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SINOPSIS
Una pareja tiene que sobrevivir en las montañas tras un accidente de avión...
INTÉRPRETES
IDRIS ELBA, KATE WINSLET, DERMOT MULRONEY, BEAU BRIDGES, LUCIA WALTERS, WALEED ZUAITER, LEE MAJDOUB, MARCI T. HOUSE, NATASHA BURNETT, ADAM LOLACHER, ANDRES JOSEPH
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
PREMIERE
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
UNA DESGARRADORA AVENTURA, UN ROMANCE ÉPICO...
Con su novela LA MONTAÑA ENTRE NOSOTROS, el escritor Charles Martin creó una intrigante y emotiva historia que analiza cómo dos extraños con personalidades muy diferentes se comprometen entre sí y se adaptan el uno al otro al verse bajo una extrema presión. Esta historia —que desarrolla un relato de cómo dos convincentes protagonistas se abren camino a través de un inexorable paisaje hacia la salvación y, finalmente, el amor— da fe de la buena labor del productor nominado al Oscar Peter Chernin (Figuras ocultas). En el fondo, la historia ofrece una entrañable exploración de la naturaleza optimista, afectuosa y generosa de la humanidad, que nos recuerda que siempre hay que tener esperanza y vivir el presente.
El veterano productor cinematográfico adquirió los derechos de la novela de Martin hace cinco años, con el objetivo de trasladar esta inusual historia de amor a la gran pantalla, haciendo una película que continuara la tradición de clásicos del cine tales como 'Doctor Zhivago' y 'Memorias de África'.
“Me atraía mucho la idea de hacer una historia de amor de grandes proporciones”, señala Chernin. “Estaba muy impactado por esta historia de dos personas, esencialmente fracturadas e incompletas, que, a través de esta experiencia, cambian sus vidas y se transforman en quienes realmente son. Son dos personas en la situación más extrema que se pueda imaginar. El hecho de que se enamoren es uno de los motivos que les permite superar esta extraordinaria prueba”.
Prácticamente en cualquiera de los sentidos, Alex Martin y Ben Bass forman una pareja poco probable. Ambos son extraordinariamente exitosos en su trabajo y están firmemente comprometidos con sus respectivas profesiones, pero ahí se acaban todas las similitudes.
Alex es una mujer atrevida, intrépida y muy luchadora, una fotoperiodista conocida por sus métodos indisciplinados y obstinada determinación. Fiel a su costumbre, Alex llega al aeropuerto con el tiempo justo para regresar a Nueva York, y finalmente termina atrapada en Idaho el día antes de su boda con Mark, su novio desde hace mucho tiempo. Cuando su vuelo es cancelado debido a las inclemencias del tiempo, Alex está decidida a encontrar una solución, y se asocia con un absoluto extraño para alquilar una avioneta que les acerque lo más posible a su destino.
Ben Bass es un reputado neurocirujano pediátrico que está de camino a Nueva York para efectuar una intervención vital y muy complicada a la mañana siguiente. Ben es un hombre muy preciso, metódico y disciplinado, tanto en su vida como en su profesión, y, aunque reacio a subirse a un pequeño avión, no ve otra opción. Esa decisión pone en marcha una serie de terribles sucesos que abonarán el terreno para que entre Alex y Ben se forje un vínculo profundo, excepcional y duradero.
Encarnando a Alex y Ben se hallan dos de los más respetados intérpretes del cine actual: la actriz ganadora del Premio de la Academia Kate Winslet (The Reader) y el actor ganador del Globo de Oro Idris Elba (Luther). “Son dos importantes actores de primera categoría”, afirma Chernin. “La idea de juntar a ambos en este tipo de relato tan intenso y emotivo, hizo que la historia fuera aún más especial. Los dos llegaron al proyecto con un elevadísimo nivel de compromiso. El hecho de trabajar juntos les producía un increíble entusiasmo y estaban profundamente comprometidos con aportar verdadera calidad a la historia”.
