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SINOPSIS
Recopilatorio a través de material de archivo de la música, entrevistas e historias diversas del grupo The Beatles a través de los más de 250 conciertos que ofrecieron entre 1963 y 1966...
INTÉRPRETES
Documental con PAUL McCARTNEY, RINGO STARR, JOHN LENNON, GEORGE HARRISON
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CRITICA
BANDA SONORA
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
PREFACIO...
Una de las posibilidades que atrajeron a Ron Howard a esta historia famosa era la oportunidad de ofrecer a toda una nueva generación una mirada reveladora a cuanto motivó la catapultación de este extraordinario fenómeno. Toda una generación, –la del Baby Boom– tuvo la oportunidad de crecer con los Beatles, y sus hijos quizá sólo los conocen indirectamente por sus padres. Mientras han ido pasando los años y las décadas, los Beatles han seguido manteniendo la popularidad de siempre, aun cuando muchos detalles de esta historia se han ido desdibujando.
Podemos presuponer que todos los fans de los Beatles conocen los grandes hechos sobre el grupo. Sin embargo, lo cierto es que sólo a una pequeña fracción le resulta familiar los detalles de la historia y, por supuesto, cada nueva generación sabe de los Beatles principalmente por su música. Así que esta película es la posibilidad de reintroducir un momento esencial de la historia de la cultura, y de usar la distancia en el tiempo con miras a darnos la ocasión de pensar sobre “el cómo y el por qué” aquello pasó como realmente pasó. Por tanto, pese a que esta película contiene mucho y fascinante material nuevo e investigación, por encima de todo es una película para los que “no estuvieron” allí, particularmente para los nacidos desde la década de los ochenta o noventa.
SOBRE LA PRODUCCIÓN...
Cuando el director Ron Howard, ganador del Oscar, se acercó por vez primera a la realización de un documental que fuera la crónica de los años de gira de los Beatles, admitió sentirse halagado pero al tiempo algo inquieto. Célebre por haber dirigido y producido prolijamente cintas de ficción tan reconocidas como Cinderella Man, Apolo 13 y Una mente maravillosa, previamente sólo había realizado un documental, el film concierto de 2013, Made in America, acerca del festival de música ecléctica del rapero Jay Z. Entusiasmado ante la perspectiva de realizar una cinta sobre los Beatles en colaboración con ellos y sus familias, Howard se sintió fortalecido por la implicación del veterano productor Nigel Sinclair. “Sabía que Nigel había trabajado en otros documentales musicales fantásticos y que disponía de un gran equipo de gente, lo que me reconfortaba un tanto” –recuerda–. “También tuvo buenas experiencias haciendo documentales con directores de ficción como Martin Scorsese y otros”.
Con todo, Howard abordaría el ambicioso proyecto sólo si podía dar con un enfoque original para narrar una historia tan conocida como la del desenfrenado éxito de los Beatles. Sin embargo, tan pronto como comenzó a revisar el material disponible, dio rápidamente con el modo singular de penetrar en la cuestión. “Cuando vi aquellos años de gira, comencé a entenderlo como una especie de aventura, un relato de supervivencia acerca de este viaje increíble en el que estaban embarcados” –recuerda–. “Creí que ésa era la historia que podía narrar, un pariente de Apolo 13 en el sentido que reflejaría la cultura de la época. Al tiempo, podríamos explorar las dinámicas de los Beatles como grupo, una suerte de hermandad, pero también como individuos, pues definitivamente crecieron, evolucionaron, y cambiaron mientras estaban a prueba como personas y como banda.”
Las raíces del proyecto pueden retrotraerse al 2002, cuando el sello de producción One Voice One World (OVOW) se acercó a la Apple Corps Ltd. de los Beatles con la propuesta de rastrear por todo el mundo metraje filmado por los fans de las giras de los Beatles, y ello con la mirada puesta en la realización de un film sobre ese tema. Con un esfuerzo divulgativo, OVOW se hizo con gran número de filmes caseros de super 8 en color y blanco y negro, así como con otros materiales de archivo.
