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LA PRODUCCIÓN...
   No muchos guiones han tenido su génesis durante una semana de orientación universitaria. Pero así es exactamente como comenzó la guerra. El primer día de Michael Mitnicken en la Escuela de Drama de la Universidad de Yale se le dio una tarea simple: llevar una idea de historia a la clase. "Mi mente volvió a un póster de las computadoras de Apple de Thomas Edison que tenía en la pared de mi dormitorio durante la infancia", recuerda, y agrega con una risa: "Yo escogí ese póster principalmente porque pensé que Edison parecía un científico loco". Esa primera noche en New Haven, se puso a trabajar investigando al famoso inventor. Rápidamente descubrió que había mucho más en su historia que la invención de la bombilla. "Me tropecé con 'La guerra de las corrientes', una batalla épica entre Edison y el industrial George Westinghouse para determinar el estándar de electricidad del mundo", dice Mitnick. La historia tomó todo tipo de giros inesperados, trágicos y emocionantes. Hubo una campaña de desprestigio escurridizo, la invención secreta de la silla eléctrica, la muerte violenta de un hombre y el advenimiento de un talento científico único e inmigrante, Nikola Tesla. "Recuerdo haber pensado ¿Cómo no lo sabía?, se maravilla. Luego se convirtió en un proceso de diez años de escritura, primero como un musical y finalmente como una película".
  Su musical inicial contó con canciones como 'IBelieve' ("Edison intenta asustar a la multitud para que elija su electricidad zapping un caballo muerto con Westinghouse's generador", explica Mitnick de la letra). Tocó durante cuatro noches en el Black Box Theatre de Yaleen 2008. "Teníamos un caballo de cartón y el generador Westinghouse era un interruptor de metal que compré por un dólar de una ferretería de New Haven", dice. Con un presupuesto de 250 dólares, un verdadero generador de Westinghouse — o caballo — estaban fuera de la cuestión. Así trató de trasladar el espectáculo a los grandes alrededores del Manhattan Theatre Club en Nueva York, sólo para ser recibido con frustración. "El teatro no quería producirlo", dice, "y nadie más lo hizo". La historia parecía haber terminado allí. 
  A medida que su carrera como guionista despegó después de dejar Yale, su musical de 'La guerra de las corrientes' comenzó a coger polvo. Pero le regateó a su agente de cine recién contratado. "Me preguntó si alguna vez pensé en convertirla en una película", dice Mitnick. "Quería guardar las canciones, pero me fui y las escribí como un drama directo. Usé los lugares donde había canciones para profundizar en los personajes de [Edison] y [Westinghouse's]". De repente, había una posibilidad de convertir 'La guerra de las corrientes' en una película.

  El primer borrador de Mitnick comenzó a completarse. Salieron las canciones; Entró en una inmersión profunda en estas figuras famosas, pero muy incomprendidas. "Tuve un largo período de investigación", recuerda, "revisando archivos, periódicos, fuentes primarias". Los libros de referencia clave para sus dos personajes principales, con Tesla y tres, fueron 'Thomas Alva Edison' de Francis Jones, 'A La vida de George Westinghouse 'de Henry G. Prout, y la propia autobiografía de Tesla,' Mis inventos '. Tres libros de un empleado de Edison que se llamaba Francis Jehl, "Menlo Park Reminisces", ofrecían ideas valiosas, aunque partidistas, de la vida en Menlo Park. Todos fueron a la olla. Mitnick también recorrió los extensos cuadernos y diarios de Edison, realizó visitas a la Biblioteca del Congreso y al museo de historia de Pittsburgh, y solicitó la ayuda del eminente historiador de Edison Paul Israel. Como era de esperar, tal vez, el primer borrador se registró en un considerable 168 páginas. "Fue a todas partes", recuerda.
   Había más de 60 borradores en total, el guión de 'La guerra de las corrientes' llegó a la prestigiosa Black List, el depósito de guiones no calificados de Hollywood. Fue recogido rápidamente, inicialmente por el cineasta ruso Timur Bekmambetov, antes de llegar a manos del director estadounidense Alfonso Gómez-Rejón. Recién llegado de dirigir a la muy querida 'Me And Earl And The Dying Girl', el director estadounidense se encontraba en una encrucijada en ese momento. "Tenía opciones y eso puede ser muy confuso y molesto", dice. "No quería perderme". Gómez-Rejón no se conectó de inmediato con el guión, hasta que su agente le sugirió que leyera otra vez. "Había más de lo que había visto", recuerda el director. "Esta idea de la naturaleza del éxito y qué tan lejos llegaría un hombre para ganar, y qué tan lejos llegarás para ser recordado".
  Su imaginación también se avivó por el contraste en cómo sus figuras centrales se acercaban a sus vidas. "Uno, Westinghouse, al permanecer en el anonimato y dejar el mundo en un lugar mejor", explica, "y el otro, Edison, [era] consciente de su propia iconografía. Perdió la Guerra de las Corrientes, pero es el que más recordamos. Sacó a relucir cuestiones de ego versus humildad. Vi mucho a mi padre en Westinghouse, [y luego] comencé a ver qué podía ser ”.
  Hubo una progresión temática de 'Me And Earl And The Dying Girl' que también tuvo un tirón. "Earl fue un intento de entender la pérdida", agrega, "y 'La guerra de las corrientes' miró más allá de eso. Un sentimiento de renacimiento a través de la creatividad, la espontaneidad, la invención. Un amor por hacer cosas y la oportunidad de explorar la verdadera naturaleza de ganar". Edison sería derrotado por su rival y roto por una gran pérdida, pero no se desanimará. Continuaría ayudando a inventar el negocio del cine, por un lado.
  "Puede parecer una historia fría y despiadada sobre la ciencia y la ambición en la superficie", dice Mitnick, "pero las emociones son tan profundas".

