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SINOPSIS
Un inspector de policía se encuentra metido de lleno investigando la violación y posterior asesinato de una joven, cuando comienza a sentirse atraído por una enigmática mujer. Para esclarecer el caso intentará reconstruir la vida oculta de la asesinada para poder dar con el asesino...
INTÉRPRETES
JUANA ACOSTA, JORGE PERUGORRÍA, MARIAM HERNÁNDEZ, YOIMA VALDÉS, PILAR MAYO, VLADIMIR CRUZ, LAURA RAMOS, CARLOS ENRIQUE ALMIRANTE, ENRIQUE MOLINA, ALEXIS DÍAZ, REYMUNDO MIRANDA, MARIO GUERRA, JORGE MARTÍNEZ, HÉCTOR MEDINA
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NOTAS DEL DIRECTOR...
Padura es toda una institución en Cuba. Sus novelas se agotan rápidamente y el nombre de Conde está en boca de todos como si fuera alguien de la vida real. Llevar por primera vez al cine a este mítico personaje de Padura era por tanto todo un honor, y por supuesto también un gran reto. A ese reto había que añadir que íbamos a ser la primera producción internacional en rodar dentro de Cuba un thriller donde se retratan personajes del cuerpo de policía cubano.
Como director de cine, el mundo de Padura presenta un universo irresistible: Historias policíacas en medio de la belleza decadente y sensual de La Habana. Crímenes investigados por un desencantado y resacoso detective de policía. La burocracia y falta de transparencia de un muy particular régimen caribeño. Pasiones que se desatan en medio de un clima caluroso y húmedo. Una ciudad que sobrevive milagrosamente a un largo declive… Como digo, para un director no puede haber atmósfera más apasionante.
Desde antes de conocer personalmente a Jorge Perugorría yo ya sabía que este actor era considerado el alma central de la vida en La Habana, que era un tipo afable y, por encima de todo, que llevaba tiempo con el sueño de interpretar al Conde de Padura. En nuestros primeros días de rodaje me quedé fascinado por la minuciosidad de su trabajo como actor, por su búsqueda constante de matices y por su rigor en el set. En esos primeros días me di cuenta de que Perugorría era un actor de gran concentración y control técnico. Pero ahí no acabó la cosa. Conforme esta aventura común se fue desarrollando pude comprobar que por encima de todo él es un actor intuitivo, con una energía y humor siempre inagotables, generoso con los demás delante y detrás de la cámara, y continuamente con ganas de jugar como un niño ilusionado que pinta en un lienzo por primera vez. No me puedo imaginar un actor más completo, al igual que a día de hoy no puedo pensar en Conde sin ver su rostro.
A partir de ahí todo encontró su lugar y su unidad, como si este equipo de españoles y cubanos hubiéramos trabajado juntos desde siempre. Durante un intenso y caluroso rodaje, fue entrañable reunir de nuevo delante de la pantalla a Jorge Perugorría y Vladimir Cruz, haciendo que los inolvidables protagonistas de "Fresa y chocolate" ahora se enfrentaran como dos personajes antagonistas. También fue admirable presenciar cómo cubanizaban su aspecto, sus modales y su habla actrices tan imparables y entregadas como Mariam Hernández y Juana Acosta. En el caso de Juana Acosta la transformación incluía aprender a tocar el saxofón en un tiempo record, algo que sólo lo puede lograr una actriz tan completa como ella.
Supongo que el universo de Conde nos atrapó a todos. Sus imágenes son imposibles de olvidar: Noches de sudor y ron. Callejones oscuros y bandas de música en pequeños tugurios. Reminiscencias de iconografía tanto religiosa como revolucionaria. Siluetas. Gente que observa en la calle... Nada es lo que parece al principio. La Habana nos hechiza como una fruta prohibida con su cara más oculta, voluptuosa y sexual.
Orquestada en torno a nuestro atípico héroe, la película debía presentar un armonioso equilibrio entre una imagen propia del cine negro y un reflejo veraz de la realidad cubana. A partir de ahí, podemos decir que la película crea un particular género policial-caribeño, o como me gusta llamarlo a mí, Habana Noir.
Las historias escritas por Padura presentan un material fascinante para un director. Ha sido un regalo y un reto trabajar para crear una atmósfera cinematográfica que estuviera a la altura de ese material.
DESCRIPCIÓN DE PERSONAJES...
Teniente Conde: Este atípico investigador policial habanero anda cerca de los cincuenta años y, con el tiempo, sus características personales se han ido exacerbando: su nostalgia por un pasado que pudo haber sido mejor, su melancolía y su práctica diaria de la amistad como algo sagrado. Muy poco ortodoxo como policía, suele envolverse sentimental y humanamente en sus investigaciones. Buen bebedor de ron, enamoradizo pero tímido, inteligente pero romántico, culto y a la vez conocedor de la calle, el carácter de Conde envuelve todo lo que hace con una especie de ternura y un talento como policía del que parece renegar.
Sargento Manolo Palacios: Es el compañero de investigaciones de Conde. Varios años más joven que él, con un carácter más pragmático, le sirve de contrapunto. Manolo es esencialmente más policía que Conde. Tiene una relación muy desenfada con su “superior” y por momentos es su conciencia crítica. Su carácter ha sido influido por la ética y la personalidad de Conde, a la que de manera progresiva se va acercando.
Carlos El Flaco: Viejo amigo y compañero de estudios de Conde. Desde hace años vive en una silla de ruedas a causa de una herida recibida en la guerra de Angola. A pesar de su condición física, su carácter contrasta con el de Conde, pues es más optimista que su amigo. Carlos es el centro del grupo de amigos de Conde, y su casa, donde vive con su madre Josefina, es el punto de encuentro recurrente de esos amigos, pertenecientes a una generación de cubanos crecidos dentro del proceso revolucionario que ha marcado los últimos 55 años de historia del país.
Candito El Rojo: Es otro de los viejos amigos de Conde. De extracción más humilde, ha tenido una vida mucho más marginal que el resto del grupo, lo que le ha permitido tener un profundo conocimiento de la vida subterránea habanera, con sus delincuentes y estrategias de supervivencia. Sin embargo, Candito es un hombre esencialmente ético, de ahí su entrañable relación de amistad con Conde. Por su conocimiento del ambiente habanero, Candito le sirve a su amigo Conde como una especie de informante o colaborador para sus investigaciones.
Mayor Rangel: Es el jefe de la Unidad de Investigaciones Criminales donde trabaja Conde. Con un carácter fuerte, marcial y gran sentido de la responsabilidad, el Mayor Rangel controla todas las actividades que desarrollan sus subordinados. A pesar de sus diferencias de personalidad, Rangel y Conde tienen una entrañable relación paterno-filial. Este profundo sentimiento de cariño y fidelidad parece ser el único motivo por el que Conde permanece en el cuerpo de policía habanero.
Karina: Ingeniera, aficionada al Jazz y al saxofón, aparece de modo imprevisto en la vida de Conde, provocándole una profunda conmoción. Conde no puede dejar de pensar en esta mujer que parece haber salido de la nada… ¿Pero por qué siempre parece ocultar algo?
Lissete: Joven profesora de preuniversitario que aparece asesinada. Militante de la Juventud Comunista y con una formación modélica, la personalidad de Lissette despierta dudas en Conde, como si detrás de esa fachada impoluta pudiera esconderse una joven llena de contradicciones y desesperación.