película biográfica. Sin embargo, en su centro se encuentra la convicción de Barnum de que el monótono trabajo de la vida cotidiana es algo que se puede convertir en un reino de prodigios, curiosidad y la dicha de ser orgullosamente diferente. Sobre todo, Gracey esperaba captar la sensación de aquel momento de inspiración o aceptación personal cuando la vida parece más grandiosa de lo que jamás esperabas. Gracey afirma que "cuando el público acudía a experimentar un espectáculo de P.T. Barnum, era totalmente transportado a algo fuera de lo común, e intentamos hacer lo mismo en esta película de una forma actual”.
"Barnum fue ciertamente el primero en llevar el entretenimiento a las masas de una manera realmente democrática", observa el productor Jenno Topping. "Porque el teatro y muchas de las formas artísticas –los conciertos y demás - se consideraban únicamente para la clase alta. Por lo tanto, fue un verdadero entretenimiento para el pueblo".
Jackman, que durante años se dedicó en cuerpo y alma a llevar esta historia a la gran pantalla, agrega: "No es exagerado afirmar que Barnum marcó el inicio del Estados Unidos actual –especialmente la idea de que tu talento, tu imaginación y tu capacidad para trabajar duro deben ser lo único que determine tu éxito. Él supo cómo crear algo de la nada, cómo convertir los limones en limonada. Siempre me ha gustado esa cualidad. Siguió su propio camino y convirtió en positivo cualquier contratiempo que sufrió. Muchas de las cosas a las que aspiro en mi vida están encarnadas en este personaje".
El gran showman también toca otros temas de la época: el de las familias por elección que se construyen en torno a permitir que las personas expresen sin reservas quiénes son. En palabras de Gracey, "la idea principal de la película es que tu verdadera riqueza es la gente de la que te rodeas y las personas que te quieren. Barnum unió personas a las que, de lo contrario, el mundo podría haber ignorado. Al hacer que cada una de estas personas saliera a la luz, creó una familia que siempre iba a estar allí para ayudarse unos a otros. En el transcurso del filme, Barnum está a punto de perder a su familia de sangre y a su familia del espectáculo –sin embargo, después se ve cómo descubre que lo más importante que puede hacer es volver a reunirlas".
UN SUEÑO COBRA VIDA...
Cuando uno piensa en Phineas Taylor Barnum en la actualidad, lo que probablemente le viene a la mente al instante es el espectáculo de tres aros que llevó su nombre durante mucho tiempo. Sin embargo, hay mucho más en su colosal leyenda que los circos que desde entonces se han convertido en un nuevo concepto (uno que ya no hace desfilar especies en peligro ni rarezas humanas, sino que tiene más que ver con el virtuosismo de atletas de élite y las actuaciones creativas). La de Barnum, es la clásica historia de un humilde pionero americano, uno que se abrió paso por sí mismo para salir de la pobreza y convertirse no solo en un maestro de las nuevas artes de la imagen y la promoción, sino también en uno de los primeros millonarios en crear su propia fortuna, además de en el padrino del entretenimiento de masas en Estados Unidos diseñado para liberar la imaginación.
Es posible que haya nacido en el anonimato, sin embargo, el mundo entero llegaría a conocer su nombre. Cuando P.T. Barnum falleció en 1891, el Washington Post lo describió como "el estadounidense más conocido que jamás existió".
Más tarde, a Barnum se le atribuiría erróneamente la tristemente célebre cita de que "A cada minuto nace un idiota", la cual nunca dijo. Sin embargo, lo que sí dijo fue: "Hagas lo que hagas, hazlo con todas tus fuerzas". Este fue el verdadero gancho de Barnum en su época: capturó el espíritu fuerte y arriesgado de una época de cambio. Asimismo, presagió tiempos futuros más espectaculares puesto que las películas, los espectáculos teatrales y la tecnología digital continuarían sus exploraciones para convertir en real y factible esa sensación inverosímil y mítica que él perseguía. No es de extrañar que su historia y su persona hayan inspirado numerosas películas –con Barnum interpretado por Wallace Beery en El poderoso Barnum, en 1934, por Burl Ives en Chifaldos del espacio, en 1967 y por Burt Lancaster en Barnumm, en 1986.
Sin embargo, han pasado décadas desde que el impacto de P.T. Barnum, cada vez más visible en el mundo moderno, ha sido objeto de una nueva mirada. Aquella idea impactó al productor Laurence Mark y al coguionista Bill Condon en 2009, cuando trabajaban juntos en la transmisión de la ceremonia de los Oscar con Hugh Jackman como presentador. El amor a flor de piel de Jackman por todo lo relacionado con forjar un espectáculo deslumbrante les recordó a Barnum.
Al ver a Jackman trabajar, Mark recuerda: "Pensé, guau, este tipo es el mejor showman del mundo –y fue entonces cuando me vino a la cabeza P.T. Barnum. En efecto, Hugh es casi la única persona en el mundo que podría ser tanto Wolverine como P.T. Barnum. Simplemente hay algo en su ADN que le permite caminar sobre un escenario y adueñarse de él con gran facilidad, naturalidad y carisma. Le sugerí que deberíamos hacer un musical sobre Barnum y resultó que estaba totalmente dispuesto a ello".
Fue una proposición profética. Sin embargo, llevaría otros siete años y más de unos cuantos reveses para convertir lo que era entonces una idea muy arriesgada –especialmente debido a que los musicales capaces de atraer al público contemporáneo eran considerados una rareza– en la realidad de una producción a gran escala repleta de canciones, coreografía y un reparto estelar. El proceso comenzó con un guion general de Jenny Bick, que ahondó en los años del auge de Barnum a la fama, desde su infancia de bajos recursos en Connecticut hasta su historia de amor con su mujer Charity, mucho más adinerada que él, la fundación del Museo Americano de Barnum (Barnum’s American Museum) y su apoyo a una de las primeras superestrellas del mundo: Jenny Lind, "el ruiseñor de Suecia”.
El guion de Bick fue un comienzo inspirador. Sin embargo, para mantener la predilección de Barnum por lo intrépido y desmesurado en todos los aspectos, los cineastas decidieron ir en busca de todavía más música y espectáculo. Fue entonces cuando Jackman sugirió que Mark viera si su amigo Bill Condon –conocido por sus mágicas adaptaciones de Chicago y Dreamgirls a la gran pantalla– podría reestructurar la historia de Bick en un musical para la época actual.
Mientras tanto, Jackman había conocido a Michael Gracey, que se estaba convirtiendo velozmente en un director de vídeos comerciales y musicales de un tinte inusualmente creativo y desafiante para el género. Jackman estaba decidido a trabajar con él en una de sus obras, y estaba seguro de que el concepto de El gran showman era una combinación perfecta para Gracey. Aquello se tornó todavía más claro una vez que Gracey comenzó a lanzar la ambiciosa película en Hollywood con un fervor que tuvo embelesados incluso a los saturados ejecutivos.
Según Jackman, "Michael es un vanguardista con la música y la narrativa. Él ya era importante y, aunque todavía no había hecho una película, todo el mundo lo conocía. También es cierto que cuando Michael lanzó la historia de El gran showman, era mejor que cualquier versión mía de P.T. Barnum. La visión de Michael es increíble, pero también su determinación no se parece a nada que haya visto antes. No le quedó otra opción más que hacer esta película".
El lanzamiento de Gracey abarcó 45 minutos de narración enérgica, arte conceptual complejo y canciones. Es parte de lo que le granjeó la profunda confianza de los productores, incluidos Laurence Mark y Peter Chernin y Jenno Topping de Chernin Entertainment. "Michael había hecho un trabajo impresionante. Él ya tenía bocetos e ideas visuales y habló sobre la película de forma muy apasionada ", recuerda Mark.
"En realidad, creo que Michael comparte algunas cualidades con P.T. Barnum ", observa Topping. "Es muy buen vendedor y lanzador. Así que cuando nos vendía la película que iba a hacer, todos estábamos absolutamente cautivados".
Todo esto surtió efecto en parte porque Gracey se relaciona de forma real y personal con la creencia de Barnum de intentar exprimir la mayor cantidad posible de emociones de la vida. "Siempre me digo que uno de los momentos más tristes en la vida de cualquier niño es cuando aprende la palabra 'imposible'", reflexiona el director. "La historia de Barnum trata sobre no limitar tu imaginación, sobre usar lo que tienes en tu mente para crear nuevos mundos –y eso es lo que también hacen los directores. Se te ocurre algo y pasas años y años tratando de alcanzarlo, en un proceso que está lleno de dolor pero que también te permite realmente traer tus sueños a la vida".
Gracey también estuvo motivado por una visión desarrollada exclusivamente para la estética de la película. Él tenía en mente una mezcla de estilo Steampunk del pasado y el futuro que colocó la historia de Barnum fuera de período, en una especie de mundo universal donde la cultura pop, el romance y las conexiones humanas siempre predominan. Quería cierta osadía, pero también sentía que toda la película debería ser rociada con un toque de magia de cuento de hadas –para remontarse a las sombras de la imaginación que inspiró por vez primera a los humanos a creer en lo inverosímil.
Para el enfoque de Gracey, también fueron esenciales las rarezas, aquellos artistas de circo que debido a una diversidad de condiciones físicas poco comunes le permitieron a Barnum invitar al público a conocer mitos vivientes. Aunque tales demostraciones no serían aceptables en la sociedad de hoy en día, Gracey explora otra cara de lo que experimentaron los artistas de Barnum –la oportunidad de escapar vidas ocultas y marginales, de inspirar admiración y sentir orgullo y, sobre todo, la capacidad de provocar preguntas sobre la estrecha definición de lo que consideramos "normal". "Las rarezas son personas invisibles para la sociedad, por lo que se las ha mantenido a puerta cerrada", explica Gracey. "Lo que P.T. Barnum hace es brindar a estas personas invisibles protagonismo y la oportunidad de sentirse queridas por primera vez. Cuenta historias maravillosas en las que no son defectuosos, sino especiales. Creo que al público le encantarán las rarezas porque, al fin y al cabo, todo el mundo es una rareza".
El director enfatiza: "Hay un diálogo en el que Barnum dice: 'Nadie marcó la diferencia al ser como todos los demás'. Para mí, ese es el núcleo de la película".
Las rarezas indudablemente llamaron la atención de Zac Efron. "Me encanta que Barnum esté lleno de amor y sueños para su familia, pero después se pregunta: ¿cómo puedo difundir todavía más ese amor? Lo hace tomando personas rechazadas por la sociedad por su aspecto físico o por cómo nacieron, permitiéndoles implicarse y ser reconocidos. Él les brinda la oportunidad de demostrar que no importa de dónde vienes o quién seas, nadie de nosotros es verdaderamente tan diferente –todos tenemos luchas. Barnum permite a todos los artistas de su espectáculo estar orgullosos de sí mismos".
