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SINOPSIS
Sammy Fabelman vive entregado al cine, un interés aplaudido y fomentado por su artística madre, Mitzi. Su padre, Burt, un prestigioso científico, apoya el trabajo de Sammy, pero lo considera una mera afición. A lo largo de los años, Sammy se convierte en un auténtico documentalista de las aventuras de su familia, así como en el director de unas producciones cinematográficas amateur cada vez más elaboradas, protagonizadas por sus hermanas y amigos. Ya con 16 años, Sammy es el principal observador y archivista de la historia de su gente, pero cuando su familia se muda al oeste, descubre una descorazonadora verdad sobre su madre que redefinirá la relación entre ambos y cambiará tanto su futuro como el de todo su núcleo familiar...
INTÉRPRETES
MICHELLE WILLIAMS, SETH ROGEN, PAUL DANO, GABRIEL LaBELLE, OAKES FEGLEY, GABRIEL BATEMAN, NICOLAS CANTU, JULIA BUTTERS, SAM RECHNER, JUDD HIRSCH, CHLOE EAST, ISABELLE KUSMAN, JEANNIE BERLIN, ROBIN BARTLETT, JONATHAN HADARY, COOPER DODSON, LANE FACTOR
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
LA HISTORIA...
En una carrera que se extiende a lo largo de cinco décadas, el director Steven Spielberg ha desarrollado una de las filmografías más populares, transformadoras y diversas de la historia, con títulos como Tiburón, E.T. el extraterrestre, En busca del arca perdida, Jurassic Park, La lista de Schindler y Munich. Y, en cada una de ellas, fueran excéntricas fantasías sobre encuentros con maravillas espectaculares o ajustes de cuentas morales con la historia de la humanidad, Spielberg ha compartido algo sobre sí mismo y su pasado. Después de regalarnos West Side Story, su primer musical, Spielberg vuelve con otro tipo de fábula sobre muchachos viviendo su infancia en Estados Unidos a mitad del siglo pasado y luchando por encontrar su lugar en el mundo; una historia de madurez basada en su propia experiencia que cuenta cómo comenzó su andadura como cineasta.
«La mayor parte de mis películas han sido un reflejo de cosas que me han pasado en mis años de formación», asegura Spielberg. «Cuando te involucras como cineasta en un proyecto, aunque sea con guion de otra persona, vas a volcar tu vida en celuloide, te guste o no. Es algo que ocurre sí o sí. Pero con LOS FABELMAN, lo importante no era la metáfora, sino el recuerdo».
Es una película, según nos cuenta, en la que lleva pensando mucho tiempo. Pero, pese a todo, no se planteó poner en marcha el proyecto hasta que empezó a forjar un vínculo más profundo con Tony Kushner, el dramaturgo y guionista cuya transformadora obra le ha valido un Premio Pulitzer, varios Premios Tony y Emmy, y nominaciones al Oscar®. A lo largo de 16 años de entrevistas intermitentes, intensas conversaciones y sesiones escribiendo que Spielberg califica medio en broma de «terapia», convirtieron las experiencias que marcaron su infancia en la ficción de LOS FABELMAN.
«No habría sido capaz de ser coautor de esta película sin alguien a quien de verdad admirase y adorase, alguien que me conociese tan bien y a quien amo y respeto absolutamente, y ese alguien era Tony Kushner», dice Spielberg. «Lo único que importaba era poder abrirme a alguien, soltar todo mi bagaje delante de una persona sin sentir vergüenza ni pudor ninguno».
Su colaboración comenzó con un «bang» o, más bien, esperando que sonara uno. En 2005, una noche de otoño en Malta a altas horas, mientras el equipo de Munich trabajaba cuidadosamente para preparar unos explosivos, Kushner decidió hacerle una pregunta a Spielberg a modo de pasatiempo. ¿Cuándo decidiste que querías ser director de cine? Su interés era genuino: Kushner —que cita Encuentros en la tercera fase como una de sus películas favoritas— se entregó a su primera colaboración con el director como un auténtico fan; de hecho, la aclamada y legendaria obra en dos partes de Kushner, Ángeles en América, incluye un audaz y divertido momento en el que el personaje principal contempla con asombro el descenso de un ángel y bromea diciendo: «Muy Steven Spielberg».
Pero Kushner no sospechaba hasta qué punto era personal su pregunta ni adónde conduciría la respuesta. «Me soltó: “Te diré un secreto”», confiesa Kushner, «y me contó la historia que, tiempo después, se convertiría en el núcleo de LOS FABELMAN».
El ovillo que Spielberg comenzó a deshacer aquella noche en el set de Munich data de 1952 cuando, con seis años, vio la película de Cecile B. DeMille El mayor espectáculo del mundo en el Fox Theater de Filadelfia, una experiencia que le inspiró tal fascinación que, en último término, le condujo a hacer sus propias películas. La cosa culminó en su adolescencia —invadido por una pasión por el cine en paulatino aumento— con otro encuentro que lo marcó: en esta ocasión con John Ford, el legendario director de La diligencia, Centauros en el desierto y El hombre que mató a Liberty Valance, quien realmente impulsó la carrera profesional de Spielberg con consejos profundos a la par que sencillos.
Y, entre estos dos hitos, Spielberg le habló a Kushner de sus padres, Arnold Spielberg, un diseñador informático pionero en su ámbito, y Leah Adler, una músico de talento, y cómo sus valores y personalidades (el padre, un técnico brillante, y la madre, una artista apasionada) forjaron su carácter y su identidad artística. Le describió el drama de la migración de su familia hacia el oeste durante su adolescencia, de Nueva Jersey a Arizona y a California, y compartió ese secreto, el motivo de la deriva del matrimonio de sus padres y de su eventual divorcio, y cómo el dolor y el aprendizaje procedentes de esa revelación han influido en su visión de la gente y en cómo cuenta las historias.
«A una edad muy temprana ocurrió algo que se refleja en la película y que me hizo dejar de ver a mi madre como progenitora y empezar a verla como una persona», dice Spielberg. «Creo que todos los chavales en cierto momento de su vida tienen esos instantes en los que se dan cuenta de que sus padres llevan siendo además personas toda su vida. Yo tuve esa epifanía con 16 años».
La primera reacción de Kushner al testimonio de Spielberg fue: «Eso es dinamita». Y la segunda: «Steven, ¡tienes que hacer una película sobre eso!». A lo que el cineasta le respondió: «Bueno, alguna vez lo he pensado».
Esta pausa en el rodaje de Munich marcó el tono del desarrollo de LOS FABELMAN, que siguió tomando forma durante descansos mientras trabajaba en otros proyectos a lo largo de muchos años. Tras Munich, Spielberg y Kushner comenzaron un proceso de siete años que culminó en el estreno de su segunda colaboración, Lincoln, en la gran pantalla. Pero, entretanto, siguieron manteniendo más conversaciones sobre los años de formación de Spielberg, ya con la intención de amasar material para un posible guion. Estas sesiones acabaron dando forma también a otro proyecto, una película inspirada en hechos ocurridos después de los reflejados en LOS FABELMAN. Decidieron reservar el material, en todo caso, para centrarse en su tercera colaboración oficial, West Side Story. Otro periodo de descanso los llevaría a retomar el trabajo de cribar los primeros recuerdos de Spielberg.
Spielberg no suele alargar los periodos de ensayo para sus películas, pero, durante la preproducción de West Side Story, se dio cuenta de que sus actores necesitarían al menos dos meses para aprenderse las canciones y la coreografía. Además, Kushner y Spielberg estaban algo estresados, porque les había costado alcanzar un acuerdo y dejarlo todo bien atado para su versión de un clásico monumental del cine y del teatro de Estados Unidos. Así, mientras los actores perfeccionaban sus voces y pasos, los dos amigos afianzaban su relación trabajando en LOS FABELMAN. «Fue un momento maravilloso de recuperar la calma tras West Side Story y reconectar de una manera profunda e importante», dice Kushner.
Tras acabar West Side Story, Spielberg sintió una motivación más profunda y urgente para acelerar el desarrollo de LOS FABELMAN. Su padre, Arnold Spielberg, murió en agosto de 2020 tras meses de una salud en declive (su madre, Leah Adler, había fallecido cuatro años antes). Y también llegó la pandemia. «Creo que, en 2020, nadie sabía cómo iba a ser la vida un año después», dice Spielberg. «A medida que la cosa iba empeorando, sentí que, si iba a dejar todo atrás, necesitaba dejar resuelto todo lo posible». Reuniéndose por Zoom, Spielberg compartió más recuerdos y Kushner tomó más notas. «Tony hacía las veces de una especie de terapeuta y yo era su paciente», dice Spielberg. «Hablaba mucho rato y Tony me iba guiando y ayudándome a lo largo de todo el proceso».