El proyecto se congeló durante varios años, pero en 2012, Apple Corps comenzó a explorar la idea de producir y financiar una cinta más completa acerca de los años de gira de los Beatles. En aquel momento, Jeff Jones, director ejecutivo de Apple Corps, pidió a Sinclair, que había producido el documental George Harrison: Living in the Material World, de Martin Scorsese, que organizara un equipo de rodaje de primera categoría a través de su compañía de producción White Horse Pictures.
“Apple Corps quería un realizador de renombre, una autoridad, un artista de estatura para realizar un film acerca de una banda de gran estatura” –explica Sinclair–. Así que en 2013, junto a su socio productor y ejecutivo musical Scott Pascucci, con quien había trabajado estrechamente en la película sobre George Harrison, Sinclair abordó a Ron Howard. Éste se avino a dirigir y a producir junto a su socio productor Brian Grazer a través del sello de ambos, Imagine Entertainment. El copresidente de Imagine, Michael Rosenberg, se apuntó como productor ejecutivo.
Los Beatles y sus representantes estaban entusiasmados de contar con Howard al mando del primer documental autorizado del grupo en más de cuarenta y cinco años, dice Sir Paul McCartney. “Sabemos que es un gran cineasta. Y esto es una película, sea ésta un documental o un largo, así que estamos encantados de tenerle a bordo”.
Cuando Howard comenzó a escudriñar entre las montañas de material de archivo, le asistió una nueva apreciación para con la naturaleza sin precedentes de la popularidad mundial del grupo. “Como mucha gente, creía conocer a los Beatles: me encantaba su música y tenía una idea de quiénes eran y del fenómeno que representaban, pero en realidad desconocía la intensidad de ello. Es un material bastante asombroso, y empecé a percibir en el mismo una gran historia cinematográfica”.
Giles Martin, productor ganador del Grammy, e hijo del legendario productor de los Beatles, George Martin, ha ejercido como productor musical de la cinta. “Tan pronto como oí que Ron Howard estaba involucrado en esto, creí que era una elección idónea” –opina–. “He aquí un hombre que puede narrar una historia y a quien le acompaña gran humildad, pareja a la de los Beatles. Opino que al haber sido él mismo actor infantil en el candelero durante largo tiempo, ello le provee de un tipo de empatía para con cuanto pasaron los Beatles. Hasta cierto punto, comprende lo que es estar en esa burbuja, además de que es un tipo genuinamente encantador”.
Tras investigar para Eight Days a Week, Howard dice que se hizo claro que los encuentros con sus seguidores cuando era un joven actor empalidecen por comparación con este pandemonio que experimentaron los Beatles en sus días de gira. “Cuando la serie Días felices estaba en su momento álgido, éramos algo así como una banda de chicos y hacíamos apariciones personales ocasionalmente. A veces, había miles de seguidores y limusinas balanceadas, y agarro de la ropa y todo eso; solíamos decir ‘¡Beatlemania!’, y reír acerca de ello. Pero cuando comencé a trabajar en esta película y tomé consciencia del inimaginable caos que estos chicos experimentaron, pensé que lo que hicimos en aquellos días era frenético, pero no teníamos ni idea de lo que era la Beatlemanía”.
El productor Scott Pascucci explica más: “Uno de los aspectos fascinantes de la historia de los Beatles es la convergencia de su explosiva popularidad con los cambios sociológicos que acontecían en el mundo en la época. La generación de posguerra estaba deshaciéndose de muchas de las represiones de sus padres, y la pasión del grupo, su creatividad e inagotable energía era justo lo que la gente necesitaba. El mundo estaba preparado para ellos; la banda unió a la gente de un modo que nunca antes había ocurrido. Ron capta esto en su película y anima al espectador a ver la ascensión de la banda en este contexto histórico”.