Winslet tiene un currículo prácticamente inigualable, salpicado de notorias interpretaciones que se remontan a décadas; frecuentemente se comenta que le gusta interpretar a mujeres que ella considera “de armas tomar”, una descripción que definitivamente se puede aplicar a Alex. “Es el tipo de mujer que no se rinde hasta obtener la historia que quiere contar”, afirma Winslet. “Es una de esas mujeres que ha estado antes en zonas de guerra, trabajando día y noche y permaneciendo días sin dormir. Es una persona valiente, extremadamente valiente”.
La actriz dice que en Alex vio la oportunidad de interpretar a una protagonista femenina potente, cuya fuerza y claridad mental se convierten en algo de vital importancia para su propia supervivencia, una mujer que está tan bien dibujada y viva como Ben. “La primera vez que leí el guión, realmente me atrajeron los dos personajes, Alex y Ben”, dice Winslet. “Me gustó la idea de que dos personajes sostuvieran una película entera, de principio a fin. Nunca antes había leído un guión como éste. Y también creo firmemente en lo que la película sostiene: que puedes cambiar, como persona, de incontables formas, y que es perfectamente posible experimentar algo en tu vida y luego no ser capaz de volver a la forma de vida que tenías antes, ni avanzar hacia ese futuro que pensabas que ibas a tener. Son muchos cambios para estos dos personajes a través de la experiencia que comparten. A mí eso me fascinaba mucho”.
Igualmente, a Idris Elba, conocido por sus apasionadas interpretaciones en la serie de la BBC Luther y en películas como Beasts of No Nation y Mandela: Del mito al hombre, también le atrajo el papel de Ben, un hombre tan fuerte y competente como atractivo. “Me pareció muy interesante la historia y las circunstancias extremas en las que estas dos personas se encuentran”, afirma el actor. “Parecía algo en lo que de verdad podía hincar el diente dramáticamente hablando. Además, no había hecho todavía un protagonista romántico, así que esto es un gran punto de partida.
“Esta película examina la idea de que no hay escenario perfecto para conocer a alguien de quien te vas a enamorar”, añade Elba. “De hecho, en ocasiones, los escenarios más extremos se convierten en el mejor lugar para vislumbrar si puedes amar a alguien o no, porque te estás enfrentando a lo extremo en una circunstancia que no es confortable. Como actor, tienes que meterte tan profundamente como puedas en lo que sea que el personaje esté pasando, y Ben ha pasado mucho. Su vida personal está en crisis cuando le conocemos, y se vuelve aún más complicada en esta montaña”.
Para contar esta fascinante historia de romance y supervivencia, Chernin y la productora Jenno Topping recurrieron finalmente al aclamado director palestino Hany Abu-Assad, realizador nominado al Oscar, conocido por sus películas de habla no inglesa Omar y Paradise Now, ambas dramas políticos que tratan temas como la ocupación y la opresión.
“Lo interesante de Hany es que dirige con el corazón, y no tiene miedo de utilizar todos los colores de la escala emocional”, dice Topping. “A Hany le gusta explorar los límites exteriores de la gama emocional que los humanos son capaces de sentir, ya sea amor, miedo, peligro o tristeza. Y Hany sabe comunicar eso de una manera muy eficaz. Una vez que fuimos conscientes de que no sólo aportaría la calidad que habitualmente proporciona a toda su obra, sino que también aspiraba a lograr una mayor y más potente paleta de colores, nos sentimos absolutamente cómodos”.
En LA MONTAÑA ENTRE NOSOTROS, Abu-Assad vio la oportunidad de dirigir una gran historia, intrínsecamente cinematográfica, de un hombre y una mujer luchando contra los elementos que también funciona como si fuera una íntima y conmovedora obra teatral para dos personajes. “El guión trataba sobre la buena naturaleza de los seres humanos y su espíritu, que les permite convertirse en mejores seres humanos, sobrevivir, ser capaces de amar y ser capaces de sacrificarse”, dice Abu-Assad. “Esto me pareció un tema interesante en el que profundizar. Ésta es ciertamente la película más grande que he hecho nunca. Tiene muchas diferencias con mis pequeños proyectos, pero también muchas similitudes, y el principio es el mismo. Al fin y al cabo, independientemente de que la película sea grande o pequeña, de lo que se trata es de contar historias”.