«Me sentía muy privilegiado de ser su confidente, con todo lo que estaba sacando a la luz», dice Kushner. «Steven estaba realmente de luto y creo que esta era su manera de procesar la pena y la pérdida. Pensé: “Aunque no saquemos nada en claro, esta experiencia es increíble”».
Pero sí que salió algo de todo aquello: 90 páginas de material; suficiente, según los cálculos de Kushner, para seis películas. «Cada vez que le mostraba una sección, me decía: “Ah, no te he contado cómo ocurrió esto”, y yo seguía añadiendo más material», nos cuenta Kushner. «Al final, acabé diciéndole que no podía contarme más cosas. ¡Ya no me cabían!».
Tras perfilar un esquema del guion en septiembre de 2020, Kushner y Spielberg comenzaron a escribir juntos el 2 de octubre, usando el modo de colaboración de Final Draft y trabajando tres días a la semana, cuatro horas al día. (Otros créditos como guionista de Spielberg incluyen Encuentros en la tercera fase y A.I. Inteligencia Artificial). Al convertir los hechos en ficción, las cronologías se condensaron, los detalles cambiaron y se tomaron diversas libertades. Spielberg puso nombre a los personajes que los representarían a él mismo (Sammy) y a su madre (Mitzi), padre (Burt) y hermanas (Reggie, Natalie, Lisa). El apellido Fabelman fue ocurrencia de Kushner. Reflexionando sobre el significado del apellido Spielberg («montaña de juego») y su propia relación con el material, Kushner se aferró al término teatral fabel, fábula, que es un resumen de una obra escrita por un dramaturgo o director que pone énfasis en su interpretación del texto como forma de potenciar su comprensión.
LOS FABELMAN es incuestionablemente un retrato de Spielberg, el artista, cuando era joven, y un intento de rendir un considerado homenaje a sus padres, con gratitud por sus virtudes y absolviendo sus fragilidades, y con la misma maestría humanística que marca todas sus películas. Sin embargo, con cada escena sacada de un evento de su infancia, «la película habla por mí y también por Tony», dice Spielberg. Y, así, su historia se arraiga en sus respectivos trasfondos, así como en sus intereses intelectuales compartidos y sus preocupaciones morales.
La familia Fabelman, por ejemplo, captura una experiencia judeo-americana específica y ordinaria en los años 50 y 60. «Parte del motivo por el que conectamos durante Munich del modo en que lo hicimos es que ambos sentimos un profundo y poderoso amor por el pueblo judío y el judaísmo», dice Kushner. «Eso iba a formar parte de la esencia de la historia: una historia sobre una familia judía. Los Fabelman son quienes son y viven conforme a ello sin dificultad y con orgullo».
La película también captura un momento específico de la cultura cinematográfica. El arco del personaje de Sammy, que sufre una crisis de identidad al ver una película casera que trastoca su comprensión de la relación de sus padres y sacude su fe a todos los niveles, está codificada con la historia del propio Hollywood a mitad del siglo pasado, cuando la industria estaba abandonando la era de los espectáculos itinerantes con el sistema de estudios y los programas de serie B para asentarse en la nueva era hollywoodiense de los setenta, con películas revolucionarias más crudas, naturalistas y sensacionales, a veces todo en uno. Pero la relación de Sammy con las cámaras también sirve para prevenirnos de una cultura obsesionada con la autodocumentación y las redes sociales. Su ambición por experimentar emociones y catarsis evoluciona a una conciencia más compleja de cómo las películas pueden entretener e iluminar, exponer, manipular, mitificar y demonizar. El mismo muchacho que filmaba accidentes de tren por diversión madura y se da cuenta de que esa clase de imágenes también pueden devastar a las personas.
Y, escarbando profundamente en lo personal y lo específico, LOS FABELMAN se convierte en una fábula universal sobre las recompensas y el coste de perseguir el sueño americano, y, aún más, sobre la gente (familiares, amigos, una cultura) que lucha y aprende a verse con mejores ojos y a amarse los unos a los otros. «No quería que fuera una historia que cuento en un espejo propio y personal», dice Spielberg. «Quería que la historia fuese un espejo comunal para que todo el mundo pudiera ver reflejada a su familia en la historia. Como es una historia sobre la familia, es también una historia sobre padres, sobre hijos, sobre acoso; sobre las cosas buenas y malas que ocurren cuando creces en una familia que está unida hasta que deja de estarlo; y es una historia sobre un acto de perdón y sobre lo importante que es eso».
Spielberg y Kushner acabaron su primer borrador de LOS FABELMAN en diciembre de 2020 y siguieron perfeccionándolo a lo largo de 2021 buscando valoraciones de gente de confianza, como la esposa de Spielberg, Kate Capshaw, y el marido de Kushner, Mark Harris, así como el dramaturgo Tom Stoppard. El equipo de Spielberg, liderado por la productora Kristie Macosko Krieger, comenzó inmediatamente a preparar un rodaje de 60 días y, en julio, el director ya estaba filmando la historia de su vida.
El rodaje despertó emociones inesperadas en Spielberg y todo su entorno. «Me prometí a mí mismo que mantendría una actitud profesional», dice Spielberg. «Quería distanciarme del tema que tratábamos. Pero era difícil. La historia me transportaba de vuelta a mis recuerdos. Recrear cosas que me habían pasado de verdad, verlas desarrollarse delante de mis ojos, fue una experiencia difícil y extraña. No se parece a nada que haya vivido anteriormente».
Su entregado equipo se adaptó rápidamente. «Steven se olvidaba de gritar “corten” porque se metía tanto en la escena que, cuando rodaba, tenía que tomarse un instante para sí mismo», dice la productora Macosko Krieger. «Así, estando todos en el set, le dábamos espacio a Steven para que tuviera sus momentos».
El primer día había que rodar una recreación del hogar familiar de Spielberg en Félix, California. «Cuando llegué al set el primer día, tuve que controlarme», dice Spielberg. «Recorrí las habitaciones solo con un nudo en la garganta y después ya salí del set y empecé a prepararme para la primera sesión de rodaje. Luego llegaron los actores. Michelle Williams llevaba una réplica exacta de la ropa favorita de mi madre. Paul Dano tenía totalmente el aspecto de mi padre. Cuando vi a Paul y Michelle juntos, tuve un pequeño momento en el que todo se movía a cámara lenta, como en un accidente de coche. Los miraba juntos y no veía a Michelle ni a Paul. Veía a Leah y a Arnold. Veía a mi madre y a mi padre. Perdí un poco la noción de la realidad. Y Michelle y Paul, que Dios los bendiga, se me acercaron y me dieron un abrazo. Fue un abrazo a tres bandas que marcó el comienzo de una bonita amistad».
Por emotivo que fuera el rodaje, acabarlo demostró ser aún más difícil que ponerlo en marcha. «Es la película en la que más me ha costado despedirme», dice Spielberg. «Pensaba que West Side Story había sido la más difícil. Y antes, también lo pensé en E.T. el extraterrestre. Pero esto fue aún más duro. Ahora no me puedo imaginar una carrera profesional sin haber contado esta historia. La película, para mí, fue como viajar en el tiempo, y detener de pronto esa máquina del tiempo y tener ahora los recuerdos fijados, ordenados, montados y que vaya a ser una obra en sí... Bueno, como dijo Thomas Wolfe, y tiene toda la razón: “No puedes volver a tu hogar”. Y al terminar el rodaje de LOS FABELMAN cobré realmente conciencia de que yo ya nunca recuperaría ese hogar. Pero al menos puedo compartir esta película».
EL DISEÑO DE PRODUCCIÓN Y LAS LOCALIZACIONES...
La oportunidad de construir el mundo de la familia Fabelman y, en el proceso, recrear los recuerdos de infancia de Steven Spielberg recayó en el oscarizado diseñador de producción Rick Carter, que ha trabajado con Spielberg en 11 películas a lo largo de tres décadas. A Carter le atrajo la naturaleza profundamente personal del proyecto, y se sintió intrigado por cómo escenifica el desarrollo de lo que llama «el código Spielberg», el conjunto de temas e ideas que se repiten a lo largo de la filmografía del cineasta. «Esta es la primera vez que hace una película liberada de toda metáfora», afirma Carter. «Con ella descubres quién es él, no solo como persona y cómo creció, sino también cómo su arte se desarrolló, y que es un arte que proviene de lo más profundo de sí mismo». Este autoanálisis creativo inspiró a Carter a hacer lo mismo. «Fue una oportunidad para mí, que tengo casi la misma edad que Steven, para reflexionar sobre qué supuso convertirme en artista».