Una vez que Condon hubo añadido nuevos matices enriquecedores al guion, lo único que hacía falta era un componente imprescindible: lo inefable y la emoción de las canciones reales. Para Gracey, todo se articulaba alrededor de lograr aquello. "La razón por la que adoro los musicales es que, cuando las palabras ya no son suficientes, es ahí cuando cantas. En tus peores momentos, cuando lo has perdido absolutamente todo, cantas. Y en tus mejores momentos de alegría inexplicable, nuevamente rompes a cantar. Sabíamos que necesitábamos canciones que pudiesen alcanzar aquellos altos y bajos emocionales dentro de este mundo tan especial ", explica Gracey.
Gracey intuyó que las canciones podían ser el contrapunto al período de tiempo –en lugar de retroceder en el tiempo, quería canciones que convirtieran a los personajes y los dilemas en algo actual. Tras encomendar la música de prueba a docenas de compositores, el equipo se enamoró del trabajo de dos novatos en aquel entonces: Benj Pasek y Justin Paul. Esto fue mucho antes de su musical "Dear Evan Hanson" y años antes de su trabajo ganador de un Oscar® en La ciudad de las estrellas – La La Land. Sin embargo, lo que Pasek y Paul entregaron fue una colección de canciones pop emocionales y llenas de energía que podrían sonar en la radio en 2017. "Benj y Justin mostraron una insólita habilidad para combinar rock, pop y el sonido contemporáneo de Broadway", afirma Mark.
Gracey agrega: "Lo que Benj y Justin crearon para esta película es para mí el mejor trabajo que han realizado –y mira que cuentan con trabajos extraordinarios. Mezclan lo contemporáneo y lo clásico de forma impecable. Realmente dan el corazón y el alma a la película, esos altos y bajos emocionales. Captaron el espíritu del filme de una manera perfecta. Las canciones que escribieron siempre te llevan a alguna parte –cada una es una narración en sí misma".
La música fue también un magnético atractivo para el reparto. En palabras de la cantante y actriz Zendaya, que interpreta a la trapecista Anne Wheeler, "Benj y Justin son jóvenes y frescos, y lo genial de las canciones es que, aunque nuestra historia se desarrolla en los años 1800, su trabajo parece totalmente contemporáneo. A mi parecer, eso lo hace real para el público de ahora. Además, le añade un elemento de magia. Estás en una obra de época, pero también hay canciones pop y bailes de hip-hop y eso es una verdadera pasada. Fusiona la época de Barnum con la nuestra. Siento que cada uno de los versos de la música refleja el alma de la película".
Gracey agradeció a todos los que se comprometieron –desde el reparto hasta los compositores, los músicos, el equipo de una creatividad constante que nunca dejó de cuidar los detalles importantes– para hacer realidad su sueño, construido en base a los sueños de Barnum. "La idea de hacer un musical original es simplemente una locura", ríe Gracey. "Sin embargo, lo único que siempre recordaré y valoraré es a todas las personas que se embarcaron en este sueño imposible –que creyeron en él y le dieron vida".
EL SHOWMAN HA LLEGADO: HUGH JACKMAN ES P.T. BARNUM...
"P.T. Barnum es lo que describiríamos ahora como un visionario. Pensó que la vida debería consistir en diversión, imaginación y trabajo duro ", asegura Hugh Jackman sobre el hombre de personalidad impresionante al que interpreta en El gran showman. "En 1850, Estados Unidos no era como lo conocemos hoy. Estabas limitado por la familia en la que nacías y tu clase social. En aquella época, la idea del entretenimiento por mera diversión estaba casi al límite de lo maligno. Sin embargo, esto no hizo más que alimentar el deseo de Barnum de romper con esta clase de existencia tediosa y monótona. Se propuso vivir la vida de sus sueños. Y eso es lo que hizo."
Nacido en Bethel, Connecticut, en 1810, el verdadero P.T. Barnum era tan complejo como su época, lleno de impulsos contradictorios, humanos y oportunistas. Poseía un talento natural para la publicidad y la promoción y a los 12 años ya estaba vendiendo billetes de lotería. Más tarde, se ganó la mano de su acaudalada mujer gracias a su genuina aptitud llamativa. Tras probar suerte en varios de trabajos, Barnum terminó en lo que él llamó "el showbusiness”, donde su imaginación no tendría límites. Pronto se reveló a sí mismo como un genio en una empresa que llegaría a definir a Estados Unidos: generar emoción y alboroto, atendiendo con inteligencia el gusto del público por lo espectacular, lo salvaje y lo extravagante.
Al trasladarse a Nueva York, se convirtió en una de las figuras florecientes más célebres de la ciudad. Una vez allí, abrió lo que se convertiría en un destino que causó furor: el Museo Americano Barnum (Barnum’s American Museum) en Broadway, atiborrado de maquetas, instrumentos científicos, artefactos extraños, una colección de animales exóticos, un acuario marino, representaciones teatrales y una serie “atracciones” vivas con sus respectivas historias de cuento de hadas, entre los que se incluían el diminuto general Tom Thumb, los gemelos siameses Chang y Eng, gigantes, mujeres barbudas y muchos más. En poco tiempo, el museo dio paso a giras mundiales que incluían a los artistas más aclamados. Tras ello, Barnum creó un frenesí público por la desconocida hasta aquel entonces cantante de la Ópera Sueca, Jenny Lind, con un creciente alboroto e histeria que rivaliza con aquella que sufren las estrellas de rock un siglo después. Cuando el museo de Barnum fue destruido por un incendio, se le ocurrió un nuevo concepto: el espectáculo de carpa conocido como "el mejor espectáculo del mundo", una idea que perduraría durante mucho tiempo e inspiraría el ascenso de Estados Unidos como la capital del entretenimiento mundial.
Si bien El gran showman no pretende ser un filme biográfico y no se ajusta a la cronología real de Barnum, Gracey enfatiza que resalta varias realidades generales sobre Barnum. "Las cosas importantes que sabemos que son ciertas y queríamos reflejar es que P.T. Barnum salió de la nada. Estuvo allí en el momento del nacimiento de la publicidad. Y tuvo mucho éxito y luego persiguió a la alta sociedad porque sintió que, a pesar de todo su éxito, nunca fue uno de ellos. Sacó a Jenny Lind de Suecia. Su museo sufrió un incendio y se declaró en quiebra no una, sino dos veces. Así que, si bien hemos ajustado la historia a nivel creativo, muchos de los momentos más importantes de su vida se reflejan".
Como Laurence Mark había intuido originalmente, Jackman tenía una afinidad casi mística con Barnum. El actor, cantante, intérprete y productor australiano se ha extendido con facilidad a todos los ámbitos en la industria del entretenimiento. Ganador de un premio Tony y nominado a un Premio de la Academia®, es conocido tanto por su feroz papel del superhéroe Lobezno, como por su faceta de cantante en Broadway –sin mencionar el haber sido considerado "el hombre vivo más sexy".
"Simplemente ya no hacen actores como este", opina Topping. "Y no puedo pensar en ningún otro hombre o mujer que sea tan capaz de moverse entre géneros y entre los medios de la manera en que Hugh puede hacerlo". Puede hacer una gran actuación dramática, una actuación cómica, cantar y bailar. Puede ser un presentador de la vieja en el sentido de ser un verdadero showman. Y es completamente valiente. Tiene una disciplina de trabajo que nadie que haya conocido podría rivalizar. Esta película nunca jamás hubiera sido posible con nadie más".
Jackman es también un hombre de familia, algo que, según Mark, sale a la luz en esta película. "Creo que este es el primer filme en el que Hugh propiamente interpreta a un hombre de familia y recurre a esa parte de sí mismo", señala el productor. "Hace que sea una historia sobre un hombre que pierde y después vuelve a descubrir a su familia –tanto a su familia de sangre como a su familia del espectáculo, que juntas lo significan todo para él".
Para Jackman, el papel era irresistible, sin embargo, el enfoque de El gran showman era igual de importante, además de una oportunidad para expresar sus sentimientos a través de Barnum. Al actor le intrigaba más su lado inspirador, la inmensidad del mundo que imaginaba. "Lo que más me gusta es que en el fondo, esta es una película sobre arriesgarse, perseguir tus sueños y celebrar lo que hace que cada uno de nosotros sea único", comenta. "Barnum llenó su espectáculo con las personas más talentosas y, sin embargo, ignoradas que conocía y les dio un magnífico centro de atención donde brillar –y esa es la historia que hemos decidido contar".
Continúa: "Barnum derribó muros y, a mi parecer, lo que representa para nosotros en la actualidad es la idea de que puedes ser quien seas, puedes elegir la vida que deseas independientemente de tu clase, tu raza o tu procedencia. Si trabajas duro y usas tu imaginación, puedes hacer algo increíble. Creo que Barnum era él mismo una rareza en cierto modo. Creía que lo que te hace diferente te hace especial. Aquello me impactó de gran manera –y creo que todos se pueden identificar con ello, especialmente los niños. Es por eso que estoy entusiasmado de que el tema de esta película sea lo motivador y genial que es ser simplemente tú mismo".
Jackman comparte que él también tuvo que encontrar el valor para ser él mismo en lo que respecta a su amor por el baile –en un momento en el que recibir clases de baile no era lo que los chicos guais hacían. "Entiendo la presión para seguir a la multitud, para encajar, para ser de cierta manera", comenta. "Verdaderamente me encanta bailar, pero durante ocho años de mi vida no lo hice solo porque quería encajar. Así que ahora tiene un gran impacto en mí, y creo que en la mayoría de las personas en el planeta, que ser auténticamente quien eres es el único camino que puede darte verdadera felicidad. De lo contrario, te estás poniendo una máscara para hacer felices a otros. Y como padre de dos adolescentes, les hablo constantemente sobre la idea de que no importa quién seas, no importa cuán diferente seas a las supermodelos y jugadores de fútbol, no es importante. Ámate a ti mismo tal y como naciste".
Con todos aquellos remolinos bajo la superficie, Jackman se zambulló en el papel de Barnum por completo, ensayando sin parar y actuando como líder del reparto y el equipo, empujando a todos hacia sus límites. Gracey señala que Jackman no pudo evitar subir el listón. "Cuando tienes a Hugh delante y lo ves dando el 150 por ciento a cada momento -¡no quieres ser la persona que está a su lado y no hace lo mismo!", reflexiona el director. "Por lo tanto, levanta el ánimo de todos ver todo lo que Hugh aporta toma tras toma".
