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ENTREVISTA A LA DIRECTORA...
Al igual que The Architect, su primera película, The Audition es el resultado de su colaboración con Daphne Charizani. ¿Investigó mucho para conseguir captar ese mundo con semejante precisión?...
Daphne y yo hemos tocado el chelo y el violín respectivamente durante muchos años y también formábamos parte de una orquesta, de modo que ese mundo y su régimen de ensayo, a menudo terrible, nos eran muy familiares. Nos propusimos describir ese proceso, el trabajo que hay detrás de la música. Posteriormente, cuando estaba buscando institutos de educación secundaria con un programa de música, conocí a Ilja, que interpreta al alumno de violín de Anna. Pasé mucho tiempo con él en su vida diaria antes del rodaje.
Anna es profesora de violín y madre. ¿Son sus elevados raseros y su duro juicio respecto a su propio hijo el origen y el epicentro del drama?...
El origen es su búsqueda de lo absoluto y su inflexibilidad hacia sí misma.
Aparte de su complejo de inferioridad. Desde muy pequeña, no ve en los halagos más que críticas ocultas.
Tratamos de captar el conflicto interno y la inseguridad de una mujer. Cuando pones todo en duda, cuando estableces elevados raseros para ti misma pero a la vez te invade el miedo al fracaso, te haces muy vulnerable porque sabes que nadie puede liberarte de la duda. La convicción de Anna de que la música siempre es lo primero, de que es una lucha constante, de que nada puede llegar nunca a ser lo suficientemente bueno, la somete a una enorme presión.
Esa presión aumenta cuando su participación en el quinteto no sale bien, y en ese momento le exige a su alumno aún más excelencia. Para ella, todo gira en torno al chico pero, a fin de cuentas, también se trata de sí misma.
Se percibe entre líneas una experiencia de vida considerable: la película no disecciona la complejidad de las relaciones. Por ejemplo, muestra la aventura de Anna prácticamente de pasada. ¿Cómo se decantó por ese abordaje narrativo?...
Tiene una aventura que parece solo mostrarse de pasada. Lo más probable es que su marido sea conocedor de que existe, pero entre ellos hay una
verdadera cercanía y calidez. No quería erigirme en juez.
De la misma manera, la relación de Anna con su padre solo se esboza...
Se percibe el dolor en esa relación y podemos imaginar que no tuvo una infancia fácil y que hubo sufrimiento causado por su padre.
Como madre, ¿reproduce Anna el comportamiento al que tuvo que enfrentarse de niña?...
Sí y no. Lucha contra eso. Le transmite tanto a su hijo como a su alumno la presión que ella siente. Desde ese punto de vista, se hace culpable, y lo sabe.
¿Por qué Anna no se percata del sufrimiento y los celos de su propio hijo?...
Lo percibe y lo reprime a pesar de la elevada sensibilidad que tiene y de su capacidad para percibir los matices de tono. Le impone a su hijo la presión por la excelencia que ella misma siente.
Su marido, el padre de su hijo, es una figura extremadamente benevolente. ¿Puede decirnos algo sobre él?...
El afecto del padre por su hijo, al contrario que el de Anna, no está condicionado. Le deja a su hijo libertad para elegir. Con Anna se comporta de la misma forma. Ve sus problemas pero no interviene, porque cada persona debe escoger su propia vida. La compulsión y la coartación no son su estilo.
La apoya. Y percibe el peligro que se cierne sobre la familia. Simon Abkarian consiguió captar magníficamente las distintas facetas del personaje.
¿Podemos ver la intransigencia de Anna y su ira por la interpretación y la postura de su alumno como una lucha consigo misma? ¿Una lucha contra sus miedos, fracasos y limitaciones?...
Sí, Anna pelea por sobreponerse a sus temores.
¿Cómo abordó el personaje y sus contradicciones internas con Nina Hoss?...
Todos los días he estado deseando ponerme a trabajar con ella. Ha interpretado a este personaje tan ambivalente con gran empatía. Logró interpretar al violín de forma admirable las piezas musicales, de gran complejidad.
¿Cómo trabajó con los demás actores? ¿Cuánta libertad se otorga a sí misma en el rodaje?...
Me llevó tiempo encontrar a los actores adecuados para que interpretaran al amante y al marido. Naturalmente conocía el trabajo de Simon Abkarian y de Jens Albinus, pero cuando conocí a Simon en París y a Jens en Copenhague, resultó obvio de forma inmediata lo fantástico que sería trabajar juntos. La libertad en el rodaje venía de la confianza, de la comprensión mutua de cómo llevar la escena a donde debía llegar.
¿Se debe la confianza que siente en parte a ser usted misma actriz?...
No lo creo. Conozco los trucos del oficio, por supuesto, las técnicas que se utilizan en ciertas situaciones. Y también sé lo valiente y comprometido que hay que ser para permitirse llegar a ciertas situaciones.
¿Lo describiría como una búsqueda de la verdad?...
Naturalmente vamos en busca del quid, del meollo de una escena. Tratamos de alcanzar la esencia. Y ese proceso continuó en la edición, con Hansjörg Weissbrich. Seguimos tratando de reducirlo hasta llegar al núcleo.
¿Cómo escogió las piezas que se interpretan en la película?...
El Presto de Bach, que el alumno practica, y la Chacona de Bach son piezas que todo violinista toca en algún momento. Se escogieron en la fase inicial de la película, no como el concierto que toca la orquesta de la escuela al final de la película. Buscaba una pieza que no fuera un comentario sobre el final de la película. La canción que canta Simon Abkarian al principio, Le Temps des Cerises, era un himno de la Comuna de París. Hay una versión alemana de Wolf Biermann que me parecía muy conmovedora. Muy al inicio del proceso de edición se decidió incluir los cortes repentinos de las piezas musicales, y que establecieran el ritmo de toda la película.
The Audition es su segundo largometraje después de The Architect. Con el productor Felix von Boehm y la Directora de Fotografía Judith Kaufmann, también rodó un documental acerca de la Neue Nationalgalerie...
Así es, Felix von Boehm ha sido un colaborador muy cercano y de gran confianza en ambas películas. Judith Kaufmann tiene una visión precisa y poética que se transmite en todo su trabajo. Sucede lo mismo con Susanne Hopf, nuestra diseñadora de producción.
¿Diría que el modelo de familia y el modelo educativo que se describen en la película tienen una cierta dimensión alemana? ¿Cuestiona la película la Alemania de hoy en relación con el pasado alemán?...
Naturalmente una sociedad es conformada por su propia historia y desarrolla un cierto código de conducta. Cada familia reacciona a su manera específica. Sin embargo, la presión que se ejerce en la formación musical temprana y el duro entrenamiento, que también se observa en el deporte, no son un fenómeno exclusivamente alemán.
¿Diría que se trata de una visión femenina?...
No lo sé. Diría más bien que es empática.