Carter acometió LOS FABELMAN como una aventura de carretera con una estructura de tres actos y enriquecida con un irónico subtexto. La familia se muda de la tormentosa y nevada Nueva Jersey a los ardientes e impresionantes desiertos de Arizona, para llegar finalmente a las doradas tierras de California. Un periplo que representa una travesía casi bíblica hacia una incierta tierra prometida, pero también la clásica narrativa estadounidense de ir al oeste para encontrar libertad y prosperidad. Los responsables de la producción decidieron no rodar en los estados y lugares reales donde Spielberg creció debido a las limitaciones por la COVID-19 y consideraciones presupuestarias. Aun así, filmar toda la película en California originó una estética que a Spielberg y Carter les despertaba la nostalgia, pues les recordaba a sus años de trabajo en el cine y la televisión en el Hollywood de los años 70, una época en la que se aprovechaba creativamente todo lo que hubiera alrededor de Los Ángeles para representar cualquier rincón del mundo. «Lo que hemos hecho es intentar evocar esa época del cine en la que Sammy Fabelman hubiera empezado a hacer películas profesionales», explica Carter. «Es el Sammy Fabelman joven contando su historia en los 70, y el estudio de cine le ha dado ciertos parámetros para hacer su película».
Las casas de los Fabelman
Los escenarios más importantes fueron las tres casas de los Fabelman; Carter las consideraba «el corazón de la película», y sus numerosas estancias contribuyen al desarrollo psicológico, emocional y artístico de Sammy. Carter y su equipo —del que formaron parte la decoradora de sets KAREN O’HARA, el gerente de dirección de arte ANDREW CAHN y el responsable de atrezo ANDREW M. SIEGEL— aprovecharon el abundante material fotográfico de la familia Spielberg y visitaron las casas y lugares favoritos de la infancia de Spielberg. Pero su primer y principal punto de referencia fueron los recuerdos del propio director, junto con los de sus hermanas. De hecho, los diseños de Carter para las casas de Nueva Jersey y Arizona se basaron en los «pequeños planos» que Spielberg dibujó de memoria. El objetivo no era levantar reproducciones exactas de aquellas casas, sino espacios que a Spielberg le parecieran adecuados emocionalmente a día de hoy. Parafraseando una famosa frase de El hombre que mató a Liberty Valance, una película clave en la madurez cinematográfica de Sammy (y muestra de la admiración de Spielberg por el director John Ford), Carter explica: «Siempre regresamos al punto de vista de Ford: si los recuerdos empiezan a convertirse en leyenda o mito, elige la leyenda o el mito... Lo que esta película explora maravillosamente está en ese hueco entre tus recuerdos y lo que el pasado significa para ti cuando ya eres una persona mayor y echas la vista atrás».
Los interiores de las casas de Sammy se construyeron en un estudio en Santa Clarita (California). Carter las diseñó ligeramente más grandes para que las cámaras y los actores cupieran bien, pero también para permitir un margen de seguridad, ya que la película se rodó durante la pandemia.
Municipio de Haddon (Nueva Jersey)
La primera casa de la familia Fabelman se diseñó con numerosas habitaciones y rincones para reflejar la vida interior de Sammy, y cómo su amor por el cine empieza a ocupar todos los aspectos de su vida. El garaje hace las veces de estudio para filmar y hacer chocar trenes de juguete, y un pequeño armario se convierte en la sala de proyecciones privada de Sammy. La casa crea «a partir de cosas sencillas metáforas elementales de lo que es el cine», dice Carter.
• La paleta de colores se inspiró en las fotos de la casa de Spielberg en Nueva Jersey: una sala de estar verde con papel de pared que tenía detalles rojos. El contraste entre el verde y el rojo sirvió para representar esa atracción de dos polos opuestos que son Burt, el técnico con los pies en el suelo, y Mitzi, la artista apasionada, y la influencia que ambos ejercen en Sammy.
• Por su parte, los sencillos muebles —la mayoría de los años 40, anticuados hasta para la época en la que transcurre esta parte del film— cuentan con su propia historia: se los dieron a Burt y Mitzi otros familiares para ayudarlos al comienzo de su matrimonio. Así refuerzan sutilmente la presencia activa de los abuelos de Sammy en sus primeros años de vida.
• Una calle sin salida con casas dispersas de mediados del siglo XX en Chatsworth (California) sirvió para recrear el Municipio de Haddon (Nueva Jersey). Los planos para la secuencia del tornado se rodaron en Cerritos, también en California.
• Para representar el cine Fox Theater de Filadelfia, donde Sammy y sus padres ven El mayor espectáculo del mundo, el equipo de producción se sirvió del Orpheum Theatre en Los Ángeles.
Phoenix (Arizona)
La segunda casa de la familia Fabelman —alargada y de una planta, como una hacienda— refleja los brillantes tonos del desierto con toques de azul, el color favorito de la madre de Spielberg. El departamento de arte apostó por el turquesa, un color popular de la «época espacial» de los años 50 y 60 que refleja las corrientes culturales existentes y el ambicioso ánimo que lleva a la familia al oeste según Burt avanza profesionalmente. «El diseño es más mid-century y mira hacia el futuro, con una menor influencia del pasado y de los padres», explica la decoradora de sets Karen O’Hara.
• La mesa en la que la familia come es una réplica de la mesa que Spielberg y sus hermanas recuerdan como una pieza importante de su casa. «Todos los miembros de la familia Spielberg recuerdan esta maravillosa mesa Saarinen en la cocina», cuenta O’Hara. «Es una pieza futurística que encarna aquel optimismo de finales de los 50 y principios de los 60. Queríamos dar en el clavo con esto porque esa mesa es un recuerdo muy vívido para todos ellos, y especialmente porque se reunían en torno a ella para comer, hacer los deberes y conversar. Era el centro del hogar, literalmente».
• Otros elementos específicos de la casa de Arizona de Spielberg recreados para LOS FABELMAN incluyen los platos azules de Mitzi y un retrato del compositor Johannes Brahms en la sala del piano.
• La sala de espectáculos El Rancho Theater de Moonpark (California) sirvió para recrear el cine donde el Sammy adolescente y su tropa de boy scouts ven El hombre que mató a Liberty Valance.
• La tienda de cámaras donde Sammy compra rollos de película es Monte’s Camera Shop, en Whittier (California), abierta en 1948 por Fremont Edward «Monte» Wicker. La tienda sigue abierta en la actualidad, regentada por sus hijos.
• El trascendental viaje de acampada de los Fabelman se rodó a lo largo de seis días en Santa Clarita (California), en el rancho Golden Oak, un terreno de más de 360 hectáreas propiedad de Walt Disney Studios que ha servido como localización para rodar durante más de 60 años.
• Escenas de Gunsmog, la película del oeste de Sammy, y su cinta bélica Escape to Nowhere se rodaron en las planicies desérticas de Lancaster (California), en Simi Valley y en Club Ed, otro famoso rancho usado para rodajes de Hollywood.
Los Gatos (California)
La tercera casa de la familia Fabelman es un ejemplo arquetípico del «estilo artesano» del norte de California. Este diseño —más antiguo, melancólico y sobrio— no siguió ninguna referencia específica de la infancia de Spielberg. Se eligió para reflejar el ensombrecido ánimo de los Fabelman. El desorden de las cajas de la mudanza sin abrir alude a una familia que se halla en transición, en más de un sentido.
• La secuencia del día de los novillos de los graduados se rodó en la playa Zuma, en Malibú, centro neurálgico de la cultura surf en los años 60 y una localización de rodaje popular para películas sobre fiestas playeras.
• El instituto Susan Miller Dorsey en Los Ángeles, con su arquitectura y detalles art déco, fue el elegido para el baile de promoción de Sammy.
LA FOTOGRAFÍA Y LOS EFECTOS ESPECIALES...
Janusz Kaminski ha sido el único director de fotografía de Steven Spielberg durante los últimos 30 años, y ha ganado dos Oscar® por La lista de Schindler y Salvar al soldado Ryan. Ha visto a su amigo madurar y pasar de ser el creador de taquillazos escapistas a un narrador profundamente interesado en temas morales. Y a lo largo de esa transformación ha llegado a conocer bastante bien a Spielberg, su familia y su historia personal. «La familia Fabelman me resulta muy auténtica», cuenta Kaminski. «Fue muy interesante, después de tantos años, ver y ayudar a Steven a descubrir al público lo que le hizo querer ser cineasta».
Aunque LOS FABELMAN es una historia sobre el paso de la infancia a la madurez y un drama íntimo familiar, la película tiene el alcance, la energía cinética y las emocionantes secuencias que son el sello distintivo de Spielberg, además precisamente porque la cinta revela el origen de ese sello distintivo. Los espectaculares paisajes desérticos en los que Sammy rueda sus westerns y películas bélicas con amigos y familia contienen un gran dramatismo visual, igual que la escena del tornado.