Winslet estaba familiarizada con los anteriores e innovadores filmes del director y estaba impaciente por colaborar con él. “Había visto el trabajo previo de Hany y me gustaba su forma de narrar”, dice la actriz. “Su cine es muy, muy simple, y, sin embargo, lidia con emociones extremadamente complejas que a menudo son muy difíciles de retratar en el cine. Frecuentemente, su obra está vinculada al conflicto y la tragedia, y sin embargo, de alguna manera, Hany es capaz de transmitir tales elementos en su cine de una forma tan amable que resulta cautivadora y hasta divertida en ocasiones. Es perfectamente posible encontrar fortuitos y grandes momentos de humor en situaciones extremas, o momentos de enorme tragedia y amargura. Y verdaderamente admiro la manera en que Hany sabe manejar eso en su cine”.
La historia de LA MONTAÑA ENTRE NOSOTROS se pone dramáticamente en marcha cuando el piloto de la avioneta que Alex y Ben han alquilado sufre un infarto en pleno vuelo y la aeronave se estrella; el respetado actor Beau Bridges aparece en un breve pero memorable momento interpretando al sentenciado personaje. Cuando Ben emerge de los restos del avión siniestrado, descubre el completo aislamiento y la desesperada situación en la que se encuentran. Para empeorar las cosas más, Alex está gravemente herida; permanece inconsciente durante casi dos días. Ben utiliza sus conocimientos médicos para curar sus heridas, y cuando por fin despierta, le sugiere a Alex quedarse donde están y conservar la calma, que la ayuda seguramente llegará pronto. Es Alex quien se da cuenta de que el piloto nunca presentó un plan de vuelo, lo que significa que, si quieren sobrevivir, deben pasar a la acción, y rápidamente.
“El personaje de Ben siempre se decanta más por la cautela que el de Alex”, señala Winslet. “Así que, mientras que él hubiera preferido permanecer al lado del avión y aguardar allí con la esperanza de un potencial rescate, Alex señala, ‘Probablemente tengamos que salir nosotros mismos de esta horrible situación; entonces, o estás conmigo, o no lo estás’. El valor que Alex demuestra al ponerse en marcha e intentar emprender ese viaje hacia la seguridad y volver a la civilización es lo que realmente hace avanzar la historia”.
Para salir vivos de las montañas, Alex y Ben tendrán que cubrir kilómetros y kilómetros de un territorio despiadado. Con escasas provisiones, emprenden la marcha, acompañados por el fiel perro del piloto. El viaje es lento, y a lo largo del mismo, estos supervivientes se hacen cada vez más dependientes el uno del otro mientras se enfrentan a una sucesión de peligrosas situaciones. Tanto el estado mental de Alex como los recursos físicos de Ben son necesarios para superar el apremiante peligro en el que se encuentran.
“Evidentemente, entre ellos surgen discrepancias en cuanto a procedimientos y estrategias a lo largo de la historia, pero esas son las cosas que les cohesionan”, señala Winslet. “Tienen que trabajar juntos. Tienen que superar esas diferencias. Y luego eso es lo que les lleva hasta el punto en el que no pueden estar el uno sin el otro”.
También empiezan a conocer detalles íntimos de la vida del otro; aunque la expresiva Alex es inicialmente más comunicativa que el reservado Ben. Alex revela que no hace mucho que se ha comprometido a casarse con Mark, personaje interpretado por Dermot Mulroney, mientras que el introvertido Ben, por otro lado, subrepticia y moderadamente, escucha música clásica en su teléfono móvil, rememorando a su querida esposa, que falleció de cáncer unos años antes. Uno empieza a cuidar del otro de forma desinteresada. Independientemente del peligro que sea, ninguno está dispuesto a dejar al otro atrás.
“Esta película trata sobre el enamoramiento”, dice el productor David Ready. “Al inicio de su relación, hay exceso de yin y yang. A medida que se van enfrentando a los mismos peligros y desafíos, el mutuo aprendizaje que se produce entre ambos personajes les hace madurar. Alex se vuelve más blanda, Ben se vuelve más fuerte y audaz, y ambos empiezan a unirse para poder sobrevivir”.
