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SOBRE LA PELÍCULA...
   DIABÓLICA nos presenta a una familia que mete en su casa a AIA, un asistente con inteligencia artificial, y descubren que detrás de tanta tecnología hay una oscuridad que sobrepasa lo imaginable. “AIA puede hacer prácticamente cualquier cosa”, dice John Cho, a quien vemos interpretar a un padre de familia emocionado con esta nueva tecnología. “Puede acceder a muchísima información. En realidad tiene información del mundo entero. Siempre está escuchando y actuando, ya sea cuidando a los niños, pagando recibos, pidiendo comida o diagnosticando un problema de respiración. Es muy divertido imaginarse lo útil que sería una tecnología así en un hogar, aunque en esta ocasión las cosas se van de las manos”.
  El director Chris Weitz aclara que AIA es una herramienta mucho más potente que Alexa o Siri y que, aunque todo el mundo habla de ella en femenino, esa es solo una personalidad que la máquina ha seleccionado cuidadosamente. “No es ella, es ello”, explica. “Es una versión de asistente IA (inteligencia artificial) de fácil manejo, del tipo que vamos a ver cada vez más y más”.
  La idea de que un asistente IA con acceso a toda la información que hay en internet se revele contra los humanos es la premisa perfecta para un thriller de suspense. “Todo el mundo puede tener a HAL en su hogar”, comenta Weitz referenciando al ordenador de 2001: Una Odisea del Espacio que podía abrir puertas a su antojo… o no. “HAL era un aburrimiento, pero AIA es mucho más amigable y divertido”.
  La idea de la película le surgió a Weitz cuando se planteó cómo podría proteger a sus hijos de un mundo en el que todo ocurre cada vez más en las redes. “Creo que internet es un sitio terrorífico”, admite Weitz. “¿Cómo podemos enseñarles a los niños todo ese universo y al mismo tiempo protegerles de él? Internet es un sitio terrorífico, pero nos rodea allá donde vamos. Creo que no somos conscientes de lo mucho que puede afectar a la estructura familiar tener un mundo tan dependiente de internet y la inteligencia artificial”.
  Cho tiene hijos de la misma edad que los de Weitz. “Ha sido algo que me ha tocado la fibra sensible”, admite Cho. “Es difícil ser padre hoy en día, con tanto dispositivo electrónico. Alguien de cualquier parte del mundo podría meterse en la habitación de tu hijo. Cada vez es más difícil imponer límites y proteger a tus seres queridos cuando están tan conectados con el resto del mundo”.
  Son estas amenazas que pueblan internet la principal fuente de conocimiento de AIA. “La pregunta es, ¿cómo aprende una IA? Porque una IA depende de la información con la que la alimentemos”, dice Weitz. “En la película AIA es un asistente del hogar al que se le ha formado con toda la información que se puede encontrar en internet y como resultado se vuelve loco”.
  Vivimos en una época en la que se pretende que toda la tecnología sea inteligente. No solo hemos conectado los ordenadores y los teléfonos a internet, sino también los coches, puertas, luces, neveras y cepillos de dientes. Asusta pensar qué ocurriría si internet como tal se pusiese en nuestra contra. DIABÓLICA aborda la premisa de lo que pasaría si cediésemos todo este control a los dispositivos de inteligencia artificial. “Las consecuencias serían probablemente catastróficas”, dice Cho.
  Cuando Weitz empezó a producir este thriller, se dio cuenta –como muchos otros antes– que no hay mejor colaborador en este género que Blumhouse. “Me lo he pasado en grande trabajando con ellos”, dice Weitz. “Son muy divertidos y una gran productora con la que trabajar. Ayudan muchísimo a los cineastas. Le tienen un gran respeto al director y a su visión del proyecto”.
  Una de las cosas más importantes para Weitz ha sido que la familia fuese lo más normal posible. “En muchas de estas películas la familia esconde algún oscuro secreto. Puede que estén poseídos o que un demonio la tome con ellos porque el padre ha hecho algo terrible”, comenta Weitz. “Pero en DIABÓLICA nos encontramos con una familia normal. Son simpáticos y se quieren mucho. Intentan hacer lo correcto y se llevan bien”. Dicho eso, son seres humanos con debilidades, como todos. “Cada uno tiene algún problema que la IA podría solucionar”.
  En el centro de esta historia encontramos a un padre llamado Curtis, interpretado por Cho. “Su empresa está buscando la forma de promocionar un nuevo dispositivo tecnológico, el asistente del hogar definitivo, y el cliente le pide que se lo lleve a casa y que ayuda a su familia con la esperanza de que se le ocurra la forma de venderlo. Es entonces cuando todo se empieza a descontrolar”.
  Los temas que trata DIABÓLICA son cosas con las que Cho empatiza. “Piensa en toda la información personal que pasa por un dispositivo, tu dinero, tu familia o tus conversaciones con amigos. Es sorprendente que no metamos el móvil en una especie de fortaleza que lo proteja. En vez de eso lo paseamos por todos lados y lo dejamos sobre la mesa en un restaurante. Estamos hablando del dispositivo con el que se puede acceder a todos los rincones de tu vida privada”.