Esta secuencia, en la que la madre de Sammy, Mitzi, los mete a él y sus hermanas en el coche para perseguir un tornado que atraviesa su barrio, fue la más difícil de rodar técnicamente, y se consiguió con la ayuda de efectos especiales de última generación. Kaminski rodó en Cerritos (en California, que hizo las veces del Municipio de Haddon en Nueva Jersey) el alocado viaje del automóvil, azotado por el viento, a través de las mojadas calles residenciales, cruzándose con otros vehículos y esquivando una señal de tráfico que salta por los aires. Después de que Industrial Light & Magic (ILM) retocara el material rodado, agravando el mal tiempo simulado con efectos mecánicos en el set de rodaje, Spielberg y Kaminski llevaron a los actores —y el coche de Mitzi— a los platós virtuales StageCraft de ILM en Manhattan Beach (California), donde la compañía Lucasfilm ha rodado varias de las recientes entregas televisivas del universo Star Wars. Allí grabaron la interpretación de los actores dentro del coche, rodeados de imágenes grabadas desde el punto de vista del automóvil, que se proyectaron en enormes pantallas LED.
Aunque a Kaminski le encanta hacer uso de la tecnología para crear momentos cinematográficos sensacionales como ese, lo que más vida le da es la magia cinematográfica que él y Spielberg son capaces de crear en el set de rodaje, con su cámara, a través de la experimentación o la casualidad. Un ejemplo: una escena al principio de LOS FABELMAN muestra al joven Sammy en su habitación a oscuras, proyectando una película sobre sus manos y maravillado antes las imágenes que se mueven sobre sus palmas. «Ese es el genio de Steven Spielberg», dice Kaminski. «Estaba en el set dirigiendo, al bajar la mano cazó la luz y dijo: “Oh, Dios, eso es”. Es uno de los momentos más mágicos de la película y traslada la metáfora de la creciente fascinación del muchacho por crear imágenes».
EL DISEÑO DE VESTUARIO...
LOS FABELMAN es la primera colaboración de Steven Spielberg con Mark Bridges, ganador de dos Premios Oscar® (por The Artist y El hilo invisible) cuya aplaudida trayectoria incluye todos los filmes de Paul Thomas Anderson y varias películas con los hermanos Coen, David O. Russell y Paul Greengrass.
Bridges comenzó su trabajo en LOS FABELMAN estudiando los álbumes de fotos de la familia Spielberg y viendo sus viejas grabaciones caseras. «La idea era tomar toda esa información histórica y personal, usar esas piezas en mi investigación para mostrar la historia vital de la familia y, a partir de ahí, tomarme libertades artísticas cuando fueran necesarias en el guion, para ser fieles a la trama y los personajes», explica Bridges.
Spielberg comenzó esta labor indicándole a Bridges que quería que la paleta de colores evolucionara con la progresiva trayectoria de la familia hacia el oeste y su cambiante estado de ánimo. «Decidí que Nueva Jersey, que transcurre a principios de los años 50, tendría tonos más fríos, como granate, azul marino, verde bosque y marrones oscuros», cuenta Bridges. «Después, siguiendo las indicaciones de Steven, Arizona es más brillante. No quería señalarlo demasiado, solo lo justo para que pueda sentirse. Para cuando la familia se muda al norte de California, y las cosas se vuelven más confusas para Sammy, nuestros colores son pasteles más sucios».
La película presentó algunos retos sobresalientes, como diseñar vestidos formales para decenas de adolescentes para su fiesta de graduación en los 60, o prendas más cortas y atrevidas para la secuencia en la que los graduados hacen novillos en la playa. Para esas secuencias Bridges se inspiró en las películas de fiestas playeras adolescentes de la época, algo muy apropiado para un film que trata de un joven profundamente influenciado por el cine.
Pero lo más importante era vestir a los miembros de la familia cinematográfica de Spielberg. Para Bridges, Mitzi Fabelman era al mismo tiempo una gran oportunidad y un importante desafío, ya que está basada en la madre de Spielberg, Leah Adler, ella misma un personaje inigualable y audaz. Pintalabios rojo, cuellos a lo Peter Pan y petos —elementos característicos del estilo personal de Leah Adler— fueron ingredientes que Bridges tuvo en cuenta en sus diseños. «Leah tenía un estilo personal increíble y distintivo, algo que Steven comentó ya en nuestra primera reunión», recuerda Bridges. «Reflejar el estilo y personalidad únicos de Leah a través de Mitzi fue intimidante pero gratificante. Teníamos que ser conscientes del viaje de Mitzi, tanto el literal como el emocional. No es la misma mujer en la Nueva Jersey de los 50 que en la California de los 60». Se hicieron más ajustes con Michelle Williams, que empezó a reunirse con Bridges nada más ser contratada, para desarrollar la silueta de Mitzi y afinar los colores y las sensaciones generales. Los accesorios de Mitzi son piezas de joyería que pertenecieron a Leah, prestadas al equipo de producción por Anne, la hermana de Spielberg. Aunque Leah no solía llevar joyas, «las añadimos siempre que podíamos», cuenta Bridges. «Le daban una energía positiva a Michelle, y espero que para Steven fueran un bonito toque».
Bridges trabajó igualmente con el actor Paul Dano para desarrollar un cuidado vestuario para Burt Fabelman, que reflejara el carácter del personaje (ingeniero y empleado fiel) y el espíritu de la persona en la que se inspira: Arnold, el padre de Spielberg. Un aspecto clave de esta labor fue trasladar el estilo de Arnold al físico de Dano, muy diferente al del padre de Spielberg. Además, sus prendas debían coexistir en un sutil contraste con las de su mejor amigo y compañero de trabajo, el tío Bennie. «Queríamos mostrar las diferentes personalidades de estos dos hombres, pero también intentamos reflejar su amistad», dice Bridges, que consiguió este cometido dándole a Bennie, interpretado por Seth Rogen, un estilo más informal y jovial, con estampados, y otorgándole a los dos amigos una querencia común por las telas a cuadros. «Seth fue un encanto», afirma Bridges. «Tuvimos grandes conversaciones acerca de Bennie y cómo mostrar quién es a través del vestuario de una forma no demasiado pensada, sino guiándonos más por el instinto».
En cuanto al alter ego del propio Spielberg, Sammy, Bridges dice que fue maravilloso diseñar su aspecto y buscar la forma de incorporar, de manera sutil, pequeñas pistas y detalles a lo largo del arco del personaje. «Fue divertido recrear algunos looks que había visto en los álbumes familiares de Steven, de cuando era pequeño», cuenta Bridges. «Su madre lo vestía de forma muy interesante, a veces con tirantes. También llevaba vaqueros demasiado grandes y zapatos de dos colores. Y se ponía camisas hawaianas, que todavía hoy le encantan».
LA MÚSICA...
LOS FABELMAN es la 28ª y última colaboración entre Steven Spielberg y John Williams como director y compositor. En junio de 2022 Williams anunció que dejará de componer bandas sonoras con la quinta entrega de Indiana Jones, que estará dirigida por James Mangold, con Spielberg como productor.
«Componer la banda sonora de LOS FABELMAN fue una alegría para mí, dada la naturaleza personal de la película y su descripción de unos personajes tan estrechamente relacionados con la infancia y la familia de Spielberg», dice el compositor. «Conocí y admiré mucho a los padres de Steven a lo largo de muchos años, y siempre me impresionó el talento musical de su madre Leah. Esta es una película muy especial, maravillosamente dirigida por Steven y con un emocionante y muy personal guion del propio Steven y el siempre brillante Tony Kushner. Para mí es un honor haber contribuido a su realización».
Entre las muchas aportaciones que Williams ha hecho al film, está el tema melódico que suena al final de la película, durante los créditos. «Creo que es una de las cosas más bonitas que ha escrito jamás para una de mis películas», asegura Spielberg. «Para Johnny ha sido una forma maravillosa de terminar su carrera como compositor musical». Tras una pausa, el director añade: «Aunque no se sorprendan si lo saco de la jubilación un día, con la siguiente película que haga».
Las piezas de piano que salen en el film están elegidas por el propio Spielberg, y las grabó para la banda sonora JOANNE PEARCE MARTIN, pianista principal de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles. «Cada pieza de música clásica que se toca al piano estaba entre las favoritas de mi mamá, y ella siempre las tocaba», rememora Spielberg. «En la escena en la que Sammy está montando lo que ha grabado durante el viaje de acampada, y el descubrimiento que realiza en ese momento; lo que suena es el Adagio de Bach, que a mi mamá le encantaba tocar al piano, y yo he envuelto toda la escena con esa pieza de música».
