INFORMACIÓN EXCLUSIVA
ENTREVISTA AL DIRECTOR...
De nuevo, como ya pasó en tu anterior película RAMS (EL VALLE DE LOS CARNEROS) muestras zonas remotas, con vidas que giran en torno a las granjas y sus animales. Pero en esta ocasión, el alcance es mucho mayor...
Si, en mi primera película me centraba en dos hermanos distanciados. Era una historia familiar. Pero ORO BLANCO es más social. Muestra la realidad política de una región muy específica
a través del personaje de Inga, una mujer que ha perdido a su marido y que decide luchar contra la corrupción que la explota a ella y a su comunidad.
En el noroeste de Islandia está ese lugar llamado Skagafjörður. Ahí es donde encontramos la única cooperativa que sigue existiendo en el país. Formó parte de un movimiento que comenzó en el siglo XIX pero es la única que sobrevive (el resto fueron cerrando en los años 90). Esta cooperativa es dueña de todo, incluso del periódico local. Recuerda un poco a esas sociedades herméticas, como por ejemplo la Unión Soviética, que lo sostienen todo desde su poderosa estructura, como si de un pulpo gigante se tratara.
También creo que mi película habla sobre la sociedad islandesa en general. Somos pequeños por lo que tendemos a monopolizar. Hay unos pocos que controlan las cosas y los demás simplemente son explotados.
Inga no se presenta ante nosotros como la típica activista. Esto hace que su decisión de rebelarse nos sorprenda aún más...
Inga es una islandesa normal y corriente. Ella no es la típica que va de un sitio a otro diciendo “soy una rebelde” sino que es una mujer tranquila. La agricultura en Islandia está dominada por los hombres aunque cada vez hay más mujeres que trabajan en la gestión de sus granjas. También hay hombres que aún les cuesta aceptar que sea así. Me interesaba este conflicto pero también me inspiró el debate general del rol de las mujeres en las películas. Por tanto, esta podría ser una segunda capa de la historia: una mujer que encuentra su lugar en una sociedad machista. Al fin y al cabo, los directores de la cooperativa y la mayoría de los oponentes de Inga son hombres.
En la película se repite continuamente que su marido era el que en realidad quería continuar trabajando en la granja. Entonces ¿por qué su lucha?...
Esto queda abierto a la interpretación de cada uno pero, realmente, ella quiere de alguna manera cobrarse por lo que le pasó a él. O quizás asegurarse de que no le sucederá a nadie más. Cuando la gente sufre abusos, se pronuncian porque no quieren que otros caigan en lo mismo. Ella está arruinada y se ha quedado sola así que no tiene nada que perder. Si quiere puede abandonar y marcharse sin hacer nada. Conozco muchas parejas como Inga y Reynir que viven en el campo. Se quieren pero se sienten atrapados. Están endeudados, trabajan 24 horas al día,
7 días a la semana, y no han cogido vacaciones desde hace años. Ésta es una realidad muy común en Islandia. Inga está aún viviendo allí porque claramente ama a su marido. Si no fuera así,
haría tiempo que se habría marchado. Pero cuando le pierde, tiene la oportunidad de reconsiderar la situación.
¿Cómo querías mostrar la cooperativa? Fácilmente se nos puede presentar como una organización tenebrosa sacada de una novela de John Grisham...
No quería convertirlos en los típicos “malos”. En cada historia siempre hay dos versiones y creo que ORO BLANCO lo muestra bastante bien, incluso aunque naturalmente simpaticemos más con Inga. Quizás es solo por el tipo de cineasta que soy. Los malos siempre tienen alguna justificación y siempre pelean por alguna causa. Quise mostrar que son humanos así que les dí permiso para hablar. Si esta película se hubiese rodado en otro país, puedo fácilmente imaginar que estos tipos estarían rodeados de pistolas
y guardaespaldas. Pero en Islandia no tenemos armas así que amenazamos a la gente mediante mensajes de texto. No quería traicionar nuestra realidad y desviarme demasiado hacia una
historia de mafiosos. Aunque, pensándolo bien, conducen jeeps negros, sus oficinas son muy oscuras y normalmente hace mal tiempo cuando ellos aparecen en pantalla (risas).
Se ve algo de luz entre todas esas sombras pero aparecen relativamente tarde en la historia...
Solíamos decir que la película iba siguiendo el alma de Inga y recorría su vida interior hasta llegar a la última etapa. Todo empieza en invierno y ella claramente no es feliz (tienen deudas, luego viene el accidente...). Por ello, la película, efectivamente, comienza en la oscuridad y poco a poco se va haciendo más luminosa. Esto sucede porque ella también se va haciendo más fuerte con el paso del tiempo. Pero en general el estilo visual es similar al de RAMS (EL VALLE DE LOS CARNEROS), con tomas largas y planos abiertos y estáticos.
El estilo de vida que muestras, al igual que lo hacías en RAMS (EL VALLE DE LOS CARNEROS) es muy concreto ¿te interesa reflejar la soledad en la pantalla?...
Quizás así es mi experiencia con el campo islandés. Vives solo o con otra persona y la gente de tu alrededor están continuamente marchándose. Se mudan a la ciudad y esto genera aún más soledad. Me interesa mostrar los cambios en la Islandia rural.
Cuando era joven lo experimentaba de otra forma ya que entonces, en el campo, había más gente y más vida social. En definitiva, más cosas que hacer. Ahora ha cambiado mucho. Cuando oyes hablar en la película a Eyjólfur, el director de la cooperativa, habla de convertir el condado en el que viven en una zona de residencias de verano para turistas. Se refiere a este desarrollo atacando a las granjas tradicionales y dirigiéndose a las familias ricas de la ciudad que acudirían de vacaciones a la zona. En la mayoría de mis películas, quizás, este sea el tema principal: los viejos valores islandeses frente al capitalismo y la sociedad moderna.
En la cooperativa siempre hablan de “nuestro condado” haciendo que casi parezca una tierra misteriosa o una idea filosófica en lugar de una zona actual ¿crees que la idea de poner a toda la comunidad por delante de las necesidades individuales continúa viva?...
En el noroeste de Islandia todavía está muy presente. La gente habla de su condado como una especie de unidad independiente que no necesita ninguna ayuda de fuera. Esta gente incluso están en contra de la Unión Europea. Quieren que Islandia sea independiente
y evitan trabajar con instituciones de otros países. En la película, tienen miedo de las grandes cadenas empresariales de Reykjavik. La ideología es la misma pero mientras que en la mayoría de países estaríamos hablando de empresas privadas, aquí hablamos de cooperación y propiedad colectiva. En realidad sí, el hecho de hablar de “el condado” es una idea filosófica. Pero ahora ya nadie sabe qué hacer con él.