Más allá de la adulación sin par de los seguidores, Howard nos dice que el material de archivo revela dos aspectos más de los primeros días de los Beatles de los que vagamente tenía noción: el poder de sus actuaciones en vivo y su rapidísimo ingenio. “A todos nos ha encantado escuchar sus discos en nuestros equipos de música, pero en el material, “¡están en vivo y son inmensos!” –expresa el director–. “Y la energía que desprenden es contagiosa. Te hace sonreír. Creo que la siguiente gran sorpresa que tuve fue lo divertidos que resultaban. En las entrevistas, o cuando simplemente hablan, son listos, divertidos, y muy entretenidos”.
La mayoría de la gente de ahora está familiarizada con los Beatles a través de sus álbumes producidos y registrados meticulosamente, que revolucionaron la música rock y cuya influencia todavía es evidente hoy. Pero según Giles Martin, cuyo padre supervisó todas las grabaciones originales del grupo, la música de los Beatles nunca se apoyaba en los trucos de estudio. “Mi padre sería el primero en decir que a veces se da demasiada importancia a ciertos aspectos de sus grabaciones” –nos dice Martin–. “Cuando trabajaba en el proyecto ‘Love’ del Cirque du Soleil, tenía ante mí los registros en cuatro pistas y lo que más me descolocó fue que toda la magia emanaba de ellos. No la creaba el estudio. Lo más emocionante en los grandes artistas es que no se pueden explicar. Y los Beatles encajan en eso”.
Uno de los objetivos de la película era posibilitar que las generaciones que nunca tuvieron la posibilidad de ver a los Beatles tuvieran una idea de cómo era aquella experiencia. Para cuando Howard se involucró, One Voice, One World ya disponía de una cantidad substancial de metraje de los conciertos de los admiradores, la mayoría rodado en super 8. Entonces, en 2014, hicieron uso del poder de los medios sociales, incluso de la página de Facebook de los Beatles, con sus más de 42 millones de “me gusta”, para lanzar una llamada para recabar material adicional del público. “Hubo una auténtica avalancha” –informa Sinclair–. “De hecho, tuvimos que instalar una centralita especial para administrar las llamadas. Logramos una cantidad ingente de metraje, fotografías, y recuerdos de la gente”.
Un ejemplo destacado provenía de una mujer que siendo niña se sentó en la décima fila del Candlestick Park de San Francisco en el último concierto que dieron los Beatles. Con su cámara de super 8 captó a la banda cuando salía al escenario por última vez, y cuando acababa su última canción en gira para siempre. “Nos llamó y dijo: ‘Tengo este metraje debajo de la cama, que no he vuelto a ver desde 1966. ¿Querrían mirárselo?’” –dice Sinclair–. “Bueno, para coleccionistas como nosotros esto es como si alguien llamara y te dijera que ha descubierto una vía secreta para llegar a la luna. Así que nos hicimos con aquel metraje, lo transferimos, y está en la película. Cosas como ésta añaden tejido conectivo a la narración; son sorprendentes y únicas”.
REMEDIAR UN AGUJERO...
Nick Ferrall, jefe de producción para White Horse Pictures, de Sinclair, incorporó al supervisor de producción Marc Ambrose; juntos bastieron un equipo de archiveros cualificados, investigadores, ayudantes de montaje, y restauradores de películas que trabajaron en el proyecto durante más de tres años, la mayoría del tiempo en equipos que alternaban turnos de día y de noche. Hacerse con más de 2000 películas y fotos, mucho de lo cual captado hace más de 50 años, para trabajar sin descanso en una pantalla, devino una labor gigantesca según Sinclair. “Resultó un proyecto desmedido encontrar, montar, y corregir el color de todos esos activos, algunos de los cuales escasos o inéditos, para dar al público aquel sentido de intimidad con el grupo que Ron Howard estaba buscando”.