LOS PERSONAJES...
Para el casting de la familia Fabelman y el resto de personajes de la infancia de Spielberg, el director nos cuenta: «Tenía que transmitirme una sensación orgánica y auténtica. ¿Con quién podría mantener la conexión más profunda, recordándome al máximo a la gente que me trajo al mundo y que me crio y me inculcó buenos valores?». En el set, Spielberg guio las actuaciones compartiendo anécdotas de su vida y trayendo recuerdos, como sus viejas cámaras o los característicos petos de su madre. Todos los actores sintieron el peso de la responsabilidad de hacer un buen trabajo con la historia de Spielberg, y sabían que lo lograban cuando despertaban una cierta reacción en él. «Sentía que cumplía mi labor de dar vida a su historia cuando se ponía emotivo en el set», nos cuenta Gabriel LaBelle. «Era entonces consciente de que estaba haciendo aquello que se esperaba de mí». Paul Dano añade: «Fue una experiencia increíble ver a Spielberg echar la vista atrás a su vida con lágrimas corriendo por sus mejillas. Esa clase de apertura y vulnerabilidad me ayudó mucho a ver su verdadero ser. Puso mucho más en juego, de un modo maravilloso».
Sammy Fabelman - Gabriel LaBelle
Un muchacho inocente aunque precoz (un chaval de su tiempo, aunque, de algún modo, alienado por su cultura) contempla una revelación que lo sacude y lo asusta, que hace que su mundo privado se tambalee y que le hace emprender un viaje rumbo al ancho mundo que cambiará su vida. Es la narrativa de niño-héroe que ya habíamos visto en otras películas de Spielberg, como en la más emblemática de todas ellas con Elliott en E.T. el extraterrestre. En LOS FABELMAN, ese muchacho regresa en forma de Sammy Fabelman, un chico judío que crece en comunidades suburbanas muy cristianas y quien, tras una trascendental experiencia en un monumental cine de Filadelfia, se embarca en la senda de hacer grandes películas que lleguen a todo el mundo.
La directora de casting CINDY TOLAN comenzó a buscar dos actores para retratar a Sammy en diferentes edades. El debutante MATEO ZORYAN FRANCIS-DEFORD interpreta al Sammy de menor edad, que descubre la vocación de su vida tras ver El mayor espectáculo del mundo y comienza a hacer películas con sus hermanas usando la cámara de 8 mm de su padre. «Al final dimos con un dulce niño perfecto en Santa Bárbara», dice la productora Kristie Macosko Krieger. «Recuerdo que su mirada era tan increíblemente cautivadora que era imposible no elegirlo para el papel del joven Sammy».
Gabriel LaBelle, de Vancouver B.C., interpreta al Sammy adolescente, cuyas ganas de dedicarse al cine cobraron una nueva ambición tras ver El hombre que mató a Liberty Valance, y que se vuelve más complicado emocionalmente tras vislumbrar un secreto familiar que se desvelada al fondo de un vídeo familiar. «Busqué a alguien que fuera mucho más guapo que yo», bromea Spielberg. Ya hablando en serio, Spielberg nos explica: «Quería a alguien de una insaciable curiosidad, que es algo que yo siempre tuve. Y, como persona, Gabe demuestra ese rasgo».
A LaBelle no le desvelaron gran cosa sobre el papel ni sobre la conexión de este con Spielberg cuando iba de camino a su primera audición, solo que el personaje «era inteligente y se conocía a sí mismo». En una segunda audición, conoció a Spielberg en Zoom y, una vez que el director aplacó los comprensibles nervios del actor, LaBelle interpretó un monólogo en el que Sammy le echa en cara a su padre haber hecho que la familia se mudase a California. «Steven me dijo que no quería que lo imitase», dice LaBelle, que cita El imperio del sol como su película favorita de Spielberg. «Quería una persona de verdad, un chico inteligente y consciente de sí que se siente frustrado con lo que ocurre a su alrededor. Había ciertas cosas que yo sí quería tomar de él, como su postura o su sonrisa, pero ni él ni yo quisimos específicamente que lo imitase».
Tras ofrecerle a LaBelle el papel, Spielberg le preguntó al actor si podían comenzar a hablar de forma habitual por teléfono, para que el cineasta pudiera conocerlo mejor. LaBelle aceptó aunque, según Spielberg, el joven actor acabó revirtiendo el propósito y la energía de las llamadas. «Al final eran llamadas en las que básicamente Gabriel me entrevistaba sobre mi madre y mi padre, y sobre con quien crecí», dice Spielberg. «Quería llevar a cabo su investigación, no a través de vídeos y películas que yo pudiera poner a su disposición, sino averiguando todo lo posible sobre mí. Controlaba todas las llamadas de teléfono, algo que me parecía muy interesante, porque yo también soy bastante maniático del control. Y cuando me di cuenta de que él también lo era, me dije: “Lo va a hacer muy bien, y quizá incluso me conozca mejor de lo que yo nunca me conocí”».
Para prepararse mejor, LaBelle se formó en el uso de las diferentes cámaras Super 8 que Spielberg usaba de adolescente, aprendió a poner y cortar la película en una máquina de edición y se informó sobre cómo usar un proyector de bobina abierta. Aprender el oficio fue todo un desafío, según sus palabras, pero valorar esa dificultad (y sentir el orgullo de saber hacerlo) fue esencial para dar con la esencia de Sammy. LaBelle dio buen uso de inmediato a su cursillo acelerado. Sus primeros días en el set se los pasó filmando momentos de Sammy con una cámara y dirigiendo algunas de las películas que hace en la historia. Era la primera vez que LaBelle conocía a Spielberg en persona, y el trabajo le brindó una oportunidad única de conectar aún más. «Esos dos primeros días fueron fabulosos, aunque también me tocó acostumbrarme a las lentes de contacto, porque yo tengo los ojos marrones y para la película querían que fueran entre azules y verdes, como los de Steven», nos relata LaBelle.
Spielberg no podía estar más satisfecho con la interpretación de LaBelle. Durante el tradicional brindis de fin de producción con el reparto y el equipo técnico, el director tuvo unas palabras especiales para LaBelle: «El casting más difícil de esta película fue para encontrar a un tipo como yo, y creo que me ha tocado el premio gordo, porque este joven no ha parado de ofrecernos un acierto pleno tras otro». La última sesión de trabajo de LaBelle como alter ego adolescente de Spielberg llegó un día después, cuando filmó una escena un tanto poética que transmite el intenso amor de Sammy por contar historias con luz: un primer plano de las manos de Sammy formando una pantalla para capturar la sombra de la lluvia que cae. «Estábamos solos Steven y yo sentados sobre unas cajas de manzanas con la cámara sobre mi hombro, y él me sostenía el codo para posicionarla mientras yo juntaba las manos», dice LaBelle. «Fue muy especial acabar así, junto a Steven, experimentando juntos ese momento».
Mitzi Fabelman - Michelle Williams
Mitzi, la madre de Sammy, es una músico consumada que siente auténtica pasión por su arte, pero que renunció a la oportunidad de ser pianista de conciertos para criar a sus hijos. Basada en la madre de Spielberg, Leah, Mitzi es una persona rebosante de amor por sus cuatro hijos, así como por su marido, Burt. Pero, como muchas mujeres de su generación, Mitzi ha sublimado su propia carrera profesional, sus ambiciones y sus deseos para encajar en las normas y expectativas de la sociedad y para cuidar de los demás. La audaz personalidad de Mitzi y su turbulenta alma luchan por vivir contenidas entre las paredes de su tradicional vida norteamericana de mediados del siglo pasado, y su deseo de ser algo más, de sentirse más viva y llena de sí, impregna sus decisiones de una profunda melancolía y tristeza que Sammy puede sentir de forma intuitiva, pero que no llega a entender por completo. En una intensa y vívida escena, Mitzi mete a sus hijos en el coche y va a perseguir un tornado que recorre su ciudad de Nueva Jersey. Esa escena, en palabras de Spielberg, es un tributo muy particular a su propia madre y su visión del mundo. «Mi madre me dio todo el permiso del mundo para perseguir tornados, metafóricamente, durante toda mi vida», dice Spielberg.
Aunque Mitzi es un personaje principalmente modelado a semejanza de la madre de Spielberg, Tony Kushner también ve conexiones con su propia madre, Sylvia Kushner, una músico profesional (fagotista) que grabó con Stravinski y tocó con la New York City Opera. Se retiró de la música para ser madre a tiempo completo de Tony y su hermana cuando la familia se mudó de Nueva York a la ciudad del padre de Kushner, Lake Charles, en Luisiana, cuando Tony tenía dos años. Mitzi, según Kushner, representa a todas aquellas mujeres de esa era que sacrificaron sus propios sueños y lucharon para hacer las paces con ello, «una generación de mujeres que no es la primera en la que pensamos como feminismo moderno. Ellas sabían que se avecinaba un gran cambio, pero era una mentalidad que aún no había acabado de despegar, así que estaban atrapadas en expectativas prefeministas».
