|
SINOPSIS
Tres hermanas solteras pertenecientes a una familia aristocrática han decidido cerrar su villa, hasta que una sobrina huérfana entra en sus vidas y cambian radicalmente...
INTÉRPRETES
NISREEN FAOUR, ULA TABARI, CHERIEN DABIS, MARIA ZREIK, NICHOLAS JACOB, HUSSEIN YASSIN MAHAJNE, EVELYN KAPLUN, ELI REZIK, DORAID LIDDAWI, DIANA ZREIK
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BSO
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE
PREMIOS Y FESTIVALES
- Festival de Toronto 2014
- Festival de Venecia 2014
- Seminci de Valladolid 2014
- BFI London Film Festival 2014
_______________________
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
DECLARACIONES DE LA DIRECTORA...
Desde que era joven, escuchaba hablar sobre de la belleza de Ramallah, una ciudad donde las parejas de jóvenes palestinos solían ir de luna de miel. En mi imaginación Ramallah era una ciudad mágica. Cuando la visité por primera vez en 1990 me pareció bastante fea, con sus carreteras dañadas, grafitis políticos y carteles de mártires por todas partes. Fue un shock para el sistema. ¿Dónde estaba entonces el pueblo de Ramallah?
Buscando por las estrechas calles de la parte antigua de Ramallah, me encontré con su belleza oculta en forma de antiguas villas de piedra, aferradas a su antiguo prestigio.
También me encontré con varios clubes donde se reunía la vieja aristocracia palestina que se negó a abandonar su tierra.
Muchas de las mujeres que conocí eran muy similares a los personajes de mi película.
Viven en una burbuja de color de rosa añorando los recuerdos de sus días de gloria. No salen de sus casas, casas que parecen museos, por lo que no se tienen que enfrentar a la nueva realidad, una destrozada Ramallah bajo la ocupación israelí. Fueron estas dolorosas imágenes las que me llevaron a querer hacer esta película.
Quería explorar cómo la guerra de 1967 afectó a la aristocracia palestina, un tema que los palestinos realmente no discutimos. En su lugar tenemos la tendencia a centrarnos en los campos de refugiados, el muro y la rivalidad entre Hamas y Fatah, a la vez que hacemos caso omiso de toda una clase de personas que están al borde de la extinción.
Me imaginé que la gente se pierde la oportunidad de ver este ángulo único de nuestra lucha. Sin embargo, era difícil satisfacer las expectativas sobre qué asuntos palestinos deberían ser tratados. Éste no era un tema que esperaban de una cineasta palestina.
Todos querían saber dónde estaban los soldados, los puestos de control, los muros, los mártires y los lamentos de sus madres, los combatientes de la resistencia y los campos de refugiados empobrecidos.
A través de esta película me gustaría destacar el lado humano de los palestinos y poner de relieve la cuestión palestina como tal, ya que no es sólo se trata de la muerte, la tierra y los mártires, sino también de los seres humanos, sus fortalezas y debilidades, la compasión y la obstinación. Creo que esto es algo que falta en el cine palestino moderno, donde se nos presenta siempre como héroes o víctimas, y nos hemos olvidado de la persona atrapada entre el héroe y la víctima. Esa humilde historia sobre el ser humano era la que yo quería contar.
LA PRODUCCIÓN...
Suha Arraf quería hacer una película palestina diferente, una que no presentase a los palestinos simplemente como un héroe o una víctima. Arraf quería traer al pueblo palestino a la vanguardia, analizar su existencia y dignidad.
Como palestina que vivo en mi patria pero sin una patria, me encuentro, al igual que muchos otros cineastas palestinos, haciendo películas sobre la ocupación sin ni siquiera darme cuenta. Esto podría ser porque veo constantemente la ocupación en todas partes: los puestos de control, los soldados, los muros y los muertos. Subconscientemente, de alguna manera comencé a crear todos estos elementos para la película. Por ejemplo: la antigua Villa sobresale de su entorno en la Ribera Occidental, el ‘semi-toque de queda’ que se ha impuesto a sus habitantes y el aislamiento con el mundo exterior.
Incluso el hecho de que el muro que rodea la Villa se asemeja al muro que rodea Cisjordania, nada es casualidad. Inicialmente el muro se suponía que tenía que ser mucho más alto, uno sofocante que hasta bloqueara la entrada de luz, sin embargo, por razones de presupuesto sólo podíamos darnos el lujo de construir un muro más pequeño.
He utilizado efectos de sonido exteriores sutiles como las sirenas de ambulancias, disparos o bombardeos de casas, que a menudo se oyen, pero desde el interior de la villa y siempre en el fondo. También una elección es el color, con negro, blanco, verde y rojo (los colores de la bandera palestina) evidentes en algunas escenas.
Cuando empecé a escribir el guión, supe que quería contar la historia de estas tres hermanas que congelaron el tiempo en su casa debido a que no podían afrontar los cambios del mundo exterior después de la ocupación. Ellas se encerraron en esa casa, ignorando el desplazamiento de la aristocracia de Ramallah, la pérdida de sus tierras y el estado. Sin querer, me di cuenta de que había hecho una película sobre la ocupación, la ocupación interna de uno mismo. He utilizado todas las consignas que vemos en la ocupación en estos días, como la bala que Khaled da Badia. Eso también explicaría por qué la mayoría de los eventos ocurren dentro de las murallas de la Villa, creando la sensación de la realidad asfixiante de Ramallah rodeado por un muro.
El orden, la limpieza y la hermosa decoración de la casa son un símbolo del mundo de color de rosa que estas mujeres querían vivir. Esto era algo que quería capturar en cámara. Con mi director de fotografía, y amigo, Yaron Scharf, decidimos rodar las escenas de interior con una larga y constante toma, bellamente encuadrada, en contraste con los tiros exteriores, más caóticos y menos hermosos, que reflejan la realidad de la Ribera Occidental.
Quería que los ruidos del mundo exterior, como helicópteros, disparos, música fuerte y tráfico comenzaran a percibirse bien entrado el metraje de la película. Quería destacar y contrastarlo con la naturaleza tranquila y ordenada de la vida dentro de la Villa. Quería establecer la Villa como un mundo aparte, desde el principio, lejos de Ramallah y de todo lo que sucede en ella. Poco a poco empezamos a escuchar cómo los sonidos de Ramallah se acercan a la Villa.
En cuanto a la banda sonora, pretendía que mi compositor, Boaz Schory, usara una música clásica similar a la que Badia toca al piano.
Hamada Atallah tenía la difícil tarea de reflejar en el diseño de vestuario cómo habiendo perdido todo, las hermanas mantenían firmes su orgullo y autoestima. Eligió los colores de los vestidos, principalmente en el caso de Juliette y Violette, dependiendo de la cercanía y amabilidad hacia Badia en cada escena.
En el primer tercio de la película pretendía que el espectador pensase que estaba viendo una película de época: el coche, los trajes, los muebles, toda la decoración de la casa y la etiqueta protocolaria de las hermanas... Cuando por primera vez vemos a las mujeres salir a las calles de Ramallah, sólo entonces descubrirnos que la película está ambientada en el año 2000.