“Es un romance total”, añade Topping. “Verdaderamente, es una parte increíblemente hermosa de la película; cuando tienes una experiencia tan extrema junto a alguien, no hay nadie más en el mundo que te conozca tan íntimamente. Si alguien te ama después de eso, después de pasar por eso y ver todo eso, nunca habrá otro ser humano con el que puedas conectar de la misma manera”.
Prácticamente igual que Alex y Ben, Winslet y Elba se acercaron a sus personajes de forma muy distinta, sin embargo, comprometiéndose con ellos con la misma fuerza. “Yo soy muy de texto y de asegurarme de que nos ajustamos a los diálogos y sabemos lo que estamos haciendo”, afirma Winslet. “Sin embargo, Idris diría algo muy parecido a: ‘No te preocupes por esas cosas. Todo es una cuestión de energía. Todo es una cuestión de atmósfera’. Tuvimos que adaptarnos a la manera de trabajar de cada uno porque ambas formas de trabajar eran absolutamente relevantes y necesitábamos de esos atributos para poder superar la experiencia [del rodaje]. La verdad es que aprendimos mucho el uno del otro”.
“Kate aportó un alto grado de profundidad y honestidad a las emociones que Alex está experimentando”, añade Elba. “Kate es muy analítica en relación al texto y al guión, y ambos pasamos mucho tiempo desmenuzándolo hasta el más mínimo detalle para hacer que sonara realmente sincero. Cuando tienes a dos actores interpretando personajes que pasan por algo que es extraordinariamente real —supervivencia, amor— es importante que realmente busques la verdad a la hora de interpretarlo porque el público puede ver eso a través de tu trabajo. Kate estaba muy vigilante y era muy honesta. Reveló mucho de sí misma para interpretar su papel. Ambos lo hicimos. Teníamos que hacerlo”.
ESCALANDO LA MONTAÑA...
Para rodar una historia cuya acción se desarrolla en la región montañosa más remota de los Estados Unidos —repleta de bellos pero peligrosos paisajes—, Abu-Assad insistió en que todas las secuencias exteriores de montaña fueran rodadas de manera que reflejaran las amenazantes condiciones de vida que Alex y Ben se ven obligados a soportar sin utilizar pantalla verde (croma). Eso implicaba encontrar una localización accesible para el rodaje que lo tuviera todo, las mismas imponentes cimas montañosas y los profundos e impertérritos mantos de nieve que esperan a los viajeros, así como reclutar a un equipo tras las cámaras que no se sintiera intimidado por trabajar en condiciones tan inhóspitas.
“La película es bastante simple cuando piensas en ella; son únicamente dos personas y un perro en una montaña”, dice Ready. “Y, sin embargo, es extraordinariamente compleja en términos de producción y en cómo lograr hacer una película que tiene lugar en estos entornos tan extremos. La autenticidad era un objetivo muy importante para nosotros; la autenticidad del entorno contribuye a la autenticidad de las interpretaciones. Lo mismo me da que me da lo mismo”.
El equipo de producción de LA MONTAÑA ENTRE NOSOTROS aterrizó en la pintoresca comunidad de Invermere, en la cordillera de las Montañas Purcell, ubicadas en el sudeste de Columbia Británica, Canadá, que tenían precisamente la mezcla idónea de vistas extraordinarias e inclemente territorio que se requerían para dar credibilidad y autenticidad a la película. No obstante, antes de partir a un lugar tan remoto, Abu-Assad y su equipo —incluyendo el director de fotografía Mandy Walker, el diseñador de producción Patrice Vermette y la diseñadora de vestuario Renée Ehrlich Kalfus— representaron una de las escenas más impactantes del filme en unos estudios de Vancouver.
Para simular el terrible accidente de avión al que Alex y Ben logran sobrevivir, el equipo de producción fabricó una réplica del fuselaje, que después se montó sobre un cardán y se adaptó para movimientos de cámara complejos y poco habituales. El propio fuselaje era un conjunto completamente compacto, sin paredes laterales extraíbles; para acceder al interior, los actores tenían que entrar por una pequeña ventana lateral de la avioneta.