Spielberg asegura que llevaba queriendo trabajar con Michelle Williams desde que la vio en el drama de 2010 Blue Valentine, que supuso para la actriz la segunda de sus cuatro nominaciones al Oscar®, y que siempre estuvo en la primera en la lista de principales candidatas cuando pensaron en la persona adecuada para el personaje de Mitzi. «Había algo en ella que me resultaba enormemente familiar, y no solo porque le gusta llevar el pelo corto a lo Peter Pan, que es como mi madre llevaba siempre el pelo», dice Spielberg. «Tenía un aire que me resultaba muy conocido. Es todo lo que puedo decir. Tuve que fiarme totalmente de mi instinto y rezar para que le gustara el guion». Y vaya si le gustó. Resultó que Williams tenía una conexión personal con la inspiración de Mitzi en la vida real. «Mi madre le dio su sello de aprobación a Michelle de mil y una formas, y la adoraba con todo su ser», nos cuenta Spielberg.
Williams asegura que sintió una enorme libertad para dar vida a Mitzi de forma totalmente original y que trabajar con Spielberg resultó ser una colaboración de ensueño. «Fue como convertirnos en un par de críos en el recreo», dice Williams. «Sentíamos que todo era posible. Steven decía: “¡Ve para allá! y yo corría allí, y entonces yo le decía: “¡Mira lo que he descubierto!”. Cada día era una avalancha de alegría. Nunca me he levantado con tanta antelación para ir a trabajar».
Burt Fabelman - Paul Dano
Más con los pies en la tierra que su esposa Mitzi, pero no por ello menos complejo e interesante, Burt Fabelman es un veterano de la Segunda Guerra Mundial y diseñador informático pionero cuyo innovador trabajo en los sistemas de almacenamiento de datos le valió enormes progresos profesionales, primero con RCA, y luego con General Electric, una oportunidad laboral que le hizo mudarse con su familia y con su mejor amigo y compañero, Bennie, de Nueva Jersey a Arizona. Adora a su esposa y le preocupa enormemente su creciente descontento con su vida de ama de casa, pero no sabe muy bien cómo ayudarla. Es un padre amoroso y le encanta ver cómo Sammy madura como cineasta, aunque le cuesta ver la labor de su hijo como algo más que un mero hobby.
Para el papel de Burt, basado en el padre de Spielberg, Arnold, el director eligió a Paul Dano, cuyo aclamado portfolio incluye títulos como Pequeña Miss Sunshine, Pozos de ambición, y, más recientemente, The Batman, en la que interpretaba al villano Edward Nashton, alias Enigma. «Paul comparte un cierto pragmatismo, paciencia y una profunda e intensa bondad con mi padre», asegura Spielberg. «He sentido una tremenda admiración por el tipo de papeles que elige encarnar, cómo se pierde en ellos, y esperaba que ocurriese lo mismo cuando llegara a conocer a mi padre».
Dano afirma que se sirvió de la experiencia con su propia familia para interpretar a Burt Fabelman. «Burt y Arnold eran a su modo la quintaesencia del hombre estadounidense, especialmente en ese momento, y eso me recordaba mucho a mi propio abuelo, así que traté de aportar algo a mi vida para hacer que la experiencia fuera igualmente personal», dice Dano. «A veces pesaba mucho la responsabilidad de interpretar un personaje basado en el padre de Steven, pero fue una experiencia muy bonita».
Apropiadamente, Dano hizo buen uso de su ordenador para meterse en el personaje de Burt. Buscó por eBay manuales de empleados de varias corporaciones de esa época para entender mejor el ethos de un «hombre de empresa» de la América de mitad del siglo pasado, y estudió fotografías, películas caseras y grabaciones de voz de Arnold Spielberg. «En una de las primeras cintas que escuché, Arnold dice literalmente: “La electrónica era una forma de vida para mí”», nos cuenta Dano. «En ese instante, entendí que el tipo era ingeniero de corazón, hasta la última fibra de su ser. Así que, de inmediato, traté de contactar con esa parte de mi ser o esa parte de él». Con ese fin, Dano compró un kit de radio de galena en Internet y lo construyó. Además, vio incontables vídeos de YouTube sobre ingeniería. «No soy ingeniero, pero no quería no tener ni pajolera idea a la hora de hablar de esas cosas en la película», dice Dano. «He tenido que aprender la materia y dominarla lo suficiente como para no tener que actuar».
La inspiración en la vida real de Burt Fabelman era físicamente más corpulento que Dano, pero Spielberg no quiso que Dano cogiera peso. Pese a todo, Dano quería incorporar el comportamiento y le energía de Arnold a su interpretación. Le pidió al diseñador de vestuario Mark Bridges que diseñara un cinturón con peso que pudiera llevar bajo la ropa. Lo utilizó durante los primeros días de rodaje para hacerse idea del centro de gravedad del personaje, y más adelante lo descartó.
Dano y Gabriel LaBelle hallaron tiempo para conectar antes de la producción con el fin de empezar a cultivar la química adecuada entre padre e hijo para sus personajes. Pero Dano no necesitó una preparación de ese tipo con Michelle Williams, porque ya se conocían desde hacía años. «Creo que ni siquiera nos mandamos un mensaje de texto», dice Dano. «Nos conocemos lo suficiente para saber que ambos apareceríamos. Nos sentimos bendecidos por este guion tan bien desarrollado y escrito. Y sabíamos que estábamos en buenas manos con Steven. Solo teníamos que aparecer como Burt y Mitzi y estar allí el uno para el otro».
Bennie Loewy - Seth Rogen
El mejor amigo y compañero de Burt, Bennie Loewy, es una presencia habitual en el hogar de los Fabelman a lo largo de casi toda la infancia de Sammy. Así, sigue a la familia a Arizona para trabajar con Burt en General Electric. Su personalidad desenfadada, alegre y divertida lo convierte en alguien querido para los niños, que lo llaman tío Bennie, y para también para Mitzi, una conexión emotiva que cada vez se hace más difícil de vivir e ignorar.
Basado en Bernard Adler, que se casó con Leah en 1967 y murió en 1995, Bennie cobra vida gracias al actor-cineasta-cómico Seth Rogen, para su gran sorpresa. «Cuando me enteré de que Steven Spielberg quería hablar conmigo, pensé que me había metido en algún lío, como si me llamasen al despacho del director de Hollywood», dice Rogen. «Me dijo que había escrito un guion basado en su vida y que había un personaje llamado tío Bennie a quien yo le recordaba. Leí el guion y me encantó, y alucinaba con que Steven quisiera que yo tuviera algo que ver con él».
Spielberg vio en Rogen algo que resonó en él a un nivel muy profundo. «Seth se ha forjado en el mundo de la comedia, pero también es un actor dramático», dice Spielberg. «Era mi primera opción. No hablé con nadie más para el papel. Si Seth hubiera dicho que no, no habría sabido qué hacer, porque además era alguien muy, muy similar a la persona que yo quería que representara, a quien yo conocí y quise durante tanto tiempo».
Interpretar a Benny fue complicado, porque Rogen tenía muchas preguntas sobre la naturaleza exacta de la relación entre Bennie y Mitzi en diferentes puntos del tiempo y de la historia, y las respuestas exigieron en último término que Spielberg recordara las partes más sensibles de la historia de su familia. «Hubo conversaciones difíciles de mantener, en ocasiones», se sincera Rogen. Con todo, Spielberg siempre estaba compartiendo información con Rogen, a menudo recordando cosas en el set, en el momento, sobre Bernard Adler, y luego compartiéndolas con Rogen y haciendo nuevas tomas de las escenas para que el actor pudiera incorporar la nueva información en sus interpretaciones.
Lo más memorable para Rogen fueron aquellas ocasiones en las que el propio Spielberg manejaba las cámaras de 8 mm para grabar vídeos para las películas caseras de Sammy; en particular, los días transcurridos filmando un viaje de camping de la familia Fabelman, en el que Sammy, sin querer, hace un descubrimiento que cambiará su vida. «En ocasiones, daba la impresión como si Steven tuviera en su mano una pequeña máquina del tiempo», admite Rogen. «Mirar a través de la lente era literalmente llevarlo de vuelta a esas experiencias. Fue muy bonito ver a Spielberg tratando de capturar la belleza y la tristeza de esos momentos de su vida real».