En los primeros ensayos de producción, Jackman demostró su entusiasmo. Se suponía que iba a estar al margen –había tenido una cirugía menor y su médico le prohibió cantar temporalmente– sin embargo, su corazón no podía hacerle caso a su conciencia en aquel momento. "Ver el ensayo fue una absoluta tortura para mí", recuerda Jackman. "Porque me encanta la música de la película, y porque la historia está llena de emoción y se trata de abandonarse sin miedo. Simplemente me cautivó. En cuanto a la última canción pensé, 'Oh, solo voy a hacer el principio'... y antes de darme cuenta, ya estaba fuera y corriendo. Estaba cantando y no pude parar. Simplemente me dejé llevar totalmente por el momento y, de pronto, mis puntos se desgarraron. Mi doctor no estaba muy feliz conmigo. ¡Pero así de contagiosa es la música de la película! "
Una vez sano, Jackman pudo comprometerse sin reservas. Estaba especialmente emocionado por la oportunidad de explorar nuevos movimientos y técnicas. "Hice pasos de baile que nunca antes había hecho", señala. "Me gusta trabajar mucho –pero en ocasiones deseé que mis piernas fuesen veinte años más jóvenes".
De la misma manera, hace honores al director por haberle dado a él y a todo el reparto el espacio para encontrar sus personajes, incluso con un conjunto vertiginoso de elementos cinematográficos que coordinar. "Siento que Michael es el verdadero Barnum de esta historia", concluye Jackman. "Sé que recibo reconocimiento por interpretarlo, pero en realidad es Michael quien me hace pensar más en Barnum. Sin su instinto para crear un espectáculo, no estaríamos hoy aquí. Impulsando todo esto para crear aquello en lo que creía".
LA EDAD DORADA, CANCIONES POP DE 2017: BENJ PASEK Y JUSTIN PAUL RESPECTO A LA MÚSICA...
Cuando Benj Pasek y Justin Paul llegaron a El gran showman para componer las canciones, supieron al instante que no sería parecido a nada que hubiesen hecho. Tenían un lienzo en blanco y Michael Gracey quería llenarlo de melodías y palabras llenas de emociones atemporales y referencias modernas de rock y pop que pudiesen incitar al público moderno a realizar este viaje fantástico junto a Barnum y sus artistas. Sobre todo, tuvieron la oportunidad de traer el pasado hacia el presente a través de su música.
Paul recuerda: "La pasión de Michael era tan contagiosa –aquella energía nos entusiasmó. Fuimos atraídos por este mundo lleno de color, vida, imaginación y sueños. La idea de contar una historia de época con música contemporánea fue algo aterradora al principio, pero también un desafío muy interesante. Escribir estas canciones nos empujó a explorar una combinación de estilos que de otra manera nunca hubiésemos intentado".
Pasek agrega: "Como estábamos escribiendo canciones para apoyar una historia sobre abrirse a un mundo de maravillas, tuvimos la oportunidad de llenar nuestro proceso de aquella sensación de alegría. El gran showman se mezcla con muchas cosas que nos encantan: abarca lo que los musicales pueden hacer y que ninguna otra forma de arte puede, tiene emociones que traspasan el corazón de maneras en que las palabras no pueden, y se trata de la música pop. Por lo tanto, fue increíble para nosotros lograr combinar estas inspiraciones y crear canciones que pudieran servir musical y líricamente a estos grandes personajes".
Durante el proceso, Gracey fue un compañero en la creatividad. "No solemos escribir con nadie presente –somos muy reservados y confidenciales respecto a nuestro proceso", admite Pasek. "Sin embargo, Michael fue nuestro tercer colaborador en casi todas las canciones, además de formar parte de la escritura desde el concepto inicial hasta el resultado final. Realmente nos empujó a tener más motivación por los personajes, a encontrar una voz única para cada uno de ellos".
Como esto fue mucho antes de La ciudad de las estrellas - La La Land, y Pasek y Paul sabían que tenían la obligación de probar su valía como novatos, recibieron con especial agrado la férrea confianza que Gracey depositó en ellos. "Michael se convirtió en nuestro defensor y, gracias a que hablamos con él en profundidad sobre cada momento emocional, pudimos escribir algo que esclarecedor para cada miembro del reparto", comenta Paul.
Una vez que las canciones y el reparto estuvieron listas, Pasek y Paul ensayaron con los actores como si, en lugar de rodar una película, estuvieran a punto de estrenarse en Broadway. "Realmente ensayamos como si estuviéramos a punto de tener un show en vivo", explica Paul. "Nuestro lugar de ensayo en Brooklyn era todo lo que uno podía imaginar: había ensayos de baile en una sala y ensayos de canto en otra, y la única diferencia de un espectáculo de Broadway fue que también teníamos un pequeño estudio de grabación donde podíamos comenzar a fijar temas. Fue muy surrealista tener a estas grandes estrellas de cine de increíble talento entrando en la sala de ensayo con sus trajes de baile y verlos empezar a cantar nuestras canciones".
Las sesiones de grabación fueron igual de intensas. "La grabación fue un proceso de cantidad, obtuvimos toneladas y toneladas de material y los actores fueron infatigables", recuerda Pasek. "Cada vez que venían tenían sesiones de tres horas, cantando sus canciones una y otra vez, repitiendo en ocasiones verso por verso. Todo se trataba de sacar lo mejor de las mejores actuaciones, asegurando que coincidieran con la increíble energía en pantalla".
Dar en el clavo con la canción de apertura, "The Greatest Show", que enmarca la película, fue una aventura en sí. "Aquella canción fue escrita como nunca antes lo habíamos hecho. Michael quería que el público tuviera la sensación de estar en aquel momento en el que esperas que salga al escenario alguien impresionante, alguien como Kanye West o Steve Jobs, un empresario que despierte gran expectación. Escribimos seis versiones diferentes y ninguna funcionó para Michael", recuerda Paul. "Después intentamos escribir algo nuevo con él en la sala y estábamos dándonos de bruces contra la pared cuando dijo: 'dejadme tocar algo que se me ocurrió antes de esta sesión'. Lo que tocó fue solamente un ritmo, pero a partir de él comenzamos a escribir la melodía y la letra a su alrededor, haciendo una especie de 'Señoras y caballeros, este es el momento...' y todo fluyó. Lo único que Michael quería más era la fanfarronería. Barnum está en el apogeo de su fuerza para hacer al público preguntarse: ¿qué está por suceder? Así que estás expectante y después la bola de fuego explota y todo cobra vida".
Gracey inspiró la canción y, a la vez, la canción inspiró a Gracey. Comenta: "Quería que esta canción hiciera que aquellas personas comiendo palomitas tuvieran que detenerse, mirar y preguntarse, ¿pero qué…? Benj y Justin nos dieron una música tan contundente y letras tan potentes que supe que después tenía que entregar aún más en el espectáculo".
"A Million Dreams" ofreció otro tipo de desafío: moverse a través del tiempo. "Esta canción sigue a Barnum desde la niñez hasta cómo persigue a Charity y su vida juntos en la ciudad. La idea central es que el sueño de Barnum nunca deja de guiarlo", dice Paul. Pasek agrega: "Estábamos pensando cómo un niño que se siente subestimado expresaría su esperanza. Es por eso que la música tiene una inocencia infantil –nunca piensas en lo difícil que será el trabajo para lograr tus objetivos hasta que los consigues".
Gracey quedó estupefacto por la calidez de "A Million Dreams": "Melódicamente era tan hermosa que se convirtió en la canción principal de la película".
"Come Alive" es otra de las favoritas de la pareja. "Es el momento en el que Barnum comienza a lograr su objetivo de dar color a la monotonía. Ha construido su museo y su sueño está evolucionando", comenta Paul. "Vimos la canción como si Barnum quería transmitir este sentimiento a otros, por lo que se lo da a las rarezas y después, ellos se lo dan al público, que después se lo da a sus amigos y familiares en toda la ciudad. Aquello fue divertido de hacer en una canción".
La canción del bar "The Other Side" fue escrita como un enfrentamiento ya que Barnum, interpretado por Jackman, intenta convencer al desafiante Carlyle, interpretado por Efron, para que se una a su espectáculo. "Queríamos tener una especie de enfrentamiento musical entre Hugh y Zac, así que queríamos que tuviese un ritmo acelerado y muy enérgico, pero también creíble a nivel emocional", recuerda Paul. "Apareció un sonido de guitarra acústica y cobró la calidad de tiroteo de salón del oeste".
"Benj y Justin cubren muchos aspectos narrativos en esta canción –empezando con la negociación de Barnum con Phillip en el bar para formar parte del espectáculo y Phillip enamorándose de Anne a primera vista", señala Gracey. "Es un arco dramático increíble de lograr". Lo que fue todavía más emocionante es que mientras ensayábamos la canción, podías ver a Hugh y Zac hacerse amigos y profundizar su relación".
Una de las canciones más románticas es "Rewrite the Stars", un dúo entre Efron y Zendaya. "Aquel momento se trata de la decisión de Phillip de dejar atrás las reglas de la clase social alta y perseguir a Anne. Él le dice: ‘las reglas ya no existen para mí ¿No puedes soñar conmigo?’ Sin embargo, Anne es más sensata porque se enfrenta a más dificultades de las que él jamás ha conocido", explica Pasek. "Este es el momento en que deciden abandonar la idea de que su amor es imposible y empiezan a soñar con un futuro mejor". Por supuesto, eso es lo mismo que Barnum siempre promueve, especialmente en la forma en que Hugh lo retrata".
Zendaya agregó su sello personal a la canción. Gracey recuerda: "Fue Zendaya quien sugirió comenzar con un solo a capela de Zac cantándole a Anne sin música alguna. Lo intentamos y resultó ser una gran transición a la canción”.
El solo de Charity Barnum, "Tightrope", es una canción de amor diferente. "Es un tema que explora cómo está dispuesta a darle todo a este tipo impredecible, sabiendo que no es una apuesta segura", reflexiona Pasek. Paul añade: "Tiene el toque de una canción de amor y, sin embargo, también hay un trasfondo de nostalgia. Es ahí donde llega la contribución de Michelle Williams, porque ella es una actriz con muchos matices y le aporta mucha complejidad. Realmente ves a Charity luchar con sus sentimientos conflictivos. Ella sabe que esto es lo que le esperaba con Barnum, pero también está experimentando el lado más oscuro de la situación".
La emocional "This is Me" les llevó varios intentos, sin embargo, Pasek y Paul se quedaron sin palabras por lo que surgió. "Nos dimos cuenta de que necesitábamos el feroz poder de una voz femenina realmente intensa para expresar la importancia de aprender a amarte a ti mismo, a darte fuerzas, incluso cuando el mundo entero te dice que no mereces ser amado", comenta Pasek. "Cuando lo pensamos de aquella forma, la música y la letra comenzaron a fluir". Paul continúa: "Estaba muy inspirado por las canciones pop actuales, algo que podrías escuchar de Katy Perry, Kelly Clarkson o Pink -mujeres con poder y autoridad que son capaces de dar un mensaje de forma contemporánea, y eso es exactamente lo que Keala Settle aportó con su actuación".