La secuencia del accidente, rodada en un travelling continuo, se logró colocando la cámara sobre un cable que penetraba desde el morro abierto de la aeronave. Guiada por control remoto, la cámara giraba 360 grados en movimientos coordinados para dar cobertura a la interpretación de los actores.
“Rodamos la escena en una sola toma tal y como Hany la había diseñado, y fue algo increíble”, afirma Bridges. “Nunca había hecho nada igual en mi vida. La cámara, colocada sobre un único cable, se movía de un lado para otro en el interior del avión. La sección de la parte frontal tenía que estar alejada para que la cámara pudiera cambiar de dirección y situarme yo en el asiento del piloto, y luego retrocedía para ubicar a Idris y Kate en la parte trasera del avión. El viento aúlla, el avión sufre sacudidas; y lo que me gustó sobre todo de esta toma fue que realmente necesitó del esfuerzo de todos para conseguirla”.
Aunque rodar la secuencia requería de una enorme precisión, Abu-Assad pensó que además era necesario crear en el espectador la sensación de estar atrapado en el interior del avión junto a Alex y Ben. “Se nos ocurrió hacer la escena dentro del aeroplano en una sola toma porque, cuando montamos las secuencias, el público se siente manipulado y no parte de la acción”, dice el director. “Rodándola en una única secuencia continua, los espectadores sienten que están a bordo del avión, sentados allí junto al resto de pasajeros. Pero, ¿cómo ejecutar la escena? Fue necesaria una inmensa fusión de tareas de ingeniería, de actores y de dirección. La cámara se tenía que mover con fluidez sin molestar a los actores. No fue nada fácil”.
Tan difícil como fue representar el accidente, pareció sencillo en comparación con los retos que esperaban al equipo de producción cuando llegaron a las Montañas Purcell en enero de 2016. Ubicadas en el lado oeste de la Trinchera de las Montañas Rocosas, las cumbres de las Purcell superan los 3.000 metros de altitud. Las áreas más altas de la zona alpina sólo eran accesibles mediante tres helicópteros Bell, especialmente diseñados y equipados para operar en altitudes elevadas.
Los equipos de seguridad se mantenían en constante vigilancia ante amenazas o peligros de la naturaleza como las avalanchas, y los repentinos cambios climáticos eran otro riesgo muy real. Si el tiempo cambiara bruscamente a peor, sin previo aviso, los helicópteros podrían no tener tiempo para volar desde el gran campo de aterrizaje donde estaban estacionados hasta las remotas localizaciones para transportar a actores y equipo, bajarlos de la montaña y devolverlos a terrenos menos elevados. La producción instaló refugios y equipos de supervivencia en todas las localizaciones para proporcionar a los potencialmente dejados atrás en la montaña un lugar seguro donde resguardarse de una tormenta.
En un exceso de precaución, sólo Winslet, Elba y el equipo imprescindible volaban hasta las áreas más elevadas, donde, además del frío, la menor densidad del aire de alta altitud hacía el trabajo mucho más exigente físicamente. Incluso respirar a tales alturas de vértigo representaba un serio desafío para los actores y el mínimo equipo indispensable.
“Nunca había hecho nada ni siquiera parecido a esto en términos de altitud”, señala Winslet. “Correr a esa altura es una absoluta agonía. Parece que te arde el pecho. Yo soy una persona fuerte y estoy en forma, pero aquello era una cosa para la que no estaba preparada en absoluto. Cuando estás a esa altura, utilizas mucha más energía simplemente para respirar. Todo era verdaderamente nuevo para mí, cómo mantenernos calientes, cómo cuidarnos unos a otros, cómo alimentarte adecuadamente, mantenerte hidratada, todo ese tipo de cosas. Era la propia supervivencia”.
La directora de fotografía Mandy Walker (El viaje de tu vida, Australia) no era ajena a rodar en entornos exigentes, y su ingenio no conocía límites a la hora de planificar tomas en terrenos invernales: en un momento dado, acopló una cámara sobre un trineo hecho de tablas de snowboard para lograr la imagen perfecta para Abu-Assad.