Era muy importante para Spielberg y Rogen que Bennie fuera un personaje tan complejo y lleno de matices como Mitzi y Burt. «No hay villanos en LOS FABELMAN», dice Spielberg. Rogen asegura que tanto él como Michelle Williams y Paul Dano eran «constantemente conscientes» de que debían interpretar las sutilezas y las capas de las intrincadas relaciones de sus personajes. «En el contexto general de la película, Bennie tenía que ser una persona muy encantadora, para que se entendiese bien por qué la gente se sentía atraída por él y lo que podía aportar a la dinámica familiar», explica Rogen. «Steven y yo hablamos mucho sobre el hombre de verdad y el tipo de energía que aportaba a esas situaciones. Yo solo aspiraba a representarlo como es debido y a no pifiarla por completo».
Tío Boris - Judd Hirsch
Boris, el misterioso tío de Mitzi Fabelman, irrumpe en la vida de la familia en un momento trágico y deja una impresión imborrable en Sammy Fabelman. Interpretado con fascinante intensidad por Judd Hirsch, Boris es una figura enigmática, la oveja negra de la familia al que apenas se menciona y que literalmente se escapó para unirse a un circo y convertirse en domador de leones, para más tarde trabajar en la industria del séptimo arte, en la época del cine mudo. Al principio, Sammy está fascinado con Boris, pero luego se asusta cuando este le advierte de que la llamada del arte es irresistible, pero que lleva aparejado un coste en otras áreas de la vida.
«Boris es la primera persona que le dice a Sammy: “Esto que tanto amas te va a poner en conflicto directo con todo lo demás y con todas las personas a las que amas”», explica Tony Kushner. «Es parte de la culpabilidad que muchos artistas sienten. Para crear arte que signifique algo, tienes que estar un poco obsesionado, loco y obcecado. Y esta es la primera vez que alguien le dice a Sammy que esto no es algo que necesariamente vaya a darte alegrías».
El tío de Spielberg, que es en quien Boris se basa, «tenía más personalidad que nadie», cuenta el director. «Sé que asustaba a mi abuela, y también a mi madre, porque siempre ocupaba todo el espacio. Solo coincidí con él un par de veces. Quería ir a la sala donde estaba hablando con esa voz suya tan estruendosa y con ese cerradísimo acento ucraniano. A mí también me daba miedo». Tiempo después, cuando Spielberg era adolescente, se reencontró con su tío y aprendió más sobre su peculiar vida. «Probablemente de ahí vino mi interés por la industria del espectáculo», dice el cineasta. «Probablemente venga de mi madre y un poco de mi tío».
Spielberg eligió a Hirsch porque sabía que el actor podría aportar lo que necesitaba el papel: autoridad, carisma, excentricidad y una interpretación matizada. «Es sensacional, igual que lo era el verdadero tío Boris cuando entraba en una habitación», dice Spielberg. «Judd estuvo maravilloso y subrayó los temas que queríamos sacar a la luz con la historia».
Muchos de los personajes de LOS FABELMAN están basados en personas reales de la vida de Spielberg, pero el director animó a los intérpretes a que se adueñaran de los personajes y los inventaran como necesitaran para darles vida. De hecho, Hirsch cuenta que cuando le pidió directrices a Spielberg por primera vez para interpretar al tío Boris, el director le contestó: «Invéntatelo».
Cosa que no fue fácil, incluso para un actor con una gran carrera en Hollywood que incluye un icónico papel en la serie Taxi y una nominación al Oscar® por su interpretación en Gente corriente. Por ejemplo, Hirsch tuvo que estudiar los comienzos del cine para poder comprender bien el historiado pasado del personaje («No soy tan viejo», bromea el actor). El épico monólogo que da el tío Boris fue todo un reto, cuenta Hirsch, porque el rico lenguaje del personaje no se parece nada al suyo, e imaginó que nunca iba a conseguir convencer a gente como Spielberg y Kushner de que lo cambiaran. «Me dije: “Ostras, esto va a ser una prueba, esto va a ser una prueba de verdad”», rememora el actor. Además, le costaba identificarse del todo con un personaje que sintió tan intensamente la llamada del mundo del espectáculo. «Cuando la gente me preguntaba por qué me hice actor», cuenta Hirsch, «yo solía responder: “Pues en realidad no lo sé”». Con todo, no tardó en conectar con el punto de vista del tío Boris y hacerse con el personaje. Descubrió que compartía con él la «inspiración negativa» de saber lo que no quería ser. «Me fascinaba el tío Boris porque... ¿qué parte de mí podría servirme para interpretar a este personaje?», dice Hirsch. «Y la respuesta fue que ambos conectamos con la siguiente idea: “No te quedes con lo que espera de ti tu familia o con la primera oportunidad que se te presentara en su momento porque sabes que eso no te va a hacer feliz”. Así que me hice actor».
Reggie Fabelman: Julia Butters
Natalie Fabelman: Keeley Karsten
Completan la familia de Sammy sus tres hermanas pequeñas: Reggie, Natalie y Lisa, que representan a las tres hermanas de Spielberg: Ann, Sue y Nancy. Mientras escribía y afinaba el guion, Spielberg consultó a sus hermanas sobre cómo deberían reflejarse en la pantalla sus alter ego. Las tres visitaron el set de rodaje con frecuencia y ofrecieron su apoyo y punto de vista a las actrices que las interpretan. «La película ha hecho que mis hermanas Annie, Susie y Nancy estén más cerca de mí de lo que nunca creí posible, y solo por eso ha merecido la pena hacer la película», cuenta Spielberg.
Julia Butters, conocida por su sensacional intervención en Érase una vez en... Hollywood, de Quentin Tarantino, interpreta a la mayor de las hermanas, Reggie (es BIRDIE BORRIA quien encarna una versión más joven de Reggie). «Reggie es muy fuerte pero emocional», explica Butters. «Es la que cuida de la familia. Y es todo un carácter». En su primer día de rodaje, Butters rodó una escena en la que Reggie, Sammy y Natalie van a su primer día de colegio en California y se ven intimidadas por una multitud de jóvenes muy altos. Butters dejó asentado el tono para Reggie desde ese primer día. «Me arriesgué e improvisé empujando a los adolescentes, y cuando se rieron de mí, grité: “¿De qué os reís?”», rememora la actriz. «Me sentí muy orgullosa de mí misma, aunque estaba un poco asustada por hacer eso el primer día. Pero a Steven le encantó, así que fue genial».
No fue difícil llevarse bien con el resto de jóvenes intérpretes. «Naturalmente, todos estábamos flipando por estar viviendo el sueño de participar en un rodaje de Steven Spielberg», confiesa Butters. «Todos tenemos ese vínculo en común».
La segunda hija de los Fabelman, Natalie, es «testaruda, inteligente y tiene las cosas claras», explica Keeley Karsten, que debuta en el cine con este papel (ALINA BRACE interpreta a una versión más joven de Natalie). Para desarrollar el personaje, Karsten escribió un diario como Natalie. «Decidí muchas cosas sobre Natalie basándome en pequeños detalles del guion», cuenta Karsten. «Investigué la época en busca de ideas: sus canciones favoritas, sus películas favoritas, sus chucherías favoritas. Escribí sobre sus asignaturas favoritas del colegio, quiénes eran sus mejores amigas. Mientras rodábamos, Steven me contaba recuerdos de su hermana que me permitían ajustar a Natalie y descubrir más». Al final del rodaje, Karsten le regaló el diario a Spielberg. «¡Se puso contentísimo», recuerda la actriz. «Me dijo: “Keeley, lo he leído entero y me ha encantado”».
SOPHIA KOPERA, que ha participado recientemente en la aplaudida miniserie Secretos de un matrimonio, interpreta a la hija pequeña de los Fabelman, Lisa.
Hadassah Fabelman: Jeannie Berlin
Tina Schildkraut: Robin Bartlett
Las abuelas de Sammy contribuyen a que LOS FABELMAN sea una historia sobre las vivencias de una familia estadounidense judía, y los dos personajes ilustran temas sensibles como la tradición y la asimilación. La madre de Mitzi, Tina Schildkraut (interpretada por Robin Bartlett), está menos atada a la tradición, no da importancia a que su hija lleve la casa de forma tan poco convencional (léase descuidada) y, como Mitzi, disfruta con la creatividad e imaginación de Sammy y sus hermanas. Por el contrario, la cariñosa madre de Burt, Hadassah Fabelman, es una firme defensora de la tradición y habla con frecuencia en yidis. Interpretada por la nominada al Oscar® Jeannie Berlin, Hadassah es muy, muy testaruda y apenas (apenas) esconde su desaprobación a la excéntrica forma con la que Mitzi cría a sus hijos y lleva la casa. En la película, Hadassah es como un perspicaz oráculo capaz de ver «lo que pasa con el matrimonio de su hijo mucho antes que el resto de la familia», explica Berlin. La actriz se sintió muy honrada por poder ayudar a Spielberg a llevar una historia tan personal a la pantalla grande.