  Weitz escribió este rol específicamente para Cho, con el que ha trabajado ya muchas veces. Chris Weitz y su hermano Paul le dieron el que sería su papel revelación en su primera película, American Pie. Han vuelto a trabajar juntos muchas veces a lo largo de los años. “Mi hermano y yo tuvimos mucha suerte de encontrarle allá por 1998. Hemos colaborado ya en unos 12 proyectos”, dice Weitz. “Nos conocemos perfectamente. Es como yo pero en guapo. Siempre va a ser mi avatar, en tanto y cuanto su personaje represente mis miedos y preocupaciones. Siempre supe que esta película la iba a protagonizar John. Cuando llevas conociendo a una persona 20 o 25 años desarrollas una profunda amistad. Sabía que era la persona perfecta para el papel”.
  Dejando la amistad a un lado, Weitz tiene claro que Cho era el actor perfecto para la película. “John y yo queríamos demostrar la honradez del personaje”, comenta Weitz. “Es un tipo decente, con una familia que se quiere. Creo que él personifica ese tipo de padre. Entiende las emociones del personaje”.
  “Ha sido como una reunión de viejos amigos”, confiesa Cho. “Hemos sido amigos durante muchos años. Hemos trabajado juntos en una variedad de proyectos, pero esto es lo más significativo que hemos hecho hasta la fecha. Probablemente esa haya sido la razón principal para querer hacer esta película”.
  Toda la familia reacciona ante AIA de forma distinta. “A todos les atrae lo mucho que AIA les puede ayudar. Se aprovechan de ello”, dice Weitz. “Al principio de la película Curtis está emocionado con este nuevo producto que tiene que vender. Es bastante ambicioso, pero se preocupa por su familia, así que es normal que acepte cualquier cosa que haga que estén más seguros”.
  Por otro lado, Meredith, la mujer de Curtis –interpretada por Katherine Waterstone– es una persona que se opone a la tecnología y tiene sus dudas con AIA. Meredith quiere a su familia con locura, pero también tiene dudas sobre la vida que podría haber tenido. “Meredith sacrificó su carrera profesional por ser madre y es algo que le sigue causando conflicto”, dice Weitz. “También ha sufrido la pérdida de su querido padre, que la crio él solo y era un profesional importante en su campo. Le echa mucho de menos. Ahora está intentando terminar su tesis en su honor mientras sigue ocupándose de los niños, así que está pasando una época complicada”.
  Cada uno de los hijos de Curtis y Meredith reaccionan de forma distinta ante AIA. Su hija mayor, Iris (Lukita Maxwell), se enfrenta a una difícil época en el instituto y la aparición de AIA tensa aún más las cosas. “A Iris le gusta bastante la tecnología y AIA no le impresiona demasiado. Ha oído hablar mucho sobre este dispositivo y se esfuerza mucho en no mostrarse emocionada, algo muy adolescente”, dice Weitz. “Tiene las mismas preferencias que alguien de su edad, aunque todavía no sabe bien qué quiere en la vida. Tiene un novio que no le importa demasiado y todavía está averiguando cómo manejarse en un mundo que a menudo sexualiza a las chicas jóvenes”. Iris acaba compartiendo mensajes muy privados con el novio tóxico que tiene, por lo que AIA decide tomar el control de la situación.
  Preston (Wyatt Lindner) es el hijo mediano, y también está pasando una mala época en el colegio. “Es un niño solitario. El resto de niños no le tratan muy bien, lo que le genera bastante ansiedad”, explica Weitz. “Usa internet para abstraerse de su vida, algo no muy divertido con la edad que tiene. Preston queda prendado con AIA por ser un juguete tan novedoso, algo con lo que puede alardear delante de sus ‘amigos’”.
  Cal (Isaac Bae) tiene siete años y reacciona de forma particular ante AIA. “Es un niño muy inocente y tímido que está muy unido a su madre, aunque también preparado para abrirse al mundo que se abre ante él”, explica Weitz. “Al principio duda del extraño que tiene en casa, pero la curiosidad puede con él. Es la víctima perfecta de las manipulaciones que una IA puede emplear con la información que encuentra en línea”.
  “Es difícil vivir la vida sin que estos tema te afecten profundamente”, dice Weitz. “Nadie tiene tiempo para leer todas las formas en las que se van a usar nuestros datos. Queremos ser sociables y tener amigos. Nos han prometido estas cosas, mayor conectividad, mayores facilidades y más felicidad. Pero lo que realmente estamos haciendo es regalar una inmensa cantidad de información sobre nosotros. Estamos regalando nuestro derecho a la privacidad, nuestro derecho a que no se sepa todo sobre nosotros en cualquier lado”.
  Entonces, ¿hace Weitz uso de Siri o Alexa? “Eso sería mala suerte”, comenta entre risas. Pero, ¿qué pasa con las redes sociales? “Las uso igual que todo el mundo. Me da un chute de dopamina siempre que encuentro algo divertido en Instagram, pero todo tiene su precio. Estamos dispuestos a entregarnos en ese sentido. Aunque no todo es tan nefasto, simplemente ocurre todo el rato sin que seamos conscientes de ello”.
  Al final parece que esta película es una crítica atroz a la inteligencia artificial, pero Weitz no lo ve de esa manera. “Esta película trata sobre la humanización de internet”, dice. “Humanización porque lo hemos creado nosotros. Sea lo que sea la IA, es el resultado de la creación humana. Entonces, ¿qué dice eso sobre nosotros?”.

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