Aun así, el cortante frío representó una serie de desafíos solamente en términos del propio equipo de filmación; las cámaras tenían que guardarse en un camión climatizado para evitar que las baterías se congelaran, por ejemplo.
La planificación era fundamental. “Una vez que estábamos en lo alto de la montaña, no podíamos volver abajo”, dice Walker. “Así que cogíamos todos nuestros objetivos y operábamos con dos cámaras a la vez. En el caso de algunas localizaciones, subimos el equipo unos días antes y lo dejamos allí, de manera que teníamos cosas esperándonos. Asimismo, embalamos equipo en las cajas más pequeñas posibles para llevarlo a la montaña y traerlo vía helicóptero lo más rápido posible”.
Las condiciones extremas le desviaron bien poco a Abu-Assad de su pretensión de filmar un espectáculo cinematográfico deslumbrante; a pesar del despiadado clima, Hany aún deseaba capturar planos panorámicos y majestuosos, de nuevo, sin depender de la pantalla verde o de trucos digitales. Walker incluso solicitó a Panavision un objetivo personalizado para rodar ciertas escenas. “Para Hany, la cámara lo es todo a la hora de contar historias”, indica Walker. “Nosotros no hacemos muchos cortes e insertos; no es una película con cámara en mano. Intentamos conseguir el plano que cuente al público qué está pasando para los personajes en ese momento. Nos movemos de la misma forma que ellos se mueven y tratamos de estar en sincronía con su viaje”.
En algunos casos, el hecho de caminar junto a Alex y Ben creaba en sí mismo un conjunto de problemas. “A veces, solamente podíamos hacer una o dos tomas porque, una vez que los personajes dejaban sus huellas sobre el terreno, nosotros no podíamos volver a recorrer la misma superficie”, señala Walker.
Asimismo, el diseñador de producción Patrice Vermette (La llegada, La reina Victoria), nominado en dos ocasiones al Premio de la Academia, tuvo que tomar previamente precauciones para crear los sets necesarios para realizar las escenas de montaña. El equipo de Vermette construyó el avión en Vancouver y luego supervisó su transporte a la zona montañosa. El fuselaje, incluyendo parte de un ala y el motor, fue llevado en helicóptero hasta su lugar de descanso, situado a más de 2.700 metros de altitud. La sección de la cola, que sale disparada en el accidente, fue colocada a 2.900 metros de altitud, en el borde del glaciar Delphine.
Cada pieza del avión fue pesada para que cuando llegara el momento de aerotransportarla en la posición requerida, los pilotos del helicóptero, que llevaban por el aire los elementos construidos para montar los sets, supieran exactamente cuántos podían llevar en cualquier viaje con seguridad.
Dado que los aviones están construidos con materiales muy ligeros y las rachas de viento en zonas de alta montaña pueden ser extremadamente poderosas, había preocupación por que las piezas pudieran salir volando una vez que estuvieran colocadas en su lugar en las montañas. Con el fin de fijarlas firmemente al terreno, las piezas se fabricaron sobre grandes placas de acero de, aproximadamente, 10x20 centímetros, que se enterraron en la nieve. Aun así, el viento hizo volar una pieza de la sección de la cola lejos de la montaña, y ya nunca fue recuperada. Con el tiempo más bien escaso, una segunda sección de la cola tuvo que ser construida, pintada, avejentada y desgastada en los estudios de Vancouver, y posteriormente fue conducida hasta las montañas para ser aerotransportada y anclada en su sitio.
Para vestir aún más el área contigua a la sección de la cola, se fabricaron seis rocas con espuma de, aproximadamente, 3x1 metros, que se transportaron en helicóptero, y se adhirieron a grandes láminas horizontales de madera, posteriormente enterradas en la nieve. La Madre Naturaleza añadió el aderezo definitivo con más nieve todavía.
Otros escenarios de montaña fundamentales, como un refugio hecho a partir de restos del tronco de un árbol y la entrada a una nevada cueva con forma de bóveda, fueron construidos alrededor del perímetro del sitio base del equipo de producción, ubicado en una meseta cercana conocida como Horsethief Creek, donde remolques, camiones de equipo, generadores, unidades móviles y todos los vehículos de transporte estaban estacionados. Esta área actuaba esencialmente como un set de rodaje de exteriores, pues permitía a Abu-Assad seguir rodando en caso de que las localizaciones de montaña reales fueran inaccesibles.