Gracey recuerda: "Cuando Keala cantó en el estudio, lo hizo vibrar. Cuando pudimos ver que la canción era todo lo que esperábamos de ella, fue un momento único. Keala la llevó a otro nivel con mucha franqueza y honestidad".
Quizás la canción más seductora de la película es "Never Enough", que Jenny Lind, interpretada por Rebecca Ferguson, le canta a Barnum. Paul comenta: "Es una canción sobre el deseo insaciable, sin embargo, es una verdadera actuación porque no es un número de baile. Se trata de Rebecca de pie, entregándose de una manera fascinante".
Por otro lado, la canción de Jackman "From Now On", trata sobre la búsqueda de la redención. "La canción habla sobre Barnum asumiendo los errores que ha cometido con Charity", dice Paul. "Comienza en silencio y va aumentando hasta el momento en que tiene que correr hasta el final de la calle intentando recuperar a su familia".
Gracey confiesa que su favorita es "From Now On". "Me encanta porque es al final del segundo acto. Barnum está deprimido, lo ha perdido todo, pero cuando las rarezas entran a escena está convencido de que las cosas pueden cambiar. En el momento en que escuchamos por primera vez a Hugh cantar en el estudio, vi que era capaz de dejar clara la idea de que Barnum recuerda para quién estaba haciendo todo esto en primer lugar y que por ese motivo regresa junto a su familia".
Cada una de las canciones existe por sí sola, sin embargo, juntas forjan algo más grandioso que la suma de sus partes, hecho que fue de inspiración para el resto de la producción. La coreógrafa Ashley Wallen comenta: "Justin y Benj escriben canciones tan poderosas a nivel emocional, que es un inmenso placer coreografiarlas. Cuando una canción significa tanto para ti y te gusta más allá que para utilizarla en tu trabajo, te hace mucho más creativo. Su música es muy original y sus letras simplemente te transportan a otro lugar. No solo saben cómo contar una historia, sino también escribir canciones sublimes".
El paisaje musical de la película va más allá de las canciones, con música de John Debney, dos veces ganador del Oscar®, que Pasek y Paul estaban encantados de encontrar en perfecta sintonía con su trabajo. Paul afirma: "John creó una paleta musical completa y un hermoso conjunto de melodías que se relacionan con las canciones a su manera. Tomó lo que hicimos y lo interpretó a través de su propio talento para añadir otra hermosa capa a la narrativa".
CHARITY Y EL RUISEÑOR SUECO: MICHELLE WILLIAMS Y REBECCA FERGUSON...
Desde su primer encuentro hasta su muerte, Charity Hallet Barnum sería la mayor fuente de fuerza y amor de P.T. Barnum. Conoció a la costurera de una familia adinerada cuando todavía era un adolescente pobre y desconocido y empezó a cortejarla a pesar de su evidente diferencia de clase. Se ganó su amor y la pareja tuvo cuatro hijas. "De niño, P.T. no tenía nada y Charity vivía en un mundo de privilegios más allá de todo lo que él había conocido ", explica Michael Gracey. "Sin embargo, lo hermoso es que a pesar de que Charity tiene tanto, lo único que quiere es estar junto a P.T. porque él posee algo que el dinero no puede comprar: la imaginación. Cuando Charity ve el mundo a través de los ojos de P.T., es un lugar mágico".
Encarnando al personaje se encuentra Michelle Williams, con cuatro nominaciones al Oscar®, entre las que se incluye una por su papel más reciente de madre devastada emocionalmente en Manchester frente al mar. Williams a menudo aporta la interpretación más inesperada a sus actuaciones y este papel no fue la excepción. Según Laurence Mark: "Como Charity, Michelle posee esta increíble manera de ser dura y blanda al mismo tiempo. En muchos sentidos, Charity es la columna vertebral de todo lo que P.T. hace –no obstante, Michelle también interpreta de forma tierna a esta mujer fuerte".
"Barnum y Charity crecieron juntos, fueron novios de la infancia", observa Williams. "Sin embargo, venían de circunstancias muy distintas, a pesar de que sus padres intentaron mantenerlos separados. Así que se han conocido en las buenas y en las malas, entre ricos y pobres –son las clásicas almas gemelas. Tengo un diálogo en la película donde Charity le dice a Barnum: ‘No tienes que ser genial. Solo tienes que ser bueno’. Para mí, en resumidas cuentas, eso significa que quiere que él cumpla sus sueños y su destino, pero no tiene que hacer nada para demostrarle a ella sus capacidades".
Michael Gracey agrega: "Michelle realmente basa la historia en el drama, que es muy necesario para lograr que los momentos musicales funcionen. Puedes sentir la forma en que ella y Hugh conectaron y te crees totalmente sus preocupaciones y su alegría. Cuando la ves en el tejado con Barnum construyendo una máquina de deseos de la nada, entiendes por qué ama a este hombre –y Michelle es capaz de hacerlo con solo una mirada".
El amor de Charity y el precio que a veces paga por él, aparece vívidamente en la canción "Tightrope", que fue para Williams una forma de concentrarse en su preparación intensiva. "Es desgarrador cómo interpreta Michelle la canción", cuenta Gracey. "Trabajó con Benj y Justin incansablemente para hacerlo a la perfección. Nunca se trató solo de alcanzar las notas, sino las emociones y lo hizo de manera impecable".
Para Williams, estar en un musical fue una pasada: " Todas mis películas favoritas de niña eran musicales", recuerda. "En realidad, ¡las únicas películas que me permitían ver de pequeña eran solo musicales! Creo que debo haber visto Cantando bajo la lluvia y Sonrisas y lágrimas unas cien veces cada una. Han dejado una verdadera huella en mi mente y disfruto muchísimo al volver a los musicales ahora como madre, viéndolos con mi familia. Así que estaba muy emocionada de continuar en aquella tradición. Ir a trabajar cada día era un absoluto placer por poder cantar, bailar y ver a otras personas cantando y bailando. Realmente fue una maravilla que Hugh me levantara en el aire".
Otra de las otras mujeres importantes que rodean a P.T. Barnum fue una de las primeras superestrellas globales del mundo: Jenny Lind, que podría considerarse la Lady Gaga de su época. Nacida como Johanna Maria Lind en 1820, fue venerada en Europa por su acrobática voz de soprano. Sin embargo, fue Barnum quien la convirtió en una mega celebridad absoluta en Estados Unidos. Nadie en el país la había escuchado cantar una nota cuando Barnum firmó un contrato de dieciocho meses con Lind, sin embargo, él se encargó de promover, promocionar y hacer publicidad de su estilo y reputación hasta que el público no podía esperar ni un segundo más para escucharla en todo su esplendor. Cuarenta mil personas la recibieron a su llegada a Estados Unidos, y Lind realizó 93 conciertos masivos, atrayendo a multitudes sin precedentes. Al final, resultó que el revuelo era real y Lind cautivó al público, encendiendo la histeria que también sufrieran más tarde los Beatles, aunque al final ella y Barnum terminaron por separarse. (Su huella en el mundo aún sigue en pie en los pueblos que llevan su nombre y en las cunas modelo Jenny Lind Crib, con el estilo de madera que ella apreciaba).
Encarnando un referente que dio a luz a la idea moderna de los íconos, está la prometedora actriz Rebecca Ferguson, que al igual que su personaje, es de Suecia. Ferguson ha tenido papeles destacados en Misión Imposible – Nación Secreta y La chica del tren, pero esto no se parecía en nada a sus trabajos anteriores. Gracey cuenta que Ferguson se hizo cargo de la brillante personalidad de Lind con sorprendente facilidad: "Sentí que trabajar con Rebecca debe haber sido como era trabajar con Rita Hayworth. Es como una estrella de cine de la vieja escuela, con ese tipo de encanto", reflexiona el director. "Ella era electrizante, como Jenny Lind debe haber sido".
Ferguson adoraba investigar la vida y la época de Lind. "Descubrí que la gente realmente se desmayaba cuando Jenny subía al escenario. Era una verdadera estrella y llegó a Estados Unidos con aquel aire de misterio que la gente adoraba", describe. "Debe haber sido como estar en la cima de las listas de éxitos". A pesar de toda su búsqueda, Ferguson no pudo escuchar la voz de Lind, ya que la fama de la artista llegó antes del sonido grabado. "Deseé poder escucharla, pero esta es una versión moderna y musical de la historia y es algo que me encanta", señala.
Del mismo modo, no se sabe mucho acerca de qué fue exactamente lo que llevó a Jenny Lind a llegar a un insólito acuerdo con P.T. Barnum, pero Ferguson pensó en sus propias razones. "Creo que a pesar de ser una mujer que en su época recibió cientos de ofertas, Barnum le ofrece algo que nadie más tiene", reflexiona. "Él le dice: 'Quiero darle al público algo real', y es eso ante lo que ella reacciona y lo que crea el vínculo entre ambos. Él ve lo que falta en su vida y le brinda la oportunidad de expresarse de una manera auténtica".
Este sentimiento aparece en la canción principal de Lind, "Never Enough". En palabras de Ferguson, "creo que esa canción dice que el mundo es grandioso, valioso y magnífico, pero acabas de despertar algo más en mí, y todo ello no es suficiente, pero toma mi mano y recorramos juntos el camino".
Trabajar con Jackman convirtió aquel concepto en una realidad. "Cuando Hugh se puso la chaqueta de Barnum y sonrió, fue fácil ver exactamente por qué alguien querría ser parte del mundo de P.T. Yo quería ser parte del mundo de Hugh Jackman porque una persona embriagadora", comenta Ferguson.
No obstante, le esperaba un desafío apabullante. Ferguson nunca había actuado en un musical –sin embargo, aprovechó la oportunidad para aprender todo lo que pudo. La actriz recuerda la euforia de su primer número: "Había estado practicando y ensayando la canción durante un tiempo, ¡pero no hay nada como hacerlo sobre un escenario delante de cuatrocientos extras! Me temblaban músculos que ni siquiera sabía que tenía. Sin embargo, pude ver la calma de Michael y pensé: 'apostaste por mí, así que voy a hacerlo'. Después de algunas tomas comencé a sentirme cómoda y me di cuenta de que en realidad me gustaba, pero fue más complicado que cualquier cosa en la que estuve involucrada hasta entonces –hay mucho esfuerzo en coordinar todas las tomas con la música, el ritmo y, sobre todo, con las emociones de la historia".
EL AMOR DESPEGA: EL APRENDIZ Y LA TRAPECISTA...
