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CRITICA
Por: PACO CASADO
A lo largo de la historia del cine ha habido algunas películas que han llevado el mundo del circo a la pantalla. Sin ir más lejos todos recordamos 'El mayor espectáculo del mundo' (1952), de Cecil B. de Mille, 'Trapecio' (1956), de Carol Reed o 'El fabuloso mundo del circo' (1964), de Henry Hathaway, como más conocidas.
La historia de este personaje ya dio lugar a un film anterior, 'El poderoso Barnum' (1934), de Walter Lang, interpretado por Wallace Beery y Virginia Bruce y a un espectáculo musical de Broadway, aunque esta versión no es la adaptación de ninguno de los dos.
Es un audaz y original musical que celebra el nacimiento de la industria del espectáculo y la sensación de asombro que nos domina cuando los sueños se hacen realidad.
El guion, en el que figura como co-autor Bill Condon, director de 'Dioses y monstruos' (1998) o 'La bella y la bestia' (2017), está inspirado en la ambición y la imaginación de Phineas Taylor Barnum (1810-1891), que narra la historia de este visionario que salió de la nada para crear un fascinante espectáculo que se convirtió en una sensación mundial que fue considerado el mayor del mundo en el que incluían personajes singulares enanos, gigantes, una mujer barbuda, como en la cinta de Tod Browning, y acróbatas, entre otras atracciones, que redefinió el mundo de la farándula en Estados Unidos al tiempo que vindicaba a los desfavorecidos y el ser diferente, en favor de la tolerancia y el ser uno mismo.
Todo un ejemplo de lo que se conoce como el sueño americano, de alguien que saliendo de la más absoluta pobreza se convirtió con esfuerzo y sacrificio en multimillonario, aunque no todo fue un camino de rosas, ya que tuvo que luchar por ser diferente y tener una familia con su esposa y sus dos hijas.
Fue un hombre con un gran coraje, un humilde emprendedor que decidió cumplir el sueño de sus hijas y crear un circo, que a pesar de sus muchos detractores supuso el inicio de la industria del entretenimiento, aunque tuvo que afrontar las peores críticas sin desmayar, llegando incluso a poner en riesgo su matrimonio con Charity, su esposa, por seguir adelante.
Aunque la realidad sucedió a finales del siglo XIX, la historia se ha llevado a nuestros días en un musical que cuenta con los letristas Benj Pasek y Justin Paul, los oscarizados autores de las canciones de la banda sonora de 'La la land (La ciudad de la estrellas)' (2016), que supone el debut en la dirección del cineasta australiano Michael Gracey, un experto en efectos visuales, que filma con brillantez este grandioso espectáculo.
No se trata realmente de un biopic sino de un relato en el que se pasa por encima de forma superficial por algunos episodios de la vida de este pionero que desde la nada se hizo un gran empresario de la segunda mitad del siglo XX.
La película celebra el nacimiento de la industria del espectáculo en Estados Unidos y narra este aspecto de este visionario que se convirtió en una sensación mundial cuya figura es más importante de lo que deja entrever, cuyo negocio se inició en 1835, y se convirtió en el mayor circo del mundo, el Barnum & Bailey Circus.
El resultado es un pretexto para enlazar números circenses y musicales como homenaje a este soñador, y un film en el que se defienden los valores familiares, del trabajo y del esfuerzo por conseguir una meta propuesta, cuya mayor baza es su banda sonora y los espectaculares números musicales que son actuales, nada que ver con el siglo XIX y por supuesto la labor de los actores.
Al australiano Hugh Jackman estamos más acostumbrados a ver en cintas de acción, pero no hay que olvidar que estuvo durante cinco años interpretando comedias musicales en los escenarios de Broadway y ya intervino anteriormente en otro musical cinematográfico, 'Los miserables' (2012), de Tom Hooper, por el que estuvo nominado al Oscar, al Bafta y ganó el Globo de oro como actor secundario, incorpora aquí el papel principal de este otro musical que estuvo empeñado durante siete años intentado llevarlo al cine.
La ambientación de la época está muy bien conseguida y personalmente pensamos que los once números musicales son algo excesivos.
Hugh Jackman ha sido nominado al Globo de oro como mejor actor de comedia o musical además opta la película y la banda sonora.
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