El equipo de diseño empezó sus preparativos en noviembre, antes de que el terreno se congelara. La construcción más grande fue una destartalada cabaña donde los protagonistas se refugian tras sufrir Alex una aterradora caída y atravesar el hielo, cayéndose en las gélidas aguas. “La idea en cuanto a la cabaña era crear algo que pareciera fantasmal, efímero”, dice la directora artística Cheryl Marion. “Está ahí, pero, a menos que realmente la estés buscando, no la ves. Cuando Ben la vislumbra por primera vez, verdaderamente no es evidente que esté ahí. Y de eso se trata precisamente; que produzca esa sensación fantasmagórica”.
Al igual que el fuselaje y la cola del avión, la cabaña se construyó en los estudios de Vancouver y viajó en camión más de 800 kilómetros, a veces, en invernales y peligrosas condiciones de conducción, hasta Horsethief Creek. Allí, en el transcurso de ocho días, fue reconstruida sobre un vasto campo abierto, y después se avejentó para dar la apariencia de llevar mucho tiempo abandonada. El equipo de producción responsable de la vegetación regresó a la zona a principios de diciembre, para plantar sauces y árboles más grandes con el fin de crear un dramático telón de fondo para la escena.
Cuando el elenco y el equipo técnico llegaron, a primeros de enero de 2016, para empezar el rodaje, parecía como si los sets hubieran formado parte del paisaje durante muchos años.
“Desde el principio, Hany, Mandy y yo queríamos capturar la autenticidad del paisaje; sin utilizar la pantalla verde, porque yo creo que actualmente hay tantas películas realizadas con croma que los ojos de los espectadores son capaces de advertir cuándo algo es real o cuándo no”, dice Vermette. “Queríamos tener la luz real, los verdaderos paisajes, el auténtico precipicio. Sí, es verdad, es mucho más difícil para producción ir por ese camino. Pero me parece que todo el mundo estaba extraordinariamente orgulloso de lo que se lograba cada día”.
La productora ejecutiva Becki Cross Trujillo se encargó de gestionar muchos de los problemas de logística, consultando con los pilotos de los helicópteros y el responsable de localizaciones Robin Mounsey para determinar si era seguro rodar en un día concreto. Si obtenía vía libre, Trujillo viajaba hasta la localización de ese día junto a Abu-Assad, Walker, Mounsey y el primer asistente de dirección Paul Barry, para garantizar que los actores y el resto del necesario equipo técnico, así como el equipamiento, eran capaces de llegar al set desde Horsethief Creek.
“Si fuera posible, nos dejarían caer sobre la montaña y con radio para conectar con los de abajo”, dice Trujillo. “Todos los que están sobre el terreno empezarían a movilizarse para tener preparado todo el equipo y demás materiales y subirlo en los otros dos helicópteros. Nunca llegamos hasta el límite de intentar subir a la montaña cuando los pilotos y el responsable de localizaciones tenían dudas al respecto. Ellos soportaban esa carga, y nosotros confiábamos en ellos porque queríamos que todo el mundo estuviera seguro”.
Además de proteger a reparto, equipo técnico y equipamiento de las glaciales condiciones climáticas, Trujillo también estaba encargada de cuidar a un miembro canino del reparto, Raleigh, que interpreta al otro superviviente del accidente aéreo, el perro del piloto. “Raleigh llevaba puesta una desgastada chaqueta humana”, señala Trujillo. “Aprendió a llevar gafas de protección. Le pusimos parafina en las patas para protegerlas del frío, y lo manteníamos calzado. Aprendió a entrar y salir del helicóptero, y teníamos una almohadilla de poliestireno expandido donde lo colocábamos y él se echaba, de manera que no estaba en contacto con el hielo. Fue todo un proceso de aprendizaje para él; afortunadamente, era un perro maravilloso y muy tranquilo. Podíamos lanzarle bufandas y sombreros, y a Raleigh le parecía bien”.