Nada sorprendentemente, en muchas ocasiones el metraje de los conciertos suministrado por los aficionados tenía una calidad de sonido muy mala, la música del grupo a menudo a penas audible por los gritos de la afición. Martin y el resto del departamento de sonido de la película han usado toda tecnología disponible, e incluso han desarrollado algunas nuevas, con miras a lograr la mejor calidad de sonido de esas fuentes de material menos que ideales, sin recurrir a muestreos musicales o añadir cualquier sonido nuevo. Chris Jenkins, mezclador de sonido ganador del Oscar (Mad Max: Furia en la carretera), supervisó las mezclas de sonido finales.
La capacidad de los cineastas para mejorar tanto la imagen como el sonido de esas porciones registradas es una de los factores que hacen de este film todo un logro, así lo cree el guionista y productor ejecutivo Mark Monroe. “Dada la sofisticación de la tecnología, puede ahora disfrutarse esta película rodada hace años y años y, de hecho, aquélla la mejora y le confiere una factura increíble” –expresa Monroe, cuyo trabajo como guionista incluye el documental ganador del Oscar, The Cove–. “El conocido problema de las primeras grabaciones de los Beatles en vivo es el ruido de la multitud: el entusiasmo, el griterío…, y esa especie de estridencia que reina por encima de todo. Pero la tecnología nos ha permitido aislar algunos de esos omnipresentes griteríos y los ha reducido un tanto para poder escuchar mejor la música”.
Giles Martin añade: “Para ser sincero, creo que hemos alcanzado un nivel en la película en que probablemente resulta mejor que si se estuviera allí. Cuando se trata de tecnología, pienso en la tradición de los Beatles y en la tradición de mi padre; llevamos más allá cada uno de los límites que pudimos para lograr lo que queríamos lograr.”
Eight Days a Week contiene más de 150 pistas independientes, lo que requería una sofisticada operación de compra de derechos que implicaba a muchos editores musicales y otros licenciadores. Scott Pascucci, productor y jefe ejecutivo de Concord Bicycle Music, lideró este cometido mediante la forja de acuerdos que permitieron un vasto surtido de música, no toda de los Beatles, que encajar en el presupuesto de la producción.
La película finaliza con un fragmento del famoso concierto en la azotea de 1969, cuando los Beatles actuaron para amigos y colegas en lo alto de su edificio de oficinas, en el 3 de Savile Row del Centro de Londres. Quizá la primera vez que la banda pudo escucharse claramente en concierto desde sus días en Hamburgo, las conmovedoras actuaciones en vivo de “Don’t Let Me Down” y “I’ve Got a Feeling,” fueron editadas bajo la supervisión del productor ejecutivo, y ejecutivo de Apple Corps, Jonathan Clyde. El audio fue mezclado y remasterizado por Giles Martin.
Como es el caso en la mayoría de los documentales, los cineastas partieron con una idea general de aquellos aspectos de la historia que la película cubriría, y luego fueron adonde el material les llevaba. “Teníamos esos activos increíbles: el metraje, las canciones, pero también la vérité, las cosas que se han encontrado bajo las camas, en áticos, en los sótanos” –informa Monroe–. “Una de las piezas que creo fue vital en lo referido a cómo cambió nuestro enfoque se materializó al explorar escenas descartadas del documental sobre la primera gira en América de los Beatles, en 1964, What’s Happening! The Beatles in the USA, de Albert y David Maysles. Parte del metraje que no usaron es muy emocionante. Realmente daba la impresión de estar con ellos. Y ése es uno de los modos en que el film tomó forma”.
El metraje entre bambalinas rodado por los galardonados hermanos Maysles (Buscando un destino, Grey Gardens), provee de momentos inéditos de los cuatro jóvenes músicos en un tiempo en que todavía parecen disfrutar su atronador éxito, según dice el montador y productor ejecutivo Paul Crowder. “Hay una gran escena en que simplemente están bromeando en la habitación del hotel y se pelean por la cámara” –comenta Crowder, quien previamente ya había colaborado con el productor Sinclair y el guionista Monroe en el documental sobre la Fórmula Uno: 1: Life on the Limit, y el documental musical Amazing Journey: The Story of The Who–. “Uno de ellos percibe que la cámara rueda, y payasean estilo ‘aquí, yo!’ ‘¡no, yo!’ ‘¡televisión a mí, a mí!’ Y no sólo vemos este pequeño momento divertido, sino que alcanzamos a captar algo de su personalidad espontánea”.