«Lo más importante era que mi interpretación cumpliera con lo que Steven y Tony Kushner querían conseguir», dice Berlin, que recuerda un momento especialmente emotivo con el director mientras rodaban una cena familiar. «Estábamos todo el elenco sentado en la sala de estar, comentando que nos sentíamos como una familia. Steven se sentó frente a nosotros y dijo que también se sentía parte de esa familia. Ahí estaba él, en el presente, contemplando su pasado. Debió de ser una experiencia surrealista».
Monica Sherwood: Chloe East
Logan Hall: Sam Rechner
Chad Thomas: Oakes Fegley
Cuando los Fabelman se mudan a California, Sammy da con tres personas que tendrán un gran impacto en su experiencia del instituto. Enseguida conoce a Monica Sherwood, interpretada por CHLOE EAST (de la serie Generation), una popular estudiante extrovertida y sincera que siente una compleja fascinación por el judaísmo de Sammy. Devota cristiana, Monica trata a Sammy como un chico exótico del que podría enamorarse, y también como un alma que necesita salvación. «Monica está en un momento de su vida en la que su relación con Jesús es lo más importante y quiere que todo el mundo lo ame como hace ella», cuenta East. «Descubrir que Sammy es judío le toca la fibra. Y como Sammy es judío, igual que Jesús, siente una conexión inmediata con él». Mónica no consigue que Sammy se convierta (al cristianismo, por lo menos), pero posibilita un cambio muy profundo en él cuando le enseña la cámara de 16 mm de su padre. Sammy había abandonado el cine tras un incidente de importancia capital en Arizona, pero Mónica lo anima a grabar el día en el que los recién graduados del instituto se saltan las clases, lo que despierta de nuevo su pasión por el séptimo arte.
East, apasionada cinéfila que frecuenta la sala New Beverly Cinema de Los Ángeles, de la que es dueño Quentin Tarantino, dice que fue particularmente emocionante trabajar con el diseñador de vestuario Mark Bridges. «Me encantó El hilo invisible, es una de mis películas favoritas, así que estaba muy emocionada», cuenta la actriz. «Mark fue muy detallista con el vestuario, y creo que todas las prendas de Monica dan en el clavo, especialmente su vestido del baile de graduación, que lleva una cruz. Era perfecto».
En el instituto, Sammy se enfrenta por primera vez a un antisemitismo abiertamente hostil, encarnado en Logan Hall, un grandullón con un atisbo de conciencia, y en su compinche Chad Thomas, más inseguro y tóxico. Logan Hall está interpretado por el debutante australiano SAM RECHNER (Ruby’s Choice), mientras que OAKES FEGLEY (El jilguero, Peter y el dragón) encarna a Chad Thomas. El sorprendente clímax de este conflicto tiene lugar durante la graduación, donde Sammy proyecta su película sobre el día de hacer novillos y presenta a Logan y Chad de formas muy diferentes, ocasionando reacciones muy distintas y abriendo así los ojos a Sammy sobre el poder y las consecuencias de la creación cinematográfica.
Spielberg y Kushner creyeron que era importante reflejar el antisemitismo como un aspecto real y problemático en la vida de un judío estadounidense, pero el director quería que el tratamiento del tema fuera honesto con su experiencia y el impacto que le ocasionó a él. «El antisemitismo es un aspecto de mi vida, pero no una fuerza que la gobierne», explica el cineasta. Sufrió acoso solamente por parte de dos alumnos, y no era indicativo de la escuela en general. Dicho esto, fue suficiente, cuenta Spielberg, «para darme perfecta cuenta desde el principio de que yo era un chico diferente».
Fegley, que consiguió el papel de Chad tras presentarse en primer lugar para el rol de Sammy, dice que confió en la dirección de Spielberg y en su propia imaginación para interpretar al personaje porque, afortunadamente, no ha experimentado ni ha perpetrado acto alguno de acoso escolar. «Fue algo intenso de hacer y explorar», confiesa el actor. Tanto él como Rechner reconocen el importante papel de la atmósfera que Spielberg cultiva en los rodajes a la hora de ayudar a crear el tono adecuado para sus interpretaciones. «Sientes que estás en un entorno seguro en el que puedes mostrarte vulnerable para explorar y mostrar tus emociones», dice Fegley. «Es el sueño de cualquier actor».
LAS PELÍCULAS DE SAMMY FABELMAN...
A lo largo de los años, Steven Spielberg ha hablado de las películas que hizo cuando era adolescente en Arizona con sus amigos y familiares, entre las que se incluyen un western de 8 minutos titulado The Last Gun, un mediometraje bélico de 40 minutos llamado Escape to Nowhere, otra cinta titulada Fighter Squad y Firelight, una película de ciencia ficción sobre OVNIs, de 135 minutos de duración, que costó 500 dólares y sirvió de base para otra producción, ligeramente más cara, que Spielberg rodó años después: Encuentros en la tercera fase.
En LOS FABELMAN, el arco de Sammy escenifica esas creaciones cinematográficas del joven Spielberg, desde sus primeros pasos grabando choques de trenes de juguete cuando era un niño pequeño a sus trabajos más elaborados, incluyendo versiones de The Last Gun (titulada Gunsmog en LOS FABELMAN) y Escape to Nowhere (en el film también se hace referencia a una película de Sammy titulada Fighter Squadron, basada en Fighter Squad, de Spielberg).
Crear para LOS FABELMAN las películas de Sammy Fabelman, y recrear sus rodajes, exigía contar con el equipo adecuado. Steven Spielberg y Tony Kushner querían ver el progreso de Sammy a través de una serie de cámaras de 8 mm de la época —una Kodak Brownie, una Eumig y una Bolex—, para así ilustrar su creciente conocimiento técnico.
Cada una de esas cámaras es representativa de las que Spielberg usó para hacer sus propias películas, aunque dio instrucciones a Andrew Siegel, responsable de atrezo, para que encontrara una Bolex algo más grande y con objetivos intercambiables, para reflejar cómo Sammy mejora su dominio de la tecnología. Para la secuencia del día de los novillos de los graduados, Sammy da el salto a los 16 mm con una Arriflex 16S, una cámara codiciada por los estudiantes de cine (e incluso los profesionales) de la época, lo que resucita en Sammy el interés en el cine. Al principio, Spielberg quería que Sammy montara sus películas en una Minette de 8 mm, la misma máquina que él usaba de chaval, pero no es fácil de encontrar hoy en día. «Me puse contentísimo cuando encontré una en perfecto estado en eBay», cuenta Siegel. «Estaba impoluta. Parecía nueva, y en el guion se indicaba que era nueva. Pero cuando Steven la vio, dijo: “Vaya, la pantalla es bastante pequeña. Deberíamos usar algo más grande”». Terminaron apostando por una Mansfield Fairfield 8 mm y la retocaron para que se ajustara a sus necesidades.
A la hora de crear las películas Gunsmog y Escape to Nowhere de Sammy, Spielberg rodó él mismo buena parte de ellas. «Quería sujetar la cámara de 8 mm, hacer algunos de los encuadres», cuenta el director. «Fue muy divertido recordar aquello con una verdadera cámara de 8 mm en la mano».
Spielberg admite que la calidad de las películas de Sammy en LOS FABELMAN es muy superior a las que él hizo en su día. «Ojalá hubiera podido recrear mis películas en 8 mm con el grado de amateurismo con el que las hice cuando era un crío», dice, «pero no podía evitar encontrar un lugar mejor para poner la cámara en 2021, cuando hice la película, que donde la ponía en 1961. Era superior a mis fuerzas».
Esta calidad superior terminó, de todas formas, jugando un papel narrativo. «Necesitábamos hacer que las películas de Sammy fueran buenas para comunicar al público de forma creíble que la persona que las estaba haciendo tenía un enorme talento ya desde joven», afirma Kaminski. Más aún, para que el material pudiera usarse, era necesario rodarlo por lo menos con una cámara de 16 mm. Así, Spielberg y Kaminski rodaron con cámaras de 8 y 16 mm; el material rodado por el primero sirvió como referencia visual para la labor posterior de rebajar la calidad del metraje de 16 mm y que así pareciera de 8 mm. El resultado, explica Kaminski, son películas que parecen caseras, pero tienen una calidad de emulsión que transmite el talento de Sammy y es consistente con la estética creada por Spielberg y Kaminski.
GALERÍA DE FOTOS
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