APAGANDO EL INTERRUPTOR ...
  El guionista recuerda su primer encuentro con el director de 'La guerra de las corrientes", Alfonso Gómez-Rejón. “Estaba en un bar de Manhattan”, recuerda, “y hablamos sobre lo que nos atrajo a cada uno de nosotros a la historia. Una de las cosas era que estas personas estaban cambiando el mundo a los cuarenta años. Pensamos en Thomas Edison como este tipo de Benjamin Franklin de pelo blanco que "inventó" la bombilla. Lo que estos muchachos [realmente] inventaron fue la idea de no jugar según las reglas ”.
  Las reglas tampoco estaban en el libro de jugadas de Gomez-Rejon. En lugar de una película frenética al estilo Masterpiece Theatre, o adoptar un enfoque pictórico de Merchant Ivory, quería exaltar la historia con energía y aportar un espíritu moderno a su narración. "Me encanta Merchant Ivory. The Remains Of The Day es una de mis películas favoritas. Simplemente no pensé que fuera lo que necesitaba esta película", dice. "Estos hombres son futuristas y quería que estuviera en sintonía con la espontaneidad de sus ideas".
  "La razón por la que amamos a Alfonso por la película", dice el productor Basil Iwanyk, "aparte de eso, necesitábamos que fuera emocional y Me And Earl And The Dying Girl es muy emotiva, es que esta es una película muy estadounidense. Quería que se sintiera como una película estadounidense, no como una [pieza de época] al estilo de la BBC. Es un protegido de Scorsese y, al igual que Scorsese, juega con el [medio], ya sea donde pone la cámara, los montajes, la música ... solo quiere que se sienta animado, divertido y visual ".
  Gómez-Rejón se inspiró en los tumultuosos cambios de finales del siglo XIX. "Todo lo que estaba sucediendo en el mundo en ese momento - arte, música - estaba evolucionando rápidamente", dice. "Sentí que si podía capturar esa energía, entonces quizás esto podría ser decente".  
  Como señala Iwanyk, también tenía inspiraciones modernas. "Alfonso se conectó con él en un nivel muy rock 'n' roll", explica. "Vio esta película como Mick Jagger y David Bowie, o Steve Jobs y Elon Musk, yendo cara a cara".
  Gomez-Rejon armó un libro de aspecto para compartir el lenguaje visual de la película que quería hacer. "Estaba lleno de vida y color", dice sobre la guía de referencia. "No fue una sepia en blanco y negro. Había muy pocas referencias cinematográficas. Todo volvió al rock and roll: películas de conciertos como Gimme Shelter, D. A. Pennebaker, ese era el ambiente ".
  "Lo que Alfonso me dijo que siempre pensé que era interesante era que no se trataba de una película sobre el pasado, sino sobre el futuro", agrega el hombre que interpreta a George Westinghouse, Michael Shannon. "Pensé que era una forma realmente genial de verlo".

LUCES, CAMARA, ACCION…
  Al asociarse con su director de fotografía en 'Me and Earl And The Dying Girl', Chung Chung-hoon, Gómez-Rejon se propuso inyectar energía en el período. Disparando con una Alexa XT Plus, DP y el director pronto volvieron a sus viejos ritmos. "Ya no necesitamos hablar mucho en el set", dice Chung. "Nos entendemos sin decir mucho".
  Los resultados fueron dinámicos y originales. "La cinematografía y la puesta en escena del drama de Alfonso y Chung se sintieron increíblemente frescas", entusiasma Benedict Cumberbatch (Thomas Edison). "Muy, muy raramente era el maestro y el primer plano". Sus sartenes, zooms, disparos y disparos de grúas estaban al servicio de la historia. "Obtuvo el corazón palpitante de cada uno de estos personajes", agrega el actor.
  "Alfonso siempre estaba empujando los límites en la forma en que usaba la cámara", dice Tuppence Middleton (Mary Edison), "así que cada día fue realmente educativo para mí". Iba a mirar los días en que no estaba filmando ".
  El guionista Michael Mitnick tuvo un zumbido similar al ver su historia desarrollarse. "Fue emocionante", dice. "Tomó estos tres personajes que había escrito (la historia se desarrolla principalmente entre 1886 y 1893) y los filmó como si estuviéramos siguiendo a David Bowie o Mick Jagger. Fue un enfoque tan agresivo y genial ".
  Con los dos personajes principales separados durante la mayor parte de la película, el rodaje se dividió lógicamente en dos partes. "Básicamente, filmé dos películas", dice Gómez-Rejón. "Fue muy difícil para la tripulación porque entraste en ritmo, y de la noche a la mañana es un elenco diferente, un escenario diferente, un todo diferente. Pero fue revitalizante ".

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