Crowder nos da otro ejemplo, cita una escena en la que George habla emocionado por teléfono a alguien acerca la sarta de tempranos éxitos número uno de los Beatles. “En Off oímos a John Lennon decir ‘engreído’ como si diera a entender que George se pavonea. Otra vez se trata de una mirada genial a ellos que al tiempo nos habla de lo mucho que mutuamente procuran tener los pies en el suelo. Y creo que eso es por lo que esta cinta resulta tan poderosa y funciona tan bien, porque realmente da la sensación de que estamos con ellos durante gran parte de su viaje.
Al fin y al cabo, nos dice Howard, el objetivo estaba en contar una historia acerca de los Beatles y de su lugar en el mundo en un momento de agitación social trascendental. “Además de dar a la gente una gran experiencia acerca de lo que fueron los Beatles en vivo, espero que también ofrezca un recordatorio, de modo centrado e intenso, de quiénes fueron antes de la Beatlemania, en qué se convirtieron en el curso de la misma, y cómo crecieron y evolucionaron artística y personalmente, además de su papel en aquel monumental cambio cultural”.
'Eight Days a Week' ofrece entrevistas originales con Paul McCartney y Ringo Starr, quienes nos dan de primera mano impresiones cándidas sobre los días embriagadores y tumultuosos de los años de gira de los Beatles.
Pese a que Ron Howard ha trabajado con algunos de los mayores nombres de Hollywood a través de su reconocida carrera, no oculta haberse sentido inicialmente nervioso al entrevistar a Paul y Ringo. “Estaba ansioso, no soy periodista, pero las conversaciones fluyeron realmente” –admite–. “Las segundas entrevistas incluso me parecieron más reveladoras, porque en aquel momento habían comenzado a ver juntos algunas secuencias montadas, y entendieron qué pretendía, que consistía en la auténtica sensación de cómo era estar allí. Si hubiera estado haciendo un film narrativo con actores que encarnaran a los miembros de la banda, mi objetivo habría sido tratar de meter al público dentro del autobús, el avión, el coche, o el estadio con ellos. Aunque estaba usando material de archivo y entrevistas, quería tratar de ofrecer ese mismo tipo de experiencia íntima”.
Howard cree que Paul y Ringo, a 50 años de distancia, fueron capaces de ver su tiempo en los Beatles desde una perspectiva nueva. “Creo que tienen un renovado sentido de la valoración por cuanto era la banda y qué significaban los Beatles” –comenta el director–. “Desde entonces, ambos han logrado tanto, y ha llovido tanto, han vivido tanta vida, y perdido dos amigos, que pienso que se sienten libres de mirar atrás con la mirada clara y con gran sentido de satisfacción. Y así estuvieron hurgando hondo para recuperar recuerdos de los que creo se decían ‘bien, eso fue entonces… ,’ y la película se beneficia de eso”.
“Creo que lo básico en los Beatles es que éramos una pequeña gran banda” –opina McCartney con la característica humildad–. “De tal modo que vernos actuar como grupo es algo grande, porque sin eso, no hubiéramos podido hacer los discos. Aquello fue la base de todo cuanto grabamos”.
La cinta también capta la camaradería que el grupo disfrutó tocando juntos a lo largo de los primeros días de gira, según Starr. “Lo he dicho antes: soy hijo único, y de repente tenía tres hermanos. Lo que para mucha gente era difícil de entender era que éramos esos cuatro tipos viviendo juntos la vida de los Beatles, lo que verán mucho en esta película, y que nos teníamos los unos a los otros todo el tiempo. De hecho, la gente puede ver que simplemente éramos ese grupo de rockers a los que les encantaba hacer lo que hacían”.