Aunque gran parte de El gran showman se extrae del perfil de la vida de P.T Barnum, dos personajes ficticios aportan nuevos puntos de vista: Phillip Carlyle, interpretado por Zac Efron, el sofisticado hombre del teatro que abandona su lujosa vida para unirse al espectáculo – convirtiéndose en el maestro de ceremonias aprendiz de Barnum; y Anne Wheeler, interpretada por Zendaya, la audaz trapecista de cabello rosa que rompe los tabúes y ante la que Carlyle cae rendido. Según el compositor Justin Paul: "Zac y Zendaya son una pareja explosiva para la época. Zendaya es una joven muy poderosa y tiene una ética de trabajo increíble. Y Zac tiene esa calidad de estrella del cine que solo poseen ciertas personas en este mundo, además de ser súper divertido y tener una voz excepcional".
Efron no es ajeno a los musicales ya que ha participado en la franquicia de High School Musical y en la versión cinematográfica de Hairspray. Sin embargo, es más conocido como una de las estrellas de la pantalla de mayor proyección de su generación, y se le ha visto recientemente junto a Dwayne Johnson “The Rock” en Baywatch: Los vigilantes de la playa. Efron se sintió atraído al instante por El gran showman como "una fusión de mundos". Explica: "Me encanta que, aunque la historia se desarrolla en la década de 1870, hay una sensibilidad realmente moderna y trata cuestiones que significan mucho para nosotros en la actualidad. Pensé que el guion era increíblemente creativo y estaba realizado de una manera que nunca había visto antes".
Carlyle también lo intrigó. "Phillip Carlyle es alguien que ha crecido con muchos privilegios, pero no está contento donde está y se siente muy enjaulado y hastiado", explica Efron. "Creo que dentro de su éxito ha perdido de vista quién es él verdaderamente y está buscando algo más. Después conoce a P.T Barnum y ve que a él simplemente no le importa lo que piense la gente. No sigue las reglas establecidas por la sociedad y celebra ese mismo espíritu en sus espectáculos. Es liberador para Phillip y el comienzo de una gran amistad".
Michael Gracey estuvo satisfecho por la entrega de Efron al proyecto. "Zac llegó a esta película muy temprano y fue un gran defensor del filme. Sabía exactamente quién era Phillip y cómo quería interpretarlo. Fue increíble darle la oportunidad de ponerse sus zapatos de baile y cantar para el público. La gente no se da cuenta de lo increíble que es su voz. En el estudio de grabación, dejó a todos con la boca abierta. Pero, sobre todo, lo que trajo Zac es una relación genuina con Hugh. Realmente encajaron y tenían aquel verdadero elemento de amistad y una relación mentor-alumno. Se empujaron el uno al otro para dar lo mejor de sí mismos".
Para Efron, la primera experiencia de Carlyle en el espectáculo de Barnum es la de un hombre al que se le cae la venda de los ojos. "Existe esta explosión de vida que él nunca ha experimentado. Es como si hubiera abierto una puerta y estuviera viendo el mundo con todos sus colores reales por primera vez. Es una verdadera revelación para él", describe.
Se convierte en algo más que una revelación cuando sus ojos se encuentran con los de la trapecista Anne Wheeler; se convierte en un anhelo romántico más allá de las palabras y fuera de los límites de los prejuicios e injusticias de la época. Algunas de las estrellas más luminiscentes de los shows de Barnum fueron los trapecistas –cuya vida literalmente en las alturas provocó que muchos soñaran con romper límites. En Wheeler, Carlyle ve a alguien valiente y emocionante, pero el hecho de que ella sea afroamericana pone su amor en una zona prohibida desde el principio.
En palabras de Efron: "Aunque los sentimientos de Phillip hacia Anne son totalmente reales y justificados, también están prohibidos por la sociedad de la época y es algo muy triste. Aquel fue un momento muy diferente –aunque incluso a día de hoy las fronteras y las diferencias sociales siguen impidiendo el amor y evitando que las personas se unan. A mi parecer, el gran avance para Phillip es aquel momento en que se da cuenta de que no tiene que vivir dentro de las limitaciones que todos los demás han trazado. No tienes que seguir las reglas que no son correctas. No tienes que colorear dentro de las líneas. Puedes ser una persona única".
El personaje le dio a Efron la oportunidad de quedar atrapado en el tipo de momento cinematográfico que más lo inspira. "Enamorarse durante un número musical delante de la cámara es una de mis cosas favoritas en el mundo", confiesa. "No me avergüenza decirlo. Sé que es ficticio, pero cuando llegas a vivir un momento como aquel durante una o dos escenas, se siente increíble. Te trae de vuelta a Gene Kelly y Cantando bajo la lluvia. ¿Hay alguna manera mejor de expresar el amor verdadero que mediante una canción?"
Actuando junto a Efron, como Anne Wheeler, se encuentra otra joven estrella de gran proyección: Zendaya, la actriz y cantante vista recientemente en el papel de Michelle Jones en Spider-Man: Homecoming. Zendaya supo de inmediato que el papel era para ella –especialmente porque Anne es una líder natural de las llamadas rarezas. “Para mí, Anne es muy segura de sí misma, muy equilibrada y se siente muy cómoda en su propia piel, al menos cuando se trata de estar en el espectáculo. Creo que eso es lo que el espectáculo hace por todas las rarezas. Les permite un lugar donde pueden creer en sí mismos, donde pueden experimentar el respeto y el amor y tener un espacio seguro para ser quienes son".
Ella también se sintió atraída por la historia de amor, sobre todo porque era honesta sobre los obstáculos que los amantes interraciales enfrentaron durante tanto tiempo en Estados Unidos. "Es trágico que Anne y Phillip no puedan amarse mutuamente en la forma en que desean, literalmente, debido al color de su piel", dice Zendaya. "En aquel momento habría sido peligroso, por lo que la mayoría de las veces, lo único que pueden hacer es intercambiar miradas. Para Anne, es especialmente difícil porque ha lidiado con el racismo toda su vida y ahora se está enamorando poco a poco del tipo de persona que siempre pensó que la odiaba. Pero el amor es algo que no controlas. El amor simplemente te llega".
Zendaya se sumergió en el entrenamiento, pasó meses trabajando con trapecistas profesionales, ganando fuerza en la parte superior del cuerpo y el núcleo y domesticando el miedo. "Mi cuerpo ha pasado por muchas cosas y he tenido muchos dolores y cardenales para enseñar", se ríe, "pero ha valido mucho la pena, especialmente al ver la visión de Michael cobrar vida". Nunca en toda mi vida pensé que volaría por los aires, pero estoy muy orgullosa de mí misma porque hice todo lo posible y salí de mi zona de confort. ¡Ahora ya no le tengo miedo a las alturas!”
Naturalmente, Zendaya estaba ansiosa por cantar y bailar, una de las grandes pasiones de su vida. A ella le encantó especialmente trabajar con Keala Settle en la canción "This Is Me". "Sé que hay mujeres y hombres jóvenes que necesitan escuchar ese mensaje –para escuchar que, incluso si estoy herido, puedo ser valiente y soy quien debo ser. La letra me pareció una pasada", dice.
Aunque Efron tiene experiencia en musicales, señala que el baile que él y Zendaya realizan en El gran showman estaba a otro nivel. "Esta fue una de las coreografías más técnicas que he intentado en toda mi vida", confiesa. "Para prepararme, vi muchos musicales. Observé a Fred Astaire, Gene Kelly e incluso a Michael Jackson por la forma en que siempre contaba una historia con su baile. Y luego ensayamos, ensayamos y ensayamos -¡y después ensayamos más!"
Su número favorito es su dúo estelar, "Rewrite the Stars". "No es la típica coreografía y hacemos algunas acrobacias que son una locura". Zendaya era notablemente hábil en el trapecio en este punto y estábamos haciendo acrobacias aéreas, balanceándonos por la habitación sin utilizar arneses. Afortunadamente, nada salió mal –y resultó ser realmente hermoso y único. Lo veo en cierto modo como si el Circo del Sol se encontrara con Shakespeare".
Para Hugh Jackman, Zendaya fue una adición emocionante al elenco. "Es una verdadera estrella, pero también una auténtica trabajadora", describe. "Cuando baila, aunque está con veinte de las mejores bailarinas del mundo, tu mirada va directamente hacia ella, y cuando canta es algo muy puro. Cuando compartíamos secuencias, Benj y Justin me decían 'pruébalo de esta manera', pero a Zendaya simplemente la dejaban hacerlo a su manera".
La historia de amor entre Phillip y Anne también involucra a un tercero: el hermano de Anne y su compañero en el trapecio, W.D. Wheeler, interpretado por Yahya Abdul-Mateen II (próximamente en Aquaman y The Get Down).
Abdul-Mateen se sintió atraído por los temas de la historia. "Para mí, es una historia sobre personas que están enamoradas que tienen la posibilidad de ser lo máximo que pueden ser", dice. "Mi personaje, W.D., ve el espectáculo como su oportunidad de cobrar vida y compartir su regalo con el mundo, junto a su hermana".
Abdul-Mateen mantuvo una buena relación con Zendaya. "W.D. y Anne son familia y se tienen solo el uno al otro, así que la protección es un gran tema entre nosotros", explica. "Como trapecistas, tienen que confiar el uno en el otro y, como hermano y hermana, siempre permanecen unidos".
LAS RAREZAS...
Cuando P.T. Barnum funda su museo americano, emprende una búsqueda de personajes capaz de asombrar a los visitantes, y de evocar los cuentos de hadas y los mitos. El gran showman revela este inusual elenco de artistas no como monstruos sino como maravillas nunca vistas, por su profunda humanidad y el triunfo de su expresión propia. Incluyen: Lettie Lutz La mujer barbuda, Lentini el hombre de tres piernas, General Tom pulgar, El Lord de Leeds, El niño perro, los gemelos unidos Chang y Eng y los bailarines Albinos.
La presencia de tales artistas no estuvo exenta de controversias éticas y morales. Pero el director Michael Gracey entendió que sus historias iban más allá, que eran más complejas, y que merecía la pena explorar sus experiencias. Desde el primer momento, Gracey se reunió con todos los actores que interpretan a las rarezas y les dijo: “Sois el centro del espectáculo. Que sepáis que todo gira en torno a vosotros y lo que cada uno representáis”.
Recuerda Keala Settle, que interpreta a Lettie Lutz, la mujer barbuda: “Todos respiramos profundamente y nos miramos los uno a los otros y me llenó de satisfacción y alegría porque representaba una oportunidad de dar un paso hacia adelante, al igual que hace P.T. Barnum en la película, dándole a la gente una oportunidad”.
