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SINOPSIS
Una familia de origen hindú se establece en un pequeño pueblecito francés. La idea es abrir un restaurante indio en tan pintoresco lugar o eso les parecía hasta que la propietaria de un restaurante con una estrella Michelin se informa de las intenciones. Así la regidora de este restaurante inicia una guerra entre ambos locales que están separados por apenas diez metros...
INTÉRPRETES
HELEN MIRREN, OM PURI, ROHAN CHAND, CHARLOTTE Le BON, MANISH DAYAL, JUI CHAWLA, AMIT SHAH, TATYANA RICHAUD, FARZANA DUA ELAHE, MICHEL BLANC, JEAN KINSELLA
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
La productora Juliet Blake se embarcó en un viaje propio para traer el libro a la gran pantalla. Comenzó en enero de 2009, cuando Blake se sentía inquieta e insatisfecha con su carrera. Leyó un avance de la novela de Richard Morais “Un viaje de 10 metros” que aún no se había publicado en los Estados Unidos y quedó en trance de principio a fin. “Me enamoré de la historia, y su maravilloso paisaje, de la noción de cómo la comida puede unir a la gente de corazón,” dice Blake. Como hija de inmigrantes alemanes, Blake se identificaba con los temas de inmigración en la historia. Se crió en una casa donde el inglés era el segundo idioma y sus padres se negaban a hablar de la muerte de sus abuelos en Auschwitz. Convencida de que la historia podía ser una película perfecta, Blake organizó una reunión con Morais a través de un conocido común, en la que prometió al autor que haría la película, asegurándose los derechos en el proceso. A partir de ese momento se acercó a una serie de productoras para ver el interés que sentían por convertir el libro en un guión. En poco tiempo, tanto DreamWorks como Harpo Films se sumaron a la iniciativa, con Steven Spielberg y Oprah Winfrey como productores. A ambos les encantaba la idea de trabajar juntos para llevar esta deliciosa historia y su potente mensaje acerca de la comprensión y aceptación a los cines. La última vez que trabajaron juntos en un proyecto fue en 1985 en ‘El color púrpura’.
El libro se convirtió en un bestseller internacional, se publicó en 28 países. Apareció en el “Editor’s Choice” de The New York Times Book Review y fue seleccionado como una de las mejores lecturas del verano de 2010 en ‘O, The Oprah Magazine’ de Oprah Winfrey. Parecía que la fortuna le sonreía a Blake, cuya primera opción de libro de un novelista novel le llevó a trabajar con Spielberg y Winfrey.
El siguiente reto fue encontrar un guionista que pudiera hacerse con el material y dar vida a los personajes. A la cabeza de la lista de candidatos estaba el nominado al Premio de la Academia Steven Knight. Pero a los productores les preocupaba que un escritor de su calibre estuviera demasiado ocupado como para comprometerse.
Lasse Hallström era una elección lógica como director. Con películas tan aclamadas como ‘Mi vida como un perro’ o ‘Las normas de la casa de la sidra’ en su haber, teniendo un estilo y sensibilidad perfectos para este relato.
‘Un viaje de diez metros’ es un festín suculento de sabores para los sentidos y uno de los ingredientes clave es el impresionante paisaje francés. Hallström siempre había imaginado un pequeño pueblo francés con montes, viñedos e iglesias de piedra, y quería un lugar que no se hubiera visto en la gran pantalla antes. Después de semanas buscando localizaciones, los cineastas se decidieron por Saint-Antonin-Noble-Val en el sur de Francia. Se encuentra entre la exuberante vegetación del campo pastoril y el pueblo tenía una cualidad atemporal y era del tamaño perfecto y el lugar ideal desde un punto de vista cinematográfico.
Saint-Antonin incluso tenía su propia plaza del pueblo, donde tiene lugar un mercado durante los fines de semana, que se podía usar para varias escenas cruciales del guión, que tienen lugar en un mercado al aire libre. Muchos de los tenderos que trabajan en el mercado aparecieron como extras en la película, al igual que sus productos locales, flores frescas, vinos de la provincia y quesos de granja. Incluso había un impresionante puesto de especias dispuestas a granel, en cinco filas de bolsas marrones, que se acabaron usando como la caja de especias que Papa da a Hassan.
El diseñador de producción David Gropman, que ha trabajado con Hallström en ‘Chocolat’ y ‘Las normas de la casa de la sidra’, quedó cautivado de inmediato con la región, de la que dice “la arquitectura de la zona, los paisajes y el maravilloso pueblo eran perfectos para contar nuestra historia.”
Si Le Saule Pleureur es el estándar por el que se mide la cultura y cocina francesa en la historia, la Maison Mumbai es el corazón de la pasión y la calidez.
