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NOTA DE LOS DIRECTORES...
   Nuestra película contará una amistad hermosa e intensa, no una amistad traicionada sino una amistad inquebrantable.
Cuando intuimos que esa amistad podía llegar a ser el núcleo de nuestra película, comprendimos que nuestros dos protagonistas, Lokita y Tori, se convertían en seres humanos vivos y únicos. Así se zafaban de la condena mediática que pesa sobre estos jóvenes migrantes llamados “menas” (menores extranjeros no acompañados) y lograban escapar a la simple ilustración de un caso, una situación, una problemática, un tema. Eso no quiere decir que su situación careciera de importancia.
  Desde luego que no. Por el contrario, su situación de adolescentes exiliados, solitarios, explotados y humillados fue cobrando más y más importancia gracias a una relación que se intensificaba al plantar cara a esa situación. Sin pretenderlo, nuestra película se convirtió también en una película de denuncia de esta situación violenta e injusta que viven estos jóvenes exiliados en nuestro país y en Europa.
  Para Lokita la adolescente y Tori, el chico recién salido de la infancia, ambos africanos, de Camerún y Benín, la amistad no consiste solo en vivir el uno para el otro, ayudarse mutuamente a pagar las deudas con las mafias, regularizar su situación, encontrar trabajos en negro o enviar dinero a la familia. Su amistad también consiste en un hecho: el de ser incapaces de estar el uno sin el otro, quererse como hermano y hermana, formar una familia para no estar solos en la oscuridad con sus pesadillas, consolarse con un gesto, una palabra, una canción, para no sumirse en la soledad y en la angustia.
  En el marco de una trama que se inspira en el cine de suspense y de aventuras, el reto de nuestra dirección consistirá en rodar la ayuda mutua y la ternura de esa amistad entre nuestros dos protagonistas, una amistad que se manifiesta y se desarrolla hasta el extremo: hasta la posibilidad de sacrificarse para salvar al otro. La forma en que describimos en nuestro guion la relación entre los cuerpos de Tori y Lokita, la importancia que dimos a sus juegos, sus intercambios de accesorios, sus canciones a dos voces, los gestos maternales que tienen el uno para el otro están pensados para conseguir que el espectador comprenda que la cámara y el micro están al servicio del menor detalle de esos cuerpos, esos gestos, esas miradas, esas voces que sugieren y acaban diciendo que la amistad les permite resistir a las pruebas de su difícil condición de exiliados y ser el refugio de una dignidad humana de valor extraordinario, capaz de sobrevivir en una sociedad cada vez más atenazada por la indiferencia y, también, por el cinismo de sus intereses.
  En vista de la corta edad de los protagonistas, no contaremos ni con un actor ni con una actriz profesionales. Por esa razón, el trabajo de casting resultará crucial, y seguramente muy largo, sobre todo porque vamos a pedirles que actúen y que canten. En cuanto al resto de los papeles, elegiremos actores y actrices profesionales o no profesionales.
  Lo importante es que ni ellos ni ellas tengan una notoriedad que pudiera despertar en el espectador expectativas que no concuerdan con el desarrollo de la intriga.
  Rodaremos nuestra película en Bélgica, en la región de Lieja y Condroz, con un equipo con el que solemos trabajar en nuestras películas.
Estamos dispuestos a que ni la luz ni el encuadre disimulen o congelen los hechos. Queremos, muy al contrario, que dejen pasar el viento que sopla de repente, sin previo aviso, el que aparece ante nuestros ojos como una sorpresa y nos revela los movimientos de la amistad de Tori y Lokita.
  Nuestro mayor deseo es que al final de la película el espectador, que habrá sentido una profunda empatía por estos dos jóvenes exiliados y su inquebrantable amistad, experimente también un sentimiento de rebeldía contra la injusticia que reina en nuestras sociedades.

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