Settle es una actriz y cantante nacida en Hawái de ascendencia maorí y causó sensación en Broadway con “Hands on a Hardbody,” por la que recibió una nominación al Tony. A su modo de ver, el papel de la anacrónica mujer barbuda podía hablarle al espectador actual y conseguir una mayor aceptación en la sociedad de hoy. “Lettie Lutz representa a varias mujeres que han llegado a formar parte del espectáculo de P.T Barnum por la rareza de sus enfermedades físicas, un hecho que convierten en algo hermoso y digno de celebrar. La historia muestra que el mundo de Barnum hace posible que alguien como Lettie encuentre una familia”.
A pesar de que de lo que se considera una rareza o bicho raro cambia de generación en generación, Settle apunta que la intolerancia y los prejuicios permanecen en el 2017. “Es la condición humana”, observa. “Siempre nos esforzamos por ser una versión mejor de nosotros mismos, pero no siempre aceptamos quiénes somos con todas nuestras imperfecciones. Lo que a mí me parece bonito es que esta película celebra lo diferentes que somos cada uno de nosotros y que se supone que sea así, y la idea de que seas quien seas, has sido creado con todo el potencial del mundo”.
Pero cuando Gracey le pidió a Settle que cantara el solo de “This is Me” dice que fue gracias a una botella de Jameson que accedió a mostrarse así de vulnerable y abierta. Las letras las sentía muy de cerca. “Fue duro para mí interpretar esa canción”, confiesa, “porque hay tantas veces que yo misma no me lo creo. Me fue necesario dar un paso atrás y pensar en mi personaje para poder aprender de él. Tiene una fortaleza que a mí me falta hoy por hoy. Pero también vi la oportunidad de aportarle dulzura porque así soy yo y es de agradecer. Esta canción significa mucho para mí porque trata de algo por lo que lucho diariamente”.
Dice Zac Efron: “Cada vez que veía trabajar a Keala me emocionaba. Lo da todo y viene desde su interior. Ya no le da miedo quién es y espero que la gente se emocione viendo la peli porque su interpretación inspira y es cojonuda”.
Concluye Jackman: “Keala Settle es tan asombrosa que creo que no hay nadie capaz de interpretar ese mismo tema porque ella lo domina. Es una canción hermosa que va de aceptar quién eres, con la cabeza bien alta, y parece que no dejar a nadie indiferente, todos se pueden identificar con su mensaje”.
MÁS ALLÁ DE LA ÉPOCA: LA FOTOGRAFÍA Y EL DISEÑO...
Al igual que ocurre con las canciones de El gran showman, el diseño estético es un híbrido entre lo vintage y lo actual, trasladando el siglo XIX de P.T. Barnum hacia el futuro, al aquí y el ahora. Junto a un equipo de artesanos apasionados, incluyendo el director de fotografía Seamus McGarvey, el montador Joe Hutsching, el director de producción Nathan Crowley y la diseñadora de vestuario Ellen Miroinick, Michael Gracey estableció un estilo no anclado en ninguna era en particular. Más bien, se trata de activar el poder de la imaginación de cada era, acortando distancias entre el tiempo de Barnum y el nuestro.
Su proceso comenzó con una representación pictórica de prácticamente toda la cinta. Explica Gracey: “Hay un artista increíble que se llama Joel Chang con el que trabajo siempre que puedo. Crea conceptos libres, no es estrictamente un guion gráfico, pero te da una visión más cinemática. Joel y yo comentamos la película entera, y él hizo un cuadro para cada plano. Esos cuadros se convirtieron en el punto de partida para el trabajo de Seamus y Nathan. Fue una forma maravillosa de mostrarles visualmente lo que yo tenía en la cabeza”.
En aras de arrojar más luz sobre tiempos oscuros, Gracey adoptó otra medida para hacer cobrar vida a un espectáculo del siglo XIX: captar la belleza y el saber hacer que demostró Barnum prescindiendo de los animales explotados para tales fines en la época. Los innovadores realizadores de efectos visuales de Moving Picture Company (MPC) de Culver City crearon con majestuosidad a los animales que figuran en el show a partir de diseños digitales. “Para mí era importante no trabajar con animales de carne y hueso” dice Gracey. “MPC lo bordó porque los animales parecen reales sin necesidad de someterlos a crueldad alguna”.
Seamus McGarvey, conocido por su premiado trabajo en Expiación y en Anna Karenina, se sintió entusiasmado por el planteamiento de la película que transciende épocas. “Michael quería una energía viva, actual. Todos acordamos que el look tendría que ser algo relevante a nuestra situación actual, y a todos nos gustó esa idea de usar conscientemente la cámara, sus movimientos, y colores, que nunca verías en una cinta de época. Trabajamos con cámaras digitales y una paleta muy moderna y saturada. También hay humor en el diseño y eso le da un punto divertido. Un guiño. Sin duda desafía toda noción de una estirada y distante peli de época” explica.
Y la emoción fue a más cuando Gracey le enseñó a McGarvey la coreografía. McGarvey sabía que quería romper las convenciones de la cinta musical, que la cámara fuera más fluida, ligera, más de lo habitual. “La coreografía es extraordinaria y para nada fiel a cómo se bailaba en la época. Es claramente moderna y fue mi inspiración a la hora de mover la cámara. Me ha encantado la experimentación que me ha brindado la coreografía” dice.
Gracey y McGarvey llegaron al punto de ensayar los movimientos de la cámara, todo para que pudiera fluir la espontaneidad cuando estuvieran grabando de verdad. “Ensayamos y mucho, y eso nos sirvió para probar distintas ideas”, dice Gracey. “En ese espacio podíamos ser libres y creativos. Luego por la noche repasábamos la grabación. Eran pocas las horas de sueño porque al día siguiente a madrugar y más de lo mismo, pero aprendimos mucho”.
El rodaje de “A Million Dreams” no fue exento de presión. “Queríamos empezar dando una buena impresión, trasladando al público un mensaje contundente: vais a disfrutar de algo especial”, dice McGarvey. Siguió sus instintos para sacarle partido a las sombras, ese fenómeno natural del cual surgió la fotografía. “Para representar la imaginación infantil de Barnum, nos centramos en su pasión por crear imágenes a partir de la nada, de una simple vela y el juego de sombras en la pared, y esta es la verdadera esencia del entretenimiento en realidad”.
Otro de los temas preferidos de McGarvey es “Come Alive”. “Este tema se acelera cada vez más, por lo que usamos un steadicam que literalmente se asomaba por las puertas” explica. “Es una canción alegre, fuerte, y nuestro operario Maceo Bishop parecía que más que operar la cámara bailaba con su steadicam”.
Para rodar dentro del museo americano de Barnum, McGarvey empleó grúas. “Teníamos una grúa retráctil de 15 metros que podíamos ajustar para hacer planos más dinámicos. La cámara es capaz de rodear a los bailarines y es muy potente emocionalmente en pantalla. Nos da la altura deseada, y nos permite bajar o subir a nuestro antojo”.
Para evocar esa sensación de libertad del trabajo en altura de “Rewrite the Stars” le vino a McGarvey el recuerdo de un cuadro de Chagall. “Estaba pensando en las imágenes de los amantes a la luz de la luna, tan enamorados que parecen flotar” explica. “Nosotros también creamos un efecto maravilloso donde Phillip y Anne están dando vueltas en el trapecio y la cámara está en el centro de ese aro giratorio y todo se vuelve borroso salvo el rostro del otro. Es como si se perdieron los dos en esa conexión”.
A lo largo del rodaje dice McGarvey que no paraba de repetirle Gracey que tenía que “ser valiente, ser dramático, ser audaz a la hora de iluminar”. “Nos animó a que no dejáramos de probar cosas nuevas que nunca habíamos probado” explica.
Para aportar la máxima flexibilidad, McGarvey trabajó con múltiples cámaras digitales de 65 mm, empleando los últimos y mayores sensores. “Estos sensores son nuevos y están en desarrollo y las imágenes son extraordinarias no solo para planos generales, épicos, que ahora gozan de gran detalle y color incluso en sombra, sino también para primeros planos, y podíamos rodarlos con esa naturalidad de los retratos de busto” describe. “Los planos anchos te permiten ver el baile en todo su esplendor y los cortos, la emoción. También jugamos con la profundidad y con los filtros con uno que llamo el Glimmerglass. La digital puede ser muy nítida, pero no es lo que buscábamos en esta ocasión. Queríamos que la luz brotara cual flor, con un toque romántico, casi como un barniz”.
El diseño de Nathan Crowley le brindó a McGarvey la oportunidad de adentrarse en los pormenores de rodar con miniaturas convertidas en la ciudad neoyorquina a gran escala. “La cinta está ambientada en un mundo lleno de imaginación, por lo que las miniaturas tenían que encajar con esa idea, pero también acoger elementos propios del teatro, otra estética clave de nuestra película”, dice McGarvey. Añade Gracey: “Las miniaturas con un arte en extinción, pero suponen algunos de mis planos preferidos en la cinta”.
Con la complejidad que entrañaban los planos, tan grandes y a la vez tan íntimos, gran parte de la película fue pre visualizada. Pero aún y con todo, McGarvey decía que era esencial abrirse a accidentes o casualidades del momento. “Si te abres a las casualidades, a veces surge la inspiración. A veces las imágenes borrosas aportan un dinamismo inesperado. Y eso es lo bonito del cine, que incluso en el montaje y postproducción encuentras la forma de contar mejor la historia”.
El director de producción Crowley, nominado al Oscar® por su trabajo espectacular en El truco final (el prestigio), El caballero oscuro e Interstellar, también llevó su trabajo al límite. Conocido por su innovador trabajo con el director Christopher Nolan (recientemente en Dunkerque) Crowley nunca había hecho un musical. Pero no pudo resistirse a El gran showman. “La oportunidad de crear un mundo en torno al nacimiento de este espectáculo y lo que sería posteriormente el showbusiness me pareció extraordinaria” dice Crowley.
No dudó en ambientarlo con un aire de espectáculo híbrido entre la fantasía pop y el steampunk con un giro actual para poder así resaltar las innovaciones futuristas del siglo XIX, desde los experimentos de Tesla con la electricidad a los primeros trenes elevados. “Me interesaba la importancia que le daban al futurismo en esa época, recordemos las grandes casas de cristal de Nueva York, Londres o París, y todas las nuevas posibilidades para la sociedad de la mano de la tecnología y la electricidad” dice Crowley. “Aunque el museo de Barnum se abrió antes de la guerra civil, en nuestro musical, que es ficción, lo ambientamos posteriormente en la era industrial, para contar con avances como el gas y la electricidad y sentir ese pulso de un tiempo de cambio no tan distinto al nuestro”.
Crowley imaginó un look que, aunque no nostálgico sí recreara el pasado para hacerlo cobrar vida en pleno 2017 como si de una máquina del tiempo se tratase. “Una de las primeras conversaciones con Michael giraba en torno a la estética de la película a modo de fotografías tintadas a mano, con la sensación surrealista que transmiten. Luego hablamos de perder profundidad de campo para que el color fuera vivo y estilizado”.