Y encontrar estos dos restaurantes que anclan la historia fue un trabajo hercúleo. Las posibilidades de encontrar un hogar estiloso e inmaculado a la altura de Madame Mallory en el mismo pueblo que un hogar envejecido y caótico que se pudiera transformar en un restaurante con terraza, lleno de vida con música india, era prácticamente imposible. Eventualmente, encontraron el sitio ideal para rodar los exteriores de Le Saule Pleureur. En medio de la campiña y cerca de una pequeña carretera rural, había una elegante mansión rosa del siglo XIX, escondida tras unos enormes setos. El edificio de estilo burgués conocido como “La Durantié” fue construido a finales des siglo XIX por dos hermanas, y el interior de la casa se usó para rodar las escenas que tenían lugar en el dormitorio de Madame Mallory, así como las del restaurante (la cocina de Le Saule Pleurer se construyó en otro lugar en un escenario de un set). Rodar en una casa francesa de verdad inspiró especialmente al reparto.
A continuación, los cineastas tenían que encontrar un exterior para Maison Mumbai y esperaban encontrar algo en la carretera para que fuera fácil unir en una composición con el exterior de Le Saule Pleureur. Con tiempo, encontraron un pequeño pueblo de unos 650 habitantes a diez kilómetros de Saint-Antonin. Desgraciadamente, no estaba cerca de ninguna carretera, pero los dueños dejaron que la producción construyese una carretera y un falso muro delante de la granja.
La producción rodó en Francia durante 52 días, seguidos de cuatro días con un equipo más pequeño en India. Curiosamente, el equipo fue un pequeño crisol en sí mismo.
La mayoría eran franceses, pero también había unos pocos americanos, británicos e indios con un director, un director de fotografía y un equipo de cámara suecos. “Se hablaban cuatro idiomas en el set todo el rato: inglés, francés, sueco e hindi,” dice Blake. “El rodaje fue tan multicultural como la película misma.”
“La comida juega un papel muy importante en unir a la familia,” dice Winfrey. “Es el centro de aquello que les permite destacar, porque tienen una gran confianza en su habilidad para hacer comida maravillosa, y comida que realmente llena a la gente de manera espiritual, emocional, además de estar deliciosa. “Cuando estaba leyendo el guión, realmente estaba salivando con esta escena,” dice Winfrey. “¡No podía esperar a probar esa tortilla!” Knight cuenta “tenía por norma, que si a la hora de escribir había algún problema argumental lo podría resolver con comida. La obligación de la comida, la necesidad de Hassan de evolucionar, es lo que hace que al final se derrumbe la barrera entre Madame Mallory y Papa. Es lo que trasciende los prejuicios que les separan a cada lado de la calle.” La cocina india es admirada por su diversidad de sabores: el toque de jengibre en el pollo tikka masala, el sabor acuático del erizo de mar, el suave y picante sabor de los clavos en el pollo tandoori. La mayoría de los platos están intensamente sazonados, con de todo desde chiles picantes, cardamomo y comino hasta canela, azafrán y cilantro. La aproximación india a la cocina es espontánea y relajada, con muchos platos que se comen con las manos. Para los franceses, el sabor es obviamente importante, pero hay más. Y la preparación, en concreto la técnica, es tan importante como el producto final. Los sabrosos quesos, panes, hojaldres, y el vino se suelen asociar con la cocina francesa, así como las salsas ricas (bechamel, velouté, de tomate, española y holandesa). Cuando Hassan prepara las salsas para Marguerite – su primer intento en la cocina francesa – es la primera señal de la magnitud de su talento en la cocina. Es esta diversidad de estilos lo que prende el interés de Hassan por la cocina francesa y le motiva a entrenarse con Madame Mallory y aprender la cocina clásica francesa. Como inmigrante orgulloso, Papa se siente traicionado al principio, pero pronto ese sentimiento queda superado por el orgullo que siente por su hijo, y al final los dos adultos deciden dejar de lado sus diferencias por el bien de Hassan.
Antes de que comenzara la producción, Dayal y Le Bon recibieron clases básicas de cocina, lo que les dio la oportunidad de experimentar de primera mano con las diferencias entre las dos cocinas. Chefs franceses e indios estuvieron en el set para ayudar a los actores, así como para aconsejar acerca de las mejores maneras de iluminar y filmar la comida de manera auténtica. Entre ellos estaban: Vincent Meslin y Lenaic Jourden como consejeros de cocina francesa, y Floyd Cardoz y Anil Sharma como consejeros de cocina india. Cuando llegó el momento de rodar las escenas con comida, los cineastas se encontraron con un extraño reto: cómo asegurarse de que todos los platos pareciesen tan tentadores y realistas en la pantalla como en la vida real. De la mayor importancia para Hallström fue asegurarse que los planos parecieran orgánicos, no quería imágenes que sacaran al público de la historia.