El intenso frío se mostró implacable y cruel. Durante la primera semana de rodaje en localización hubo una inusual inversión térmica, siendo las temperaturas en el valle más frías que las de la zona alpina. Las temperaturas bajo cero provocaban que se congelaran o rompieran los motores de los camiones, los generadores, el equipo de cámara y otros materiales. Se hacinaron fardos de heno alrededor de todos los camiones, caravanas y remolques, para mantener el calor de su interior. La congelación era una gran preocupación. En total, la producción de LA MONTAÑA ENTRE NOSOTROS estuvo 18 días en territorio hostil.
“La verdad es que hacía un frío verdaderamente polar”, dice Winslet. “De hecho, hubo un día en la montaña en el que cada cosa que rodábamos lo hacíamos en una sola toma debido al condenado frío que teníamos que soportar. Incluso quitarte los guantes durante dos segundos era algo atroz”.
La diseñadora de vestuario Renée Ehrlich Kalfus era consciente de las severas condiciones climáticas a las que el reparto se iba a exponer durante todo el tiempo que estuviera rodando en la montaña, e hizo lo que pudo para mitigar la incomodidad de los actores. “La verdad es que no se quejaron del frío”, señala. “Tenían calentadores, calcetines eléctricos, guantes calefactables con batería, pero sus rostros sí que estaban expuestos”.
Tal y como va vestido, en moderno estilo urbano, Ben está particularmente mal preparado para las gélidas temperaturas y el accidentado terreno. “Ben va muy elegante con su abrigo de cachemir y sus botines de cuero”, indica Kalfus. Sin embargo, Walter, el malogrado piloto, estaba mucho mejor equipado para climas que congelan hasta los huesos. “Como el piloto fallece, Ben se pone su ropa”, dice Kalfus. “Así que Idris, de hecho, actúa llevando el vestuario de otra persona durante gran parte de la película, lo cual era algo muy interesante que, como actor, Idris tenía que tener en cuenta. Porque el vestuario define quién es realmente el personaje”.
Para Kalfus, el principal reto era crear un vestuario que no sólo expresara la identidad de los personajes —Alex es una competente fotoperiodista, y Ben, un pudiente neurocirujano—, sino que también mantuviera el interés visual a lo largo de todo el filme. “Tenía que crear un aspecto tan original que por sí mismo pudiera sostenerse en pantalla durante la mayor parte de la película”, señala Kalfus. “Me centré en añadir mucha textura y color, así como enmarcar rostros y siluetas, y proporcionarles a ambos un aspecto clásico que a nosotros, al igual que al público, no nos aburriera”.
Finalmente, el rodaje en la montaña requirió flexibilidad por parte de todos los departamentos, así como hacer frente a las demandas de condiciones y horarios siempre cambiantes, sabiendo que cada día únicamente tenía seis horas aprovechables de luz diurna. “La verdad es que no fue fácil en absoluto”, dice Abu-Assad. “Muchas veces, miraba al equipo y me parecía que estábamos todos locos. ¿Por qué estamos haciendo esto? Pero luego lo hicimos, y yo estoy muy contento. Estoy orgulloso de que hayamos podido hacerlo de esta forma”.
Los miembros del reparto y del equipo se sintieron muy satisfechos por lo que lograron hacer durante su estancia en las Montañas Purcell; brindando interpretaciones extraordinarias en un lugar tremendo e imponente y, asimismo, la enorme e impresionante grandeza del paisaje. A pesar de las dificultades físicas, Elba se apresuró a señalar que, “Estas montañas son muy hermosas, las vistas parecen no acabar nunca, y te sientes muy especial. Yo me sentí un privilegiado por ser capaz de hacer esta película y contemplar estas vistas que probablemente muchos seres humanos no llegarán a ver nunca en la vida real”.
Chernin señala, “Desde el principio, pensamos que esta película tenía que ser extraordinaria. Tenía que estar en la escala y la dimensión del tipo de películas que muy raramente se hacen hoy en día. Ésta es una película sobre supervivencia. Ésta es una película sobre unas personas que se ven arrojadas a los límites de la tolerancia y la resistencia humanas. Todo lo que han tenido que soportar es extraordinario”.