Su primera oportunidad inesperada de arriesgar llegó con “A Million Dreams,” con impresoras 3D. “El protagonismo de la canción la tiene una mansión abandonada que se convierte en un mundo fantástico de la infancia,” explica Crowley. “Como creamos la mansión en ruinas físicamente, teníamos que hallar la forma de proyectan sombras surrealistas por todo el set. Utilizamos impresoras 3D para hacer objetos capaces de proyectar una imagen animada dibujada a mano cuando pasa un punto de luz por delante. El trabajo en esta secuencia fue casi escultural lo cual me resultó muy interesante”.
Gracey disfrutó viendo trabajar a los diseñadores, que mezclaron técnicas vanguardistas con tradicionales para recrear “A Million Dreams.” Recuerda: “Para la escena de la azotea, Joel Chang pintó un fondo precioso de 360 grados y luego Nathan y su increíble equipo de artistas escénicos descubrieron la forma de montar el enorme lienzo. Fue bonito porque los pintores ya no suelen tener la oportunidad de crear estos fondos a esta gran escala”.
“En parte nuestro proceso fue recordar la forma creativa en la que se hacían las cosas antes” continua Crowley. “Estábamos abriendo agujeros para hacer ventanas y con tinta pintábamos el cielo retroiluminado con una enorme luna. Creo que le aporta mucho romanticismo a la escena”.
Este tema también incorpora la versión sorprendente y cuidada de la ciudad de Nueva York en miniatura. “La cámara tiene que sobrevolar el Nueva York de los años 1800 con el río Hudson de fondo para la azotea de Barnum y supimos desde el principio que queríamos hacerlo con una construcción en miniatura” explica Crowley. “Llevo un par de años usando impresoras 3D y me resultan súper emocionantes por lo que pensamos que habría que intentarlo. Trabajamos con 8 impresoras las 24 horas para crear unos 500 edificios de Nueva York y luego los pintamos a mano, uno a mano. Un trabajo laborioso, pero también fue divertido poder controlar ese plano a ese nivel”.
El golpe de gracia para Crowley fue la recreación del museo de las maravillas Barnum, repleto con taxidermia, figuras de cera, dioramas y exposiciones vivas. Ubicado en la esquina de Broadway y Ann Street (actualmente una tienda de Zara ocupa la esquina), el museo original contaba con una exposición de “ciencias naturales” en la planta baja y un teatro en la planta superior. Para hacerlo cobrar vida de una forma nueva Crowley y su equipo crearon un gran set en Brooklyn en Capsys, una antigua fábrica de ladrillos actual propiedad de Steiner Studios. La escala del edificio y el estudio colindante sirvió de decorado exterior para todo el equipo de diseño y dirección de producción. “Nathan ha transformado y hecho uso de ese espacio con pericia y astucia” dice Gracey. “Al igual que Barnum, Nathan visualiza lo que puede llegar a ser un espacio y su potencial”.
Para Crowley el edificio Capsys no pudo surgir de la casualidad, fue como caído del cielo. “Nos permitió construir el doble de altura” apunta. “No quería reducir el decorado por lo que aprovechamos el ladrillo rojo del edificio y añadimos una estructura victoriana de acero con un balcón para poder instalar trapecios, cuerdas, y cámaras sin necesidad de tocar el techo. En un estudio típico no habríamos podido conseguir la altura a la que acceden nuestras cámaras”.
Crowley diseñó tres fases dinámicas para el museo, cada una más intensa que la anterior. La primera es el museo estático, repleto de exposiciones inmóviles. Las fases dos y tres incorporan más actuaciones y artistas en directo que emergen de un proscenio majestuoso y pintado. El edificio también hace de hogar para los artistas y cuando el museo arde en llamas (cosa que ocurrió en realidad), el resultado es devastador porque no solo supone una pérdida económica y laboral, sino que además pone en peligro la existencia misma de la frágil comunidad.
La creatividad alcanzó nuevos límites con la canción “Rewrite the Stars.” “En esta canción figura una pintoresca luna en el suelo que hicimos con arena de distintos colores” explica Crowley. “En lugar de usar pintura pintamos con arena. Esto es otra cosa que nunca había hecho antes.”
El clímax de la película se produce con el invento de Barnum de la carpa para su espectáculo (erigida en la armería Marcy en Brooklyn) pero Crowley da pistas para dejar entrever la llegada de la carpa antes de que se produzca. “Hay pistas que apuntan a la carpa en el decorado del museo” señala el director de producción. “Cuando ves que se abre paso el clásico color rojo y dorado en el espacio victoriano lo empiezas a ver y también al pasar de la fase del museo a la emoción en directo del espectáculo posterior”.
Entre las múltiples ubicaciones históricas que aparecen en la cinta se encuentran la mansión Woolworth en Glen Cove, Long Island; la playa Cedar Oak en Babylon, Long Island; el cobertizo para botes Prospect Park; la academia de música de Brooklyn donde Rebecca Ferguson se sube al escenario como Jenny Lind; el tribunal Tweed; los viejos jardines Westbury en Long Island; la finca Marshall Field en Lloyd Harbor, Nueva York y la casa James Duke en la East 78 Street (actualmente parte de New York University).
La oportunidad de rodad en Nueva York le presta algo inimitable a la película según Gracey. “Nueva York tiene una energía creativa y desbordante que es imposible imitar. Y los artistas sienten una atracción irresistible por la ciudad y hay mucho talento disponible. Sobre todo, los exteriores son un terreno fértil para nuestro equipo y reparto. Nueva York tenía esa energía que tanto amó Barnum”.
Efectivamente, la oportunidad de rodar en la ciudad donde Barnum hizo realidad lo que soñó impactó tanto al reparto como al equipo. “Creo que hizo que lo imposible pareciera posible”, dice a modo de resumen Gracey. “Fue una gran inspiración rodar en edificios que formaron parte de la ciudad donde Barnum dejó su huella”.
EMOCIÓN Y ALTA COSTURA: EL VESTUARIO...
Al igual que el equipo de producción se liberó de las convenciones de la época, la diseñadora de vestuario Ellen Mirojnick, galardonada con un Emmy por Detrás del candelabro, disfrutó de la misma libertad creativa y asegura que el vestuario del El gran showman supuso el reto creativo de toda una carrera. “Adoptamos un look que evoca la estética de las revistas de moda,” explica. “La meta era que el espectador sintiera la fantasía del romance y la alegría más que buscar la frialdad de la precisión histórica. No solo creamos un híbrido de épocas y estéticas, sino que intentamos crear un registro completamente distinto”.
Mirojnick, conocida por explorar la intersección del arte, la moda y el cine, cautivó a Michael Gracey con sus diseños fuera de lo común. “Ellen trabajó incansablemente para crear un vestuario cuyos elementos son en ocasiones actuales, en ocasiones de época, de la alta costura, y siempre con el color como protagonista, dejando atrás el siglo XIX para emocionar al espectador de hoy,” dice Gracey.
No hubo mucho tiempo para dedicar a la preparación, pero Mirojnick confió en un equipo de artesanos con talento que trabajaron a destajo. Prácticamente todos los trajes se hicieron a mano (salvo un puñado de prendas compradas, que luego fueron descompuestos y confeccionadas nuevamente). “Creamos nuestra especie de fábrica milagro’” dice Mirojnick. “Juntamos a un equipo experto de compradores, cosedores, cortadores y sastres que hicieron realidad nuestros sueños. Nuestro lema era seguir arriesgando y probarlo todo”.
La primera gran prueba para Mirojnick fue el propio P.T. Barnum. “No hay nada que me guste más que diseñar ropa de caballero” admite Mirojnick. “Poder vestir a Hugh como Barnum ha sido un gran placer sobre todo porque él puede llevarlo todo y no hay nada que se le resista. Es ponerse el traje y convertirse en el personaje de una forma que ni siquiera pensaste”.
Barnum viste de seda y lana con un look de maestro de ceremonias, completado por una chaqueta roja, hecha a medida para ajustarse al torso de Jackman por el maestro sastre D. Barak Stribling. Dice Mirojnick: “No es el look cuadrado típico del maestro de ceremonias. Más bien es una especie de chaqueta que se adapta al cuerpo de Hughe, acentuando sus piernas y gestos al bailar”. A medida que Barnum experimenta el éxito, Mirojnick le aportó una imagen más propia de un dandi, cual pavo real, ejemplificado por el verde y el morado, y el traje de cuadros que lleva cuando conoce a la Reina Victoria. Los tejidos todos son de comercios británicos. “Se trata de telas que podrías comprar perfectamente en Oxford Street” apunta Mirojnick. Mirojnick también confeccionó un traje azul de terciopelo para el final – el color exuberante realza el color de los ojos de Jackman de una forma muy romántica.
Todos los caballeros de la cinta llevan chaquetas a medida que se adaptan a su cuerpo, pantalones de talle alto y ajustados, chalecos ceñidos y camisas de sastrería inglesa. “La única regla era: si queda bonito, está bien” dice Mirojnick.
Zac Efron fue otra joya para el equipo de vestuario. “Tiene el cuerpo y la elegancia de un bailarín” observa el ayudante de diseño de vestuario Patrick Wiley, “como Nureyev”. Cuando Barnum le pasa la batuta a Phillip, Efron lleva un traje que incluye una chaqueta de terciopelo verde, dos estampados a cuadros diferentes, una camisa blanca y una corbata roja – un look que sugiere un futuro más libre tras la rigidez del pasado victoriano.
El look de Charity Barnum evoca el romanticismo clásico con tonos morados, rosas y pastel – con una línea que supone la mezcla de varios estilos de principios de siglo pasando por los años 30 y hasta nuestros días. Uno de los trajes preferidos de Mirojnick es el vestido que lleva Charity para la canción “Tightrope”, que brilla ante la cámara gracias al plisado con lentejuelas sobre una gasa azul cielo. “Es un look icónico que bien podría ser Ginger Rogers o figurar en Dr. Zhivago o en cualquiera de esos momentos románticos en solitario de una señora que se siente sola y encuentra nuevamente el amor y se reencuentra con la belleza”, dice.
El contrapunto de Charity es Jenny Lind, cuyo estilo refleja tanto la grandeza liberadora del nuevo mundo del entretenimiento para el público general como la atemporalidad de un icono mundial. “Sentimos que Jenny Lind tenía que ser muy dramática. Con ciertas libertades creativas que nos tomamos, mostramos lo diferente que es de Charity,” explica Mirojnick. “Ambas son tremendamente atractivas, pero son contrastes entre el drama y la dulzura. El armario de Jenny es fuerte y estructurado. No hay punto de dulzura ni suavidad en ella”.