Además de Paul y Ringo, los cineastas querían asegurarse que la voz de los otros dos Beatles, los desaparecidos John Lennon y George Harrison, también estaban bien representadas en la cinta. “Una de las ventajas de que a los Beatles se les filmara y grabara tanto” –nos dice Sinclair–, “es que aunque hemos perdido tristemente a dos miembros de este increíble grupo, podemos dar con suficientes entrevistas de ellos hablando de las experiencias que Ron quería resaltar. Eso era muy importante para los realizadores, la banda, y las familias del grupo”.
Entre las revelaciones más sorprendentes de la película, está la postura que el grupo adoptó sobre la segregación racial en su gira por América del Sur en 1964. La negativa de los Beatles a actuar en todo lugar segregado obligó al Gator Bowl de Jacksonville, Florida, a cambiar su política de asientos segregados. Howard nos dice que desconocía la controversia antes de comenzar a investigar para el film. “Sabía que hasta cierto punto estaban con el movimiento contrario a la guerra, pero no tenía ni idea de esto y, como americano, reconocer que esos chicos de fuera vinieran y dijeran que aquello era ridículo, en aquel momento, era muy valiente. Pero para ellos, todo estribaba en su sentido de la lógica y su integridad”.
McCartney comenta que había olvidado el incidente hasta que vio el primer metraje del film. “No éramos simples músicos estúpidos” –observa–. “Éramos chicos que mirábamos el mundo, creo, con ojos bastante inteligentes. La idea de que podíamos tocar ante un público en el que hubiera la gente negra a un lado y la blanca al otro era como una broma para nosotros. Simplemente, no lo aceptábamos. Así que una cosa que me encanta de la película es que se muestra que de hecho lo incluimos en el contrato: no actuaremos ante un público segregado. Debo decir que ello me enorgullece, verlo de nuevo en la película”.
En la cinta hay una entrevista con la autora, historiadora y profesora universitaria Kitty Oliver, que relata su propia experiencia en el histórico concierto del Gator Bowl. “Fuimos muy afortunados de encontrar a la doctora Oliver, que creció en Jacksonville, en aquella época muy segregada” –comenta Monroe–. “Acudió al concierto de los Beatles en el estadio, que había organizado en el pasado conciertos segregados. Como testigo de la velada, pudo situarnos vívidamente en aquel momento acerca de lo que era la vida para ella como adolescente afroamericana que sentía a un tiempo la separación y, aquella noche con aquella música, el compañerismo. Es una mujer notable, y una gran comunicadora”.
Otra voz esencial para el film es el periodista Larry Kane. Como reportero de 21 años, viajó con los Beatles a cada una de sus paradas durante las giras americanas del grupo de los años 1964 y 1965. Kane, luego devenido un reconocido presentador de televisión en Filadelfia durante 40 años, desarrolló una estrecha relación con los miembros de la banda. Les acabó cayendo bien y le tuvieron confianza; le invitaron al plató en el rodaje de Help!” –informa Sinclair–. “Larry nos dio acceso a los cientos de horas de entrevistas que grabó con ellos y es una presencia en nuestro film porque estaba justo allí”.
También hay reflexiones de Ed Freeman, uno de los encargados del equipo de música para la gira final de la banda, en 1966. “Hablamos de alguien que estaba allí con ellos cada día, durante los 23 días de la gira” –subraya Sinclair–. “En el film, cuenta historias que reflejan lo caótico que era, y cómo no se podían oír a sí mismos, y el gran problema en que se convirtió el control de la multitud. Y luego está la controversia sobre los comentarios sobre Jesús de John Lennon. Vivió todo aquello, por lo que es un hallazgo increíble como testigo, un tipo listo con memoria cristalina y la cabeza en su sitio”.