El vestido que lleva Lind en su actuación reproduce las líneas sofisticadas de la casa de Dior del icónico nuevo look de mediados de siglo – que llevó la cintura de avispa a nuevos límites– mezclado con toques de la época dorada de Hollywood. “Cuando Rebecca canta ‘Never Enough,’ y vi la iluminación de Seamus, casi me desmayo. No me podía creer lo guapísima que iba” recuerda Mirojnick. “Ese vestido en particular es una combinación tanto de alta costura como de un par de prendas que encontré entre los restos de una tienda de novias”.
Cada vestido se adaptó al cuerpo de Ferguson. “Todo refleja la belleza de Rebecca, la palidez de su piel, su cabello rojo ardiente. Nos dejó sin palabras” dice Mirojnick. Ferguson siente la misma admiración por el trabajo del equipo. En palabras de Ferguson: “Los trajes que creó Ellen podrían aparecer perfectamente en la portada de Elle o Vogue el mes que viene, son así de actuales”.
El equipo de vestuario dejó volar su imaginación con Anne Wheeler, la trapecista cuyos trajes representan el punto desenfadado de la juventud y su desafiante libertad. Sus colores insignia son turquesa, morado, plata y oro – una estética muy teatral que llega al límite de la creatividad sin llegar a ser estridente. “Vimos que el morado le sentaba muy bien tanto a Zendaya como a Yahya y W.D. Son un equipo, es algo habitual para familias de trapecistas en la historia” apunta Mirojnick. “Además el color queda bien en altura. A Michael se le ocurrió la idea de añadir una tela fluida, de color lavanda detrás de Zendaya para aportarle aún más emoción visual”.
El vestido de Zendaya en el tema “Rewrite the Stars” evoca la lencería vintage, con una camisola de seda y bragas rojas con un borde de encaje y botones de época. “Es muy difícil ubicar estos trajes en un periodo concreto y lo hemos hecho así a posta. Más bien, nuestra idea es que predomine la emoción, la música y la personalidad de los personajes para transportarte a una especie de mundo alternativo” dice Mirojnick. “Es divertida la inocencia del traje que lleva Anne cuando ensaya la canción – es tanto un guiño al pasado como lo es al presente”.
Los trajes surtieron su efecto sobre Zendaya. Dice: “Los trajes son híper creativos y detallados, pero además son una inspiración y nos ayudan a conocer mejor a nuestros personajes”.
Para el personaje de Lettie Lutz de Keala Settle, Mirojnick se inspiró en la versión el siglo XXI de Galliano del nuevo look de mediados de siglo de Dior: “Galliano nos inspiró a todos porque su actualización del Nuevo Look es alocada y porque su ropa tiene un ritmo que resulta exquisito e inspirador”. Añade: “Trabajar con Keala fue alucinante porque en sus pruebas de vestuario rompía a llorar porque no se podía creer que alguien le confeccionaría algo a medida que la permitiera expresarse de esta manera. Resultó ser una experiencia totalmente nueva para ella y fue genial ver converger a Keala y Lettie Lutz”.
Para aportar otro nivel de detalle a los personajes se pusieron manos a la obra los encargados de maquillaje y peluquería Nicki Ledermann y Jerry Popolis. Trabajaron de cerca con Mirojnick y Gracey. Le dieron muchas vueltas al estilismo de cada personaje, en especial a Las Rarezas. “Queríamos que el espectador viera su humanidad y no le distrajera su maquillaje protésico. El reto creativo era resaltar su humanidad” explica Ledermann. Añade Popolis: “Queríamos que todos fueran bellos. Las Rarezas no dan miedo, son criaturas hermosas”.
Para Gracey, fue maravilloso ver la transformación de su reparto tras meses de ensayo. “Llevábamos meses trabajando y sudando la camiseta literalmente y de repente los ves y parecen estrellas y celebridades” dice riéndose. “El vestuario, peluquería y maquillaje tenían una clase y encajaron a la perfección. Creo que cada persona se podía mirar al espejo y saber exactamente quién era su personaje”.
LA COREOGRAFÍA DE UN ESPECTÁCULO ACTUAL: ASHLEY WALLEN...
La energía de la época de las canciones de Pasek y Paul se tradujeron en la coreografía impactante de Ashley Wallen, quien aportó su visión moderna y rítmica del universo de Barnum. El australiano, más conocido por su variado trabajo con artistas del rock y pop, había coincidido con el director en sus anuncios y videoclips. Y por fin llegó la ocasión de arriesgarse con algo más.
“Es el mejor trabajo de Ashley,” dice Gracey. “Ha sido tan ingenioso y su trabajo hace que nuestros personajes cobren vida, es ir más allá de un buen baile. Ayudó a cada personaje a expresarse de una forma única, con un estilo de baile distinto para Hugh, Zendaya, Zac y todos los demás. Además, potencia las virtudes de cada cual. Sabe empoderar a cada uno, a sacarle partido a sus movimientos. Hace que la gente se sienta segura de estar bailando mejor que nunca. Ha sido divertido ver a cada integrante del reparto maravillarse al ver lo que han conseguido.”
Según Pasek lo que aporta Wallen es lo siguiente: “La coreografía de Ashley tiene el latido de Nueva York, está viva. Es puro movimiento, algo real, y una sensibilidad muscular, pero también la serenidad de cada personaje, y eso sí, muy, pero que muy viva.”
Hugh Jackman cree que el mismísimo Barnum habría agradecido la audacia de la coreografía. “Barnum habría querido que la música y el baile de toda película en torno a su persona fuera actual. Esa fue su motivación en todo lo que hizo. Todo cambia y evoluciona. El trabajo de Ash aporta esa calidad, esa frescura y novedad, no has visto nada igual”.
Jackman apunta que Wallen lo ha llevado al límite. “Los coreógrafos pueden ser majos, pero cuando llega el ensayo, son casi sádicos, y les encanta castigarte,” dice entre risas. “He bailado como nunca. Me encanta sudar la camiseta, pero ya me gustaría que mis piernas tuvieran veinte años menos. No paraba de decir, ‘Ash, no sé yo si seré capaz.” Y él decía sin más ‘Lo eres.’ Trabajé duro, pero lo disfruté, en parte porque el estilo es muy moderno y alucinante”.
Hasta el sombrero de copa de Barnum ha cobrado nueva vida, pues Jackman aprendió a hacer expertas maniobras con el complemento. Dice Wallen: “En ‘Come Alive,’ Hugh lanza el sombrero, lo coge con una mano y se lo pone en la cabeza. Es la primera persona que he visto capaz de hacer algo así. Lo ha ensayado hasta la saciedad. Ahí estaba repitiendo el gesto mil veces hasta que lo consiguió. Cuando llegó el momento de gritar ‘acción’ lo podía hacer ocho veces seguidas, así sin pestañear. No sé cómo lo hace el tío”.
“Come Alive” fue especialmente emocionante para Gracey. “Teníamos que equilibrar la coreografía y los momentos más dramáticos porque esta canción está llena de emoción. Por una parte, hablamos de la evolución del espectáculo, del temor de las ´rarezas´ de salir al escenario y ser rechazados por el público. Y luego está P.T. Barnum dándose cuenta de que todas estas piezas empiezan a encajar y que literalmente ha creado un sueño vivo, pero falta algo. Hay mucha acción en esta canción y hay que expresarla toda”.
Dice Wallen que se planteó cada canción como una historia completa con su propio estilo individual. “Por ejemplo ‘A Million Dreams’ es un baile íntimo que transcurre en una azotea, que recuerda a los musicales de Fred y Ginger. Por otra parte, ‘This is Me’ es muy actual, pero ‘Come Alive’ recuerda a los clásicos de MGM, de esos grandes espectáculos. Quería que cada tema cobrara vida con su género y estilo”.
Para “Rewrite the Stars,” Wallen trabajó con el coordinador de circo Mathieu Leopold. “Mathieu coordinó la parte en altura, mientras yo me centré en lo demás”, explica. “Pero todos trabajamos juntos para unirlo todo. Zendaya hizo maravillas con su trapecio. De hecho, intenté hacer lo que hacía con el aro y no fui capaz — ¡y encima tiene que cantar!”
Añade Gracey: “Quería que ‘Rewrite the Stars’ fuera una canción de amor única y que también fuera original por su movimiento. Hay mucho trabajo en altura y en ocasiones echamos mano de especialistas, pero el 90% lo hacen Zac y Zendaya. Los dos ensayaron arduamente para lograrlo. Zendaya tenía callos en las manos, pero no se quejó, ni tan siquiera una vez. Es dura”.
Wallen trabajó de cerca con Michelle Williams para preparar su gran baile durante el tema “Tightrope”. “Es preciosa la actuación, pero un auténtico reto porque está bailando con la sombra de Barnum. Nos llevó ocho semanas de ensayo”. Se entrenó a conciencia y ha progresado muchísimo. Me encantó ver cómo se ha abierto a la danza y creo que le ha sorprendido lo que ha sido capaz de conseguir”.
Asimismo, fue emocionante para Wallen trabajar con Seamus McGarvey detrás de la cámara. “Cuando ves los musicales de antaño la cámara se mantiene prácticamente inmóvil, pero Seamus ha convertido cada tema en un gran momentazo cinemático” reflexiona el coreógrafo.
Todo culmina con la versión final de “The Greatest Show”. “Nos guardamos el mayor baile para el final”, dice Wallen. “Al principio coqueteamos con el tema, pero al final cuando se representa en todo su esplendor estamos inmersos en pleno espectáculo, las tres anillas, hay tanta acción que no puedo ni empezar a describirla. Es un gran espectáculo que incorpora a todos los artistas, todos los bailarines, a todas las rarezas, los animales digitales y mucho más. Es el final y es grande, sorpresivo, y alegre”.
Sentir la pasión y el esfuerzo que todos han empleado en la película desde Hugh Jackman, pasando por cada miembro del equipo, ha sido muy emotivo para Gracey en lo que ha sido su primer largometraje. “El ambiente en el set ha sido maravilloso” reflexiona. “Ha sido un privilegio para mí rodearme de este reparto y de este equipo porque cada uno perseguía lo mismo: les unía el sentir de que esto no fuera una película más. Y Hugh a la cabeza, derrochando pasión y generosidad. Es una alegría trabajar con él porque da lo mejor de sí, y todo repercute en la historia y su mensaje”.
Resume Laurence Mark: “Esperamos haber creado un festín para los sentidos: vista, oídos y el corazón. La época de aquel espectáculo de Barnum & Bailey ha pasado, pero permanece el legado de Barnum, su deseo de activar la imaginación y darle una alegría al público, y esa es la tradición que hemos procurado homenajear”.
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