Otros entrevistados son Richard Curtis, el aplaudido guionista y director de Notting Hill y Love Actually, que habla del lugar de los Beatles en la tradición del humor británico; y el compositor y musicólogo Howard Goodall, que compara la prodigiosa producción creativa de los Beatles con la de genios musicales del pasado como Mozart y Schubert.
La película también contiene varios testimonios personales de celebridades acerca de sus tempranos recuerdos sobre los Beatles. Los realizadores se toparon con algunas de estas historias casi por accidente, comenta Howard. “Por ejemplo, me hallaba para una entrevista en el espacio ‘The View’ cuando entre bastidores Whoopi Goldberg me preguntó qué más estaba haciendo, así que comencé a hablar sobre el montaje de este documental. Entonces, ella me explicó una historia muy personal sobre ir a ver al grupo en el Shea Stadium cuando niña y lo que significó para ella. Cuando acabó, le dije: ‘Siento no haber tenido una cámara filmándote, ¿podemos repetirlo con una cámara?’ A lo que accedió. Y eso fue algo que nadie de nosotros habría sabido buscar”.
En total, los realizadores entrevistaron a más de 40 personas para Eight Days a Week. Aunque sólo se han incluido en la película algunas de las voces de esa gente, cada una de estas contribuciones ha ayudado a enriquecer la historia que se narra.
Por supuesto, como fans de los Beatles de toda la vida ellos mismos, los realizadores tras Eight Days a Week tienen sus propios recuerdos y conexiones personales con el grupo, lo que hizo que trabajar en el proyecto fuera tanto más especial.
Aunque Ron Howard nunca logró ver las actuaciones en vivo de los Beatles, desde muy joven tiene un recuerdo vívido de la banda y de la influencia de ésta en su precoz estilo de vestir. “Vi a los Beatles en el ‘Show de Ed Sullivan’ como la mayoría de América, a principios de febrero de 1964” –informa el director–. “Mi cumpleaños es el primero de marzo; en mi décimo aniversario pedí a mis padres la peluca y las botas de los Beatles. No pudieron encontrar las botas pero sí la peluca, que me puse ufano durante toda la fiesta. Luego, quizá tres años después, tuve un profesor de inglés que comenzó a usar letras de los Beatles para alentar a la clase en la comprensión de la poesía. Fue la primera persona que conocía que llevó lo que la banda hacía al nivel de lo clásico”.
El productor ejecutivo Michael Rosenberg añade: “Comencé la carrera siendo uno de los millones de admiradores de los Beatles de América. Estar trabajando junto a este excepcional equipo creativo, contribuyendo desde mi cometido a ofrecer al público de todo el mundo este documental sobre la banda que he admirado siempre, es un placer que sólo ocurre una vez en la vida”.
El productor Nigel Sinclair describe su implicación en la película como un sueño hecho realidad. “Tenía 14 años cuando se lanzó ‘Love Me Do’, en 1964” –recuerda–. “Vivía en Escocia con mis padres, y tenía dos entradas para ver a los Beatles en Glasgow. De hecho, fui al espectáculo el mismo día que los entrevistaban en la radio de la BBC en Escocia, lo que está en nuestra película, y he conservado mi entrada durante todos estos años. Hacer este film ha sido el privilegio más extraordinario”.
Una de las preguntas formuladas a menudo acerca de la música de los Beatles consiste en la razón por la que sigue resonando en públicos tanto mayores como jóvenes más de 50 años después del fenómeno. Howard dice que espera que la película contribuirá a desvelar ese misterio para gente que puede conozca la música del grupo, pero que no estaba por ahí cuando surgió por primera vez. “Pueden tener noción de que hay esas grandes canciones, y de que había esa gran banda, pero no tienen ni idea de las circunstancias en las que este trabajo se creó” –expresa el director–. “No me apunto a la teoría de que alguien iba a tener que llenar ese vacío de nuestra cultura, y que resulta que fueron los Beatles. Son artistas excepcionales, yo diría que genios, y creo que por eso perduran desde hace tanto y así seguirán por mucho, mucho tiempo”.
GALERÍA DE FOTOS
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